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Antonio Machado: Poesías Completas
Antonio Machado: Poesías Completas
Antonio Machado: Poesías Completas
Libro electrónico502 páginas5 horas

Antonio Machado: Poesías Completas

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Esta edición, a cargo de Sam Vaseghi, incluye los libros de poemas editados en vida de la autora.
Antonio Machado Ruiz (1875-1939) fue un poeta español, el más joven representante de la generación del 98. Su obra inicial, de corte modernista (como la de su hermano Manuel), evolucionó hacia un intimismo simbolista con rasgos románticos, que maduró en una poesía de compromiso humano, de una parte, y de contemplación casi taoísta de la existencia, por otra; una síntesis que en la voz de Machado se hace eco de la sabiduría popular más ancestral. Dicho en palabras de Gerardo Diego, «hablaba en verso y vivía en poesía». Fue uno de los alumnos distinguidos de la Institución Libre de Enseñanza (ILE), con cuyos idearios estuvo siempre comprometido. Murió en el exilio en la agonía de la Segunda República Española.
ÍNDICE:
PRIMERAS POESÍAS;
SOLEDADES;
DEL CAMINO;
CANCIONES;
HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES;
GALERÍAS;
VARIA;
CAMPOS DE CASTILLA;
ELOGIOS;
NUEVAS CANCIONES;
DE UN CANCIONERO APÓCRIFO;
CANCIONERO APÓCRIFO;
LOS COMPLEMENTARIOS;
LA GUERRA;
SONETOS ESCRITOS EN UNA;
NOCHE DE BOMBARDE
IdiomaEspañol
Editoriall'Aleph
Fecha de lanzamiento23 dic 2019
ISBN9789176377147
Antonio Machado: Poesías Completas
Autor

Antonio Machado

Antonio Cipriano José María Machado Ruiz. (Sevilla, 26 de julio de 1875 - Coillure, Francia, 22 de febrero de 1939). Poeta, dramaturgo y narrador español, poeta emblemático de la Generación del 98.Realiza sus estudios en la Institución Libre de Enseñanza y posteriormente completa sus estudios en los institutos San Isidro y Cardenal Cisneros. Realiza varios viajes a París, donde conoce a Rubén Darío y trabaja unos meses para la editorial Garnier.En Madrid participa del mundo literario y teatral, formando parte de la compañía teatral de María Guerrero y Fernando Díaz de Mendoza. En 1907 obtiene la cátedra de Francés en Soria. Tras un viaje a París con una beca de la Junta de Ampliación de Estudios para estudiar filosofía con Bergson y Bédier, fallece su mujer - con la lleva casado tres años - y este hecho le afecta profundamente. Pide el traslado a Baeza, donde continúa impartiendo francés entre 1912 y 1919, y posteriormente se traslada a Segovia buscando la cercanía de Madrid, destino al que llega en 1932. Durante los años que pasa en Segovia colabora en la universidad popular fundada en dicha ciudad.En 1927 ingresa en la Real Academia y un año después conoce a la poetisa Pilar de Valderrama, la "Guiomar" de sus poemas, con la que mantiene relaciones secretas durante años.Durante los años veinte y treinta escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. En la Guerra Civil Machado no permanece en Madrid ya que es evacuado a Valencia en noviembre de 1936. Participa en las publicaciones republicanas y hace campaña literaria. Colabora en Hora de España y asiste al Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura. En 1939 marcha a Barcelona, desde donde cruza los Pirineos hasta Coillure. Allí fallece al poco tiempo de su llegada.En la evolución poética de Antonio Machado destacan tres aspectos: el entorno intelectual de sus primeros años, marcado primero por la figura de su padre, estudioso del folclore andaluz, y después por el espíritu de la Institución Libre de Enseñanza; la influencia de sus lecturas filosóficas, entre las que son destacables las de Bergson y Unamuno; y, en tercer lugar, su reflexión sobre la España de su tiempo. La poética de Ruben Darío, aunque más acusada en los primeros años, es una influencia constante.El teatro escrito por los hermanos Machado está marcado por su poética y no permanece en los límites del teatro comercial del momento. Sus obras teatrales se escriben y estrenan entre 1926 (Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel) y 1932 (La duquesa de Benamejí) y consta de otras cinco obras, además de las dos citadas. Son Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) - escritas todas en verso - y El hombre que murió en la guerra, escrita en prosa y no estrenada hasta 1941. Además, los hermanos Machado adaptan para la escena comedias de Lope de Vega como El perro del hortelano o La niña de Plata, así como Hernani de Víctor Hugo.

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    Antonio Machado - Antonio Machado

    Antonio Machado

    Poesías Completas

    Antonio Machado

    Poesías Completas

    l’Aleph

    Antonio Machado

    Poesías Completas

    Pintura de portada: Antonio Machado, por Joaquín Sorolla, 1918

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

    © 2020 Wisehouse Publishing | Sweden— Edtorial l-Aleph

    www.l-aleph.com

    ISBN 978-91-7637-714-7

    Índice

    ~PRIMERAS POESÍAS~

    SOBRE LA CLARA ESTRELLA DEL OCASO

    ARTE POÉTICA

    Y ESTAS PALABRAS INCONEXAS

    GALERÍAS

    ~SOLEDADES~

    EL VIAJERO

    He andado muchos caminos,

    La plaza y los naranjos encendidos

    EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO

    RECUERDO INFANTIL

    Fue una clara tarde, triste y soñolienta...

    El limonero lánguido suspende

    Yo escucho los cantos

    ORILLAS DEL DUERO

    A la desierta plaza

    Yo voy soñando caminos

    Amada, el aura dice

    Hacia un ocaso radiante

    CANTE HONDO

    La calle en sombra. Ocultan los altos caserones

    Siempre fugitiva y siempre

    HORIZONTE

    EL POETA

    ¡Verdes jardinillos,

    ~DEL CAMINO~

    PRELUDIO

    Daba el reloj las doce... y eran doce

    Sobre la tierra amarga,

    En la desnuda tierra del camino

    El sol es un globo de fuego,

    ¡Tenue rumor de túnicas que pasan

    ¡Oh, figuras del atrio, más humildes

    La tarde todavía

    Crear fiestas de amores

    Arde en tus ojos un misterio, virgen

    Algunos lienzos del recuerdo tienen

    Crece en la plaza en sombra

    Las ascuas de un crepúsculo morado

    ¿Mi amor? ... ¿Recuerdas, dime,

    Me dijo un alba de la primavera:

    Al borde del sendero un día nos sentamos.

    Es una forma juvenil que un día

    ¡Oh, dime, noche amiga, amada vieja,

    ~CANCIONES~

    Abril florecía

    COPLAS ELEGIACAS

    INVENTARIO GALANTE

    Me dijo una tarde

    La vida hoy tiene ritmo

    Era una mañana y abril sonreía.

    El casco roído y verdoso

    El sueño bajo el sol que aturde y ciega,

    ~HUMORISMOS, FANTASÍAS, APUNTES~

    LA NORIA

    EL CADALSO

    LAS MOSCAS

    ELEGÍA DE UN MADRIGAL

    ACASO...

    JARDÍN

    FANTASÍA DE UNA NOCHE DE ABRIL

    A UN NARANJO Y A UN LIMONERO

    LOS SUEÑOS MALOS

    HASTIO

    Sonaba el reloj la una,

    CONSEJOS

    GLOSA

    Anoche cuando dormía

    ¿Mi corazón se ha dormido?

    ~GALERÍAS~

    INTRODUCCIÓN

    Desgarrada la nube; el arco iris

    Y era el demonio de mi sueño, el ángel

    Desde el umbral de un sueño me llamaron...

    SUEÑO INFANTIL

    ¡Y esos niños en hilera,

    Si yo fuera un poeta

    Llamó a mi corazón, un claro día,

    Hoy buscarás en vano

    Y nada importa ya que el vino de oro

    Tocados de otros días,

    La casa tan querida

    Ante el pálido lienzo de la tarde,

    Tarde tranquila, casi

    Yo, como Anacreonte,

    ¡Oh tarde luminosa!

    Es una tarde cenicienta y mustia,

    ¿Y ha de morir contigo el mundo

    Desnuda está la tierra,

    CAMPO

    A UN VIEJO Y DISTINGUIDO SEÑOR

    LOS SUEÑOS

    Guitarra del mesón que hoy suenas jota,

    El rojo sol de un sueño en el Oriente asoma.

    La primavera besaba

    Eran ayer mis dolores

    RENACIMIENTO

    Tal vez la mano, en sueños,

    Y podrás conocerte, recordando

    Los árboles conservan

    Húmedo está, bajo el laurel, el banco

    ~VARIA~

    Pegasos, lindos pegasos,

    Deletreos de armonía

    En medio de la plaza y sobre tosca piedra,

    COPLAS MUNDANAS

    SOL DE INVIERNO

    ~CAMPOS DE CASTILLA~

    RETRATO

    A ORILLAS DEL DUERO

    POR TIERRAS DE ESPAÑA

    EL HOSPICIO

    EL DIOS IBERO

    ORILLAS DEL DUERO

    LAS ENCINAS

    ¿Eres tú, Guadarrama, viejo amigo,

    EN ABRIL, LAS AGUAS MIL

    UN LOCO

    FANTASÍA ICONOGRÁFICA

    UN CRIMINAL

    AMANECER DE OTOÑO

    EN TREN

    NOCHE DE VERANO

    PASCUA DE RESURRECCIÓN

    CAMPOS DE SORIA

    LA TIERRA DE ALVARGONZALEZ

    EL SUEÑO

    AQUELLA TARDE.

    OTROS DÍAS

    CASTIGO

    EL VIAJERO

    EL INDIANO

    LA CASA

    LA TIERR A

    LOS ASESINOS

    A UN OLMO SECO

    RECUERDOS

    AL MAESTRO AZORIN POR SU LIBRO CASTILLA

    CAMINOS

    Señor, ya me arrancaste lo que yo más quería.

    Dice la esperanza: un día

    Allá, en las tierras altas,

    Soñé que tú me llevabas

    Una noche de verano

    Al borrarse la nieve, se alejaron

    En estos campos de la tierra mía,

    A JOSÉ MARÍA PALACIO

    OTRO VIAJE

    POEMA DE UN DÍA

    NOVIEMBRE 1913

    LA SAETA

    DEL PASADO EFÍMERO

    LOS OLIVOS

    LLANTO DE LAS VIRTUDES Y COPLAS POR LA MUERTE DE DON GUIDO

    LA MUJER MANCHEGA

    EL MAÑANA EFÍMERO

    PROVERBIOS Y CANTARES

    PARÁBOLAS

    MI BUFÓN

    ~ELOGIOS~

    Como se fue el maestro,

    A ti laurel y hiedra

    Valcarce, dulce amigo, si tuviera

    MARIPOSA DE LA SIERRA

    DESDE MI RINCÓN

    UNA ESPAÑA JOVEN

    ESPAÑA EN PAZ

    Esta leyenda en sabio romance campesino,

    Este noble poeta, que ha escuchado

    Si era toda en su verso la armonía del mundo,

    Tus versos me han llegado a este rincón manchego,

    MIS POETAS

    Este donquijotesco

    Era una noche del mes

    ~NUEVAS CANCIONES~

    OLIVO DEL CAMINO

    APUNTES

    HACIA TIERRA BAJA

    GALERÍAS

    LA LUNA, LA SOMBRA Y EL BOTÓN

    CANCIONES DE TIERRAS ALTAS

    CANCIONES

    CANCIONES DEL ALTO DUERO

    PROVERBIOS Y CANTARES

    LOS OJOS

    EL VIAJE

    GLOSANDO A RONSARD Y OTRAS RIMAS

    SONETOS

    VIEJAS CANCIONES

    ~DE UN CANCIONERO APÓCRIFO~

    ~CANCIONERO APÓCRIFO~

    ULTIMAS LAMENTACIONES DE ABEL MARTÍN

    SIESTA

    A LA MANERA DE JUAN DE MAIRENA

    LOS COMPLEMENTARIOS

    CANCIONES A GUIOMAR

    OTRAS CANCIONES A GUIOMAR

    MUERTE DE ABEL MARTIN

    OTRO CLIMA

    ~LOS COMPLEMENTARIOS~

    ¡Qué dificil es

    ALBORADAS

    SÓLO RECUERDO LA EMOCIÓN DE LAS COSAS

    APUNTES

    EL ADJETIVO Y EL NOMBRE

    ~ LA GUERRA ~

    LA PRIMAVERA

    EL POETA RECUERDA LAS TIERRAS DE SORIA

    AMANECER EN VALENCIA

    LA MUERTE DEL NIÑO HERIDO

    A FEDERICO DE ONIS

    CANCIÓN

    COPLAS

    EL CRIMEN FUE EN GRANADA

    Estos días azules y este sol de la infancia

    ANTONIO MACHADO

    por Rubén Darío

    Misterioso y silencioso

    Iba una vez y otra vez,

    Su mirada era tan profunda

    que apenas se podía ver.

    Cuando hablaba tenía un dejo

    De timidez y de altivez.

    Y la luz de sus pensamientos

    Casi siempre se veía arder.

    Era luminoso y profundo

    Como era hombre de buena fe.

    Fuera pastor de mil leones

    Y de corderos a la vez.

    Conduciría tempestades

    O traería un panal de miel.

    Las maravillas de la vida

    Y del amor y del placer,

    Cantaba en versos profundos

    Cuyo secreto era de él.

    Montado en un raro Pegaso,

    Un día al imposible fue.

    Ruego por Antonio a mis dioses,

    Ellos le salven siempre. Amén.

    Rubén Darío

    ji

    ~PRIMERAS POESÍAS~

    (Anteriores a 1902)

    7

    i

    SOBRE LA CLARA ESTRELLA DEL OCASO

    El poeta recuerda a una mujer desde un puente del Guadalquivir

    Sobre la clara estrella del ocaso,

    como un alfanje, plateada, brilla

    la luna en el crepúsculo de rosa

    y en el fondo del agua ensombrecida.

    El río lleva un numeroso acento

    de sombra cristalina

    bajo el puente de piedra, ¡Lento río

    que me cantas su nombre, el alma mía

    quiere arrojar a tu corriente pura

    la ramita más lenta y más florida,

    que encienda la primavera

    en los verdes almendros de tu orilla!

    Quiero verla caer, seguir, perderse

    sobre tus ondas limpias.

    Y he de llorar... Mi corazón contigo

    flotará en tus rizadas lejanías.

    ¡Oh tarde como aquella y río lento

    de sombra cristalina!...

    Sobre la clara estrella del ocaso

    la argéntea luna brilla.

    ii

    ARTE POÉTICA

    Y en toda el alma hay una sola fiesta

    tú lo sabrás, Amor sombra florida,

    sueño de aroma, y luego... nada; andrajos,

    rencor, filosofía.

    Roto en tu espejo tu mejor idilio,

    Y vuelto ya de espaldas a la vida,

    Ha de ser tu oración de la mañana:

    ¡Oh, para ser ahorcado, hermoso día!

    iii

    Y ESTAS PALABRAS INCONEXAS

    ¡Oh, sola gracia de la amarga tierra,

    rosal de aroma, fuente del camino!

    Auras... ¡Amor!  Bien haya primavera;

    bien haya abril florido,

    y el solo amado enjambre de mis sueños,

    que labra miel al corazón sombrío.

    Y en una triste noche me aguijaba

    la pavorosa espuela de mis pasos...

    Sentirse caminar sobre la tierra

    cosa es que lleva al corazón espanto.

    Y es que la tierra ha muerto... Está en la luna

    el alma de la tierra

    y en los luceros claros.

    iv

    GALERÍAS

    Yo he visto mi alma en sueños...

    En el etéreo espacio

    donde los mundos giran,

    un astro loco, un raudo

    cometa con los rojos

    cabellos incendiados...

      Yo he visto mi alma en sueños

    cual río plateado,

    de rizas ondas lentas

    que fluyen dormitando...

    Acaso mi alma tenga

    risueña luz de campo,

    y sus aromas lleguen

    de allá, del fondo claro...

      Yo he visto mi alma en sueños...

    Era un desierto llano

    y un árbol seco y roto

    hacia el camino blanco

    ji

    ~SOLEDADES~

    (1907, edición final en 1919)

    7

    I

    EL VIAJERO

    Está en la sala familiar, sombría,

    y entre nosotros, el querido hermano

    que en el sueño infantil de un claro día vimos partir hacia un país lejano.

    Hoy tiene ya las sienes plateadas,

    un gris mechón sobre la angosta frente;

    y la fría inquietud de sus miradas

    revela un alma casi toda ausente.

    Deshójanse las copas otoñales

    del parque mustio y viejo.

    La tarde, tras los húmedos cristales,

    se pinta, y en el fondo del espejo.

    El rostro del hermano se ilumina suavemente. ¿Floridos desengaños

    dorados por la tarde que declina?

    ¿Ansias de vida nueva en nuevos años?

    ¿Lamentará la juventud perdida?

    Lejos quedó —la pobre loba— muerta.

    ¿La blanca juventud nunca vivida teme, que ha de cantar ante su puerta?

    ¿Sonríe al sol de oro,

    de la tierra de un sueño no encontrada;

    y ve su nave hender el mar sonoro,

    de viento y luz la blanca vela henchida?

    El ha visto las hojas otoñales,

    amarillas, rodar, las olorosas

    ramas del eucalipto, los rosales

    que enseñan otra vez sus blancas rosas.

    Y este dolor que añora o desconfía

    el temblor de una lágrima reprime,

    y un resto de viril hipocresía

    en el semblante pálido se imprime.

    Serio retrato en la pared clarea todavía. Nosotros divagamos.

    En la tristeza del hogar golpea

    el tictac del reloj. Todos callamos.

    II

    He andado muchos caminos,

    he abierto muchas veredas;

    he navegado en cien mares,

    y atracado en cien riberas.

    En todas partes he visto

    caravanas de tristeza,

    soberbios y melancólicos

    borrachos de sombra negra,

    y pedantones al paño

    que miran, callan, y piensan

    que saben, porque no beben

    el vino de las tabernas.

    Mala gente que camina

    y va apestando la tierra...

    Y en todas partes he visto

    gentes que danzan o juegan,

    cuando pueden, y laboran

    sus cuatro palmos de tierra.

    Nunca, si llegan a un sitio,

    preguntan adonde llegan.

    Cuando caminan, cabalgan

    a lomos de mula vieja,

    y no conocen la prisa

    ni aun en los días de fiesta.

    Donde hay vino, beben vino;

    donde no hay vino, agua fresca.

    Son buenas gentes que viven,

    laboran, pasan y sueñan,

    y en un día como tantos,

    descansan bajo la tierra.

    III

    La plaza y los naranjos encendidos

    con sus frutas redondas y risueñas.

    Tumulto de pequeños colegiales

    que, al salir en desorden de la escuela,

    llenan el aire de la plaza en sombra

    con la algazara de sus voces nuevas.

    ¡Alegría infantil en los rincones

    de las ciudades muertas!...

    ¡Y algo nuestro de ayer, que todavía

    vemos vagar por estas calles viejas!

    IV

    EN EL ENTIERRO DE UN AMIGO

    Tierra le dieron una tarde horrible

    del mes de julio, bajo el sol de fuego.

    A un paso de la abierta sepultura,

    había rosas de podridos pétalos,

    entre geranios de áspera fragancia

    y roja flor. El cielo

    puro y azul. Corría

    un aire fuerte y seco.

    De los gruesos cordeles suspendido,

    pesadamente, descender hicieron

    el ataúd al fondo de la fosa

    los dos sepultureros...

    Y al resonar sonó con recio golpe,

    solemne, en el silencio.

    Un golpe de ataúd en tierra es algo

    perfectamente serio.

    Sobre la negra caja se rompían

    los pesados terrones polvorientos...

    El aire se llevaba

    de la honda fosa el blanquecino aliento.

    —Y tú, sin sombra ya, duerme y reposa, larga paz a tus huesos...

    Definitivamente,

    duerme un sueño tranquilo y verdadero.

    V

    RECUERDO INFANTIL

    Una tarde parda y fría

    de invierno. Los colegiales

    estudian. Monotonía

    de lluvia tras los cristales.

    Es la clase. En un cartel

    se representa a Caín

    fugitivo, y muerto Abel,

    junto a una mancha carmín.

    Con timbre sonoro y hueco

    truena el maestro, un anciano

    mal vestido, enjuto y seco,

    que lleva un libro en la mano.

    Y todo un coro infantil

    va cantando la lección;

    mil veces ciento, cien mil,

    mil veces mil, un millón.

    Una tarde parda y fría

    de invierno. Los colegiales

    estudian. Monotonía

    de la lluvia en los cristales.

    VI

    Fue una clara tarde, triste y soñolienta...

    tarde de verano. La hiedra asomaba

    al muro del parque, negra y polvorienta...

    La fuente sonaba.

    Rechinó en la vieja cancela mi llave;

    con agrio ruido abrióse la puerta

    de hierro mohoso y, al cerrarse, grave

    golpeó el silencio de la tarde muerta.

    En el solitario parque, la sonora

    copla borbollante del agua cantora

    me guía a la fuente. La fuente vertía

    sobre el blanco mármol su monotonía.

    La fuente cantaba: ¿Te recuerda, hermano,

    un sueño lejano mi canto presente?

    Fue una tarde lenta del lento verano.

    Respondí a la fuente:

    No recuerdo, hermana,

    mas sé que tu copla presente es lejana.

    Fue esta misma tarde: mi cristal vertía

    como hoy sobre el mármol su monotonía.

    ¿Recuerdas, hermano? ... Los mirtos talares,

    que ves, sombreaban los claros cantares

    que escuchas. Del rubio color de la llama,

    el fruto maduro pendía en la rama,

    lo mismo que ahora. ¿Recuerdas, hermano? ...

    Fue esta misma lenta tarde de verano.

    —No sé qué me dice tu copla riente

    de ensueños lejanos, hermana la fuente.

    Yo sé que tu claro cristal de alegría

    ya supo del árbol la fruta bermeja;

    yo sé que es lejana la amargura mía

    que sueña en la tarde de verano vieja.

    Yo sé que tus bellos espejos cantores

    copiaron antiguos delirios de amores:

    mas cuéntame, fuente de lengua encantada,

    cuéntame mi alegre leyenda olvidada.

    —Yo no sé leyendas de antigua alegría,

    sino historias viejas de melancolía.

    Fue una clara tarde del lento verano..

    Tú venías solo con tu pena, hermano;

    tus labios besaron mi linfa serena,

    y en la clara tarde, dijeron tu pena.

    Dijeron tu pena tus labios que ardían;

    la sed que ahora tienen, entonces tenían.

    —Adiós para siempre la fuente sonora,

    del parque dormido eterna cantora.

    Adiós para siempre; tu monotonía,

    fuente, es más amarga que la pena mía.

    Rechinó en la vieja cancela mi llave;

    con agrio ruido abrióse la puerta

    de hierro mohoso y, al cerrarse, grave

    sonó en el silencio de la tarde muerta.

    VII

    El limonero lánguido suspende

    una pálida rama polvorienta,

    sobre el encanto de la fuente limpia,

    y allá en el fondo sueñan

    los frutos de oro...

    Es una tarde clara,

    casi de primavera,

    tibia tarde de marzo

    que el hálito de abril cercano lleva;

    y estoy solo, en el patio silencioso,

    buscando una ilusión cándida y vieja:

    alguna sombra sobre el blanco muro,

    algún recuerdo, en el pretil de piedra

    de la fuente, dormido, o, en el aire,

    algún vagar de túnica ligera.

    En el ambiente de la tarde flota

    ese aroma de ausencia.

    que dice al alma luminosa: nunca,

    y al corazón: espera.

    Ese aroma que evoca los fantasmas

    de las fragancias vírgenes y muertas.

    Sí, te recuerdo, tarde alegre y clara,

    casi de primavera,

    tarde sin flores, cuando me traías

    el buen perfume de la hierbabuena,

    y de la buena albahaca,

    que tenía mi madre en sus macetas.

    Que tú me viste hundir mis manos puras

    en el agua serena,

    para alcanzar los frutos encantados

    que hoy en el fondo de la fuente sueñan...

    Sí, te conozco, tarde alegre y clara,

    casi de primavera.

    VIII

    Yo escucho los cantos

    de viejas cadencias,

    que los niños cantan

    cuando en coro juegan,

    y vierten en coro

    sus almas que sueñan,

    cual vierten sus aguas

    las fuentes de piedra:

    con monotonías

    de risas eternas,

    que no son alegres,

    con lágrimas viejas,

    que no son amargas

    y dicen tristezas,

    tristezas de amores

    de antiguas leyendas.

    En los labios niños,

    las canciones llevan

    confusa la historia

    y clara la pena;

    como clara el agua

    lleva su conseja

    de viejos amores,

    que nunca se cuentan.

    Jugando a la sombra

    de una plaza vieja,

    los niños cantaban...

    La fuente de piedra

    vertía su eterno

    cristal de leyenda.

    Cantaban los niños

    canciones ingenuas,

    de un algo que pasa

    y que nunca llega:

    la historia confusa

    y clara la pena.

    Seguía su cuento

    la fuente serena;

    borrada la historia,

    contaba la pena.

    IX

    ORILLAS DEL DUERO

    Se ha asomado una cigüeña a lo alto del campanario.

    Girando en torno a la torre

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