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Verdad frente a falsedad: Y cómo distinguir entre ellas
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Verdad frente a falsedad: Y cómo distinguir entre ellas
Libro electrónico762 páginas13 horas

Verdad frente a falsedad: Y cómo distinguir entre ellas

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La crisis de credibilidad, el desprestigio y especialmente la corrupción azotan a múltiples instituciones y estamentos de nuestra sociedad. En el marco de esta situación, la ambición del doctor Hawkins —diferenciar entre verdad y falsedad— no puede resultar más oportuna.

Según el propio autor, esta confusión entre verdad y falsedad solo se debe a la propia estructura de la mente humana, que es ingenua, crédula y está ciega a sus propias limitaciones. Tiende a ser incapaz de distinguir entre sus propias proyecciones y deseos de que algo sea real, y lo que es verdaderamente real.

En el marco de esta investigación, el hallazgo clave de Hawkins es el tránsito del contenido al contexto, del punto de vista personal al punto de vista de la totalidad (el campo). Esto le permitió crear una herramienta con la que evaluar múltiples aspectosde nuestra cultura y civilización. La amplitud de los temas tratados es abrumadora: desde política y jurisprudencia hasta películas de cine o las principales religiones.

Tenemos muchos motivos para sentirnos agradecidos por las contribuciones del doctor Hawkins en su empeño de elevar el nivel de conciencia de la humanidad.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 nov 2018
ISBN9788494908910
Verdad frente a falsedad: Y cómo distinguir entre ellas

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    Verdad frente a falsedad - David R. Hawkins

    Deo!

    Declaración del autor

    El presente trabajo es el resultado de toda una vida dedicada a descubrir el núcleo y la esencia de la Verdad misma, y cómo puede ser reconocida, expresada y definida. Descubrí un medio de discernir entre la verdad y la falsedad que era chocante debido a sus implicaciones, puesto que no solo revelaba la naturaleza esencial de la verdad, sino que esta técnica también era aplicable a todas las cosas, sin límites, en cualquier punto del espacio o del tiempo.

    Hasta ahora, la humanidad ha sido como un navegante que surca el mar sin brújula con la que discernir entre la verdad y la falsedad. El coste en términos de sufrimiento ha sido enorme. Cuando nos damos cuenta de las terribles consecuencias de esta limitación inherente a la mente del hombre, surge un gran sentimiento de compasión por nuestra condición humana. Por lo tanto, el trabajo que aquí se presenta está dedicado a la superación de este grave defecto, mediante el cual la falsedad se ha identificado erróneamente como verdad.

    La investigación concluyó que, en realidad, la verdad es una variable relativa de una constante absoluta. Su grado de validez es identificable con respecto a una escala medible que incluye la totalidad de la vida en todas sus expresiones y a lo largo de toda la historia. Los datos acumulados eran abrumadores en sus revelaciones e implicaciones. Los investigadores que usaban esta nueva herramienta eran como niños con su primer microscopio; examinaban excitados todo tipo de aspectos de la experiencia humana. La masa de datos acumulados a menudo reveló información muy sorprendente. Se hizo inequívocamente evidente que las apariencias no concuerdan con la esencia, y que la mente es, en lo fundamental, incauta y fácil de engañar. Por lo tanto, avisamos a los lectores de que algunos fragmentos de este material podrían alterarles y cuestionar algunas de sus atesoradas ilusiones.

    El trabajo ha sido presentado progresivamente en una secuencia de libros, grabaciones de audio y vídeo, talleres y conferencias con la participación del público. Este material ha sido traducido y puesto a disposición de todo el mundo en más de catorce idiomas. Además, ha sido presentado a numerosos grupos de estudio de todo el mundo, y ha sido revisado antes de su publicación.

    La enorme masa de datos se ha organizado y presentado de manera secuencial con el fin de facilitar la comprensión de este amplio espectro de información. El tema principal se ha contextualizado para facilitar que se pueda tomar conciencia de la intención. Las aparentes paradojas se disuelven mediante la reflexión, y buena parte de la información resulta transformadora en sí misma.

    Como en El poder frente a la fuerza, la lectura del material aquí contenido da como resultado un progreso en el nivel de conciencia del lector. Por lo tanto, lo que inicialmente puede producir confrontación, se resuelve con la ampliación de la conciencia y de la capacidad de discernimiento.

    Nótese que, debido a que nuestra sociedad actual está extremadamente politizada en casi todos los aspectos de la vida, es importante saber que el autor asigna valor e importancia de acuerdo con niveles de conciencia clínicamente derivados y medibles, y de acuerdo con estados de conciencia experimentados subjetivamente, cuyo emerger se ha descrito en otras obras (Hawkins, 1995, 2001, 2003).

    Las técnicas de investigación que se describen también se aplicaron, al igual que se hizo en libros anteriores a esta obra. Los niveles calibrados de las afirmaciones más importantes se van citando a medida que surgen, y el nivel de verdad de cada capítulo está documentado (véase Apéndice A).

    DECLARACIÓN DEL AUTOR

    Advertencia: una nota para el lector

    Advertencia: una nota para el lector

    Las reacciones emocionales están determinadas personalmente por nuestros posicionamientos internos y sistemas de creencias. No están causadas desde fuera ni por la exposición a nueva información. Como ha descubierto el público que ha asistido a las presentaciones de este material, la respuesta inicial se va disolviendo a medida que se reflexiona en el marco de una mayor comprensión y compasión hacia uno mismo y hacia los demás.

    La intención de esta presentación es aliviar el sufrimiento al reemplazar la falsedad por la verdad, y compartir el conocimiento de cómo llegar a la verdad por nosotros mismos, puesto que el camino hacia su fuente está dentro de nosotros. Para quienes están alineados con la verdad, el camino se aligera; para quienes la niegan, el camino se oscurece. Todos somos libres de elegir.

    En una primera lectura, la Sección I puede parecer difícil o demasiado académica. De ser así, salta a la Sección II, puesto que, después de leer el resto del libro, la Sección I se entenderá con mayor facilidad y rapidez. Las personas aprenden a través de distintas modalidades: algunos procesan lógicamente por medio del intelecto antes de entrar en los detalles, mientras que otros aprenden familiarizándose con el tema y después están preparados para las explicaciones. Ambos caminos acaban en la meta de la comprensión y el entendimiento.

    El lector también notará una aparente redundancia de ciertos aspectos clave. Se trata de un poderoso estilo pedagógico que facilita la comprensión progresiva de los conceptos fundamentales, que, si bien en una primera lectura pueden ser nuevos o poco familiares, se hacen evidentes en posteriores representaciones.

    En general, la norma básica con respecto a la información facilitada es que su importancia no se fundamenta en que sea agradable, sino en si es verdadera o falsa, y en qué medida. Las calibraciones de las que se informa reflejan el resultado de la investigación, y no la opinión del autor. Por tanto, no tiene sentido escribir cartas de desacuerdo que utilicen un formato como el siguiente: ¿Cómo es que has situado a las morsas por encima de las focas…?, etcétera. De forma parecida como lo haría una calculadora, la metodología descrita da como resultado una serie de números, sin sesgos subjetivos ni opiniones.

    Se ofrecen amplias referencias que proveen la información básica necesaria para entender mejor los descubrimientos de la investigación. La compilación de este manuscrito llevó tres años, incluyendo revisiones, correcciones y la incorporación de los datos procedentes de los comités de revisión y consultores, así como la valoración de diversos expertos. Hasta el presente se ha realizado un meticuloso esfuerzo por presentar los datos con tanta precisión como ha sido posible.

    En general, nuestra misión se ha guiado por la sentencia de Sócrates de que todo error o fallo humano es involuntario, puesto que el hombre solo puede elegir lo que en ese momento cree que es bueno y que le traerá felicidad. Su único error es que no puede discernir entre el bien real y el ilusorio. Este trabajo está dedicado a clarificar qué es real y cómo podemos identificarlo.

    Para evitar alteraciones emocionales indebidas, la publicación de este libro se retrasó hasta que la información que había sido descubierta mediante la investigación previa fue revelada al público. Por lo tanto, se decidió esperar hasta después de las elecciones de 2004, de la guerra de Irak, del escándalo de Naciones Unidas, de los agentes dobles en las operaciones de inteligencia de EE.UU., la pedofilia de los clérigos, la infiltración del MS-13, los planes nucleares de Irán, etcétera. Todos estos sucesos ya eran identificables en 2003-2004, mucho antes de que se convirtieran en noticias. Asimismo, podríamos hablar de sucesos que todavía no han salido a la luz.

    Es de gran importancia describir la metodología y los conceptos básicos que hacen que estos descubrimientos estén disponibles a la investigación, puesto que este estudio tan amplio demuestra que ya no queda ningún secreto, y que un investigador íntegro puede descubrir la verdad al instante.

    Revelar todo lo que se descubre es problemático y requiere reflexión. La premisa con la que se basaron las decisiones descritas antes es que la sabiduría es la parte más importante de la valentía.

    Prólogo

    La presentación del material siguiente es única, en el sentido de que contempla la totalidad de la experiencia humana y de la evolución de la vida a través de un medio de investigación nuevo y relativamente reciente. Incluye nuevas observaciones y comprensiones del mundo ordinario, supuestamente objetivo (naturaleza), y también, por primera vez en cualquier proceso de investigación, correlaciona simultáneamente las observaciones con los medios empleados en la propia observación (subjetividad). Así, pasa por alto y trasciende la antigua y principal fuente de error (dualidad) mediante la unidad de la no dualidad, un proceso transformador en y por sí mismo.

    Las calibraciones de los niveles de verdad a menudo resultaban sorprendentes, y como en el descubrimiento de los rayos X, del microscopio o del telescopio, abrían a la investigación áreas vastísimas que nunca antes habían estado disponibles por ningún medio. La dimensión de los temas investigados se expandió a una velocidad abrumadora, y finalmente se tomó conciencia de que se podía aplicar a todo. Si bien se puede asumir que un descubrimiento seminal resultaría satisfactorio, en este caso, por el contrario, resultó abrumador y acarreó muchos años de reorientación y de toma de decisiones. ¿Podía explicarse la comprensión? Y de ser así, ¿cómo? Y, finalmente, ¿debería explicarse?

    Este trabajo se originó como consecuencia de una serie de cambios de conciencia subjetivos y muy radicales que ocurrieron espontáneamente al principio de mi vida y que, después, en 1965, revelaron toda una nueva manera de conocer que recontextualizó el núcleo mismo de la experimentación. El cambio básico fue el traslado del foco central de la conciencia del contenido al contexto, desde el que todo significado quedó transformado (véase Sobre el autor al final de libro).

    La técnica de investigación también se reveló a sí misma de un modo espontáneo, en el sentido de que la observación y la comprensión se hacían ahora desde el punto de vista de la totalidad (el campo), a diferencia de la ubicación personal y limitada del yo personal. El instrumento básico para el procesamiento de la información experiencial, e incluso de la experimentación misma, había cambiado de lo lineal, particular y limitado, a la cualidad no lineal e impersonal de la conciencia* (awareness y consciousness) autónoma.¹

    Las posibilidades que este cambio suscitaba requirieron que abandonara una enorme consulta psiquiátrica y que pasara veinte años dedicado a la contemplación, de la que surgió la investigación básica presentada en Análisis y calibración cualitativa y cuantitativa de los niveles de conciencia humanos, que fue el precursor de la publicación de El poder frente a la fuerza, en 1995. Seguidamente, esto estableció lo que se podría describir como toda una nueva cultura de interés, investigación e inspiración que hizo emerger numerosos grupos de estudio independientes y espontáneos en todo el mundo.

    La colección y la masa de estos materiales se extendieron y se hicieron de dominio público, y decenas de miles de personas experimentaban con la nueva técnica de calibrar los niveles de conciencia de todo tipo de cosas. Se desarrolló una amplia red de confirmación y valoraciones, y este desarrollo se fue acelerando con la diseminación pública de la información por medio de numerosas conferencias y talleres abiertos al público, y mediante los debates con los participantes en las tradicionales sesiones grabadas de preguntas y respuestas.

    Todas las presentaciones públicas del trabajo en Estados Unidos, en Oriente (Corea) y Europa (Oxford Union) han quedado grabadas en audio y vídeo, por lo que la información ha sido revisada por muchos miles de observadores/participantes, así como por sofisticados grupos de debate permanentes.

    Si bien algunos de los datos en bruto que se facilitan pueden no coincidir con las expectativas personales, esta es la respuesta que hay que anticipar. El descubrimiento de cualquier información verdaderamente significativa siempre ha provocado cuestionamientos y dudas, y esto es lo que cabe esperar. Los datos que entran en conflicto con las creencias personales se gestionan mejor cuando se considera que tal información es una alternativa posible, en lugar de algo que invalida lo anterior, lo que de forma automática concita la protesta del ego, e incluso su indignación. Curiosamente, con frecuencia la protesta es una confirmación de que hemos dado en el clavo.

    Aunque a la mente humana le gusta pensar que por supuesto está dedicada a la verdad, lo que en realidad busca es confirmaciones de lo que ya cree. El ego es intrínsecamente arrogante y no da la bienvenida a la revelación de que muchas de sus creencias son meras ilusiones perceptuales. El análisis de investigación confirma que en realidad solo el 35 por ciento del público está verdaderamente interesado en la verdad por sí misma.

    Los descubrimientos y el trabajo no surgen de una fuente personal, sino que son consecuencia del avance de la conciencia humana, es decir, del ambiente global.

    En general, los niveles calibrados de conciencia han sido redondeados al múltiplo de cinco más cercano; por ejemplo, 63 pasa a ser 65, 242, pasa a ser 240, etcétera. Lo verdaderamente significativo es localizar un nivel de conciencia con relación a la Escala General de la Conciencia. Los números más específicos solo son significativos cuando se realiza una investigación detallada.

    Se puede esperar alguna variación en los números específicos entre los distintos investigadores y grupos, aunque son intrínsecamente consistentes, y las variaciones se deben a las diferencias personales en la técnica (descritas en el Apéndice C). Es comparable a ajustar un barómetro a distintas altitudes. La intención primaria del planteamiento general es saber cómo distinguir entre verdad y falsedad, es decir, ausencia de verdad. La fiabilidad depende principalmente de la integridad del interrogador y de cuál es su intención al plantear la pregunta. La dedicación a la verdad misma es un camino rápido hacia su descubrimiento.

    El primer bloque de dudas que se ha de superar es el asombroso descubrimiento de que la verdad con respecto a cualquier cosa está disponible de manera inmediata en unos segundos; solo basta con preguntar. La reacción normal a este descubrimiento es el escepticismo, seguido por el shock paradigmático, aunque la curiosidad prevalece. El universo entero espera descubrir un nuevo nivel de comprensión del que surjan la compasión y la sabiduría.

    El propósito de este trabajo se consigue a largo plazo, y la información se asimila mejor mediante la reflexión, lo que provoca la comprensión. Las numerosas dudas y preguntas que surgen ya han sido examinadas, clasificadas, comentadas y resueltas de un modo minucioso por la intención colectiva, porque si la humanidad realmente no quisiera saber la verdad, no habrían surgido los medios para su descubrimiento ni se habrían revelado en la pantalla del radar de los hallazgos humanos.


    1* En su libro Curación y recuperación, el doctor Hawkins establece la distinción entre conciencia (consciousness) y conciencia (awareness), diciendo: "Gracias a la conciencia (consciousness) somos conscientes de lo que ocurre en la mente. Ni siquiera la conciencia (consciousness) misma es suficiente. Dentro de la energía de la conciencia (consciousness) hay una vibración de muy alta frecuencia, análoga a la luz misma, llamada conciencia (awareness). De esta conciencia (awareness) surge el conocimiento de lo que está ocurriendo en la conciencia (consciousness), que nos informa de lo que está ocurriendo en la mente, y ello, a su vez, nos informa de lo que está ocurriendo en el cuerpo físico", Hawkins, Curación y recuperación, El Grano de Mostaza Ediciones, Barcelona, 2015. En la presente obra indicaremos cuándo el autor se refiere a awareness añadiendo esta palabra entre paréntesis.

    Prefacio

    Actualmente, la omnipresente crisis de credibilidad e integridad está deshaciendo el tejido mismo de todos los niveles de la sociedad. Las instituciones y los baluartes históricos de la honradez y la fiabilidad en los que la sociedad ha confiado a lo largo de grandes extensiones de tiempo están siendo atacados políticamente, y otros caen en desgracia y en el escándalo casi a diario. Entre estos se incluyen no solo los gobiernos y los líderes mundiales, sino también las ideologías políticas dominantes, las instituciones religiosas monolíticas, las agencias gubernamentales, las autoridades federales, las universidades, los sistemas escolares, los gigantes corporativos, las instituciones bancarias, los grandes periódicos, los canales de noticias y los medios de comunicación en general.

    Incluso el sistema judicial se ha convertido en un polémico circo político, y los juristas introducen sus opiniones personales en sus dictámenes, mientras que los jurados acuerdan compensaciones millonarias a fin de dejar las cosas claras. Instituciones que fueron fundadas para proteger los derechos civiles a veces son los peores enemigos de estos, y parecen tener la intención de destruir la libertad tal como la hemos conocido en el pasado.

    En los tribunales de justicia, los miembros del jurado, seleccionados con sumo cuidado, son llevados intencionalmente a engaño mediante argumentos falaces, y son manipulados mediante el histrionismo y ficciones irrelevantes. Aunque a lo largo de la historia las distorsiones de la verdad siempre han formado parte integrante del escenario político, la política ha degenerado de la discusión y el debate racionales al vilipendio personal, a las falacias evidentes, a grandes fraudes y a la prevaricación.

    Con anterioridad a nuestra sociedad actual y reciente, el destino de civilizaciones enteras, así como de culturas y naciones, ha sido decidido fundamentalmente por enemigos conquistadores que solo confiaban en la fuerza bruta. Esta misma confianza en la fuerza ha sido adoptada también por las instituciones religiosas (como ocurre en la actualidad en ciertas partes del mundo), y a menudo a los conquistados se les ha dado a elegir entre convertirse o ser ejecutados sumariamente. Entonces la fuerza era el principal fundamento de gobierno que dominaba las sociedades, y las religiones, en forma de teocracias, también perpetuaban la confianza en la coerción y la fuerza, apoyadas en terribles amenazas.

    Como el terrorismo y el fanatismo ponen en peligro la paz mundial, la religión misma ha salido a la superficie como foco de atención y del discurso público. Los altamente visibles y volátiles devotos de las religiones militantes del mundo han declarado abierta y formalmente la guerra al resto del globo, y tratan de exterminar a todos los que no se adhieran a sus restrictivos sistemas de creencias. Hoy el egocentrismo y la megalomanía de estas posiciones extremistas son grandes amenazas para la posibilidad de un mundo en paz. Las argumentaciones de tales ideologías violentas han provocado la aparición en el mundo occidental de apologistas y simpatizantes ingenuos que no son conscientes de que ellos también son considerados infieles (mushrikun), locos, e idiotas útiles (término acuñado por Lenin) que igualmente merecen ser exterminados por su condición de idólatras (Forsyth, 2004; Charen, 2003).

    La confusión de la sociedad humana actual queda evidenciada por la falta de claridad o comprensión de los problemas fundamentales, que requieren ser identificados y elucidados, para validar su credibilidad y autenticidad. Actualmente el principal defecto es, como siempre ha sido, que el diseño de la mente humana la hace intrínsecamente incapaz de distinguir entre verdad y falsedad. Este singular defecto, el más crucial de todos los heredados, se sitúa en la raíz de todas las tensiones y las calamidades humanas.

    En el ámbito operativo, la mente es dualista y de esta manera establece procesos mentales separatistas basados en posicionamientos arbitrarios e hipotéticos que no tiene realidad intrínseca. Así, por diseño, la mente tiene el defecto básico, como indicó Descartes, de que no puede distinguir entre la res cogitans (también cognitans) y la res externa (procesos mentales sobre la supuesta apariencia del mundo frente al mundo tal como realmente es). Así, la mente confunde sus propias proyecciones y asume equivocadamente que tienen una existencia externa independiente, mientras que, en realidad, tales condiciones no existen.

    El diseño de la mente humana también es comparable con el de un ordenador en el que el cerebro es el componente físico capaz de ejecutar cualquier programa que se le inserte. El componente físico es, por su diseño, incapaz de protegerse de la información falsa. Por lo tanto, la mente creerá cualquier programa con el que la sociedad la haya programado, porque en su inocencia no dispone de ninguna salvaguarda ni protección. Esta misma declaración ha sido hecha por todos los grandes líderes espirituales de la historia, que afirman de forma unánime que el defecto básico de la humanidad es su ignorancia relativamente invencible, puesto que es imposible recuperarse de ella sin la ayuda de un maestro espiritual.

    Por lo tanto, la mente humana, en virtud de su estructura innata, es ingenua, está ciega a sus limitaciones, y es inocentemente crédula. Todo el mundo es víctima de la ignorancia y de las limitaciones del ego humano. No es solo que la mayor parte del contenido de la mente estándar sea falaz (el cincuenta por ciento de la información que circula por internet es falsa), sino que también está programada para atacarse a sí misma con el auto-odio, la depresión, la culpa, la baja autoestima, la envidia, la avaricia, el conflicto y una desdicha interminable. Seguidamente estos defectos se proyectan sobre el mundo en forma de odio, guerra, violencia y genocidio. El ego defiende sus propias limitaciones con negación arrogante, convirtiéndose así en su propia víctima.

    Que la mente humana es incapaz de distinguir sin ayuda entre la verdad y la falsedad debido a su estructura innata y diseño es un descubrimiento tan descomunal que puede compararse aproximadamente al descubrimiento de Copérnico que causó una gran conmoción en la cultura del siglo xvi. Como este hecho en sí mismo resulta conflictivo para la mente estándar, probablemente no será bien recibido ni saludado con alegría por quienes se benefician de las argumentaciones falaces e ilusorias.

    En el mundo actual, no es únicamente el buscador de la verdad espiritual el que se enfoca como nunca antes en descubrir cómo distinguir entre verdad y falsedad. El público en general está semiparalizado debido al dilema de la duda y la futilidad de esperar algún tipo de autenticidad fiable en el actual discurso público. El interés general se centra en los testimonios que se dan ante los paneles de investigadores. Las multitudes en Madrid cantan: Queremos la verdad. Los jurados se esfuerzan por establecer los hechos probados, y los grupos de protesta cuestionan vociferantes todos los aspectos de la sociedad.

    En este momento no existe un acuerdo común con respecto a la cuestión más básica, simple y evidente: ¿Qué hacer? ¿Qué hacer cuando un enemigo declarado mata a miles de civiles inocentes? ¿Deberíamos encerrar a los criminales o simplemente verlos como víctimas de la sociedad y dejarles caminar por las calles como depredadores compulsivos? ¿Es simple trabajo policial y de sentido común escrutar sospechosos evidentes de pertenecer a grupos terroristas o esto debería estar prohibido por los derechos civiles? Ni siquiera está claro quién es el agresor y quién la víctima. ¿A quién o a qué se puede culpar?

    A lo largo de muchos siglos, las mayores mentes de la historia se han esforzado por definir la verdad y por resolver su incapacidad de validar de manera decisiva la credibilidad de sus supuestas expresiones. Los grandes libros del mundo occidental calibran colectivamente en el rango intelectual del nivel de conciencia 460.

    La ciencia misma (nivel de calibración en los 400), que ha sobrevivido relativamente intacta y sin secuelas a los ataques contra la verdad, ha tenido sus propias disensiones internas, cuyo foco a lo largo de las últimas décadas ha sido las implicaciones filosóficas del principio de indeterminación de Heisenberg. Esto, a su vez, ha llevado a tomar conciencia de que no es posible realizar ningún avance importante en la ciencia sin un mayor entendimiento de la naturaleza de la conciencia misma.

    Como resultado de la progresiva evolución y avance del nivel de conciencia de la humanidad a lo largo de los siglos, el descubrimiento decisivo de cómo distinguir entre verdad y falsedad tuvo lugar por primera vez en la historia del ser humano a finales de los años setenta, y ha continuado desarrollándose hasta el presente. Aunque la herramienta fisiológica en la que se basa parece engañosamente simple, del mismo modo que la llegada del telescopio inauguró todo un universo de descubrimientos. Puesto que la prueba (test) utiliza la respuesta de los campos de conciencia energéticos universales, la verdad o la falsedad de cualquier afirmación sobre cualquier cosa y en cualquier punto del espacio y del tiempo puede descubrirse al instante. Además, ha revelado la existencia de niveles de verdad calibrados, y que cada uno, a su vez, identifica los niveles de energía que dominan la conciencia humana.

    Cada nivel de conciencia calibrado e identificable define un rango de opciones y posibilidades, así como de limitaciones. Ha comenzado una nueva era del conocimiento humano y ya ha generado el descubrimiento de una enorme cantidad de información crucial y significativa de gran importancia para la humanidad. Esto ha dado como resultado la recontextualización de la naturaleza de la experiencia humana en sus múltiples expresiones. Como veremos, las implicaciones son profundas.

    El mundo moderno confronta las complejidades de incorporar rápidamente el avance de la tecnología, el conflicto ideológico social y cultural, y las ambigüedades de la moralidad, la ética, la religión y la espiritualidad, que tienen que integrarse con las exigencias de la supervivencia, la guerra y los cambios económicos. A esto ha de añadirse la amplificación que hacen de todo lo anterior los medios de comunicación omnipresentes, que también son en sí mismos un foco de debate.

    El elemento ausente, a lo largo de la historia, así como en el mundo moderno, es que la humanidad no ha dispuesto de los medios para discernir certera y objetivamente la verdad de la falsedad. La sociedad, en sus múltiples expresiones, no cuenta con el apoyo de una validación verificable. Es, por tanto, de considerable interés y potencial beneficio que se haya desarrollado un medio no solo para discernir la verdad, sino también sus grados relativos.

    Esta presentación de una nueva Ciencia de la Verdad está, por tanto, dedicada al progreso de la humanidad y al alivio del sufrimiento, que es consecuencia del avance en la comprensión de la naturaleza de la conciencia en su expresión prístina y pura, así como en medio de la vida ordinaria y sus vicisitudes.

    Agradecimientos

    Estamos agradecidos por la colaboración de miles de estudiantes, de compañeros investigadores, miembros de grupos de estudio y lectores de trabajos anteriormente publicados y dedicados a la investigación de la conciencia, la espiritualidad y la Verdad. También nos sentimos agradecidos a las muchas organizaciones que han patrocinado las principales conferencias de presentación, y al numeroso público que se ha mostrado extremadamente generoso con su entusiasmo y apoyo.

    Un agradecimiento especial para Brock Hereford por su ayuda en las investigaciones, a las que también ha contribuido la editora Sonia M. Martin, que revisó pacientemente el manuscrito una docena de veces. Vaya también un agradecimiento especial para Betty Bruckner, Nikko Hansen, el doctor Rudolph Kallenbach y señora, y Gloria Grose por sus contribuciones a las conferencias y a los viajes. También quiero expresar mi gratitud al personal de la oficina por sus pacientes esfuerzos a la hora de gestionar las numerosas peticiones y comunicaciones.

    Debo un sincero aprecio y gratitud a los miembros del Comité de Revisión por sus comentarios, sus sugerencias y sus atinadas respuestas: William Bartlett, reverendo Toni Boehm, reverenda Marj Britt, Brett Fontenot, Nikko Hansen, reverendo doctor Robert H. Henderson, Sarah Humphrey, Ron Maehl, Paul Newton, Tom Whitney, Ralph Yager, Jarred Yaron y Tom Zender.

    También he tenido la suerte de tener a mi lado a una esposa, compañera de trabajo y ayudante maravillosa, Susan, que ha sido un gran apoyo para la investigación, así como mi colaboradora en muchas conferencias y presentaciones. Ella hizo más de 7.000 calibraciones solo para esta obra, además de miles de otras dedicadas a proyectos de investigación intensivos, en los que ha estado disponible durante todo el día y siete días a la semana a lo largo de varios años. Sus propias enseñanzas personalizadas han sido cálidamente recibidas por los cientos de personas que han experimentado su amabilidad y su interés personal.

    Toda gratitud es debida a la inspiración de la Presencia de la Divinidad, cuya refulgencia irradia hacia el mundo como Fuente Omnipresente y Eterna de Todo Cuanto Existe, lo informe a partir de lo cual la Potencialidad Infinita del proceso continuado de Creación se va actualizando.

    David R. Hawkins

    Marzo de 2005

    Introducción

    Actualmente el interés por la verdad verificable y su realidad concordante es intenso y constituye el núcleo mismo de las discusiones sobre asuntos locales y acontecimientos mundiales. Esto ha causado que en todo el mundo se produzca una reevaluación de los valores éticos, religiosos y espirituales básicos, con sus implicaciones para la moralidad, así como para la supervivencia a todos los niveles de la vida. Todas las discusiones implican sutil y abiertamente un nivel básico subyacente de responsabilidad. De manera concomitante, con el emerger de la discusión ética, hoy día la propia información espiritual se está acelerando y expandiendo a una tasa exponencial debido al efecto catalítico de los recientes avances en el nivel general de la conciencia humana, así como de las revelaciones que emanan de la investigación de la naturaleza de la conciencia.

    La conciencia es ilimitada, omnipresente, un campo de energía universal, y también es la onda portadora y depósito de toda la información disponible en el universo. Y lo que es más importante, es la esencia misma y el sustrato de la capacidad de conocer o experimentar. Todavía de manera más crítica, la conciencia es la cualidad irreductible y primaria de toda existencia (nivel de calibración 1.000).

    En la década de los noventa se descubrió que la propia conciencia no es un misterio inefable o un postulado hipotético, sino que ciertamente es una realidad identificable, medible y definible de manera concreta, que refleja una concordancia de múltiples niveles de creciente verdad, poder e influencia. También se descubrió que los humanos estamos sintonizados con niveles específicos de conciencia en virtud de una combinación de propensiones heredadas, además de las consecuencias de las elecciones realizadas por la voluntad a lo largo de prolongados periodos de tiempo.

    La investigación de la conciencia reveló que estos niveles de energía estratificados e invisibles dominan poblaciones e individuos mediante el fenómeno de arrastre conocido como campos atractores (Hawkins, 1995). El efecto de cada nivel de conciencia es identificable mediante características como las actitudes y capacidades psicológicas y emocionales predominantes, así como por la fisiología cerebral, la visión del mundo, las creencias espirituales, la filosofía y las potencialidades creativas. Cada nivel refleja un rango de posibilidades y de limitaciones a la hora de elegir o decidir.

    Estos niveles pueden demostrarse en una escala (logarítmica) que va de 1 a 1.000, donde el número 1 indica el nivel más bajo de conciencia de la vida (bacteria) y 1.000 indica el nivel más elevado que pueden alcanzar los seres humanos (los Grandes Avatares). La escala calibrada es aplicable de manera inmediata a la experiencia humana en general, como se demuestra en el ahora relativamente bien conocido Mapa de la Conciencia (Hawkins, 1995, 2000, 2003), que se usa en todo el mundo y se está extendiendo rápidamente como un método sencillo y fácil para discernir entre verdad y falsedad, con respecto a cualquier cosa, en cuestión de segundos (véase Apéndice B).

    El libro El poder frente a la fuerza (Hawkins, 1995) ofrece una exposición completa y detallada de los diversos niveles de conciencia denotados por el Mapa, que pueden resumirse brevemente como sigue:

    Toda vida emana una energía invisible dentro del campo general omniabarcante de la conciencia misma, que es primordial para la vida. El campo es permanente, infinito, tiene existencia independiente, y en su dimensión lo incluye todo: tiempo, espacio y localización. El campo registra (guarda improntas de) todos los aspectos de la vida en sus mínimos detalles. Estas pistas son grabaciones permanentes que se pueden recuperar fácil y rápidamente mediante una técnica simple, que puede aplicarse en cuestión de segundos, que consiste en evaluar los cambios en la fuerza muscular en respuesta a un estímulo, como el de simplemente hacer una afirmación o visionar una sustancia, un objeto, una persona o una localización. Lo que es verdadero es reconocido por el campo de conciencia y, por tanto, energiza el músculo para que pueda resistir la presión aplicada. Lo que no es verdadero no es reconocido por el campo de conciencia y, por lo tanto, no energiza el músculo para que resista la presión aplicada. La conciencia discierne al instante entre verdad y falsedad (ausencia de verdad), e incluso, de un modo sorprendente, detecta el grado de verdad.

    En el Mapa de la Conciencia, las energías que calibran por encima de 200 indican verdadero y las que calibran por debajo de 200 son falsas (no verdaderas). La escala representa una recapitulación de los grados de evolución, desde los más primitivos a los más evolucionados. Los más bajos son de carácter más animal e incluyen las emociones negativas. Las emociones positivas empiezan en el nivel de calibración 200, y ascienden hasta la razón y el intelecto en el nivel de los 400, y después al amor en 500 y al amor incondicional en 540. Los estados de iluminación son raros y comienzan en 600 y más allá. Cada nivel tiene características definidas e identificables que son inequívocas y concuerdan universalmente con la totalidad de la experiencia humana.

    El descubrimiento de que la verdad sobre cualquier cosa, en cualquier punto del espacio y del tiempo, puede ser conocida al instante, ha hecho que surjan y se desarrollen numerosos grupos de investigación en todo el mundo. No hace falta añadir que el descubrimiento de una técnica instantánea que, de hecho, lo ve todo y lo sabe todo abre la puerta a interminables investigaciones e interesantes indagaciones en un mundo donde la frustración y la impaciencia con respecto a la disponibilidad de una verdad verificable es un tema predominante y abrumador. Todos los investigadores encuentran que los conceptos básicos y esta técnica simple son interesantes, una nueva aventura que conduce a notables y a menudo asombrosos descubrimientos, así como a la satisfacción que supone la progresión subjetiva del nivel de conciencia del propio interrogador (véase Apéndice C).

    Como pronto se hará evidente, incluso un examen superficial del Mapa de la Conciencia recontextualiza con rapidez la totalidad de la experiencia humana y provee una base de referencia común con amplias implicaciones y clarificaciones.

    EL MAPA DE LA ESCALA DE LA CONCIENCIA ®

    Los campos de conciencia denotan niveles de evolución de la conciencia y representan poder o fuerza medibles de una manera comparable o análoga al mundo físico y al espectro electromagnético compuesto por un rango de frecuencias progresivo. Los niveles superiores de conciencia calibrada muestran un rápido incremento de frecuencias que requiere la construcción de una escala logarítmica, en lugar de aritmética, para facilitar la expresión de su rango y de sus características matemáticas.

    Como en el domino físico, cada nivel identificable tiene sus propias cualidades inherentes, con límites y constricciones intrínsecas a dicho nivel. Esta progresión de niveles de observación y su apariencia concordante está de acuerdo de manera general con los avances en otros campos del descubrimiento científico. Los niveles más densos fueron medidos y descritos por la física newtoniana. Seguidamente los descubrimientos científicos progresaron más allá del cálculo diferencial hacia la comprensión más avanzada de la mecánica cuántica, la física de las subpartículas, las dinámicas no lineales, la teoría-M, que actualmente está en evolución, y otras teorías sobre la energía básica.

    La elucidación del principio de indeterminación de Heisenberg fue un punto de inflexión en el descubrimiento de que la conciencia misma tiene un profundo efecto sobre el sustrato submicroscópico del universo medible y observable. Se reconoció que la intención misma es el instrumento mediante el cual aparecen los sucesos.

    Rupert Sheldrake (Sheldrake, 1981) formuló el principio de que la forma ocurre primero dentro del campo de conciencia, de modo que los patrones morfogenéticos, además de la intención, son esenciales para activar la potencialidad y llevarla a su realización. La actual Teoría de cuerdas postula que el sustrato último de todo cuanto existe en el universo es una energía universal, de modo que todo aquello cuya existencia puede afirmarse surge de un sustrato común. La posibilidad de transformar el potencial en realidad lo proporciona el poder infinito del sustrato primordial de toda existencia, que es el único capaz de transformar lo inmanifestado en el reino de lo manifestado (calibra en el nivel 1.000).

    Ahora el universo se define como la totalidad interactiva de una miríada de campos de energía de frecuencias infinitas y potencialmente diferentes que solo espera la influencia que supone la introducción de la intención y de la forma. Así, ahora tenemos un medio para describir y entender el principio fácilmente identificable de que Creación y Evolución en realidad son un mismo proceso (nivel de calibración 1.000), que se elucidará más adelante.

    Si bien a primera vista todos estos descubrimientos pueden parecer irrelevantes para el día a día, en la práctica los grandes avances en la comprensión de la naturaleza esencial del universo y la evolución de la conciencia facilitan profundamente la conciencia secular y espiritual, y el discernimiento de la evolución física y espiritual. Ya no es necesario abandonar la razón, la inteligencia y la racionalidad para entender la realidad de las influencias no lineales e invisibles que hacen avanzar nuestra comprensión y nuestra toma de conciencia de la realidad última que subyace a esa característica de la conciencia denominada subjetividad.

    La investigación de la conciencia es de gran valor pragmático no solo para los científicos, sino también para la totalidad de la sociedad en sus múltiples expresiones, desde las artes hasta los negocios, el comercio, la política, las relaciones internacionales, la diplomacia y la prevención de la guerra. Adicionalmente, este nuevo ámbito de descubrimientos tiene amplias aplicaciones en todas las áreas de investigación, incluyendo la metodología y la teoría.

    Para el intelectual, estos descubrimientos son interesantes y fascinantes; y sus implicaciones filosóficas, profundas. La resolución definitiva de algunos enigmas y puntos de estancamiento que la humanidad tenía ante sí ahora parece cierta.

    Numerosos rompecabezas sociales y aparentes dilemas se resuelven tan solo con descubrir las piezas que faltan, y gracias a ellas, la resolución es una consecuencia automática de la recontextualización. Este proceso es la base misma de las experiencias de comprensión repentina o experiencias de ¡ajá!. Los datos y las informaciones siguientes son transformadores y aceleran la evolución de la conciencia y de la conciencia de la conciencia (awareness).

    La familiaridad con los conceptos básicos que se van a presentar es beneficiosa puesto que lleva automáticamente a ver las cosas de manera diferente, con la consiguiente resolución del conflicto, lo que produce paz mental. Como se descubrirá, el mundo no es lo que parece ser, y sus residentes tampoco son quienes creen ser.

    Sección I

    ¿Qué es la verdad?

    Capítulo 1

    Perspectiva histórica

    Desde los primeros tiempos hasta hoy, la humanidad ha ponderado y ha luchado con el enigma de su origen, propósito y destino: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos después de la muerte del cuerpo, si es que vamos a alguna parte?

    A lo largo de milenios, una miríada de propuestas plausibles han tratado de ofrecer una solución satisfactoria. Ha surgido una serie de mitos, sistemas y discusiones filosóficas, así como una plétora de cosmologías creativas e imaginativas, cada una de las cuales, no obstante, se ha convertido en el punto de partida de toda una nueva serie de preguntas, dudas y conflictos.

    Se ha postulado que el ser humano viene de los cielos o que la Tierra es la madre primordial. El panteísmo ha sugerido que los espíritus animales y la naturaleza son el origen de la vida humana, que evolucionó hacia el politeísmo y los panteones de figuras divinas parecidas a dioses, cada una con su personalidad y limitaciones, y con dominios específicos.

    No obstante, en diversas partes del mundo la verdad ha emergido a través de la inspiración y la información espiritual de una serie de sabios legendarios, y después en la forma de los grandes avatares que fundaron las principales religiones, las cuales aportaron resolución a ciertas regiones de la población mundial. Pero no surgió ni la paz ni la certidumbre. De hecho, los seguidores de cada líder a menudo se fragmentaban en facciones que competían entre ellas, usando los sistemas de creencias religiosas como justificación y base de la persecución, el odio y el genocidio. Paradójicamente, en la práctica, algunas interpretaciones erróneas de las grandes religiones se convirtieron en algo clara y diametralmente opuesto al núcleo de sus propias enseñanzas.

    Estas desviaciones de la verdad de sus propias enseñanzas crearon escepticismo no solo con respecto a la autoridad e integridad de la institución, sino también a su teología. Además de la pérdida de credibilidad, se produjo un impacto negativo en la opinión pública. Las teocracias parecían ser no solo dogmáticas, sino también opresivas, y con frecuencia la adherencia a sus principios partía del miedo más que del respeto a un reconocimiento intuitivo de la verdad. En muchas partes del mundo la reputación de la religión se deterioró progresivamente. Por ejemplo, Europa occidental y grandes partes de América del Norte han mostrado una progresiva secularización, ahora acelerada por el impacto negativo de los militantes islámicos y los escándalos en algunas iglesias cristianas.

    El escepticismo religioso y espiritual también es un derivado de la caída del autoritarismo como una condición suficiente en la que depositar la confianza. A lo largo de los últimos siglos, el emerger del dominio de la ciencia y del paradigma científico de la realidad ha reducido todavía más la credibilidad del dogma religioso, y en particular de la autoridad eclesiástica. El conflicto religioso ha sido reemplazado progresivamente por las ideologías políticas que, de un modo paradójico, han resultado ser tan opresivas como los dogmas que debían reemplazar.

    Llegó un nuevo periodo de inquisición, al que se han visto sometidos los pueblos de Tíbet, China, Rusia, Europa oriental, el sudeste de Asia, el norte de África, los países árabes y Cuba. A continuación, por desgracia para el mundo, se ha producido una fusión del extremismo político y el fanatismo religioso, ejemplificado en el radicalismo islámico que amenaza al mundo con su violencia e intolerancia, en contraste con el cual la secularización parece un alivio bien recibido.

    A diferencia del poder, que no tiene opuesto, la fuerza siempre precipita una contrafuerza, tanto si las fuerzas opuestas son políticas, religiosas o ambas cosas. No obstante, la verdad no tiene opuesto, porque la falsedad no es lo opuesto de la verdad, sino únicamente su ausencia, tal como la oscuridad no es lo opuesto a la luz, sino que solo representa la falta de esta.

    Aproximadamente en el tiempo de la Convergencia Armónica, a finales de los años ochenta, el nivel de conciencia de la humanidad saltó repentinamente del nivel limitado de 190, que había dominado al ser humano durante siglos, al 205, que está por encima del nivel crítico de verdad e integridad, situado en 200. En las culturas más avanzadas del mundo, esta elevación del nivel de conciencia dio como resultado que la integridad reemplazara a la ganancia como medida del éxito. Después siguió un periodo en el que las empresas carentes de integridad y sus directivos han estado en el centro del escándalo, al tiempo que la compañía que tenía un mayor nivel de integridad entre los gigantes corporativos se convirtió en la empresa más grande y exitosa del mundo.

    Es de gran importancia que, en noviembre de 2003, en el momento de la Concordancia Armónica (aunque sin ser causado por ella), el nivel de conciencia de la humanidad, después de haber permanecido estable durante casi dos décadas, volvió a ascender hasta el nivel actual de 207.

    Durante este mismo periodo, la investigación de la conciencia avanzó como consecuencia del descubrimiento de un medio para diferenciar entre verdad y falsedad. Se descubrió que la verdad no era un simple o no, sino que podía expresarse a lo largo de una escala calibrada y logarítmica que va de 1 a 1.000.

    Como la conciencia está presente por doquier, y está más allá de las limitaciones de tiempo y espacio, hay toda una nueva ciencia de la conciencia que también permite investigar conceptos y enseñanzas espirituales, y la verificación de las realidades espirituales, así como de cada aspecto de la sociedad. Ha emergido una nueva definición de la verdad. Ahora la verdad no se explica únicamente como una consecuencia del contenido, como en la física newtoniana, sino como la consecuencia de dicho contenido dentro de un campo específico. Se ha descubierto que, sin hacer referencia al campo, no es posible una declaración fiable de la verdad.

    Como la investigación de la conciencia no tiene limitaciones en cuanto al tema, permite investigar áreas a las que antes se pensaba que solo podía acceder la ciencia avanzada, la mística o los grandes genios espirituales. Así, mediante el uso de este método de investigación, fue posible identificar y calibrar los niveles de verdad de los conceptos espirituales, de los maestros y de las enseñanzas, así como de las religiones y doctrinas eclesiásticas. Tras la investigación, se descubrió que los niveles de verdad más elevados de la historia han sido alcanzados por los grandes místicos, cuyos campos de energía todavía impactan actualmente en la totalidad de la humanidad, tanto si son reconocidos como si no.

    Incluso cuando se niega la realidad espiritual, como hacen los ateos y los escépticos, sigue habiendo un contexto general de ética y moralidad que ha gobernado a la humanidad en todas las edades, aunque se niegue el reconocimiento de su origen. En la actualidad, estos avances de la conciencia general, así como el rápido desarrollo de la información sobre la calidad de la conciencia misma, facilitan los trabajos intelectuales y éticos.

    Los avances más recientes de la teoría científica postulan la existencia de una submatriz común a la totalidad de la existencia física, consistente en una serie de campos de energía de alta frecuencia (esta declaración calibra en 1.000). La dificultad para integrar la verdad espiritual, la investigación de la conciencia y los avances de la física teórica es que la mente piensa de manera dualista. Así, para la observación y la descripción, la realidad percibida parece estar separada en distintas categorías de dominios o reinos, como el físico frente al no físico, o el experiencial frente al observable, como indica el siguiente cuadro de comparaciones:

    A partir de lo anterior, queda claro que lo que se pensaba que eran distintas categorías de la existencia, de la realidad o de la experiencia solo son, fundamentalmente, distintas categorías de percepción y proceso mental, en otras palabras, la res cogitans de Descartes. En realidad, así como en la Realidad, no hay separaciones ni reinos diferenciados con existencia independiente (res externa). No obstante, en el ámbito operativo, las descripciones parecen aplicarse solo a reinos en apariencia separados, e intelectualmente no parece haber un terreno común en dichos reinos que se perciben separados.

    El factor común que se busca en todos estos reinos de la experiencia y la investigación subjetiva acaba siendo el campo de energía omnipresente que se ha denominado tradicionalmente conciencia, el sustrato y núcleo de toda existencia y de la inteligencia misma. Solo la conciencia tiene todas las cualidades mediante las cuales es posible comparar y unificar estos reinos aparentemente separados en una unidad incluyente con expresiones estratificadas. La conciencia es la clave de la tan buscada teoría de campo unificado de todas las cosas (esta afirmación calibra en 1.000). Más allá del campo de la conciencia no existe nada, porque es universal e independiente del tiempo o de la localización. Curiosamente, también es cognoscible, capaz de ser experimentado, y sus niveles son discernibles e identificables.

    Podemos empezar por el principio y abordar las cuestiones siguientes:

    1. ¿Qué es común, necesario e intrínseco a todas las posibilidades de la existencia, de la experiencia o de sus expresiones?

    2. ¿Cuál es el sustrato irreductible de lo visible y lo invisible, de lo subjetivo y de lo objetivo, de lo formado y de lo informe, y es identificable en cualquier punto del tiempo o del espacio, es decir, es Absoluto?

    3. ¿En qué medida y bajo qué circunstancias es identificable la presencia de tal universalidad?

    Solo el campo de la conciencia satisface estos requisitos. Su presencia solo puede ser descubierta mediante el ejercicio de su propia cualidad innata, es decir, la única forma en que la conciencia puede ser identificada, estudiada y examinada es mediante la utilización de las cualidades de la conciencia misma. Asimismo, solo la vida puede estudiar y experimentar la vida, porque es el núcleo y el sustrato de la conciencia. Por una razón comparable, el sustrato irreductible de la epistemología es la subjetividad, de la que la gnosis es una potencialidad experiencial que se actualiza en su expresión más elevada en el estado iluminado de los sabios de todos los tiempos.

    Como un examen y un comentario más detenido dejarán claro, el entendimiento de la conciencia revela que todo lo que existe, sin excepción, tanto subjetivo como objetivo, físico y no físico, con o sin forma, y con independencia de su estado y cualidades, tiene su existencia a lo largo de una continuidad identificable y descriptible. No hay discontinuidad, puesto que en la realidad solo hay energía que se expresa según las características de sus diferentes rangos de frecuencia. El universo físico es un espectro de frecuencias vibracionales, y más allá de él lo físico se disuelve en los rangos de energía invisible y cada vez más poderosa que siguen ascendiendo hasta niveles extremadamente elevados, y a sus armónicos ultra elevados, hasta la fuente de la existencia misma. En el nivel más primordial, lo manifestado es una actualización de lo inmanifestado mediante la cual se realiza el potencial (la Creación).

    ¿Es una teoría de todas las cosas una realidad verificable? ¿Se trata de una herramienta práctica o una hipótesis abstracta? A lo largo del estudio se hará evidente que tal teoría es

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