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El villano en su rincón
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Libro electrónico251 páginas5 horas

El villano en su rincón

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Lope basa el argumento de esta obra en la vida humilde, serena y en plenitud de Juan Labrador, plebeyo rico que acumula todas las buenas cualidades que se podían exigir a un buen vasallo de la España imperial. En su felicidad, incluso tiene ya redactado el epitafio de su tumba. Al saberlo, el Rey decide conocerlo y visitar al villano en su rincón. Confronta así Lope a sus dos personajes protagonistas, en un proceso de aleccionamiento mutuo que nos cuenta mucho acerca del funcionamiento del poder en el Siglo de Oro. Gracias a la cuidada e interesante edición de Juan Antonio Martínez Berbel, nos adentramos en una obra que, como buen ejemplo de la moral de su autor, no es sino una llamada a la libertad humana.
IdiomaEspañol
EditorialCASTALIA
Fecha de lanzamiento1 ago 2016
ISBN9788497404747
El villano en su rincón
Autor

Lope de Vega

Lope de Vega (1562-1635) was Spain's first great playwright. The most prolific dramatist in the history of the theatre, he is believed to have written some 1500 plays of which about 470 survive. He established the conventions for the Spanish comedia in the last decade of the 16th century, influenced the development of the zarzuela, and wrote numerous autosacramentales.The son of an embroiderer, he took part in the conquest of Terceira in the Azores (1583) and sailed with the Armada in 1588, an event that inspired his epic poem La Dragentea (1597). Among his many notable works are Fuenteovejuna (c. 1614) in which villagers murder their tyrannous feudal lord and are saved by the king's intervention, and El castigo sin venganza, in which a licentious duke maintains his public reputation by killing his adulterous wife and her illegitimate son.

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    El villano en su rincón - Lope de Vega

    Descripción: 0.jpg

    COLECCIÓN DIRIGIDA POR

    PABLO JAURALDE POU
    Descripción: 1.jpg

    LOPE DE VEGA

    EL VILLANO

    EN SU

    RINCÓN

    EDICIÓN, INTRODUCCIÓN Y NOTAS DE

    JUAN ANTONIO MARTÍNEZ BERBEL

    Descripción: 2.jpg

    En nuestra página web www.castalia.es encontrará el catálogo completo de Castalia comentado.

    Oficinas en Buenos Aires (Argentina):

    Avda. Córdoba 744, 2º, unidad 6

    C1054AAT Capital Federal

    Tel. (11) 43 933 432

    E-mail: info@edhasa.com.ar

    Primera edición impresa: octubre 2011

    Primera edición en e.book: marzo 2012

    ©    de la edición: Juan Antonio Martínez Berbel, 2011, 2012

    ©    de la presente edición: Edhasa (Castalia), 2012

    www.edhasa.es

    Ilustración de cubierta: Juan J. Ribera: La vista (h. 1596-1600, detalle). The Metropolitan Museum of Art, Nueva York.

    Diseño gráfico: RQ

    ISBN 978-84-9740-474-7

    Depósito legal: B-9748-2012

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

    INTRODUCCIÓN

    LOPE EN SU CONTEXTO HISTÓRICO

    El Fénix emerge en un periodo convulso

    Como tantos otros en una época convulsa, don Félix de Vega Carpio, padre de Lope de Vega, emigró de Valladolid un año después de que Felipe II eligiera Madrid, apenas un poblado manchego en la época, como sede de la corona y capital del Imperio. Ya antes había hecho lo propio abandonando el valle de Carriedo, en la Montaña asturiana, en un intento de mejorar su estatus al abrigo de la corte. Nació, por tanto, Félix Lope de Vega Carpio el 25 de noviembre de 1562 en la nueva capital. Poco se sabe de su infancia, pero a buen seguro que había de fijarse en su retina, por la habilidad con la que más tarde retrataría la realidad madrileña, el permanente bullicio de una ciudad que comenzó a llenarse de cortesanos, campesinos, artistas, vividores, soldados, delincuentes y gente de toda índole que, como su propio padre, buscaban las múltiples oportunidades que la corte ofrecía. Asistirá Lope, por consiguiente, a un momento histórico y artístico decisivo para la historia de España. Ante sus ojos desfilará el Renacimiento, dejando paso al Barroco, del mismo modo que pasarán los ecos del gran imperio español y hasta tres reyes, Felipe II, III y IV, sucesión viva de ese declive. A los tres se intentará acercar, en la pretensión de obtener un cargo público que le permitiese una vida holgada y un reconocimiento cortesano. De los tres recibirá la misma respuesta negativa. No será la corte, entonces, sino la pluma, la que le asegure su subsistencia, a merced, únicamente, de su ingenio de escritor, y especialmente de dramaturgo. Vivió Lope, como escribió, sin mesura, desenfrenadamente, obedeciendo siempre a los contradictorios impulsos de su espíritu. Por esta razón es tan fácil encontrar en su obra los aspectos más variopintos, particulares y diversos de la vida misma, la del dramaturgo y la de la España que, sin desperezarse aún del sueño imperial, comprende que más pronto que tarde éste tocará a su fin. Una época en conflicto y un autor en conflicto conforman una obra multiforme, llena de pliegues y aristas que se resisten a ser interpretados con una mirada unívoca.

    Si por algo estuvo marcada la aventurada vida de Lope fue por los lances amorosos, amén de una especial predisposición a la escritura y un fino olfato dramático que habían de convertirle en representante máximo de la escena española durante las primeras décadas del siglo XVII. Sus éxitos y sus fracasos girarán, aun a su pesar, alrededor de las letras y las damas. Hacia el año 1580 tenía amores con María de Aragón (a la que apodará Marfisa). De esta época parecen ser sus primeras comedias conocidas (El verdadero amante, La pastoral de Jacinto, Los hechos de Garcilaso y moro de Tarfe). Si bien los datos referidos a estos años son imprecisos, parece que el joven Lope escribía comedias ya desde los doce o trece años.

    Entre 1588 y 1595 Lope vivió alejado de la corte. La razón se llamaba Elena Osorio (si bien Lope le dará el nombre literario de Filis, Zaida o Dorotea), hija de un famoso actor de la época, Jerónimo Velázquez, de la que el escritor se enamora perdidamente. Su condición de casada no impidió a Elena corresponder al escritor, ni a la familia Velázquez (incluido el marido, Cristóbal Calderón) autorizar las relaciones, que continuaron hasta el momento en que aparecen por Madrid unos poemas contra la familia de Filis, escritos, al parecer, por un Lope ofendido y celoso de que su amada lo compartiera en su amancebamiento con don Francisco Perrenot de Granvela, sobrino del cardenal Granvela. Los libelos contra la familia Velázquez le valieron a Lope el destierro.

    No esperó Lope a cumplir su condena para volver a verse envuelto en un proceso judicial, causado de nuevo, como no podía ser menos, por una mujer. En este caso se trataba de Isabel de Urbina Alderete y Cortinas, mujer principal de la corte a la que el autor raptó apenas iniciado su destierro. Lope debió de pensar que la familia de Isabel se opondría a sus relaciones y optó por eliminar de antemano cualquier impedimento. Se casó con Isabel, su Belisa, el 10 de mayo de 1588, apenas 20 días antes de salir de Lisboa alistado en la Armada Invencible, a bordo del galeón San Juan, en el que escribió, al parecer, La hermosura de Angélica. Volverá a finales de ese mismo año y se establecerá en Valencia, con su mujer, a partir del año siguiente.

    Este lugar tranquilo y reposado dio a Lope la oportunidad de integrarse en los activos círculos teatrales de la ciudad, con plumas tan relevantes como la de Guillén de Castro. Precisamente el teatro se convertirá entonces para Lope en su medio de vida, al tiempo que le llevará a ser rápidamente el autor más conocido y reconocido de su época, no sólo en Valencia, donde su éxito llegaba incluso a provocar recelo entre las autoridades, sino también en Madrid, adonde el dramaturgo enviaba sus comedias, que se encargaba de representar su amigo Gaspar de Porres.

    En 1590 Lope se trasladó a Toledo y entró a formar parte de la casa del duque de Alba, don Antonio, como su secretario, cargo que le mantendrá hasta 1595 ligado a la ciudad de Alba de Tormes, en la que morirán su mujer y su hija mayor, Antonia. Abandonará la ciudad para dirigirse a Madrid, donde moriría un año después su hija Teodora. Pese a todo, la pasión desbordada del autor habría de ser, como su literatura, el eje central de su existencia. Apenas un año después de haber conseguido el indulto se vio de nuevo envuelto en una causa judicial, en este caso por amancebamiento con Ana Trillo, una viuda rica. A partir de este momento la vida literaria y amorosa del Fénix seguirá igual ritmo desenfrenado. Escribe novelas, comedias, poesía (de esta época son La Arcadia, El Isidro y La Dragontea). Se casó, en 1598, con Juana Guardo, con la que tendría cuatro hijos, si bien mantenía relaciones con la actriz Micaela de Luján (la Camila Lucinda de sus poemas), que le dio al menos cinco, es plausible que siete, pues la relación con esta actriz plantea aún lagunas importantes. Se empleó como secretario del marqués de Sarria y, en 1605, pasaría a ocupar igual puesto con el duque de Sessa. Se habían publicado ya sus Rimas humanas, El caballero de Illescas, Peribáñez o El peregrino en su patria, y, en un primer balance de su actividad dramatúrgica declararía haber escrito ya doscientas treinta comedias. Pese a ser el teatro la tarea profesional más duradera e intensa de Lope, y su medio de vida, no le proporcionará su deseo más ferviente: conseguir un mecenazgo suficientemente poderoso como para vivir holgadamente. Afortunadamente son años de intensa actividad y la fama de Lope es cada vez más incuestionable en los tablados. Publica su Jerusalén conquistada y aparece la Segunda parte de sus comedias, además del Arte nuevo de hacer comedias, verdadera preceptiva dramática del teatro moderno español.

    La década de 1610. Entre el esplendor literario y el declive político

    Esta década enmarca, sin duda, algunos de los acontecimientos fundamentales para la interpretación del siglo XVII. El eterno contraste entre el esplendor artístico y la decadencia política, histórica y social que ha caracterizado siempre la definición del Barroco hispano, comienza a tomar cuerpo precisamente a partir de 1610. En el teatro, un Lope de Vega a punto de entrar en la cincuentena y con unos anhelos de estabilidad familiar que no se verán, sin embargo, cumplidos, se va a convertir, justo en los años finales del reinado de Felipe III, en el dueño absoluto de la escena española, precisamente en el momento en el que el teatro se afianza como uno de los espectáculos lúdicos más importantes de la época. El público ama el teatro y el teatro se llama Lope. En la esfera política, un nombre se va a convertir en hilo conductor, en elemento que define y articula todo el reinado de Felipe III: Lerma[1]. Entre las muchas novedades que éste introdujo en la institución real destacó, sin duda, la instauración de una nueva relación entre la sociedad y la corte. De la corte aislada y sobria de Felipe II se pasó, apenas iniciado el siglo XVII, a otra suntuosa y festiva, dominada por la figura del valido, donde las fiestas, espectáculos cortesanos y edificaciones conmemorativas estaban a la orden del día. Lerma era, sin duda, el epicentro de todo este engranaje. Su ascenso no había sido fácil: El acercamiento al futuro rey, cuya confianza costó valiosos regalos al futuro valido, se había iniciado ya a finales del reinado de Felipe II, pero una vez muerto éste, y tras anular de facto todas las influencias que pudiesen haberle estorbado su dominio sobre el nuevo monarca (entre las cuales se encontraban desde ministros del difunto rey hasta la propia reina, cuyo acceso al rey estaba bajo el control estricto de Lerma), se dedicó a establecer una meticulosa red de contactos que, en poco tiempo, le aseguró el ejercicio efectivo del gobierno de España.

    Tras unos primeros años en que se mantuvo la esperanza de cambios y novedades, a finales de la primera década del XVII ya eran muchas las voces que denunciaban que el rey había hecho dejación permanente de sus funciones en la persona de su valido. Toda la década siguiente estará marcada por el enfrentamiento permanente, en el que los discursos legitimadores del valido van a intentar contrarrestar las muchas opiniones contrarias a éste, que a la postre provocarán su caída definitiva en 1618[2]. En el intervalo, sin embargo, y con un duque de Lerma ejerciendo

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