Escuela de Hechiceros del Gato Kotolaz. Libro tercero. Aventuras de otoño: Escuela de Hechiceros del Gato Kotolaz, #1003

Por Oleg Vitkovski

Escuela de Hechiceros del Gato Kotolaz es una serie de libros única para los niños. Cada libro consiste de buenos y cognoscitivos cuentos sobre dos hermanos, Iván y Den, y su amigo inusual, el gato mágico Kotolaz.

   Los protagonistas cuentan sobre cómo funciona el universo, las leyes y los principios fundamentales de la naturaleza, promueven un estilo de vida saludable, cuentan la historia de modernas y antiguas civilizaciones. Con un lenguaje comprensible para los niños, el libro aborda la cuestión del destino del hombre y su importancia. El gato mágico Kotolaz da respuestas a difíciles pero importantes preguntas, como «¿qué es la vida y para qué la tenemos?», «¿para qué vinimos nosotros a este mundo?», y «¿cómo desarrollarse a sí mismo?».    

   ¡A los protagonistas les esperan muchos desafíos, ilustres historias y secretos mágicos que no pueden revelar ni siquiera los adultos!

• Idioma: Español
• Editorial: Oleg Vitkovski
• Fecha de lanzamiento: 7 mar 2020
• ISBN: 9781393912705

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Oleg Vitkovski

Escuela de Hechiceros del

Gato Kotolaz

Libro tercero: Aventuras de otoño

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*Libro recomendado para niños a partir de los 12 años para la lectura autónoma, o para niños a partir de los 8 años para la lectura con los padres.

magickotolaz.com

2019

OLEG VITKOVSKI

Escuela de Hechiceros del Gato Kotolaz. Libro tercero: Aventuras de otoño  / Oleg Vitkovski, 2019. – 71 páginas.

Escuela de Hechiceros del Gato Kotolaz es una serie de libros única para los niños. Cada libro consiste de buenos y cognoscitivos cuentos sobre dos hermanos, Iván y Denis, y su amigo inusual, el gato mágico Kotolaz.

Los protagonistas cuentan sobre cómo funciona el universo, las leyes y los principios fundamentales de la naturaleza, promueven un estilo de vida saludable, cuentan la historia de modernas y antiguas civilizaciones. Con un lenguaje comprensible para los niños, el libro aborda la cuestión del destino del hombre y su importancia. El gato mágico Kotolaz da respuestas a difíciles pero importantes preguntas, como «¿qué es la vida y para qué la tenemos?», «¿para qué vinimos nosotros a este mundo?», y «¿cómo desarrollarse a sí mismo?». 

¡A los protagonistas les esperan muchos desafíos, ilustres historias y secretos mágicos que no pueden revelar ni siquiera los adultos!

Ilustrador: Samoilova Larisa

Traductor: Elena Nazarchuk

El editor: Ignacio Weil

ISBN 978-601-06-6190-5

Índice

El organismo más grande

El papá resfriado

El ajedrez y El Sistema

La materialización

Cómo escuchar el silencio

La pequeña victoria

Cómo un peón puede convertirse en Reina

La oveja blanca

¡Bienvenidos de nuevo nuestros queridos lectores! ¡Iván, Denis y Kotolaz os estaban esperando! Ellos ya están listos para contaros sobre sus nuevas aventuras.

Vosotros ya aprendisteis mucho de los libros anteriores pero no os detengáis. Nuestro sabio Kotolaz vino al Planeta Tierra para ayudaros a convertiros en unos Hechiceros; él como siempre os contará sobre los misterios sobre los cuales no sabe ninguno y os revelará los secretos del Universo más grandes.

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PRIMER CUENTO

El organismo más grande

Llegó el otoño. Los niños volvieron a la escuela. Más que todos lo esperaba Denis: el chico sabía con firmeza que cada otoño se hacía un año más grande. Él quería ser igual de grande que su hermano mayor. Pero de ninguna manera podía alcanzar a Iván. Denis ha intentado todo pero por alguna razón Iván siempre era más grande que él. Esa injusticia al hemano menor no lo dejaba en paz. Habitualmente los niños tienen tanta prisa por crecer. Ojalá supieran que en un abrir y cerrar de ojos se convertirán en los adultos y cuando suceda de nuevo van a querer convertirse en niños despreocupados. ¿Pero cómo Denis puede llegar a entender que ser un niño es algo bueno? Él no puede recordar de cuando era adulto en sus vidas pasadas. Nadie lo puede hacer, es así como funciona.

El tiempo todavía era bueno, pero los árboles ya empezaban a cambiar de color. Como señaló Iván, las hojas se pusieron rojas, naranjas y amarillas como el Muladhara, el Svadhisthana y el Manipura. Por supuesto el niño ya sabía que en realidad los chakras no tienen colores. Pero prefería cerrar los ojos ante ese hecho porque le gustaba mucho encontrar diferentes «similitudes».

Aunque el papá era un recolector de hongos bastante mediocre, un fin de semana él propuso ir al pueblo para visitar el bosque. El problema era que él recolectaba absolutamente todos los hongos que veía y la mamá después tenía que separarlos en comestibles y no comestibles. Habitualmente de la cesta llena ella dejaba solo 4-5 hongos buenos. Como ya sabemos, el papá sabía hablar sobre los hongos más que recolectarlos. A pesar de eso, la familia apoyó su idea ya que todos querían ir el bosque otoñal.

El motor emitió un rugido y el coche salió de la ciudad. Los chicos echaban de menos a su amigo-filósofo Kotolaz. ¡Y ese viaje era una oportunidad de verse de nuevo! Seguramente el gato aprendió algo interesante y, sin duda, lo compartiría con los niños.

No había tráfico, y muy rápido ellos llegaron a la casa de los abuelos.

El abuelo estaba con todos los preparativos invernales y armaba algunos marcos para las colmenas. Él siempre trataba de crear las condiciones en las cuales las abejas se sintieran bien y tuvieran algo para comer hasta la próxima primavera, cuando ya empezarían a crecer nuevas flores y ellas podrían empezar a recoger el néctar fresco. Las colmenas se ubicaban en una granja cerca del pueblo vecino. Allí había enormes praderas con flores silvestres, de las cuales las abejas podían sacar el néctar y llevarlo a sus casitas. Pero en invierno el abuelo ponía las colmenas cerca de su casa y las protegía del frío.

La abuela ordenaba las frutas secas que preparaba para su familia durante todo el verano. Ella no hacía nunca las mermeladas dulces porque sabía que el azúcar es malo para la salud de los chicos. Por eso la abuelita secaba los pedacitos de fruta al sol. Le salían deliciosos. A los chicos les gustaba llevar a la escuela la fruta seca de la abuela en vez de las golosinas insalubres y eso a sus padres les ponía contentos.

Cada invierno los abuelos iban a su casa que estaba en la ciudad para pasar el frió. Además en aquella época, en la ciudad, se sentían más vivos y había más cosas para hacer. Con la llegada del frío, parecía que todo el pueblo entraba en modo de hibernación. La ciudad es otra historia. La ciudad nunca duerme: todos siempre están corriendo para algún lado y el movimiento nunca se detiene. La casa del campo, de los abuelos, la vigilaba el tío Tom que nunca salía del pueblo. Y con eso al tío Tom le ayudaba el gato Kotolaz.

Los chicos no veían la hora de verse con el gato, por eso la conversación con el abuelo y la abuela era corta. Pasa que a todos los niños les gusta jugar con sus compañeros o los animales más que responder a las preguntas de sus abuelos y darles los besos. Iván y Denis le avisaron a sus padres que iban a recolectar los hongos con el bigotudo y