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Como Arreglar Su Casa Espiritual: Libere su vida de las fuerzas demoníacas y la opresión satánica
Como Arreglar Su Casa Espiritual: Libere su vida de las fuerzas demoníacas y la opresión satánica
Como Arreglar Su Casa Espiritual: Libere su vida de las fuerzas demoníacas y la opresión satánica
Libro electrónico264 páginas4 horas

Como Arreglar Su Casa Espiritual: Libere su vida de las fuerzas demoníacas y la opresión satánica

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Esté preparado para los ataques inesperados de Satanás





¿Se siente que los desafíos de la vida le hacen peder el equilibrio? ¿Lucha con “lo que pudo haber sido” y “lo que podrá ser”? En Cómo arreglar su casa espiritual, Kimberly Daniels resume las claves para derrotar al enemigo y poner la casa espiritual en orden.



A través de numerosos pasajes bíblicos y de sus propias experiencias, Daniels presenta consejos tanto prácticos como espirituales. Descubra cómo vivir en el mundo mientras agrada a Dios al...




  • Evitar el compromiso y la tolerancia impía


  • Discernir la diferencia entre lo que es y no es santo


  • Entender los reinos de autoridad espiritual


  • Mantener el ocultismo fuera de su hogar





Reciba instrucciones de Dios y descubra cómo convertirse en el guardián de su hogar. Puede depender del Espíritu Santo para que le ayude con los inesperados ataques del diablo y las situaciones difíciles.



 


IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 nov 2011
ISBN9781616385149
Como Arreglar Su Casa Espiritual: Libere su vida de las fuerzas demoníacas y la opresión satánica

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    Como Arreglar Su Casa Espiritual - Kimberly Daniels

    Capítulo 1

    LIBERADOS DE LA INTERACCIÓN SOCIAL

    LA BIBLIA NOS dice que los creyentes estamos en el mundo, pero que no somos del mundo (Juan 17:11, 16). Dios nos ha llamado a ser una luz para el mundo. Al mismo tiempo Él nos advierte que no nos unamos en yugo desigual con personas, lugares y cosas que podrían dañar nuestro caminar con Él. Así que, con esto en mente, ¿cómo llevamos nuestro negocio, educamos a nuestros hijos y nos relacionamos con la sociedad de una manera que no desagrade a Dios ni nos haga estar en yugo desigual con el mundo? La respuesta es sencilla: ¡tenga cuidado con las relaciones sociales! Comencemos leyendo 2 Corintios 6:14–15 (cursivas de la autora):

    No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo?

    He leído este pasaje de la Escritura muchas veces durante estos veinte años de mi salvación. Me resulta muy interesante que el Espíritu Santo me lo mostrara de una manera nueva como lo hizo hace poco. Aunque el cimiento de mi liberación está arraigado en este pasaje, hasta ahora yo nunca había reconocido la norma que este establece para un estilo de vida victorioso en Cristo Jesús. Segunda a los Corintios 6:14–15 representa la línea que Dios ha dibujado en el Espíritu para que nos dé:

    • Fortaleza espiritual para evitar hacer concesiones y la tolerancia impía

    • Energía y resistencia contra la oposición y la persecución

    • Discernimiento para saber la diferencia entre lo que es santo y lo que es impuro

    Las palabras clave de este pasaje son:

    Compañerismo: personas (ser uno en Él)

    Comunión: lugares (reunirse en su nombre)

    Concordia: Dios (de acuerdo con Dios)

    Parte: Fe (creer de manera tal que la fe no pueda ser conmovida)

    Compañerismo: justicia vs. injusticia

    La palabra compañerismo es metochos (met’-okh-os) en griego, y significa intercambio. Interacción se define como: relación o tratos entre personas o grupos que provoca un acople o unidad que hace que los que se han unido sean uno. Mientras estudiaba la palabra interacción me fijé en la palabra intercambio. Cuando ocurre la interacción siempre hay un intercambio. Esto significa que las personas que se unen experimentan, literalmente, un intercambio en medio de su unión. La palabra intercambio significa poner uno en el lugar de otro; provocar el cambio de lugares, o dar y recibir cosas de manera recíproca. También significa seguirse el uno al otro.

    En base al estudio de la palabra compañerismo, no es difícil ver que cuando tenemos compañerismo o socializamos con personas de manera continua, se produce una unión en el espíritu. Es por eso que la Biblia hace la pregunta: ¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? (Amós 3:3).

    El intercambio involucra a todos y permite que cada persona saque algo de la relación. Es por eso que debemos conocer a aquellos con quienes trabajamos. ¡Dios ordena que [salgamos] de en medio de ellos (2 Corintios 6:17)! Si usted no quiere lo que otras personas tienen, no sería sabio andar con ellas. Por otra parte, cuando los creyentes se unen se produce una dulce comunión. Donde dos se tocan y se ponen de acuerdo, Jesús está en el medio. Un creyente puede echar fuera mil demonios, pero dos pueden expulsar diez mil (Deuteronomio 32:30).

    La Palabra del Señor pregunta: ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia?. Siempre que la Palabra hace una pregunta en nuestro espíritu debe sonar la alarma para hacernos una autoevaluación. Debemos hacernos preguntas como:

    • ¿De qué clase de círculos íntimos soy parte?

    • ¿Los valores de aquellos más allegados a mí están comprometidos con la justicia o con la injusticia?

    • ¿Qué estoy depositando en mis relaciones más íntimas y qué estoy sacando de dichas relaciones que tenga influencia en mí espiritualmente?

    ¡Deténgase y piense en esas preguntas! ¿Existe algo en su vida con lo que tenga compañerismo que le impida ser uno con Jesús? Si es así, ¡rompa ese compañerismo ahora mismo!

    Comunión: luz vs. tinieblas

    Somos llamados a estar en comunión con nuestro Dios. Vamos a darle un vistazo a la palabra comunión. La palabra griega para comunión es koinonía, que significa: asociación, participación, intercambio social, comunicación y distribución.

    Me quedé pasmada cuando descubrí que comunión significa interacción social. Cuando Pablo se refiere a comunión la relaciona con la luz y las tinieblas. En realidad dice que la luz y las tinieblas nunca tendrán comunión ni estarán de acuerdo. Debido a esto tenemos que escoger un lado con el cual tener comunión. Siempre habrá controversia, combate y una batalla en el espíritu cuando se trate con la luz y las tinieblas. Muchas personas se desaniman cuando experimentan ese tipo de guerra espiritual. ¡Este es el tipo de guerra con el que nos debemos regocijar!

    La Biblia dice que debemos ser cuidadosos cuando todos los hombres hablen bien de nosotros. La verdad es que no se supone que todos los hombres estén de acuerdo con nosotros. Todos los hombres no están caminando en la luz de la verdad y cuando uno es confrontado por las tinieblas, ¡se supone que haya una batalla!

    Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. Acordaos de la palabra que yo os he dicho: El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán; si han guardado mi palabra, también guardarán la vuestra.

    —JUAN 15:18–20

    La batalla arreciará cuando la luz y las tinieblas choquen. La única luz verdadera en el mundo es la luz de Jesucristo. ¡El mundo detesta a Jesús! Cuando los creyentes entiendan esto en sus espíritus, desarrollarán una mayor resistencia. Aquellos que representan a Jesús deben ser resistentes y no considerar que la persecución del mundo es un ataque a nivel personal. No es personal, ¡es bíblico! No se supone que el mundo le ame cuando usted ama a Jesús. Cuando los creyentes permiten que la resistencia y el rechazo del mundo los desanimen, ¡eso es un pecado delante de Dios!

    Para parafrasear lo que Jesús dijo, Él lo simplificó: ¿Quiénes se creen ustedes que son? ¡Ustedes no son más importantes que yo! Ellos me odiaron a mí, y yo los creé, ¡Yo soy Dios! No se afecten cuando ellos les odien. Este es el mandamiento del Señor. La luz no puede tener comunión (sentirse cómoda) con las tinieblas. Independientemente de cuán buenas parezcan las cosas o cuán agradables sean las personas, si usted es un hijo de luz, las tinieblas se le opondrán siempre. No importa cuánto trate usted de armonizar, siempre habrá un sonido chillón de discordia en el espíritu. Tenemos a Jesús dentro de nosotros y los demonios siempre se sentirán incómodos con su presencia. Cuando entramos a un lugar, llevamos a Jesús con nosotros. Hay lugares donde la gente no quiere que Jesús esté. No debemos alarmarnos cuando nos prohíban estar en ciertos lugares o incluso cuando nos expulsen de los mismos. El poder de la luz manifestada en un lugar de tinieblas es algo bueno. Les revela a las personas que están en tinieblas.

    Cuando los hijos de Dios se unen para dejar que su luz brille es algo glorioso. Cuando la luz se conecta con más luz, el poder de Dios se manifiesta en el mundo terrenal. La koinonía de Dios fluye con soltura en medio de los santos. Es por eso que la unción de los santos aumenta en grupo. Uno puedo echar fuera mil, pero dos … ¡diez mil! La koinonía promueve sociedad, comunicación y una distribución equilibrada entre el pueblo de Dios. Es un intercambio social que se produce para dar a luz a la voluntad de Dios en el reino terrenal. La verdadera comunicación hace que la gloria de Dios resplandezca en medio de un mundo oscuro y perdido.

    Cuando los ungidos de Dios se reúnen ocurre algo extraordinario. Ganamos terreno en el espíritu y el Señor tiene libertad para moverse. Por otro lado, debido a los acuerdos negativos, hubo algunos lugares en los que ni siquiera Jesús pudo sanar a los enfermos. Cuando tenemos comunión con personas que no son hijo de luz, nos quedamos atascados en un limbo espiritual. Estar en un limbo quiere decir estar atrapado en medio. Ya que la luz y las tinieblas no pueden estar de acuerdo, aquellos que tratan de mezclarlas siempre acaban en un limbo. Las manifestaciones del limbo son espíritu de lucha, distracción, confusión y letargo.

    Estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Se nos manda a ir al mundo para ser testigos de Jesús, pero el método y la estrategia que usemos son cruciales. ¡Se nos manda a influir y no a ser influencias!

    Existe una diferencia entre comunión y concesión. La comunión produce una unidad que une a los creyentes en los propósitos de Dios. Cuando hacemos concesiones no hay unión sino que ocurre un doblegarse. Hace que la persona, a sabiendas o de manera subliminal, se someta al espíritu que está encargado.

    Concordia: Cristo vs. Belial

    La Escritura también pregunta: ¿Y qué concordia Cristo con Belial?. La palabra concordia es sumphonesis (soom-fo’-nay-sis) en griego, y se define como: estar en armonía con, acuerdo, estipular mediante pacto; concordar y apoyar.

    ¡Estar de acuerdo lo es todo! Afecta cada aspecto de nuestras vidas. Necesitamos estar de acuerdo con nosotros mismos para alcanzar nuestras metas cotidianas. Sin un acuerdo, nuestras familias no funcionan bien y nuestros negocios fracasan.

    Dios me mostró que el acuerdo es un tipo de cobertura espiritual. Yo creo que es por eso que Pablo utilizó la analogía de Cristo y Belial. Cuando estamos de acuerdo con ciertas cosas, nos ponemos bajo la cobertura de un gobernante determinado. No podemos estar de acuerdo con Cristo y Belial al mismo tiempo, ¡solo uno gobernará!

    Veamos el significado de Belial:

    • Una persona que se considera carente de valores morales

    • No sirve para nada

    • Con una mente enferma

    • De corazón endurecido

    • Alguien que promueve la rebelión contra Dios y las autoridades designadas

    • Otro nombre para Satanás

    • Vil, lascivo, licencioso, corrupto

    • Aquello que obra en contra de Dios y no lo tiene en cuenta ni tampoco sus cosas

    Entender el significado de Belial pone de manifiesto una mayor comprensión de por qué este espíritu no tiene un acuerdo con Cristo. Podemos ser eficaces para ganar a los perdidos en lugares oscuros y durante tiempos de oscuridad siempre y cuando tengamos la revelación de que Cristo no tiene acuerdo con Belial. Esto es lo que significa maldito: dedicado a la muerte o condenado por el propio Dios. Si Dios ha matado algo, nosotros no podemos resucitarlo religiosamente. Si la raíz es santa, el fruto será santo, pero si la raíz está dedicada diabólicamente, el fruto estará maldecido.

    Cristo y Belial sencillamente no pueden estar de acuerdo. Un significado bíblico para la palabra acuerdo es: casarse, comprometerse en matrimonio o unirse hasta ser uno. No podemos intentar unir a Jesús a una cosa maldita.

    Parte: creyentes vs. incrédulos

    La Palabra del Señor pregunta: "¿O qué parte el creyente con el incrédulo?". La palabra parte en el griego es meris (mer-ece’), y significa: compartir, estar en la misma provincia de o participar con. Proviene de otra palabra griega, meros, que se refiere a una costa, porción o a sentir respeto por.

    Cuando Pablo hizo la pregunta: "¿qué parte el creyente con el incrédulo?", ¡lo hizo en serio! La palabra incrédulo se refiere a alguien que no tiene fe en Jesucristo como Señor. Existe una diferencia entre creer en Jesús y creer que Jesús es el único y verdadero Dios. Muy pocos niegan que Jesús caminó por la tierra. Muchos le consideran un gran hombre e incluso un profeta poderoso. ¡El problema viene cuando niegan su señorío! Dicho de manera sencilla, un infiel es alguien que niega el señorío de Jesucristo.

    ¿Qué parte tiene un verdadero creyente con una persona que no cree que Jesús es el Señor y el Creador del universo? ¡Ninguna! Los creyentes no deben participar de actividades rindan honor o siquiera respeto a otros dioses. No deben pasar tiempo, en el sentido espiritual, en territorios donde los demonios intentan hacerlos inclinar ante las bocinas de la tierra con la intención de derrocarlos.

    La persecución de Sadrac, Mesac, y Abed-nego es el ejemplo perfecto de no tener parte con los infieles. El rey dictó un decreto que cada vez que sonara la bocina, todo el mundo tenía que postrarse y honrar a la deidad pagana del país. Los muchachos hebreos fueron lanzados al horno de fuego porque se negaron a inclinarse. Sí, yo sé que esta es una historia bíblica antigua (en las mentes de muchos); pero la realidad de esta historia será injertada un día en los corazones de los santos en Estados Unidos. Muchas bocinas están sonando y muchas personas que se llaman creyentes están inclinándose en nuestro país.

    Jesús le dijo a Satanás: no tendrás parte conmigo (Juan 13:8). De la misma manera no debemos ser parte, ni tener porción ni participar en las idolatrías modernas. Hay bocinas sonando que le piden a los cristianos de EE. UU. que se inclinen. No son bocinas antiguas como los tiempos de los muchachos hebreos. Son bocinas de problemas económicos, desastres naturales, espíritus seductores de los ricos y famosos, malestar con la política, presión del grupo, tentaciones idólatras y concesiones. En tiempos así podemos permanecer firmes en las cosas de Dios si nos enfocamos en nuestra porción. Mirar a la derecha o a la izquierda nos hará perder la carrera. Podemos ganar si nos mantenemos en nuestro carril y dejamos que Jesús sea el autor y consumador de nuestra fe. Debemos ser capaces de resistir y declarar: … pero yo y mi casa serviremos a Jehová (Josué 24:15). Dios está usando a su pueblo para hacer una obra grande en nuestros días y no podemos fallar.

    Veamos cómo Nehemías trató con la tentación de inclinarse ante los dictados del mundo.

    Les dije, pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego; venid, y edifiquemos el muro de Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré cómo la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y asimismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. Pero cuando lo oyeron Sanbalat horonita, Tobías el siervo amonita, y Gesem el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron, diciendo: ¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? Y en respuesta les dije: El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.

    —NEHEMÍAS 2:17–20

    El pueblo de Dios estaba en una mala situación, sin embargo, Nehemías se jactó de su Dios. Sus enemigos se burlaron de él y dijeron que era un rebelde, pero Nehemías tenía una revelación: ¡Dios era su porción! Sus recursos no provenían de un hombre, así que él no tenía que inclinarse ante ellos. Además dejó que sus enemigos supieran que no tenían parte en lo que Dios tenía para él. Cuando nosotros (como creyentes) conocemos nuestra porción y en quién está puesta, también conocemos la porción (o derecho legal) que tiene el enemigo para involucrarse en la misma: ¡ninguna! La porción de los malvados no tiene parte con lo que Dios tiene para nosotros.

    El capítulo veinte de Job describe la porción de los malvados. Describe la porción de los malvados como una cesta llena de maldiciones. Incluye las siguientes maldiciones:

    • La alegría de los malos es breve y el gozo del impío por un momento.

    • Como su estiércol, perecerá para siempre.

    • Como sueño volará, y no será hallado, y se disipará como visión nocturna.

    • Sus hijos solicitarán el favor de los pobres.

    • Sus huesos en el polvo yacerán.

    • Su comida se mudará en sus entrañas; hiel de áspides será dentro de él.

    • Devoró riquezas, pero las vomitará.

    • No verá los arroyos, los ríos, los torrentes de miel y de leche.

    • Restituirá el trabajo conforme a los bienes que tomó y no los tragará ni gozará.

    • No tendrá sosiego en su vientre, su bienestar no será duradero.

    • En el colmo de su abundancia padecerá estrechez; la mano de todos los malvados vendrá sobre él.

    • Cuando se pusiere a llenar su vientre, Dios enviará sobre él el ardor de su ira, y la hará llover sobre él y sobre su comida.

    • El arco de bronce le atravesará.

    • Sobre él vendrán terrores.

    • Fuego no atizado los consumirá.

    • Los cielos descubrirán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él.

    • Los renuevos de su casa serán transportados; Serán esparcidos en el día de su furor.

    La Escritura concluye diciendo: Esta es la porción que Dios prepara al hombre impío, y la heredad que Dios le señala por su palabra (Job 20:29). Alabo a Dios porque no tenemos porción en la maldad. Hoy, cuando los corazones de muchos les fallan a causa del temor, debemos seguir confesando el Salmo 73:26, que dice: Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.

    Debemos rebelarnos o no estar de acuerdo con las cosas o los caminos de los malvados. Esa es la única manera de evitar la interacción social. La interacción social es el camino a la idolatría que viene a nombre de actividades sociales del statu quo. Dios puso la necesidad de socializar dentro de nosotros, pero debemos hacerlo según la Palabra de Dios. Existe una dulce unción cuando los hermanos moran en paz bajo la cobertura del pacto de Dios.

    Podemos funcionar en medio de aquellos que no conocen a Jesús, pero tenemos que guiar y no seguir. Tenemos que influir y no ser influidos por otros. Este es el llamamiento que tenemos como sal de la tierra. Yo le llamo mezclarse sin doblarse.

    Capítulo 2

    NO RESPETE

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