Empieza hoy mismo: Una guía para salir de la inercia y empezar todo lo que es importante en tu vida
Por Maurício Gaetani y Hime Navarro
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Empieza hoy mismo - Maurício Gaetani
1.
TODO EL MUNDO QUIERE EMPEZAR ALGO – ¿QUÉ ES LO QUE TÚ QUIERES EMPEZAR EN TU VIDA?
Lo que yo quiero es encender tu deseo de empezar y colocarlo a funcionar en ti, en tu cotidiano, en la construcción de la vida que quieres vivir. En nombre de todo lo nuevo y emocionante que puede empezar a formar parte de tu vida. ¿Qué tal si empezamos hoy?
Empezar es inevitable
Empezar. Cuántas veces aplazamos los comienzos. Cuántas veces tardamos días, meses, años, una vida entera, simplemente para empezar a hacer algo que siempre tuvimos ganas de hacer.
Realizar un sueño, empezar un proyecto, una nueva rutina, alimentarse mejor, aprender a tocar un instrumento, buscar un nuevo empleo, estudiar para un concurso público, hacer una actividad física, cuidar mejor de la salud, aproximarse de alguien, hacer un curso, abrir un negocio, economizar dinero, escribir un libro, conocer nuevos lugares, comprar una casa, lavar los platos, encontrarse más con los amigos, abandonar algún vicio, expresar nuestros talentos, aprender a meditar, a bailar, a cantar, todos tenemos ganas o sentimos necesidad de empezar algo.
¿Te has dado cuenta que cuando hablas con tus amigos y con las personas en general casi siempre alguien dice que quiere mucho
o necesita mucho
empezar a hacer algo específico? Pues muy bien. Repara en cuántas veces al día dices la palabra empezar
: Tengo que empezar
, Quiero empezar
, Necesito empezar
, Un día voy a empezar
. Si miras la lista de resoluciones de año nuevo de las personas, verás también que prácticamente todos los puntos envuelven empezar a hacer algo.
La realidad es: si hay algo que inevitablemente todos hacemos todos los días es empezar o pensar en empezar a hacer algo. Puede ser una tarea común, una actividad importante, un sueño o un proyecto de vida, empezar es una acción tan necesaria e incorporada a nuestro cotidiano que no nos damos cuenta de hasta qué punto es importante para nosotros y cuánto nuestra vida depende de ella para seguir adelante. En realidad, todo en la vida necesita un comienzo para poder suceder o existir.
Por todas esas razones, el primer objetivo de este libro es ayudarte a empezar de verdad y de una vez por todas las cosas que más quieres hacer e incluir en tu vida. Sea lo que sea. El segundo objetivo es ayudarte a empezar también aquellas cosas que tal vez no quieras tanto, pero que sabes que necesitas empezar porque también son importantes para tu vida y que, sin ellas, las demás no se sustentan o no son posibles.
Encender tu motor, realizar lo que quieres en la vida, sacar tus proyectos del cajón y no quedarte con aquella sensación de que el tiempo pasa y no haces nada de lo que te gustaría, o deberías hacer.
Entenderás cómo funcionan el lado emocional y el lado práctico de los comienzos y cómo puedes usarlos a tu favor y en favor de todo lo que quieres o necesitas empezar.
Conocerás también las 10 trampas más frecuentes que dificultan o nos impiden empezar lo que queremos y, a partir de eso, percibir más temprano cuándo caes en una de ellas y cómo conseguir salir. Enseguida, presentaré cuatro estrategias muy simples y prácticas que te ayudarán a ponerte en movimiento, incluso en los días en los que no te sientes muy motivado. Saber hacer eso es fundamental, puesto que todos nosotros tenemos días en los que la motivación sencillamente parece haber desaparecido.
No pienses que ese proceso será complicado o que tendrás que aprender un millón de reglas difíciles antes de que consigas empezar lo que más quieres hacer. No. Será mucho más sencillo y tranquilo de lo que te imaginas.
Nadie nos enseñó a empezar
Aunque empezar sea un ejercicio inevitable y fundamental durante toda nuestra vida, no nos damos cuenta de eso y solemos sufrir bastante cuando no conseguimos empezar algo que es importante para nosotros. Con frecuencia nos culpamos por no conseguir empezar a hacer gimnasia, a cambiar ciertos hábitos, a cuidar mejor de la salud, a empezar una nueva actividad o un proyecto importante. En realidad, ¿por qué tenemos tanta dificultad para empezar las cosas que más queremos o necesitamos hacer?
Hoy día, después de tantas investigaciones y estudios sobre el funcionamiento del cerebro realizados en el mundo entero, ya sabemos que la dificultad para empezar alguna actividad es un desafío para la mayoría de las personas, algo común a todos nosotros, los seres humanos. Por lo tanto, si tú también has sentido dificultad para empezar a realizar algún sueño, proyecto o actividad, lo primero que tienes que entender es que, como todo en la vida, empezar también es un arte y, como toda arte, tiene sus propios secretos. Una vez desvendados algunos de ellos, todo resulta más fácil.
La realidad es que nadie les enseñó a nuestros padres y profesores y ellos tampoco nos enseñaron nada sobre empezar nuestras actividades y sueños y, por eso, lo que más vemos son personas que sienten dificultad para empezar lo que más quieren o necesitan hacer, postergando frecuentemente sus proyectos, sus sueños y sus vidas.
Desde que somos pequeños hasta la adolescencia, tanto en casa como en la escuela, no aprendemos nada sobre la psicología de empezar, sobre la dinámica de nuestra motivación o sobre el funcionamiento de nuestro cerebro. Todos esos factores interfieren en el momento de empezar algo. Somos realmente autodidactas y obligados a aprender a la fuerza una de las acciones que más tendremos que hacer durante la vida y que es responsable por todo lo que sucede en el mundo; en realidad, todo tiene que tener un comienzo para existir.
El resultado de eso es que crecemos intentando empezar las cosas a lo loco, casi siempre con mucho esfuerzo y también con mucha culpa cada vez que no conseguimos avanzar. La mayoría de las veces pensamos que algo está errado con nosotros, que tenemos algún defecto o que somos débiles.
No necesitamos culpa – Lo único que necesitamos es conocernos mejor
La verdad es que, desde siempre, nuestra dificultad para empezar algo no suele ser vista con buenos ojos ni por los demás ni por nosotros mismos. Nuestra reacción más frecuente es culparnos y condenarnos como si eso sucediera por alguna falla moral nuestra. Pero no necesitamos más pensar de esa manera. Hoy día, sabemos que la dificultad o resistencia que solemos sentir para empezar algo están más relacionadas a la forma en que funciona nuestro cerebro que a nuestros posibles defectos. Por eso, llegó el momento de que miremos para esa situación de una forma más amplia y productiva.
El hecho es que, mucho más importante que culparnos, es que aprendamos a empezar. Las cuestiones relacionadas al funcionamiento de nuestro cerebro, sumadas a toda nuestra falta de información sobre empezar, son las mayores responsables por nuestras dificultades. Hay varias cuestiones prácticas y emocionales envueltas cuando pensamos en empezar alguna actividad. Entender mejor cómo funcionan esos mecanismos es lo que nos ayudará a avanzar y a empezar lo que queremos. No necesitamos culpa, lo único que necesitamos es conocernos mejor. Eso es lo que quiero compartir contigo en este libro.
Los incómodos de empezar – Cómo entender nuestro cerebro para comenzar mejor
Lo que suele suceder cuando pensamos en empezar algo que nos entusiasma es que, por lo general, al principio nos enamoramos de la idea de comenzar, pero cuando damos el primer paso y nos tropezamos con las primeras dificultades, desafíos e incomodidades del mundo real, las cosas no parecen ser tan sencillas y fáciles como imaginábamos. Eso acaba hiriendo nuestra motivación y nuestro sueño romántico de que empezar sería algo fácil, placentero y sin obstáculos. Cuando eso sucede podemos terminar desistiendo, aplazando nuestros comienzos diversas veces o entonces empezando y parando, empezando y parando, quién sabe por cuánto tiempo.
Entonces, ¿qué podemos hacer en ese sentido? Podemos aprender algunas formas simples y eficientes de empezar, entendiendo mejor cómo funciona nuestro cerebro y qué podemos hacer para ponernos en movimiento.
Por si no lo sabes, el cerebro humano está configurado naturalmente para evitar situaciones de incomodidad, dolor y sufrimiento y huir de ellas cueste lo que cueste. Además, una de sus inclinaciones más fuertes es la de buscar placer y gratificación inmediata a cada momento. En función de eso, no suele ser muy fácil para él librarse de una gratificación inmediata a cambio de algo cuyo retorno le parezca incierto. Hacerlo suele ser percibido por el cerebro como una fuente de privación, incertidumbre y sufrimiento que son algunas de las incomodidades que definitivamente no le gusta sentir y que prefiere evitar.
A partir de ese conocimiento es más fácil entender que, la mayoría de las veces, aplazamos el comienzo de algo o desistimos de él para tratar simplemente de escapar de la incomodidad inevitable que algunos comienzos traen consigo. Eso sucede incluso con relación a las actividades y proyectos que más queremos empezar. Acabamos dejando de empezar simplemente para evitar las primeras dificultades, sentimientos difíciles e incomodidades que forman parte de cualquier comienzo.
Podemos aplazar el comienzo de alguna actividad sencillamente porque tenemos miedo de que algo salga mal o no resulte bien. Lo aplazamos porque nos sentimos inseguros en ese momento y no queremos sentir esa inseguridad. La solución que nuestro cerebro encuentra para evitar sentir esa inseguridad es evitar el comienzo y aplazarlo. Sencillamente no nos gusta la incomodidad de sentir miedo de equivocarnos, de sentir duda, de decidir mal, o de la posibilidad de no saber hacer algo bien.
La buena noticia es que hay estrategias simples para enfrentar eso y las vas a conocer en los próximos capítulos. Para descubrir y sentir que una actividad puede realmente ser placentera, estimulante y divertida, nuestro cerebro necesita antes envolverse con ella, en lugar de simplemente dedicarse a pensar sobre el asunto. Es eso lo que le da la vuelta a nuestra llave, enciende nuestro motor y cambia nuestro estado interno.
Qué bien que no esperé más para empezar – Hagámoslo juntos
Todos nosotros ya sentimos alguna vez el dolor de no conseguir comenzar algo que queremos mucho, de perder grandes oportunidades, de hacer mucho menos de lo que nos gustaría, de ver el tiempo pasar mientras los proyectos no comenzados se amontonan en el cajón. Cuántas personas pasan por la vida sin realizar sus sueños, sin alcanzar sus objetivos, sin expresar sus talentos, sin conquistar lo que desean sencillamente porque no saben cómo o por dónde empezar algo. Puede ser que tú también sepas hasta qué punto es doloroso pasar por todo eso. Yo conocí bien ese sentimiento y fue por esa razón que entré de cabeza en ese asunto y resolví escribir este libro. Me imagino que tú también quieras algo mejor que eso para tu vida. Para decir la verdad, todo el mundo lo quiere.
Ahora, lo único que quiero es felicitarte y decirte que estoy muy feliz de que hayas elegido este libro. Eso ya es un buen comienzo. Vamos a mantener esa llama encendida los dos juntos. Llegó el momento de entrar en contacto con todo aquello que tienes ganas de empezar o que necesitas empezar en las diferentes áreas de tu vida. Pueden ser comienzos simples, comienzos importantes, pequeños comienzos, comienzos gigantes. Tan solo comienzos. Comienzos que puedan brindar algo bueno y significativo en tu vida. Comienzos deseados. Comienzos que simplemente te hagan decir: Mereció mucho la pena haber empezado a hacerlo. Qué bien que no esperé más tiempo para empezar
.
¿Vamos? Yo voy contigo. Tengo la seguridad de que merecerá la pena.
2.
LAS 10 TRAMPAS MÁS FRECUENTES QUE NOS IMPIDEN EMPEZAR – ENTENDAMOS LO QUE NOS DETIENE
La mayoría de las veces dejamos de empezar algo para evitar convivir con algunos sentimientos incómodos que suelen formar parte de los comienzos, tales como la inseguridad, la incertidumbre, el miedo, la duda. Por otro lado, solamente después de haber empezado es que percibimos cómo empezar también puede ser algo simple agradable, inspirador, fortalecedor y que ya podríamos haber empezado hace mucho tiempo. Usa siempre ese recuerdo a tu favor.
Yo sé que debes querer saber rápido cuáles son las estrategias que facilitarán tus comienzos de una vez por todas, pero, antes de ellas, es muy importante que descubras también las trampas más frecuentes que dificultan o nos impiden empezar lo que queremos.
Conocer esas trampas nos ayuda a mapear mejor el terreno y a entrenar nuestros reflejos para no caer en las mismas artimañas y aplazamientos de siempre. En resumen, nuestro objetivo ahora es ayudarte a identificar y superar los obstáculos que dificultan o impiden empezar.
Una de las cosas más importantes que aprenderás en este capítulo es entender cómo el constante intento de nuestro cerebro de impedir cueste lo que cueste algún tipo de incomodidad se relaciona con nuestra dificultad de empezar alguna actividad. Eso vale tanto para las cosas que queremos mucho hacer como para aquellas que, por alguna razón, necesitamos empezar a hacer. Percibirás que, de una forma o de otra, el intento de evitar algún tipo de incomodidad emocional o física está presente en prácticamente todas las razones por las cuales no conseguimos empezar algo.
Explicándolo en un lenguaje muy sencillo, eso pasa porque nuestro cerebro viene formateado de fábrica
para dos cosas: evitar el dolor y la incomodidad cueste lo que cueste y buscar la satisfacción inmediata a cada momento.
Básicamente, esa tendencia está determinada por las amígdalas, dos pequeñas estructuras en forma de almendra que forman parte del sistema límbico de nuestro cerebro. La amígdala es la parte más primitiva y antigua del cerebro, fácilmente estimulada por señales y sensaciones inmediatas y con la tendencia de reaccionar impulsivamente a ellas. Está relacionada con el procesamiento de emociones vinculadas al miedo y a comportamientos intuitivos tales como peleas, sexo, alimentación y también a nuestras respuestas de huida o de lucha ante posibles amenazas o incomodidades. Es una especie de centro identificador de peligro que genera miedo, ansiedad y nos pone en señal de alerta para huir, atacar o paralizar. La amígdala suele dejarnos ansiosos y preocupados con relación a los peligros y consecuencias negativas de nuestras acciones. Mientras que nuestra corteza prefrontal es un sistema más sofisticado, racional, de funcionamiento más lento y responsable por nuestros planes y acciones a largo plazo, la amígdala es inmediatista y muy rápida, y frecuentemente se entromete en los planes que la corteza prefrontal tiene para el futuro. Mientras que la corteza prefrontal intenta explicar lo que sucede, el sistema límbico ya está actuando y tomando la delantera con sus decisiones inmediatistas. Eso explica muchos de nuestros aplazamientos siempre que interviene una reacción instintiva de huida o de satisfacción inmediata de la amígdala y aplaza nuestros mejores planes y proyectos para el futuro.
Por lo tanto, aunque estemos inicialmente muy animados para empezar una nueva actividad, nuestro cerebro, a partir del momento en el que se ve o se imagina enfrentando las primeras dificultades, los desafíos del inicio, las dudas sobre qué hacer, la incertidumbre de los resultados que conseguirá y las cosas nuevas que necesita aprender, intenta escapar para otra actividad que no le cause todas esas incomodidades. En ese momento, pasa a buscar algo que pueda proporcionarle algún alivio o satisfacción inmediata, en ese mismo instante. Es la amígdala que entra en acción.
En resumen, en ese momento nuestro cerebro busca algún tipo de bienestar. La tal zona de comodidad que todos conocemos muy bien, en donde no sentimos muchas incomodidades, pero en la que tampoco realizamos nada de lo que es importante para nosotros y nuestras vidas. Es por eso por lo que muchas veces aplazamos, procrastinamos o buscamos otra cosa más fácil
para hacer, en lugar de dedicarnos a la actividad que realmente queremos o precisamos empezar.
En la historieta anterior, vemos un ciclo muy común. Primero, nos entusiasmamos al pensar en la actividad que queremos hacer. Poco después, nuestra atención se fija en las dificultades del proceso: dificultad de tener ideas, el tiempo que pasa, dudas sobre nuestra capacidad. Finalmente, elegimos algún tipo de satisfacción inmediata para escapar de la incomodidad que sentíamos para empezar al depararnos con las primeras dificultades. Por lo general, elegimos ver la tele, ver otro capítulo de aquel seriado emocionante, tomar un café, comer una golosina, pasar horas en internet, navegar por las redes sociales, cualquier cosa que nos saque de la incomodidad y nos proporcione satisfacción de alguna forma en el momento presente.
Es decir, una de las principales habilidades que todos tenemos que desarrollar para realmente conseguir empezar las cosas que queremos es aprender a convivir con esa pequeña cantidad de incomodidad inicial, por más que a nuestro cerebro no le guste y quiera escaparse para salir corriendo en la búsqueda de algo menos incómodo o más placentero. Este es el reflejo básico más inmediato que la parte más primitiva de nuestro cerebro siempre manifestará. Antes de darnos cuenta, ya estamos huyendo, aplazando o desistiendo. Cuando el sistema límbico asume el control, cancela instintivamente nuestra intención de empezar. Es eso lo que tenemos que aprender a enfrentar.
Uno de los principales trucos que aprenderás más adelante es exactamente cómo superar esa tendencia. Descubrirás que si simplemente empiezas tu actividad durante un pequeño período de tiempo, aunque sea durante 10 minutos, y si estás abierto para convivir un poco con las eventuales incomodidades que surjan, tu cerebro gradualmente empieza a envolverse con la actividad, descubre que consigue divertirse haciéndola y, enseguida, no siente más las mismas ganas de parar que tenía antes.
Eso es lo que yo denomino de empezar a pedalear
, una estrategia que vas a conocer con mayores detalles en el próximo capítulo. Una vez que empieces a pedalear, el paseo empieza a ser divertido y te darán ganas de continuar pedaleando y paseando. Listo. Si consigues hacer eso hoy, ya consigues empezar por lo menos hoy día. Mañana, simplemente lo repites: aceptas la incomodidad inicial, empiezas a pedalear y el paseo pasa a ser divertido nuevamente. Pasado mañana lo repites nuevamente y sigues así, comenzando cada día lo que es importante para ti durante toda tu vida.
Ahora vamos a conocer las 10 trampas más frecuentes que dificultan nuestros comienzos, entender cómo funcionan, aprender algunas estrategias para librarnos de ellas y, finalmente, empezar las cosas que más queremos hacer.
Al conocer mejor esas trampas descubrirás que la mayoría de ellas forma parte del funcionamiento del cerebro humano y que son comunes a todos nosotros. Te quedará más claro que no constituyen un defecto de fabricación
o un fallo de carácter
que solamente tienes tú, sino que es un desafío que todos enfrentamos diariamente de una u otra forma.
Una habilidad que puede ayudarnos mucho en esa jornada es aprender a ser más amables con nosotros mismos ante esas dificultades que todos enfrentamos para empezar algo. Es importante recordar que estamos enfrentado tendencias muy enraizadas y arcaicas de nuestro cerebro y que es natural que necesitemos algún tiempo para asimilar mejor cómo todo eso funciona. Por eso, mucho más útil que culparnos y condenarnos por no conseguir empezar algo, es conocer cuáles son los mecanismos internos en juego en ese momento y aprender a enfrentarlos. Eso es lo que estamos haciendo aquí.
Debemos dejar claro que nuestro objetivo no será enfocarnos en las razones externas que hacen que las personas no comiencen, sino en las internas. Por supuesto que muchas veces