¿Y si encendemos la luz?

Por Vanessa Castañeda Muñoz

Este libro no me ha cambiado la vida, sino al revés, la vida me ha tenido que cambiar para poderlo escribir. Anduve por un abismo donde había momentos que miraba hacia el rompeolas. Tras esos días, pudieron brotar de mí poemas que eran trozos de mi alma. Las frases las he escrito con un nudo encogido dentro y mirando al cielo. Ahora decido que en la carretera de mi vida no voy a ceder el paso ante mis deseos. Estoy dispuesta a caminar contigo.

• Idioma: Español
• Editorial: Universo de Letras
• Fecha de lanzamiento: 11 sept 2018
• ISBN: 9788417435967

Vanessa Castañeda Muñoz

Nací en Loja, Granada, en 1982. A los 7 años me vine a vivir a Fuengirola, Málaga, donde resido desde entonces. El resto de familiares viven todos en Loja, aunque por desgracia, ya van faltando. Soy la más pequeña de tres hermanas, me crie en una familia muy unida. Tuve a mi hija a los 16 años, que es lo mejor que me ha pasado en la vida. Este es mi primer libro, aunque no paro de escribir, por lo que no descarto el nacimiento de otro libro en el futuro.

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9788417435967

Dentro de mí

¿Qué buscamos entre las letras de un libro?

Cuando empezamos a leer un libro deseamos que en las primeras líneas nos atraiga de tal manera, que no podamos dejar de averiguar qué va a pasar en las siguientes.

Esto no es un libro de autoayuda como los que habrás leído hasta la fecha, ya que, no solo podrás vivir experiencias nuevas, sino que te pondrás en mi piel, sentirás las situaciones sufridas por mí en la vida, pero estas estarán contadas de una manera que te van a resultar muy familiar.

A raíz de una serie de sucesos, mi mente necesitaba estar demasiado ocupada, y me volqué en la escritura, sacando a la luz mis sentimientos. Siempre pensé que en algún momento debía salir y, de hecho, aquí estoy, expulsando las emociones que tenía en lo más hondo, aquellas que la vida me ha producido. El cambio ocurrido en mi vida es el que me ha hecho estar en este momento.

Deseo que estas palabras te puedan ayudar en tu día a día para afrontar las situaciones más cotidianas, para encontrarte, porque casi siempre nos tenemos olvidados.

Las líneas también puedes leerlas en modo de poema, analiza cada letra que escribo, porque están escritas con plena intención, son frases hechas con actos sufridos en la vida.

Estos versos van más allá de donde alcanza la voz, más allá de los amaneceres.

Abre tus sentidos, porque espero que con este libro puedas completar tu vida.

Espero estar a la altura de lo que el alma me ha pedido.

Agradecimientos

Este libro no hubiese sido posible sin la ayuda desinteresada de una serie de personas que, sin darse cuenta, han colaborado para que se alineen mis sentimientos y pueda crecer la imaginación.

Primero, a mi hija, que nunca me ha dejado caer, que siempre está conmigo, que me ha apoyado en todo momento para que esta locura mía salga adelante, que desde que comencé a escribir me incitó para que lo uniese todo en un libro, porque confiaba en mí. Muchas gracias, hija mía. Te quiero.

A mis amigas, por estar a mi lado en estos duros momentos, sé que se los he puesto difícil, pero ahí han estado, apoyándome, gracias de verdad. Me han demostrado que la palabra amistad está muy por encima que una prueba de ADN.

A mi psicóloga Mª Dolores, por no tirar la toalla en ningún momento conmigo, y estar al lado de mi hija y mío en todo momento. También ha sido fuente de mi inspiración.

A mi familia, por darme una niñez donde he disfrutado mucho, recuerdo perfectamente cómo he aprovechado al máximo los minutos de la infancia, y por querer luchar por recuperar algo perdido. No han sido momentos fáciles, pero ahora nos damos cuenta que todo el camino andado ha sido necesario.

A mis sobrinos, que los quiero mucho y cada día me acuerdo de los mayores que están y quiero luchar por vuestro futuro. Os quiere vuestra tata.

A mi psiquiatra, Enrique, que estaba también de la mano con Mª Dolores para ayudarme en todo.

Al personal que me atendió en Hospital S.J.D.D, solo tengo palabras de agradecimiento por ser tan profesionales, por ayudarme en todo momento, por no hacerme sentir diferente, por creer que podía sacar de mí algo bueno.

A mis compañeros de trabajo, que conocían una parte de lo que pasaba por mi mente, y por tener que padecer algún que otro día mío diferente a lo habitual.

A las personas que se han quedado por el camino, que también he dejado algunas, ya que ha sido un trabajo de conciencia muy duro, y no todo el mundo está preparado para tener que soportar las situaciones por las que yo les sometí a pasar.

De todo eso también he aprendido, les pido perdón y les doy las gracias por haber formado parte de mi vida en algún tiempo.

Doy las gracias a todas las personas que están leyendo este libro, ya que, si van a perder un poco de su tiempo para dedicarlo a intentar comprender lo que intento transmitir, habrá valido la pena. Sin ellos tampoco tiene sentido este libro, porque está hecho para poder ayudarles.

Comenzar con zapatos nuevos

Debemos pensar que cada uno es válido en la vida para algo, que nadie es superior a nadie. Debemos centrarnos en lo que nos gusta y hacer de ello algo más que un mero entretenimiento o un trabajo, ya que, de esa manera, podrás transmitir lo que te dice tu interior.

¿Qué pasa por nuestra mente?

Usualmente, no nos percatamos de que cada vez que nos levantamos es un día de oportunidades, un día lleno de proyectos por alcanzar que están ahí, y eso no es un premio de la vida, sino algo que nos damos a nosotros mismos, que no se nos olvide. Las oportunidades las creamos nosotros con nuestros actos.

Lo primero que debemos saber es que no hay nadie tan bueno como tú, y aunque venimos a la vida de la mano de otras personas, el camino lo debemos de andar solos. Hasta que tomemos conciencia, nuestros pasos podrán no ser firmes, y en ocasiones, nos caeremos.

Las caídas no son malas, no importa las veces que suceda, tengamos en cuenta que, si ocurre, es porque estábamos levantados. Nunca lo olvides. No sabemos a qué altura estábamos, pero hemos conseguido por nuestro propio esfuerzo remontar sin nosotros saberlo.

A todos nos han dicho en ocasiones que debemos levantarnos rápido, que tenemos que aprender de las caídas, que tenemos que coger impulso, etc. Es muy fácil hablar desde la acera de enfrente. Cuando uno tiene problemas, todos dan su versión de lo ocurrido, aunque no hayan estado presentes. Siempre nos dicen: «La vida es así, qué le vamos a hacer, todos tienen problemas».

Pues no, la vida no es así, nosotros somos así, nos han educado desde pequeños con el derecho a opinar sobre la vida de los demás como si fuese nuestra vida. Esto es algo que debemos cambiar, no cometamos el mismo error con nuestros hijos y nietos, ya que, sin querer, opinamos de todo y de todos, sin tener en cuenta que no es necesario el juicio.

¿Quiénes somos nosotros para opinar sobre los actos de los demás? Si una persona ha actuado de una manera específica tendrá sus razones, y en la mayoría de ocasiones hacemos versiones sin conocer toda la historia.