El Papa de Iván el Terrible: Entre Rusia y Polonia (1581-1582)
Por Jean Meyer
()
Información de este libro electrónico
Lee más de Jean Meyer
Álvaro Obregón: Ranchero, caudillo, empresario y político Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Relacionado con El Papa de Iván el Terrible
Libros electrónicos relacionados
Historia de la cultura cristiana Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria religiosa de Rusia y sus imperios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl beato Ignacio Maloyan, en el Gólgota de los armenios Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesReligiones en el espacio público Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas contemporáneas Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Seis grandes escritores rusos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLos papas del Renacimiento Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDe la historia bíblica a la historia crítica: El tránsito de la conciencia occidental Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRetratos del Medioevo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de la Filosofía IV La Patrística Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Libres: Historias y testimonios de Rusia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOriente y Occidente en tiempos de las Cruzadas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa fantástica epopeya de las Cruzadas (1096-1291) Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Historia turco-bizantina Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Mitos y religiones políticas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl primer tetrarca Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa sabiduría de los bárbaros: Los límites de la helenización Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Así se extendió el cristianismo Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La desgracia de ser griego Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa monarquía de los Habsburgo (1618-1815) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria del Imperio Ruso bajo Pedro El Grande Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria del establecimiento del cristianismo (1777) Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa invención de Vulcano Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEn busca del tiempo sagrado: Santiago de la Vorágine y la Leyenda dorada Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas guerras de religión Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Bizancio, el dique iluminado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCongreso de Verona: Guerra de España - Negociaciones - Colonias españolas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDiez césares: Los emperadores romanos de Augusto a Constantino Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de las ideas y del pensamiento político. Una perspectiva de Occidente. 2: Tomo II Calificación: 3 de 5 estrellas3/5
Historia asiática para usted
Las guerras del Opio: Una guía fascinante sobre la primera y segunda guerra del Opio y su impacto en la historia del Reino Unido y China Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa violación de Nankín: La masacre de Nankín ocurrida durante la segunda guerra sino-japonesa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Arte de la Guerra - Ilustrado Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Operación Tormenta del Desierto: La invasión de Irak a Kuwait y la Segunda Guerra del Golfo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de Tailandia: Una guía fascinante sobre el pueblo tailandés y su historia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesBreve historia de la China milenaria Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesGandhi: La fuerza de la no violencia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa historia de Confucio Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El Antiguo Japón: Una Fascinante Guía de la Historia, la Cultura y la Civilización Japonesa, Incluyendo Historias de los Samurái, los Shogunes y los Maestros Zen Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria mínima de Japón Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El I Ching te habla Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Breve historia de la mitología japonesa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa caída del muro de Berlín: El fin del Telón de Acero Calificación: 2 de 5 estrellas2/5El último imperio: Los días finales de la Unión Soviética Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La modernidad de China: Fin del socialismo y desafíos de la sociedad de mercado Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMitología japonesa: Una fascinante guía del folclore japonés, mitos, cuentos de hadas, yokai, héroes y heroínas Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria mínima de Corea Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Crímenes de los Nazi: Los Atentados más Atroces y Actos Antisemitas Causados por los Supremacistas Blancos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLas guerras de Putin: De Chechenia a Ucrania Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesMitología Hindú: Una Guía Fascinante de Mitos Hindúes y de Dioses y Diosas Hindúes Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa guerra de Vietnam: Un trágico conflicto fratricida en plena Guerra Fría Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las corrientes filosóficas en el movimiento feminista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesDel arte de la guerra Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesHistoria de Corea: Una guía fascinante de la historia coreana, con episodios como las invasiones mongolas, la división en norte y sur, y la guerra de Corea Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesOperación Barbarroja: Una Guía Fascinante de los Primeros Meses de la Guerra entre Hitler y la Unión Soviética entre 1941-1945 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El camarada incomodo. La caza de Leon Trotsky por el poder stalinista Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Chernóbil: La catástrofe nuclear que impactó al mundo entero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5
Comentarios para El Papa de Iván el Terrible
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El Papa de Iván el Terrible - Jean Meyer
SECCIÓN DE OBRAS DE HISTORIA
EL PAPA DE IVÁN EL TERRIBLE
JEAN MEYER
EL PAPA
DE IVÁN EL TERRIBLE
Entre Rusia y Polonia
(1581-1582)
Primera edición, 2003
Primera edición electrónica, 2014
Diseño de portada: R/4, Bernardo Récamier
Ilustración: Zar Iván el Terrible,
tomada de The Faceted Chamber in the Moscow Kremlin,
Aurora Art Publishers, Leningrado, 1978.
D. R. © 2003, Fondo de Cultura Económica
Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.
Empresa certificada ISO 9001:2008
Comentarios:
editorial@fondodeculturaeconomica.com
Tel. (55) 5227-4672
Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc., son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicanas e internacionales del copyright o derecho de autor.
ISBN 978-607-16-2384-3 (ePub)
Hecho en México - Made in Mexico
PRIMERA PARTE
PRESENTACIÓN
DE LOS DOCUMENTOS
INTRODUCCIÓN
LA PUBLICACIÓN DE ESTOS DOCUMENTOS es parte de un vasto proyecto que tal vez rebasará las posibilidades de quien lo sueña: exponer para entender las más que difíciles relaciones entre las iglesias cristianas romana (latina) y ortodoxas, especialmente la rusa (habría que decir las rusas). Existe una interesante asimetría en la incomprensión mutua, pues romanos, latinos y católicos creen —y ésa es una creencia muy antigua, como lo verá el lector— que es mínima la diferencia, que el único problema es el reconocimiento por parte de los ortodoxos de la autoridad del papa de Roma sobre la Iglesia universal, y que todo lo demás (rito, liturgia, celibato) es facilísimo arreglarlo. Lo dice el padre J. P. Campani en 1582: Éstas son, padres y hermanos carísimos, las cosas que consideré que debían añadirse en este lugar sobre las costumbres de los moscovitas, para que veáis qué pocas cosas, además de la obediencia al sumo pontífice, faltan para que estos pueblos sean católicos
. Lo vuelve a decir en 1886 el Diccionario de ciencias eclesiásticas de N. A. Perujo y J. Pérez Angulo (Barcelona, Subirana Hermanos) como conclusión del artículo Rusia
:
Como se ve, sólo un paso separa de nosotros a la Iglesia rusa. La miramos con compasión y no nos causa, en verdad sea dicho, la repugnancia de los protestantes. Los rusos se hallan a las puertas del catolicismo. Si llega el día, que sería venturoso para ellos, en que reconozcan la autoridad del Romano Pontífice sobre toda la Iglesia universal, y se sujeten a su obediencia, sólo con variar algunas cosas en su liturgia, se encontrarán dentro de la barca misteriosa, única que puede conducirlos a la felicidad eterna. ¡Dios les conceda tan inapreciable beneficio! –MORENO CEBADA [Perujo, 1886, p. 3].
Hasta el papa Juan Pablo II —escribo en abril de 2002, cuando los ortodoxos celebran pascuas en una fecha diferente de los católicos y de los protestantes, diferencia que se remonta justo al momento estudiado en el presente libro—, hasta el papa que sabe más que ningún papa en cuestión de historia, liturgia, mística y teología ortodoxa, tiene grandes problemas para entender por qué el patriarca de Todas las Rusias, Alexei II, rehusa entrevistarse con él y se niega a invitarlo a Moscú.
La misión del padre Possevino y sus escritos permiten discernir la profundidad de un malentendido
que es mucho más que eso, que existía mucho antes del fracaso de la misión del padre Possevino y que se complicó e hizo más profundo precisamente en esos años: 1054, el cisma entre Constantinopla y Roma; 1204, el saqueo de Constantinopla por los cruzados latinos; 1595-1596, la unión de Brest; 1610, la toma de Moscú por los polacos católicos; esas fechas no las olvida, esos acontecimientos no los perdona la Iglesia ortodoxa rusa.
Ahora bien, ¿por qué un trabajo dedicado a la religión y a los asuntos religiosos de lugares y tiempos tan remotos? Para muchos de nuestros contemporáneos ya pasó la época de estos estudios, pues no entienden su interés ni su atracción; consideran que tales temas son asunto de anticuarios. En verdad se les podría voltear la pregunta y decirles que se quedaron en el siglo XVIII. ¿Cómo demostrarles la importancia de esas cuestiones si la historia desde la Revolución francesa hasta nuestros días no ha bastado para hacerlo?
Muchos han visto en el catolicismo la forma latina del cristianismo; en el protestantismo la forma anglo-germánica y en la ortodoxia la forma eslava, lo que implica olvidar que unos eslavos recibieron esa forma de Constantinopla, de los entonces llamados griegos
, y que los mismos eslavos se han dividido, casi por partes iguales, entre las dos iglesias rivales. La verdad, olvidada según creo por Samuel Huntington (1993, 1996), es que la religión cristiana dividió en dos el mundo eslavo. La ortodoxia oriental no es más eslava que romano el catolicismo. El ruso, el serbio, el búlgaro la han tomado como su culto nacional y como la marca de su identidad nacional; el latinismo
no ha sido menos nacional entre los polacos, lituanos, eslovenos, croatas, eslovacos y hasta entre checos y húngaros. Otros eslavos atrapados entre la doble amenaza de la polonización y de la rusificación, como los rutenos y muchos ucranianos, bielorrusos etc., optaron, con la unión de Brest (1595-1596), por una especie de síntesis: reconocieron la autoridad de Roma y conservaron todos sus usos y costumbres. Así se formó la dolorosa espina de esos cristianos grecocatólicos
que han sido duramente perseguidos (picados de los gallos y aborrecidos de las gallinas
) y frecuentemente olvidados por una Roma que descubre de vez en cuando que son la manzana de la discordia con Moscú.
Eso va más allá de la religión y debería interesar a los politólogos y a los especialistas en relaciones internacionales. La raza y la religión no explican tales divisiones; la geografía y la historia política, sí. Al agregarse a Constantinopla o a Roma primero, y a Roma o Moscú después, los eslavos han obedecido las leyes de la gravedad geopolítica. Contra lo que hayan podido decir los rusos eslavófilos —y lo que dicen ahora sus herederos euroasianos—, los eslavos católicos son tan eslavos como los eslavos ortodoxos. Eso sí, históricamente han estado en contacto permanente con Europa occidental.
Usamos la palabra ortodoxo. El ruso ha traducido literalmente ese vocablo griego en pravoslavo
, palabra que tiene para nosotros el inconveniente de prestarse a la confusión con eslavo
, aunque es pura casualidad fonética: la ortodoxia rusa no es especialmente eslava, ni hay un rito eslavo. Existe una Iglesia rusa como existe una Iglesia serbia, pero no hay una Iglesia eslava; los eslavos ortodoxos son los hijos de Constantinopla la griega, como los irlandeses, los sajones, los daneses lo fueron de la Roma latina. Como ese mundo no tuvo su Lutero ni tampoco su Calvino, la fe ortodoxa se ha mantenido griega de espíritu.¹
Gracias a los rusos, a su expansión imperial primero, a su diáspora con la revolución bolchevique después, la ortodoxia oriental desbordó desde el siglo XIX sus límites históricos y tiene una presencia casi universal, como el catolicismo o el protestantismo. ¿Será éste un argumento suficiente para justificar la publicación de unos breves textos de fines del lejano siglo XVI? Que decida el lector, pero quisiera terminar con otra pregunta: ¿qué significan las actitudes tan condescendientes de la investigación académica frente a ese otro cristianismo, la ortodoxia? La misma palabra ortodoxo
ha adoptado un matiz negativo. Prefiero tomar en serio, sin repartir regaños, la existencia de un malentendido
; prefiero reflexionar sobre las ilusiones unificadoras, reunificadoras, añejas (la misión de Possevino fue el fruto de una de tantas) y más vivas que nunca; basta ver la decepción romana frente a los escasos resultados obtenidos por su Ostpolitik en tiempos de Pablo VI, y por el voluntarismo ecuménico de Juan Pablo II, quien logró la reconciliación con muchas iglesias orientales, pero no con Moscú. ¿Qué significa esa diferenciación geopolítica del fenómeno religioso cristiano? ¿Por qué resiste tan bien a los intentos, incluso pacíficos y bien intencionados, de una reunión
en la cual Moscú ve la manifestación de un imperialismo impenitente, una amenaza de uniformización, de asimilación? Seguiré fiel a la fe de mis mayores
, repite Iván el Terrible al jesuita Possevino. Nos topamos con un mecanismo no reductible a los parámetros adoptados por las ciencias sociales, pero que corresponde, en su principio, a la lógica de reproducción de los sistemas de representación, al inamovible de la relación de identidad
.²
¹ Jean Meyendorff, Imperial Unity and Christian Divisions, St. Vladimir’s Seminary, Crestwood, Nueva York, 1989, y Alexander Schmemann, Istoricheskii put Pravoslaviya, 3ª ed., YMCA, París, 1989.
² Pierre Legendre, Sur la question dogmatique en Occident, Fayard, París, 1999, p. 104.
I. LA SITUACIÓN EN EL ESTE DE EUROPA EN 1581
LAS RUSIAS Y LA GRAN MOSCOVIA
Gran Rusia, pequeña Rusia, Rusia blanca, Rusia roja (Rutenia), todas las Rusias nacieron de la Rus, la Rusia primogénita, la de Kiev. El Estado del gran príncipe de Kiev, por encontrarse en la periferia de Europa, no dejaba de formar parte de ella, como lo comprueban las múltiples alianzas matrimoniales de sus príncipes con las familias reales de Europa occidental. Novgorod, antes de ser destruida por su rival moscovita, era terminal de la Hansa y vivía a la hora de Hamburgo, Brema, Lübeck, Dantzig. Sin embargo, si uno considera a Rusia en vísperas de la revolución petrina, a finales del siglo XVII, su atraso
(la fórmula es antigua entre los historiadores rusos) se puede evaluar según