Poemas sueltos
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POEMAS SUELTOS
La oración de las rosas.
¡Ave rosas, estrellas solemnes!
Rosas, rosas, joyas vivas de infinito; bocas, senos y almas vagas perfumadas; llantos, ¡besos!, granos, polen de la luna; dulces lotos de las almas estancadas;
¡ave rosas, estrellas solemnes!
Amigas de poetas y de mi corazón,
¡ave rosas, estrellas de luminosa Sión!
Panidas, sí, Panidas; el trágico Rubén
así llamó en sus versos al lánguido Verlaine, que era rosa sangrienta y amarilla a la vez.
Dejad que así os llame, Panidas, sí, Panidas, esencias de un Edén, de labios danzarines, de senos de mujer.
Vosotras junto al mármol la sangre sois de él, pero si fueseis olores del vergel
en que los faunos moran, tenéis en vuestro ser
una esencia divina:
María de Nazaret,
que esconde en vuestros pechos blancura de su miel;
flor única y divina,
flor de Dios y Luzbel.
Flor eterna. Conjuro al suspiro. Flor grandiosa, divina, enervante, flor de fauno y de virgen cristiana, flor de Venus furiosa y tonante, flor mariana celeste y sedante, flor que es vida y azul fontana
del amor juvenil y arrogante
que en su cáliz sus ansias aclara.
¡Qué sería la vida sin rosas! Una senda sin ritmo ni sangre, un abismo sin noche ni día.
Ellas prestan al alma sus alas, que sin ellas el alma moría,
sin estrellas, sin fe, sin las claras ilusiones que el alma quería.
Ellas son refugio de muchos corazones ellas son estrellas que sienten el amor, ellas son silencios que lentos escaparon del eterno poeta nocturno y soñador,
y con aire y con cielo y con luz se formaron, por eso todas ellas al nacer imitaron
el color y la forma de nuestro corazón. Ellas son las mujeres entre todas las flores,
tibios sancta sanctorum de la eterna poesía, neáporis grandiosas de todo pensamiento, copones de perfume que azul se bebe el viento, cromáticos enjambres, perlas del sentimiento, adornos de las liras, poetas sin acento.
Amantes olorosas de dulces ruiseñores.
Madres de todo lo bello,
sois eternas, magníficas, tristes como tardes calladas de octubre,
que al morir, melancólicas, vagas, una noche de otoño las cubre, porque al ser como sois la poesía estáis llenas de otoño, de tardes, de pesares, de melancolía,
de tristezas, de amores fatales, de crepúsculo gris de agonía, que sois tristes, al ser la poesía
que es un agua de vuestros rosales. Santas rosas divinas y varias, esperanzas, anhelos, pasión, deposito en vosotras, amigas; dadme un cáliz vacío, ya muerto,
que en su fondo, mustiado y desierto, volcaré mi fatal corazón.
¡Ave rosas, estrellas solemnes! Llenas rosas de gracia y amor, todo el