Trilogía rural: Bodas de sangre, Yerma y La casa de Bernarda Alba
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La Trilogía rural de Federico García Lorca, compuesta por Bodas de sangre (1933), Yerma (1934) y La casa de Bernarda Alba (1936), es uno de los mayores hitos de la literatura española. En las miradas que ha ilustrado Javi Cohen para esta edición brilla como en las propias obras la pasión, la venganza, la culpa, la desesperación y, por encima de todo, la represión de la mujer en la España rural de principios del siglo XX.
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Trilogía rural - Federico García Lorca
EL AUTOR
Federico García Lorca nació en 1898 en Fuente Vaqueros (Granada) en el seno de una familia acomodada. Desde su más tierna infancia estuvo en contacto con el arte, especialmente con la música y el dibujo. En 1915 empezó a estudiar Derecho y Filosofía y Letras en la Universidad de Granada. Unos viajes que realizó por España junto a sus compañeros en 1916 inspiraron su primer libro, Impresiones y paisajes (1918). En 1919 se trasladó a Madrid y en la Residencia de Estudiantes se relacionó con numerosos artistas, intelectuales y escritores españoles como Luis Buñuel, Rafael Alberti, Juan Ramón Jiménez y Salvador Dalí. De su viaje a Nueva York en 1929 saldría su célebre poemario Poeta en Nueva York, publicado póstumamente en 1940. Al fundar el grupo teatral universitario La Barraca con el propósito de acercar el teatro al pueblo, se empezó a centrar en este género literario. La buena acogida del estreno en Buenos Aires de
bodas de sangre
(1933) lo alentó a seguir trabajando en la que sería conocida como su
trilogía rural
, compuesta por dicha obra,
yerma
(1934) y
la casa de bernarda alba
(1936). Cuando al fin conseguía una independencia económica con su trabajo, al regresar a España, en 1934, continuó trabajando en su obra. En 1936 estalla la Guerra Civil y Lorca decide instalarse con su familia en la Huerta de San Vicente. Un mes después era detenido por los falangistas, y fue fusilado a las 4:45h de la madrugada del 18 de agosto, en el camino que va de Víznar a Alfacar. Su cuerpo sigue enterrado en una fosa común en algún lugar entre estas dos localidades.
EL ILUSTRADOR
Javi Cohen nació en Toledo un lunes de 1989 al mediodía. Su familia se dio cuenta de que sería artista cuando pintó la pared del salón con una cera naranja, pero él dio el paso tras no encontrar más motivación en su trabajo como profesor de inglés. El tiempo que pasó como estudiante en París hizo que se enamorase aún más del mundo de la moda y el arte. Realizó estudios como ilustrador y diseñador gráfico en la escuela de arte de su ciudad natal en aulas centenarias repletas de esculturas. Allí descubrió su interés por los retratos, la mitología y el diseño de vestuario experimentando con técnicas tradicionales y digitales. Gracias a esto ha podido realizar proyectos para algunos clientes como Lorenzo Caprile o Andrés Sardá.
Desde entonces se dedica a trasladar mensajes con las miradas y el cuerpo. Su trabajo se basa en explorar la expresividad, la sensualidad y las emociones a través del retrato, complementado con entornos llenos de naturaleza y simbolismo. La tradición, las raíces y el folclore son algunos de los elementos con los que este ilustrador experimenta.
TRILOGÍA RURAL
BODAS DE SANGRE
YERMA
LA CASA DE BERNARDA ALBA
Primera edición: septiembre de 2022
© de las ilustraciones: Javi Cohen
© de la nota del editor: Jan Arimany
© de esta edición:
Trotalibros Editorial
C/ Ciutat de Consuegra 10, 3.º 3.ª
AD500 Andorra la Vella, Andorra
hola@trotalibros.com
www.trotalibros.com
ISBN: 978-99920-76-33-0
Depósito legal: AND.257-2022
Maquetación y diseño interior: Klapp
Corrección: Marisa Muñoz
Diseño de la colección y cubierta: Klapp
Bajo las sanciones establecidas por las leyes, queda rigurosamente prohibida, sin la autorización por escrito de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
FEDERICO GARCÍA LORCA
TRILOGÍA RURAL
BODAS DE SANGRE
YERMA
LA CASA DE BERNARDA ALBA
ILUSTRACIONES DE JAVI COHEN
PITEAS · 14
BODAS DE SANGRE
(1931)
PERSONAJES
madre
novia
suegra
mujer de leonardo
criada
vecina
leonardo
novio
padre de la novia
luna
muerte (
como mendiga)
muchachas
leñadores
mozos
ACTO I
Cuadro I
Habitación pintada de amarillo.
novio
.- (Entrando.) Madre.
madre
.- ¿Qué?
novio
.- Me voy.
madre
.- ¿Adónde?
novio
.- A la viña. (Va a salir.)
madre
.- Espera.
novio
.- ¿Quieres algo?
madre
.- Hijo, el almuerzo.
novio
.- Déjalo. Comeré uvas. Dame la navaja.
madre
.- ¿Para qué?
novio
.- (Riendo.) Para cortarlas.
madre
.- (Entre dientes y buscándola.) La navaja, la navaja... Malditas sean todas y el bribón que las inventó.
novio
.- Vamos a otro asunto.
madre
.- Y las escopetas y las pistolas y el cuchillo más pequeño, y hasta las azadas y los bieldos de la era.
novio
.- Bueno.
madre
.- Todo lo que puede cortar el cuerpo de un hombre. Un hombre hermoso, con su flor en la boca, que sale a las viñas o va a sus olivos propios, porque son de él, heredados...
novio
.- (Bajando la cabeza.) Calle usted.
madre
.- ... y ese hombre no vuelve. O si vuelve es para ponerle una palma encima o un plato de sal gorda para que no se hinche. No sé cómo te atreves a llevar una navaja en tu cuerpo, ni cómo yo dejo a la serpiente dentro del arcón.
novio
.- ¿Está bueno ya?
madre
.- Cien años que yo viviera, no hablaría de otra cosa. Primero tu padre, que me olía a clavel y lo disfruté tres años escasos. Luego tu hermano. ¿Y es justo y puede ser que una cosa pequeña como una pistola o una navaja pueda acabar con un hombre, que es un toro? No callaría nunca. Pasan los meses y la desesperación me pica en los ojos y hasta en las puntas del pelo.
novio
.- (Fuerte.) ¿Vamos a acabar?
madre
.- No. No vamos a acabar. ¿Me puede alguien traer a tu padre? ¿Y a tu hermano? Y luego el presidio. ¿Qué es el presidio? ¡Allí comen, allí fuman, allí tocan los instrumentos! Mis muertos llenos de hierba, sin hablar, hechos polvo; dos hombres que eran dos geranios... Los matadores, en presidio, frescos, viendo los montes...
novio
.- ¿Es que quiere usted que los mate?
madre
.- No... Si hablo es porque... ¿Cómo no voy a hablar viéndote salir por esa puerta? Es que no me gusta que lleves navaja. Es que... que no quisiera que salieras al campo.
novio
.- (Riendo.) ¡Vamos!
madre
.- Que me gustaría que fueras una mujer. No te irías al arroyo ahora y bordaríamos las dos cenefas y perritos de lana.
novio
.- (Coge de un brazo a la
madre
y ríe.) Madre, ¿y si yo la llevara conmigo a las viñas?
madre
.- ¿Qué hace en las viñas una vieja? ¿Me ibas a meter debajo de los pámpanos?
novio
.- (Levantándola en sus brazos.) Vieja, revieja, requetevieja.
madre
.- Tu padre sí que me llevaba. Eso es buena casta. Sangre. Tu abuelo dejó a un hijo en cada esquina. Eso me gusta. Los hombres, hombres; el trigo, trigo.
novio
.- ¿Y yo, madre?
madre
.- ¿Tú, qué?
novio
.- ¿Necesito decírselo otra vez?
madre
.- (Seria.) ¡Ah!
novio
.- ¿Es que le parece mal?
madre
.- No.
novio
.- ¿Entonces?...
madre
.- No lo sé yo misma. Así, de pronto, siempre me sorprende. Yo sé que la muchacha es buena. ¿Verdad que sí? Modosa. Trabajadora. Amasa su pan y cose sus faldas, y siento, sin embargo, cuando la nombro, como si me dieran una pedrada en la frente.
novio
.- Tonterías.
madre
.- Más que tonterías. Es que me quedo sola. Ya no me quedas más que tú, y siento que te vayas.
novio
.- Pero usted vendrá con nosotros.
madre
.- No. Yo no puedo dejar aquí solos a tu padre y a tu hermano. Tengo que ir todas las mañanas, y si me voy es fácil que muera uno de los Félix, uno de la familia de los matadores, y lo entierren al lado. ¡Y eso sí que no! ¡Ca! ¡Eso sí que no! Porque con las uñas los desentierro y yo sola los machaco contra la tapia.
novio
.- (Fuerte.) Vuelta otra vez.
madre
.- Perdóname. (Pausa.) ¿Cuánto tiempo llevas en relaciones?
novio
.- Tres años. Ya pude comprar la viña.
madre
.- Tres años. Ella tuvo un novio, ¿no?
novio
.- No sé. Creo que no. Las muchachas tienen que mirar con quién se casan.
madre
.- Sí. Yo no miré a nadie. Miré a tu padre, y cuando lo mataron miré a la pared de enfrente. Una mujer con un hombre, y ya está.
novio
.- Usted sabe que mi novia es buena.
madre
.- No lo dudo. De todos modos, siento no saber cómo fue su madre.
novio
.- ¿Qué más da?
madre
.- (Mirándole.) Hijo.
novio
.- ¿Qué quiere usted?
madre
.- ¡Que es verdad! ¡Que tienes razón! ¿Cuándo quieres que la pida?
novio
.- (Alegre.) ¿Le parece bien el domingo?
madre
.- (Seria.) Le llevaré los pendientes de azófar, que son antiguos, y tú le compras...
novio
.- Usted entiende más...
madre
.- Le compras unas medias caladas, y para ti dos trajes... ¡Tres! ¡No te tengo más que a ti!
novio
.- Me voy. Mañana iré a verla.
madre
.- Sí, sí; y a ver si me alegras con seis nietos, o los que te dé la gana, ya que tu padre no tuvo lugar de hacérmelos a mí.
novio
.- El primero para usted.
madre
.- Sí, pero que haya niñas. Que yo quiero bordar y hacer encaje y estar tranquila.
novio
.- Estoy seguro de que usted querrá a mi novia.
madre
.- La querré. (Se dirige a besarlo y reacciona.) Anda, ya estás muy grande para besos. Se los das a tu mujer. (Pausa. Aparte.) Cuando lo sea.
novio
.- Me voy.
madre
.- Que caves bien la parte del molinillo, que la tienes descuidada.
novio
.- ¡Lo dicho!
madre
.- Anda con Dios.
(Vase el
novio
. La
madre
queda sentada de espaldas a la puerta. Aparece en la puerta una
vecina
vestida de color oscuro, con pañuelo a la cabeza.)
Pasa.
vecina
.- ¿Cómo estás?
madre
.- Ya ves.
vecina
.- Yo bajé a la tienda y vine a verte. ¡Vivimos tan lejos!...
madre
.- Hace veinte años que no he subido a lo alto de la calle.
vecina
.- Tú estás bien.
madre
.- ¿Lo crees?
vecina
.- Las cosas pasan. Hace dos días trajeron al hijo de mi vecina con los dos brazos cortados por la máquina. (Se sienta.)
madre
.- ¿A Rafael?
vecina
.- Sí. Y allí lo tienes. Muchas veces pienso que tu hijo y el mío están mejor donde están, dormidos, descansando, que no expuestos a quedarse inútiles.
madre
.- Calla. Todo eso son invenciones, pero no consuelos.
vecina
.- ¡Ay!
madre
.- ¡Ay! (Pausa.)
vecina
.- (Triste.) ¿Y tu hijo?
madre
.- Salió.
vecina
.- ¡Al fin compró la viña!
madre
.- Tuvo suerte.
vecina
.- Ahora se casará.
madre
.- (Como despertando y acercando su silla a la silla de la
vecina
.) Oye.
vecina
.- (En plan confidencial.) Dime.
madre
.- ¿Tú conoces a la novia de mi hijo?
vecina
.- ¡Buena muchacha!
madre
.- Sí, pero...
vecina
.- Pero quien la conozca a fondo no hay nadie. Vive sola con su padre allí, tan lejos, a diez leguas de la casa más cerca. Pero es buena. Acostumbrada a la soledad.
madre
.- ¿Y su madre?
vecina
.- A su madre la conocí. Hermosa. Le relucía la cara como a un santo; pero a mí no me gustó nunca. No quería a su marido.
madre
.- (Fuerte.) Pero ¡cuántas cosas sabéis de las gentes!
vecina
.- Perdona. No quisiera ofender; pero es verdad. Ahora, si fue decente o no, nadie lo dijo. De esto no se ha hablado. Ella era orgullosa.
madre
.- ¡Siempre igual!
vecina
.- Tú me preguntaste.
madre
.- Es que quisiera que ni a la viva ni a la muerta las conociera nadie. Que fueran como dos cardos, que ninguna persona los nombra y pinchan si llega el momento.
vecina
.- Tienes razón. Tu hijo vale mucho.
madre
.- Vale. Por eso lo cuido. A mí me habían dicho que la muchacha tuvo novio hace tiempo.
vecina
.- Tendría ella quince años. Él se casó ya hace dos años con una prima de ella, por cierto. Nadie se acuerda del noviazgo.
madre
.- ¿Cómo te acuerdas