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Piratas y Cabezas Encurtidas
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Piratas y Cabezas Encurtidas
Libro electrónico278 páginas4 horas

Piratas y Cabezas Encurtidas

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Una colección de valientes veleros y famosos capitanes de mar del pasado, Piratas and Pickled Heads es una mirada ecléctica a algunas de las más inusuales historias marinas de Escocia.

En cuatro secciones que abarcan personalidades, barcos, lugares y piratas de Escocia, descubrirá una historia náutica intrigante enclavada entre vistas panorámicas al mar y exuberantes paisajes costeros.

Desde historias de señores guerreros y corsarios hasta el misterio de Maggie Smith y la extraña leyenda de la remota isla de Rona, explorarás la historia marítima única de Escocia..

IdiomaEspañol
EditorialNext Chapter
Fecha de lanzamiento1 mar 2020
ISBN9781393595564
Piratas y Cabezas Encurtidas

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    Piratas y Cabezas Encurtidas - Helen Susan Swift

    Introducción

    Escocia tiene una íntima conexión con el mar. Tal hecho no es sorprendente ya que tiene  más de 6,000 millas de costa principal, y otras 4,000 millas de costas en las islas cercanas, comparada con la frontera terrestre con Inglaterra de solamente 108 millas. De hecho, dado que la frontera terrestre del sur a menudo se cerró a través de una guerra sangrienta, la Escocia histórica era casi una nación insular.

    Desde antes de la historia registrada, la gente ha arribado a lo que hoy es Escocia por agua, como colonizadores o como invasores. Las galeras Romanas pasaron por sus costas, los Gaels cruzaron desde Irlanda con la espada y la cruz, mientras que los hombres del norte trajeron fuego, carnicerías, y sus magníficos y flexibles barcos largos de los cuales evolucionó el birlinn (galera) de las Hébridas. Barcos de guerra ingleses bloquearon la costa y a veces cayeron víctimas de sus contrapartes escoceses. Los piratas facilitaron sus salidas desde los puertos escoceses en las costas oeste y este mientras que los barcos balleneros desafiaban el norte helado, y los mercaderes cruzaban y recruzaban el Mar del Norte y se dirigían hacia el sur y el oeste a través del Atlántico y a todos los puntos más allá.

    El comercio escocés con el Báltico, los Países bajos, y Francia se extiende al menos hasta la Edad Media y desde el siglo XVII, los barcos escoceses comenzaron a probar más allá de las aguas europeas. Los franceses buscaron las habilidades de construcción naval escocesa en el siglo XIII, y para el  XIX, Escocia estaba construyendo muchos de los barcos del mundo. Desde el gran Michael, el barco insignia del Rey James IV, hasta el Cutty Sark y el estupendo Queen Elizabeth, Escocia creó algunos de los más finos barcos  que nunca hayan besado el mar.

    Dundee fue la más grande ciudad del mundo en comercio del yute y el más importante Puerto ballenero de Europa, Aberdeen dominaba la industria del arrastre, Leith fue el puerto real de Escocia mientras que  Glasgow fue el más atareado. Para el siglo XIX, hombres de las Islas  del Norte y de las Hébridas eran encontrados en todos los mares del mundo. Pescadores escoceses han recorrido los mares desde Groenlandia hasta la bahía de Biscay y desde el Mar Blanco hasta las islas Sorlingas, con puertos de arenque como Wick, Anstruther y Stornoway entre los más activos de Europa.

    Dado este trasfondo, es difícil sorprenderse con que Escocia debió producir una gran cantidad de personalidades marítimas e historias náuticas. Desde sus puertos vinieron aventureros y exploradores, guerreros y comerciantes, contrabandistas y pescadores. Todos han tenido historias que contar, pero muchas se han perdido en el tiempo. Algunas, sin embargo, han sido retenidas, ya sea por accidente o mediante grabación deliberada. Este pequeño libro cuenta solo unos pocos cuentos de Escocia sobre el mar

    El libro está dividido en cuatro secciones. La sección uno cubre algunas personalidades marítimas escocesas, guerreros, exploradores, un almirante, y un par de personas menos conocidas, pero igualmente interesante. La sección dos, destaca algunos barcos escoceses y barcos con una conexión escocesa. La sección tres da la, a veces descuidada, historia de algunos lugares marítimos y la sección cuatro destaca el lado pirata de los marinos escoceses. Las historias y artículos dentro de cada sección son piezas independientes. No están en orden cronológico, sino que solo se colocan por casualidad y mis propios instintos lo deciden. La concentración en la costa este es puramente porque estaba trabajando allí.

    Con todo, este libro no tiene la intención de parecer académico. En cambio, sí es una introducción a algunos aspectos de la experiencia escocesa con el mar.

    Sección Uno: Las Personalidades

    El mar es una amante dura y servirla crea hombres duros. El mar de Escocia es particularmente brutal, con frecuentes tormentas, una costa de hierro y aguas que pueden variar desde el congelamiento hasta el frío.

    Como la costa este enfrenta a  Europa, cada puerto ahí tiene una larga historia comercial, mientras que las Islas del Norte, con su larga asociación con Noruega, ha producido algunos de los mejores marinos en el mundo de los barcos británicos. La costa oeste, con sus entradas irregulares e islas dispersas, barridas por el aliento del Océano Atlántico, produjo una raza de guerreros marítimos desconocidos en cualquier otro lugar de Escocia. Uno de ellos fue Somerled.

    EL GUERRERO: SOMERLED

    Ellos golpearon las costas celtas primero. Sus barcos dragón vomitaban los terrores de violaciones, pillaje, esclavitud y asesinatos en las villas indefensas y lugares sagrados donde los monjes rezaban por ayuda. De la furia de los hombres del Norte, líbranos buen Señor. Pero hubo muy poca liberación en la edad oscura cuando el martillo de Thor descendió sobre la Cruz.

    El tiempo y el brillo de Hollywood han eliminado la mayor parte del horror que las Hébridas soportaron cuando llegaron los nórdicos, pero para las personas que vivían bajo el azote, no había romance.

    Una cadena de islas relativamente pequeñas y escasamente pobladas ubicadas en la ruta marítima entre Escandinavia y los ricos monasterios de Irlanda, las Hébridas eran un punto de partida natural y un objetivo, con la isla sagrada de Iona como premio para cualquier vikingo que agarrara una espada larga. y una conciencia corta. Parte de la realidad de la experiencia nórdica puede ser determinada por las palabras de Bjorn Cripplehand, poeta de la corte de Magnus Barelegs, quien describió la expedición del rey nórdico a las Islas Occidentales:

    Los hambrientos pájaros de batalla estaban llenos

    En Skye con sangre de los enemigos asesinados,

    Y los lobos de las costas solitarias de Tiree

    Tiñeron de rojo sus peludas mandíbulas en la sangre de los heridos.

    Los hombres de  Mull estaban cansados de volar;

    Los enemigos escoceses no pelearían

    Y los lamentos de una isleña

    Se escucharon en las islas mientras navegamos.

    Estas palabras contienen una jubilosa aceptación del terror, la violencia y la muerte, pero mientras la mitad de Europa occidental se encogió bajo los marineros de hierro del norte, y los árabes y los bizantinos aprendieron a temer a los espadachines de Odín, el pueblo de Escocia no se sometió mansamente al invasor. Los libros de historia escoceses a menudo se concentran en la resistencia a la agresión inglesa, sin embargo, los nórdicos fueron igualmente despiadados y ocuparon más territorio de Escocia y durante un período más prolongado que cualquier rey Plantagenet o Tudor. De hecho, la presencia nórdica era tan poderosa, que a principios del siglo XII la población de las Hébridas era al menos parte nórdica y las islas parecían ser una dependencia noruega permanente. Y entonces apareció Somerled Mac Gillebrigte de las brumas y colinas de Argyll.

    Somerled, se dice que el nombre significa marinero de verano, es una de las figuras significativas en la historia de Escocia y con él comenzó un capítulo colorido en la vida de las Hébridas. Fue el padre de las dinastías, la Deidad de los clanes poderosos. Aunque a pesar de que es considerado como una figura fundadora, parece haber sido de una línea que había llegado a las Hébridas alrededor del siglo VII, por lo que sus raíces eran profundas ya que tenían cinco siglos en el oeste de Escocia.

    .

    Tal vez los eruditos puedan desentrañar las complejidades del pasado de Somerled, y tal vez discutan las teorías actuales tan casualmente como las olas arrojan madera que está a la deriva a una playa, pero nunca pueden ignorar su influencia sobre la costa oeste. En algún momento del pasado, sus antepasados ​​tuvieron un señorío de las Hébridas, hasta que la fortuna les dio la espalda y las tierras se pasaron al dominio de otro. El abuelo de Somerled reclamó las tierras,

    por astucia, matrimonio o la espada, pero para la época de Somerled se perdieron nuevamente, y el marinero de verano se quedó con un legado de un pasado glorioso, pero nada tangible excepto el salado aguijón del mar.

    Muy probablemente, Somerled era parte del propio nórdico, por lo que cuando comenzó una campaña para recuperar su patrimonio perdido probablemente no fue a través de un sentimiento de nacionalismo escocés o hebrideano, o como una campaña antinoruega. Era un hombre de su tiempo que intentaba hacerse un lugar para sí mismo de la única manera que sabía; por la espada y el barco construido con la escoria del Océano Occidental.

    Las leyendas se unen a Somerled como las cuadernas a la quilla de una galera, incluyendo su método para encontrar una esposa. Él estaba atraído por Ragnhild, hija del Rey Olaf de Man, quién controlaba algunas de las islas Hébridas que quedaban más allá de las costas de Argyll. Somerled hacía tiempo que admiraba a Ragnhild, pero su padre había rechazado todos sus intentos por cortejarla. De todas formas, los dos hombres mantenían una razonable relación de amistad, por eso cuando Olaf sugirió unir sus naves y partir en un crucero juntos, Somerled aceptó. Él tenía un Segundo motivo para eso, antes de salir en la expedición, Somerled hizo agujeros en el casco de la galera de Olaf, disimuló su trabajo manual con sebo y confió en que su plan se concretaría.

    Las dos flotas navegaron lado a lado a través del mar del oeste, sus galeras surcando sobre las largas olas, los remeros esforzándose al máximo para impresionar a sus rivales y el aire estaba lleno de con el llamado de los pájaros marinos y el aroma de los hombres transpirados. Estaba Avanzado el verano, con el calor golpeando los barcos, y gradualmente el sebo que cubría los agujeros en la galera de Olaf comenzaron a derretirse. Cuando se aproximaron a Ardnamurchan Point el ultimo sebo desapareció, y la nave empezó a hundirse. Cuando Olaf estuvo en riesgo de ahogarse, Somerled se le acercó.

    ¿Necesitas algo de ayuda, Olaf? bramó a través de la angosta brecha, mientras el nivel del agua en la galera crecía y ya algunos de los hombres estaban tirando sus armas por la borda y preparándose para nadar hacia la costa distante.

    Nos estamos hundiendo. Olaf enunció lo obvio. ¿Podemos abordar tu barco?

    Por supuesto Somerled fácilmente accedió, Si yo puedo casarme con Ragnhild.

    Enfrentado a la decisión de casar a su hija con este vigoroso joven o ahogarse, Olaf pudo solamente aceptar. El asunto de su matrimonio tuvo una profunda influencia en la historia de Escocia, para los clanes Mac Donald, Mac Dougall, y Mac Ruaridh todos ven a Somerled como su progenitor inicial.

    Aunque estaba relativamente Seguro en su patria de Argyll, Somerled podía solamente mirar ansiosamente a las dispersas islas de las Hébridas Interiores donde los Nórdicos de Olaf aún dominaban. Pero mientras los parientes de Somerled, los Mac Heths, estaban ocupados en guerras fútiles contra la corona, uno de los sobrinos de Olaf, lo asesinó. El hijo de Olaf, Godred el Negro, que recientemente había vuelto de Noruega, dispuso de sus primos asesinos, y tomó el control de las islas él mismo. Probablemente usó los constantes dimes y diretes internos en la familia de los auto proclamados mejores. Los isleños no protestaron ante estos rápidos cambios, pero cuando Godred empezó a actuar como un déspota, un hombre llamado Thorfinn aprovechó su indignación y agresividad y empezó una rebelión. Pareció natural pedir asistencia a Somerled, e igualmente natural ofrecerle el Reino de las Islas a Dougall, hijo de Somerled y Ragnhild, y nieto del Rey Olaf.

    Thorfinn actuó como su guía y mentor en un tour por las Hébridas mientras Dougall aceptó la lealtad de los jefes de las islas. Aquellos que no fueron inmediatamente favorables a otro cambio de liderazgo, fueron introducidos en los barcos de Guerra de Somerled y Thorfinn. La mayoría decidió que estaban de acuerdo con el nuevo señor después de todo.

    Godred, naturalmente, no estaba sorprendido. Reunió su propia flota, y navegó hacia el norte desde Man para retomar las Hébridas. Él era el hijo y heredero de Olaf; él tenía el mejor argumento para reclamar la corona; tenía el derecho de su lado, y con sus galeras navegando detrás de él, también tenía el poder. Era enero del 1156 cuando sus barcos largos zarparon hacia el norte a través del Mar Irlandés, haciendo volar el rocío del mar con sus grandes y curvas proas y las velas cuadradas se tensaban con la presión del viento. La leyenda dice que los navíos de Godred siguieron las líneas y el estilo de los barcos dragón Nórdicos: largos y angostos, con muy poco calado y gran flexibilidad. Cualquiera fuera su forma, los barcos Nórdicos eran soberbios navíos de alta mar, probados por cientos de viajes y asaltos desde el Levante a Groenlandia y más allá.

    Parecía Que los barcos de Somerled eran diferentes y que habían evolucionado para adaptarse a las aguas de las Hébridas y de la costa oeste de Escocia. Denominados naibheag o nyvaig, barquitos, ellos eran pequeños, probablemente más prácticos, con un rudimentario timón en la popa, una gran mejora de los viejos remos de dirección de los tradicionales barcos largos. En el Sello de Islay, usado por primera vez en 1175, hay lo que parece ser un puesto de combate en el tope del único mástil, el cual debió ser extremadamente útil en las peleas mano a mano que pasaban por batallas navales en ese tiempo. En representaciones posteriores tienen ocho o nueve puertos en cada lado, con dos remeros por cada remo además de otros dos que trabajaban en la navegación, uno en el puesto de combate de arriba y el capitán en el timón, cada nyvaig podía transportar arriba de cuarenta hombres. Después las galeras Hébridas llevaban tres hombres por remo por lo que el número de hombres embarcado tuvo que ser mayor. Con cada nyvaig de posiblemente cincuenta pies de largo, una flota debe haber sido una vista impresionante.

    Somerled tenía 58 de estos navíos bajo su comando cuando partió para encontrarse con Godred. Quizás salió de Dunyvaig, el fuerte de los barquitos, en Islay, o Dunstaffnage cerca de Oban, y se dirigió hacia el sur.

    Las dos flotas se encontraron en la Costa Oeste de Islay el 6 de enero del 1156. No es difícil imaginar la escena. Un mar de invierno, tal vez verde, con el viento arrojando espuma y rocío de las crestas de las olas encrespadas y los barcos rondando repugnantemente mientras se median unos a otros antes de trabarse en combate. Debió haber muchos aullidos de los campeones de ambos lados gritando sus desafíos, y quizás un pálido sol reflejado en las cotas de malla, las puntas de las lanzas, y las espadas de los héroes. Los marinos pudieron ser atados, los hombres se juntarían en los puestos de combate altos, las flechas podían perderse a través de la brecha que se achicaba mientras las dos flotas se acercaban. Entonces, la locura real empezó cuando los hombres de Argill y de las Hébridas chocaron con los de Manx y los Nórdicos. Debió ser una sangrienta, salvaje batalla que Somerled ganó, forzando a los Nórdicos a huir hacia el sur. Tal vez sea bueno que no haya detalles, en todas las batallas hay cosas terribles, y hubo muy poca piedad en el salvaje mar invernal de Islay. Pero hubo un tratado después de todo, y a Somerled le fueron dadas todas las islas al sur de Ardnamurchan, excluyendo Man, la cual, junto con Skye y Lewis, siguió en poder de Godred.

    Ahora Somerled era el soberano de Argyll y Lorne y controlaba las islas desde Islay hasta South Uist y desde Mull hasta Barra. Dos años más tarde tuvo que pelear otra batalla marina en Islay para confirmar sus posesiones, y esta vez el derrotado Godred se retiró hasta Noruega. Cuando Godred suplicó por ayuda a los Reyes de Escocia, Inglaterra y Noruega, fue rechazado y entonces supo que había perdido las islas.

    Con el poder marítimo Gaélico controlando las islas, la cultura Gaélica pudo reafirmarse después de siglos de subyugación Nórdica. Los bardos y los sennachies (contadores de historias) reasumieron sus posiciones o asumieron abiertamente las ocupaciones que les habían forzado a esconder. La Iglesia estaba cerca. Somerled le pidió a la Iglesia Celta que lo ayude a revivir Iona, tristemente decadente desde sus grandes días como la luz de la Cristiandad del Oeste. Puede haber sido este llamado a la iglesia ahora basada en Irlanda lo que molestó a Malcolm, Rey de los Scots. No estaba feliz con la influencia de los irlandeses tan cerca de casa, él respondió quitando las fundaciones de caridad de Iona en Galloway y otorgándolas a Holyrood Abbey, lo que privó a Iona de ingresos muy necesarios.

    Todo lo que Somerled pudo hacer fue fundar Sadell Abbey en Kintyre, antes de concentrarse en asuntos más mundanos. En la Historia, y quizás entre sus pares, Somerled fue conocido como Somerled, Re Innse Gall—Somerled, Rey de las Islas de los Extranjeros, que es un título suficientemente rimbombante para cualquiera, pero infortunadamente, no fue incondicionalmente dado. Los reinos celtas parecen haber tenido una variedad de grados de realeza, y la principal parte del dominio de Somerled fue dado en vasallaje a Malcolm, Rey de los Scots. El Rey de Noruega era también el dueño de las islas que Somerled había ganado por la espada y el nyvaig. Somerled Puede haberse nombrado a sí mismo como Rey, pero en una época de feudalismo, tenía superiores feudales. Sin embargo, independientemente de los tecnicismos legales, era el gobernante de facto de gran parte del oeste y, mientras vivió, ninguna flota extranjera perturbó su paz.

    Malcolm IV de los Scots, apodado La Doncella, mucho más cerca de casa, era un oponente más peligroso que Godred. Los detalles de sus relaciones son escasos, pero Somerled había peleado al lado de su abuelo, el Rey David en su Guerra Inglesa de 1138 y ciertamente asistió a la corte de Malcolm en Perth, donde su comportamiento fue tal que se ganó el apodo Sit-by-the-King (el sentado al lado del Rey). Si fueron grandes amigos o simplemente habían formado una alianza temporal, para 1164, ellos eran enemigos, y Somerled trajo una considerable flota a Clide. Las fuerzas se encontraron en Renfrew, pero la historia es confusa respecto de lo que pasó después. Tal vez hubo una batalla, pero la tradición dice que Malcolm sobornó a uno de los parientes de  Somerled  para que lo asesine. Cualquier cosa que pasara, el gran Somerled murió en o cerca de  Renfrew. Sin su líder, la flota se retiró, e  inmediatamente las islas Hébridas perdieron su unidad.

    De los cinco hijos de Somerled, dos fueron especialmente notables mientras dividían su reino entre ellos. Dougal tomó a Lorne, Mull y Benderloch, y de él surgió el gran clan Mac Dougall. Ranald tomó el estilo de Re Innse Gall y se basó en Islay, Kintyre y Garmoran. El hijo de Ranald, Domnall fundó el Clan Donald, mientras él era el progenitor de los Mac Ruaridh. Los otros hijos de Somerled, Duncan, Alexander y John, eran pobres sombras de su poderoso padre.

    Así, Somerled dejó un legado duradero en Escocia, y aunque los hijos e hijas de los clanes son más reconocidos, quizás debería ser recordado por un sangriento día de enero en Islay cuando su flota de pequeños barcos puso a las Hébridas en el mapa náutico del mundo.

    Desde Somerled saltaremos siete centurias hasta uno de los mejores marinos de clipper que hubo en el reino de la Reina Victoria, un hombre cuyo nombre ha sido prácticamente olvidado por la historia: James Nicol Forbes.

    EL CAPITÁN DE CLIPPER: BULLY FORBES

    En una era de innovación donde la velocidad era todo, él fue el más rápido navegando. En un momento de expansión marítima, cuando Escocia produjo una gran cantidad de marineros calificados, fue reconocido como uno de los mejores. Cuando los hombres de hierro navegaban barcos de madera de un lado del mundo al otro, era conocido como uno de los marineros más duros a flote. Sin embargo, murió en la pobreza, y su nombre dejó un sabor amargo en la boca de los hombres de mar.

    Él fue James Nicol Forbes; Bully Forbes, maestro de Marco Polo, el del barco más rápido del mundo. Nació en Aberdeen en 1821, Forbes tenía 18 años cuando llegó a Liverpool, pero su habilidad evidente pronto lo transformó en comandante. Aunque solo tenía un bergantín lejos de ser nuevo, Forbes cruzó el Atlántico hacia Argentina en un tiempo casi récord y repitió la hazaña en caso de que alguien pudiera pensar que había sido una casualidad. Después de la primera, hubo otros navíos, otros viajes rápidos no descriptos, y rápidamente Forbes ganó una reputación que atrajo la atención de compañías navieras de lujo. James Baines, hombre hecho a sí mismo, hijo de un pastelero y ahora el dueño de la Black Ball Line reconoció el genio de Forbes, y pronto el joven y capaz Aberdoniano estaba estudiando cartas de las Antípodas.

    Era la década de 1850, y la Black Ball Line de Liverpool era probablemente la  más prestigiosa compañía operando entre Britania y Australia, transportando pasajeros y emigrantes a Melbourne o Sydney y volviendo con oro. Después de los Hambrientos Cuarenta, la Lucha de los Cincuenta abrió con el cristal brillante de la Gran Exposición en Londres y se amplió con el brillo del oro de los buscadores en los nuevos campos de ese metal descubiertos en Australia y que la transformaron del Infierno de los Convictos en el País de la Suerte donde las fortunas podían ser sacadas desde el rojo y duro suelo. Se necesitaban barcos especializados para transferir esa carga de alto valor, y no había ninguno mejor que el clipper. Estos fueron los veleros más rápidos desarrollados hasta la fecha y posiblemente los más hermosos que hayan adornado los mares.

    Evolucionado de los barcos corsarios de Baltimore que dieron noches de insomnio a la Royal Navy durante la guerra de 1812, y de los malvados navíos esclavistas que cruzaron el Atlántico con sus cargas de vergüenza, los clippers estaban destinados a la velocidad. Cuando en  1845 Alexander Hall de Aberdeen inventó la ‘proa Aberdeen , les dio a estos barcos el toque final. La proa Aberdeen se redondea en la tabla delantera, haciendo que el agua fluya desde el tajamar hacia la roda, creando un casco cóncavo que corta mejor el agua. Había nacido una nueva forma de corredor marino. Eran embarcaciones delicadas que requerían el toque seguro de un Master Mariner (Capitán de Velero cuya licencia no tiene límite. Es la mayor graduación para capitanes de veleros. N del T.) y una tripulación de marineros altamente calificados. Solo una elite eran lo suficientemente

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