"Por momentos, me siento culpable por no estar más en casa. Además, recuerdo mi infancia cuando mi padre faltaba por trabajo y le echábamos de menos"
"Espero que, cuando mis hijos sean mayores, entiendan que lo tuve que hacer"
ENÍA un prometedor futuro al frente de la empresa familiar de jamones, pero el veneno de la interpretación se introdujo en sus venas y lo dejó todo por probar suerte. Hoy, casi veinte años después y con una destacada carrera a sus espaldas, Alain Hernández (48) no se arrepiente de su decisión. Una fortuna que también le acompaña en su vida personal como padre de dos pequeños junto a un trabajo que le hace muy feliz, pero que le ha obligado a trasladarse a Madrid dejando a su familia en Barcelona. Y es que cumplir los ‘sueños’, aunque sean ‘de libertad’, también conlleva sacrificios.