Hombre de Estado

Por Enzo Pistaccio

Este libro presenta un fluido diálogo con el destacado político José Miguel Insulza, en el que se revela su vocación y compromiso hacia Chile. Hombre de Estado muestra como este demócrata ejemplar, desde sus años de juventud, se propuso hacer de su existencia un ideario de valores al servicio de Chile. A pesar de que sus ideales se vieron golpeados por la Dictadura, su voluntad y trabajo no descansan hasta alcanzar el regreso de la democracia en Chile. Y ya en la década de los noventa, en el proceso de recuperación de la democracia durante los gobiernos de la Concertación, la figura de Insulza contribuye a configurar la arquitectura de un país al servicio del Estado, entregándole grandeza a nuestra patria, tanto en los gobiernos de Eduardo Frei Ruiz-Tagle y de Ricardo Lagos, como en el presente.

• Idioma: Español
• Editorial: Zig-Zag
• Fecha de lanzamiento: 3 jun 2016
• ISBN: 9789561228580

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Fotografía de portada: Claudia Basaure P.

Edición: José Manuel Zañartu B.

Portada: Juan Manuel Neira L.

ISBN Edición Digital: 978-956-12-2858-0.

ISBN Edición Impresa: 978-956-12-2857-3.

1ª edición: mayo de 2016.

Gerente Editor: Alejandra Schmidt U.

Editora: Camila Domínguez U.

Director de Arte y Diseño: Juan Manuel Neira L.

Diseñadora: Mirela Tomicic P.

© 2015 por Álvaro Peralta Artigas y Enzo Pistacchio Sassarini.

Inscripción Nº 260.234. Santiago de Chile.

© 2015 de la presente edición por Empresa Editora Zig-Zag, S.A.

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ÍNDICE

Introducción

Un estadista de gran vuelo.

Prólogo de Luis Maira

La historia de un político

Prólogo de Genaro Arriagada

Primera Parte

CONSTRUCCIÓN DE UN CAMINO

Capítulo I

AÑOS DE FORMACIÓN

La casa. Los valores familiares

Los años del colegio

El mundo de la universidad

El movimiento estudiantil.

Ingreso a la política

Capítulo II

LAS IDEAS Y LA POLÍTICA

El mundo de la ideas y de la academia

Renuncia a la Democracia Cristiana

y la unidad con la izquierda

Capítulo III

EL MAPU

Los jóvenes rebeldes

La figura de Allende

La división del MAPU

Capítulo IV

EL GOLPE

La vida política chilena en el periodo

1970-1973

Segunda Parte

EL EXILIO

Capítulo I

LOS PRIMEROS MESES Y EL EXILIO EN ITALIA

El tiempo post Golpe

El exilio italiano

Eurocomunismo y unidad de la izquierda

Renovación Socialista

Capítulo II

MÉXICO

El mundo mexicano y el Instituto

de Estudios de Estados Unidos

La construcción de la alianza de

centro izquierda

Tercera Parte

HOMBRE DE ESTADO

Capítulo I

TRANSICIÓN Y POLÍTICA EXTERIOR

Plebiscito y participación política

Comienzos difíciles y buen resultado

Punta Peuco

Soberanía y respeto de la ley.

El caso Pinochet en Londres

Capítulo II

EL PANZER

Del gobierno Frei al gobierno Lagos.

Un estilo en la gestión ministerial

La campaña presidencial y después

Responsabilidad de gobernar

Ideología y programa político

La reforma del Estado. Caso coimas.

Mop Gate

Espíritu de colaboración cívica

Capítulo III

DERECHOS HUMANOS

Comisión Rettig

El Informe Valech

Cuarta Parte

OEA: CAMPAÑA Y ELECCIÓN

Capítulo I

UN NUEVO CICLO

La campaña y su respaldo

INTRODUCCIÓN

Hombre de Estado. La vida política de José Miguel Insulza, en formato de diálogo, ahonda en la vida de uno de los más sobresalientes políticos de la vida nacional de las últimas décadas, que ha jugado un rol clave en las políticas de Estado impulsadas durante los gobiernos de los ex presidentes Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Ricardo Lagos. Presidió durante una década la principal organización de las Américas, la OEA, lo que representó un orgullo para el país, y ratificó nuestra convicción de que liderazgos como los mostrados por él, constituyen prueba indesmentible de que la política es un valor superior en la historia del hombre.

La política, como construcción de la vida cívica de un país, traduce uno de sus valores más preciados, de mayor jerarquía ciudadana, cuando los ciudadanos, en la confianza pública que el servicio público demanda, encarnan esa confianza en líderes políticos de la talla de José Miguel Insulza.

Su liderazgo, que nos atreveríamos a definir como el de un chileno ejemplar, se manifestó desde su juventud universitaria y a través de los años, tanto en el gobierno de Frei Montalva como en el de Allende, y luego desde el exilio en Italia y en México. En todo ese tiempo supo leer a Chile en su realidad más profunda, de superación de lo que divide al país, lo estanca y le impide progresar, así como lograr construir acuerdos mayoritarios, para avanzar en progreso, dignidad y justicia. Por algo se le ha comparado con los grandes arquitectos de la República, como Antonio Varas.

Nada, en consecuencia, más gratificante para los autores del presente libro, que haber podido animar un diálogo con un hijo ilustre de Chile, como José Miguel Insulza, con el interés pedagógico de contribuir a la formación cívica de las actuales generaciones, en orden a mostrar el significado más noble de la política, de vocación ética al servicio de los altos intereses de la nación, desde su experiencia y desde su libertad.

En nuestros tres libros anteriores: Duro de matar. Diálogo con Camilo Escalona; La fuerza de las ideas. Diálogo con Gutenberg Martínez; y Bajo fuego cruzado. Diálogo con Andrés Allamand, al igual que en este libro sobre la vida política de José Miguel Insulza, quisimos reivindicar el valor de la política como construcción de la democracia, desde la evidencia del testimonio en primera persona, de chilenos que a través de sus vidas han entregado lo mejor de sí al servicio de sus ideas y de la libertad. Pensamos que con Hombre de Estado. La vida política de José Miguel Insulza, ese propósito se ve coronado con el testimonio de un político excepcional, cuyo testimonio de vida invitamos a leer.

Álvaro Peralta Artigas

Enzo Pistacchio Sassarini

UN ESTADISTA DE GRAN VUELO

Prólogo de Luis Maira

La historia de Chile, como casi todas las de América Latina, se caracteriza por sus altibajos. En ellas hay tiempos grises, como los que se iniciaron después de la abdicación de O’Higgins hasta la Batalla de Lircay, años de disputas y hasta de asonadas militares. Luego tuvimos, en cambio, la firme disciplina de los decenios conservadores. La misma imagen opaca proyecta el largo periodo llamado Parlamentario que siguió a la muerte del presidente Balmaceda y duró hasta el triunfo de Arturo Alessandri en 1920.

Ahora, si buscamos en el siglo XX las etapas que más interés despertaron en los historiadores de otras latitudes, hay un periodo en que Chile atrajo una inusual atención internacional. Esta empieza con las reformas y cambios de los gobiernos de Frei Montalva y Allende; luego, encontramos el repudio internacional que provocó la dictadura de seguridad nacional de Augusto Pinochet y llegamos a un cénit con la transición chilena, a partir del Plebiscito de octubre de 1988. Esta última se inscribe en un lugar principal de los numerosos estudios de historia comparativa de las experiencias de la región que, por distintos caminos, siguieron a poderosos regímenes militares. En ellos se intentó establecer, con un importante apoyo ciudadano, los elementos que permitieran caminar, a partir de regímenes políticos semi-democráticos, hasta democracias que fueran dignas de ese nombre.

En este complejo mosaico, la transición chilena fue, probablemente, la más prolongada, difícil y original de las que tuvieron lugar en América del Sur. Es también, usualmente, la que obtiene mejores calificativos de los cientistas sociales más competentes, por algunos de sus logros. En primer término, por obtener, en un cuadro muy estrecho, una gradual reconstrucción de las instituciones políticas que permitió superar los numerosos enclaves autoritarios que eran el corazón de la Constitución de 1980. Dicho texto se mostraba siempre dispuesto, en cada uno de sus artículos, a dar prioridad a las instituciones no emanadas de la decisión de los ciudadanos –como el Consejo de Seguridad Nacional o el Tribunal Constitucional, convertido en la tercera y suprema rama del Poder Legislativo– los que eran colocados por encima de las instancias emanadas de la soberanía popular, como el Parlamento y, en ocasiones, el propio Gobierno.

Pero a esto se agrega, hasta elevar al proceso chileno a la categoría de modelo regional, lo ocurrido en el campo económico y el notable éxito logrado en los años noventa que, objetivamente, aparece como el mejor decenio de todo el siglo XX. Esto por los resultados cuantitativos en el campo del crecimiento (un PIB promedio de 6,5% a contar de 1991); por la reducción de la inflación del 26% en 1990 a 3,8% en el año 2000; y por una reducción acelerada y significativa de la pobreza que bajó desde 45,1% en 1987 a 13,7% en 2006, según los datos oficiales de las encuestas CASEN.

Ahora bien, en cuanto a los protagonistas de esta época, además de los presidentes de la República de ese periodo –Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet– hay dos arquitectos principales: Edgardo Boeninger, quien dio forma al Proyecto Nacional aplicado por la Concertación en sus veinte años de gestión, y José Miguel Insulza, quien diseño después la nueva inserción internacional de Chile y el diseño institucional postautoritario, con las reformas constitucionales de 2005.

Para conocer lo sustancial del pensamiento de José Miguel Insulza, en su dimensión más rigurosa, contamos ya con dos libros fundamentales: Ensayos sobre la política exterior de Chile (1998) y Estrategias y procesos de política exterior de Estados Unidos (2014). En el primero, se define y articula una posición para enfrentar, desde Chile, el mundo de la Posguerra Fría. Son los tiempos de la globalización en que, América Latina como actor colectivo y Chile como Estado Nacional, debe balancear grandes retos y algunas oportunidades que hay que maximizar. En los trabajos de Insulza están los fundamentos de una perspectiva estratégica para la política exterior chilena que propone combinar, con creatividad, la búsqueda de procesos de cooperación e integración regional, con las ventajas que Chile pueda lograr como un país del Pacífico Austral latinoamericano, luego que desde 1995, y gracias a su gestión, es parte del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC, por su sigla en inglés). Esta es la más grande reunión de Jefes de Estados de un gran entorno oceánico, en el que Chile es uno de los tres miembros latinoamericanos de un total de veintiuno, junto a México y Perú, pero, además, es el que tiene un más extenso litoral en el océano que configura la cuenca económica más importante en la economía del siglo XXI y que ya da su nombre a este como el Siglo del Pacífico.

En el segundo libro, José Miguel Insulza recoge con maestría y profundidad, desde la experiencia de un experto en Ciencia Política y Relaciones Internacionales, la esencia del nuevo interés nacional de los países en desarrollo y los ajustes modernizadores que requiere el proceso de toma de decisiones de su política exterior. Allí examina con agudeza, a partir de la evolución de la política exterior norteamericana, las nuevas asociaciones internacionales que América Latina puede ir concretando con la Unión Europea y los grandes países asiáticos, con lo cual, simultáneamente, iremos diversificando los intereses del comercio y de las inversiones en el exterior y aumentando, sin necesidad de retórica, la autonomía internacional relativa de la región frente a Estados Unidos.

Pero para entender el aporte de este nuevo libro, hay que decir que una cosa es conocer el pensamiento de un hombre de Estado en profundidad y otra, complementaria, es tener un conocimiento cierto de cómo enfrentó las disyuntivas que tuvo al decidir los asuntos más difíciles que enfrentó o el modo en que condujo el funcionamiento cotidiano de los equipos de gobierno. Estos asuntos, lejos de ser secundarios, son los que le dan estilo y carácter a una administración. En el relato que los diálogos de este libro nos transmiten, aparece en toda su extensión la coherencia de José Miguel Insulza en las complejas materias que debió resolver como ministro de Relaciones Exteriores y de la Presidencia en el gobierno de Frei o como ministro del Interior en el gobierno de Ricardo Lagos.

En torno a esa huella profunda, que marca un rumbo preciso de los más de diez años continuos en que ejerció la gestión gubernamental, se configura el carácter de la transición chilena, con sus luces y sus sombras. La imagen que queda, al concluir este examen, es la de un estadista de gran vuelo que supo aprovechar los fundamentos de una sólida formación académica y sacó provecho de los aprendizajes de la política concreta aprendidos desde sus años de dirigente universitario.

En una sección de su libro, Insulza se refiere a algunos grandes hombres, que no fueron presidentes, teniendo méritos sobrados para ello y cita a Diego Portales y a Gabriel Valdés. Se podrían agregar algunos otros, como Antonio Varas, Benjamín Vicuña Mackenna y, en el siglo XX, a Pablo Ramírez, el organizador de la modernización chilena en la primera administración de Ibáñez. Pero, así como hay presidentes de tono menor en la historia de Chile –y no son pocos– estos estadistas que no llegaron a La Moneda contribuyeron de verdad a configurar la arquitectura del país y le dieron grandeza a nuestra patria, pese a que no siempre se les haga hoy justicia en los textos de historia.

José Miguel Insulza tiene, en los años de la transición chilena, esa envergadura y, cualquiera sea el juicio que se tenga sobre esta –en cuanto a sus grandes logros o a sus restricciones– él estará siempre asociado al tiempo en que Chile dejó atrás, con tantas dificultades, las herencias jurídicas y culturales de una prolongada y cruel dictadura que pretendió, aunque por fortuna, sin éxito, refundar sobre bases autoritarias y el proyecto nacional de nuestro país.

LA HISTORIA DE UN POLÍTICO

Prólogo de Genaro Arriagada

En los días que corren, donde hasta los bufones hacen escarnio de la política, este libro es algo que vale la pena. En él se muestra lo que es esa vocación noble ­–hoy desacreditada– a través de la persona que tal vez sea, junto a Antonio Varas, que vivió a mediados del siglo XIX, el chileno que por más años ha desempeñado el cargo de ministro de Estado. Una larga entrevista, fácil de leer y que tiene entre sus méritos ser ajena al mal que persigue a la mayor parte de los libros de memorias, que es su grandilocuencia y ser escritos en Yo Mayor. Este es un relato honesto, lleno de contenido.

Es la historia de un