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Un País Céltico: 2/3, #2
Un País Céltico: 2/3, #2
Un País Céltico: 2/3, #2
Libro electrónico158 páginas2 horas

Un País Céltico: 2/3, #2

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Información de este libro electrónico

El largo invierno había quedado atrás y Lania se preparaba para abordar la parte más luminosa del año, que no estaría exenta de altibajos. Con el inicio de la primavera, pronto se encontraría cara a cara con sus más temidos fantasmas del pasado y se vería obligada a sacar de su vida todo lo que ya no necesitaba para dejar paso a la renovación de la primavera. 

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento20 nov 2020
ISBN9781071516508
Un País Céltico: 2/3, #2

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    Un País Céltico - Delenn Harper

    Personajes principales

    Lania: hija de Katell, del clan Tudwall de Armórica

    Luam: hijo de Meriadoc, estudiante en Avalonia

    Helori: jefe de la casa de Bangor

    Cierdwyn: vieja sacerdotisa, jefa de la Casa de las Sacerdotisas

    Niam: Directora de Avalonia

    Ellylw: sacerdotisa de Mona, profesora de Historias y Cuentos

    Tamara: estudiante de Cornualles en Avalonia

    Gairech: estudiante irlandesa en Avalonia

    Deirdre: estudiante irlandesa en Avalonia

    Ailsa: estudiante escocesa en Avalonia

    Tifenn: prima de Lania

    Guilhem: primo de Lania,

    Hermano gemelo de Iollan

    Iollan: primo de Lania, hermano gemelo de Guilhem

    Howel: tío de Lania

    Lugares

    Britonnia: Nombre del territorio céltico

    Britón, britona: gentilicio de Britonnia

    Avalonia: escuela del País de verano

    Bangor: instituto de los druidas

    Llydaw: nombre galés de la Pequeña Bretaña

    Breizh: Bretaña armoricana

    Alba / Scotie: Escocia

    Kernow: Cornualles

    Eire / Erín: Irlanda

    Cymru / Gwynedd: País de Gales

    Mannin: Isla de Man

    Galiza: Galicia

    En medio del invierno, descubrí que había en mí un verano invencible.


    Albert Camus

    I

    El Círculo estaba abierto. La clase podía empezar y Niam nos pidió que hiciéramos un círculo con ella en el centro. Llevaba su gran bufanda o fullplaid de tartán galesa al estilo de los gaiteros. Aunque la idea de ver a Niam tocando la gaita me resultó incongruente.

    De pronto, un militar apareció ante todas nosotras. Era alto e imponente, y su instrumento céltico era ensordecedor. Llevaba un trozo de tela de tartán debajo del hombro derecho para unir el resto de la tela encima del hombro izquierdo con un pasador de lacería, cayendo elegantemente drapeado sobre su brazo izquierdo. La prenda estaba sujeta por un pasador finamente tallado, adornado con los dibujos típicos del arte céltico. La forma en que llevaba el tartán, los pliegues y el perfecto drapeado indicaban su rango militar, que en nuestro ejército francés equivalía al de un general de cinco estrellas. Pero yo sabía que hacía tiempo que el País Céltico ya no estaba en guerra. Empecé a reflexionar y no tardé en rememorar las energías de la estación. Niam estaba en guerra en su vida. La estación la animaba a actuar y nos lo demostraba con su vestimenta.

    Asintió con la cabeza para dar las gracias al general vestido de kilt. El hombre salió del aula en silencio, demostrando su perfecto dominio del binioù.

    — Acabamos de celebrar el Solsticio de Invierno –dijo con fuerza– El mundo empieza a despertar de nuevo e Imbolc ya está a la vuelta de la esquina. La estación pasiva ya se ha quedado atrás y ahora, la acción está a la orden del día. Ya no podemos permanecer recluidas ni escondernos o cerrar los ojos esperando a que pase la tormenta. ¡Estaréis sobre el terreno, chicas! Con esta estación, al fin podréis experimentar vuestros talentos de guerreras. Pero eso ya lo veremos en su debido momento... Ahora, en la naturaleza, la semilla se prepara para dar nacimiento a la futura planta. Como ya os enseñé, seguimos las estaciones y la tierra que sufre sus cambios estacionales. ¿Pero sabéis qué representa la fiesta de Imbolc? Porque nosotras celebramos Imbolc –añadió mientras bebía de su taza de té.

    — Oimelg es la llegada de la primavera y en esta época del año, celebramos Brigid –respondió Deirdre, que dominaba la fiesta de Brigid a la perfección.

    Su acento irlandés le daba otra entonación al nombre de Imbolc, lo que me hizo sonreír al darme cuenta de la distinta sonoridad de una misma palabra si se le añadía un acento. Febrero: al oír esas palabras, un escalofrío me recorrió la espalda y de pronto, mi memoria despertó del letargo. Febrero, el mes de las tempestades —así se le conoce en Bretaña. Esa estación fría no anunciaba nada bueno.

    — El periodo comprendido entre Imbolc y el equinoccio de primavera. El periodo durante el que crece el trigo es propicio para que en nosotras se gesten nuevas aspiraciones que podrán eclosionar en primavera. Podemos aprovechar ese momento para replantearnos nuestras vidas, para hacer limpieza interior, para que la Luz expulse nuestras tinieblas. Es un momento para pasar de la oscuridad del invierno al verde del impulso vital de la primavera, de la putrefacción necesaria a la germinación. En la tradición druídica, es el momento de enfrentarnos a nuestros problemas y de celebrar la nueva vida que aún está bajo tierra, pero que no tardará en salir a la superficie. Es el momento de mirar en el espejo de nuestras almas. Tras haber sufrido la pasiva violencia del invierno, recobramos fuerzas con los primeros rayos del sol y nos decidimos a cambiar.

    Escribió el verbo cambiar en la pizarra y nos preguntó por su significado. Indiferente a nuestro silencio, prosiguió.

    — Cambiar significa acabar con algo y pasar a hacer otra cosa. Terminar, la muerte. Por lo tanto, esta estación es una época de importante transición, ya que prepara las semillas dentro de cada una de vosotras, y esas semillas no tardarán en crecer en primavera. Esta estación os preguntará si os permitís cambiar, ya que estáis entrando en la fase de la estación de la transformación. Debéis saber que probablemente sea la más dolorosa de las estaciones porque vuestro objetivo consistirá en expulsar a los demonios. ¿Estáis dispuestas a enfrentaros a vuestros miedos y a vuestros demonios interiores? Porque esta estación es la de la confrontación, la de la lucha contra la Sombra. Debéis saber, señoritas, que esa lucha se cobrará víctimas en ambos bandos. Debemos cuestionarnos la naturaleza del Miedo. El miedo, los demonios internos o la Sombra, todo eso es lo mismo. Es el símbolo de nuestro crecimiento frustrado. Es la expresión de un potencial insatisfecho que nos mina el inconsciente. Nuestros demonios interiores tienen unas características esenciales y necesarias para nuestra personalidad, pero cuando esos mismos demonios nos invaden, perdemos esas características esenciales, ya que actúan en contra de nosotras. Los Dioses nos han proporcionado armas para enfrentarnos al mundo. Esas armas son nuestros caracteres y nuestras peculiaridades individuales. Para poder usar esas armas que son las nuestras, la vida nos enseñará a utilizar nuestras propias armas.

    Su rostro se ensombreció y nos dio la espalda. Ahora, su voz resonaba en el aula.

    — Por desgracia, la sociedad moderna dominada por los hombres asfixia nuestras almas de luchadoras natas. El resultado es un círculo vicioso destructor y sin fin, porque cuanto más apagada se queda nuestra voz de luchadoras para fundirnos en el molde social, menos somos capaces de oír la expresión de nuestra verdadera naturaleza. Hasta el día en que nuestras armas, antaño regalos de los Dioses para protegernos, se vuelvan contra nosotras. Porque no debéis olvidar que las energías deben circular en un sentido o en otro. Y si no usamos nuestras cualidades de guerreras, estas se vuelven contra nosotras. Porque la energía no se almacena en una esquina a la espera de ser usada... U olvidada. No. Esta debe ser liberada de una manera o de otra.

    — Entonces... ¿Qué hacer?

    — No digo que debamos gritar al ataque, ni tampoco mutilarnos si la situación parece no tener salida, sino que debemos tomar conciencia que lo que nos parecen defectos incapacitantes en realidad son grandes cualidades mal utilizadas o mal conocidas. Permitidme que os lo explique usando el mismo ejemplo. Por lo tanto, todas nacemos con una naturaleza de guerreras, en cierto modo, que nos ayuda a protegernos del mal. Hoy, las guerreras que hay en nosotras suelen estar desmotivadas, y sobre todo ridiculizadas. Interiorizamos esa represión contra natura para tratar de ser como la sociedad quiere que seamos. Es decir, mujeres indefensas. De pronto, esa fuerza innata que tenemos interiorizada puede cambiar y volverse en contra de nosotras en forma de Demonios Interiores.

    Cuando nuestra faceta de guerreras no encuentra ninguna forma de expresión adecuada para expresarse en el mundo exterior, esas mismas armas, destinadas a defendernos, se pueden volver en contra de nosotras y hacernos daño. En ese estado, no podemos ni ver la verdad, ni actuar en armonía con la Naturaleza. Recordad la estación, chicas. Mirad afuera –dijo apuntando a la ventana.

    — El invierno sigue ahí, y estamos entrando en la cegadora oscuridad del Sótano de Imbolc, aún estamos metidas en el Caldero de la Dama del Invierno. Solo cuando hayamos atrapado nuestra parte de sombra y la hayamos puesto bajo la luz del día, podremos iniciar la verdadera naturaleza de las situaciones en las que nos encontramos. Porque mientras el nombre del miedo que nos domina se mantenga secreto, protegiendo así su verdadera naturaleza y su identidad, el Miedo seguirá siendo el dueño de la situación y por lo tanto, de vosotras mismas.

    — ¿Cómo podemos recuperar lo que nos pertenece, Señora? –me atreví a preguntar.

    — Por vuestra capacidad de identificar, de nombrar y de interiorizar la idea de que recuperaréis vuestro poder. Llamar a una persona, un objeto o una situación por su nombre significa reconocerlos en su espacio. Cuando descubrimos la esencia de las cosas, conseguimos ponernos en contacto con ellas. Porque esa confrontación con vuestro yo interior, con vuestro lado más oscuro, el menos conocido de vuestro ser, se encuentra al final de un diálogo y de una interiorización que solo pueden ser positivos. Porque esa sombra es una parte aún desconocida de vosotras mismas, pero os aseguro que es parte de vosotras. No podéis dejarla de lado. Debéis aceptarla. Por lo tanto, debéis librar una batalla que permitirá la interiorización progresiva de esos datos acerca de vuestro nuevo Yo, de tal forma que las fuerzas del instinto, los impulsos que aún no controláis, no se manifiesten con un aspecto destructivo, sino que poco a poco, puedan encontrar su sitio y su función inicial, que solo puede ser positiva. Así pues, a través de ese enfoque, el antiguo Yo debe morir para que el nuevo pueda nacer. Es un enfoque doloroso, ya que implica la muerte de una parte de nosotras mismas que nos perjudica, pero es la naturaleza de nuestra transformación. Y para lograrlo, es necesario y prioritario aceptar la diversidad en los demás. Y aceptar la diversidad de los demás empieza por aceptar nuestros propios Miedos sin ningún reproche y sin autoculpabilizarnos. Solo debemos aprender a reconocer lo que hay en nuestra parte de sombra y que es una etapa difícil, no lo dudo. Mirar nuestros propios defectos a la cara no es tarea fácil ni agradable. Es una batalla, y como buenas guerreras que sois, debéis saber que para ganar una batalla, es necesario conocer el hábitat del enemigo. Por ello debéis preguntaros dónde reside el demonio interior al que os enfrentáis. No olvidéis que la ira y la angustia son derivados del miedo.

    Así, cuando sintáis ansiedad o miedo, preguntaos a vosotras mismas de qué tenéis miedo.

    — Siempre debemos localizar y conocer al enemigo –comentó Tamara mientras seguía escribiendo en sus folios.

    — Así es, Tamara. Además de ser una cuestión liberadora, también sirve para ubicar al enemigo. Y es que el miedo es como la bruma o la niebla: se extiende por todas partes y nos confunde en las formas. Cuando sepáis lo que os asusta, recuperaréis el poder que habréis invertido en ese miedo. De ese modo, podréis separar vuestros miedos a la noche oscura y a lo desconocido para poder salir al fin del callejón en el que residen todos vuestros miedos. Recordad que el miedo se multiplica en el anonimato y en lo no dicho. Por eso debemos llamarlo por su nombre. Cuando seáis capaces de llamar a vuestros miedos por su nombre, estos empezarán a encogerse. Ubicar y nombrar a vuestro enemigo, a vuestro Demonio Interior, ya es un gran paso. El siguiente consistirá en sacar al enemigo a la luz para luchar a igualdad de fuerzas

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