Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

King Nº 5 Textos Pedagógicos: Herbert King
King Nº 5 Textos Pedagógicos: Herbert King
King Nº 5 Textos Pedagógicos: Herbert King
Libro electrónico801 páginas8 horas

King Nº 5 Textos Pedagógicos: Herbert King

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Recopilación del pensamiento pedagógico del P. Kentenich, destacando su rica herencia literaria y posibilitando un fecundo diálogo en torno a esta temática. El P. Kentenich se comprendió a sí mismo como un pedagogo y elaboró importantes reflexiones sobre el quehacer pedagógico. Consideró su Obra no sólo como un aporte religioso y espiritual sino como un Movimiento de marcado carácter pedagógico.

Editorial Patris nació en 1982, hace 25 años. A lo largo de este tiempo ha publicado más de dos centenares de libros. Su línea editorial contempla todo lo relacionado con el desarrollo integral de la persona y la plasmación de una cultura marcada por la dignidad del hombre y los valores del Evangelio.

Gran parte de sus publicaciones proceden del P. José Kentenich, fundador del Movimiento de Schoenstatt o de autores inspirados en su pensamiento. Por cierto, también cuenta con publicaciones de otros autores que han encontrado acogida en esta Editorial.

De esta forma Editorial Patris no sólo ha querido poner a disposición de los miembros de la Obra de Schoenstatt un valioso aporte, sino que, al mismo tiempo, ha querido entregar a la Iglesia y a todos aquellos que buscan la verdad, una orientación válida en medio del cambio de época que vive la sociedad actual.
IdiomaEspañol
EditorialNueva Patris
Fecha de lanzamiento31 ago 2011
ISBN9789562463539
King Nº 5 Textos Pedagógicos: Herbert King

Lee más de Herbert King

Relacionado con King Nº 5 Textos Pedagógicos

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para King Nº 5 Textos Pedagógicos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    King Nº 5 Textos Pedagógicos - Herbert King

    castellano.

    Introducción al tema

    de la pedagogía en el P. Kentenich

    1. Con el quinto tomo de esta colección de textos, el tema de la pedagogía pasa a ocupar el centro de nuestra consideración. El P. José Kentenich se autocomprendió como educador e hizo también su actuar pedagógico objeto de una intensa reflexión. Bajo el título de Textos pedagógicos he reunido aquí textos en los cuales él expone y reduce a sus puntos esenciales su actuar pedagógico, formulando sus principios y fundamentos. Son textos provenientes de jornadas en las que se reflexiona y sistematiza la praxis pedagógica desarrollada a lo largo de los años precedentes.

    En realidad, una presentación de la pedagogía del P. Kentenich debería proceder sobre todo de forma narrativa. Comparados con el actuar pedagógico del P. Kentenich, los textos que aquí presentamos revisten en el fondo un carácter bastante abstracto. Sin el conocimiento del actuar pedagógico concreto sólo se accederá de forma limitada a la riqueza de su contenido.

    He querido titular este volumen Textos pedagógicos como expresión de una cierta modestia, de una renuncia a la pretensión de definir qué tan exhaustiva resulta la captación y presentación que con ellos se hace de la pedagogía del P. Kentenich, tanto por parte de él mismo como, más aún, de mi propia labor de edición.

    2. La pedagogía del P. Kentenich es fruto de su imagen del hombre, de la comunidad y de Dios. Es consecuencia de su visión positiva y psicológicamente orientada del hombre, del conjunto de vínculos en los cuales el hombre está situado y de su representación de Dios. Antes que nada cabe mencionar el punto de partida del pensamiento kentenijiano en la libertad, así como, en general, su nueva visión de la realidad (doctrina del organismo). Antes de todo método, la pedagogía kentenijiana es expresión de un nuevo espíritu y de un nuevo pensar. Esto, necesaria y consecuentemente, trae consigo y exige, al mismo tiempo, una nueva pedagogía. En tal sentido, la exposición temática que se hace a lo largo de los diferentes tomos de esta colección de textos se guía por el axioma escolástico, tan citado por el P. Kentenich: el orden del actuar debe seguir al orden del ser.

    Cabe preguntarse, entonces, ¿qué ha sido lo primero (en cuanto al conocimiento): la nueva visión de la realidad o la nueva pedagogía? Por un lado, José Kentenich obtuvo realmente su pedagogía a partir de una nueva visión del hombre y de sus vinculaciones. Pero, por el otro, la predisposición pedagógica que había en su persona y la tarea de educador que le fuera confiada lo situaron, desde el principio, en la senda pedagógica y le hicieron reconocer y formular una nueva visión de la realidad en base a necesidades pedagógicas.

    La mutua referencia que se da entre visión de la realidad e inquietud pedagógica, se expresa en el ordenamiento del material de los distintos tomos de esta colección de textos, por el hecho de que los textos que versan sobre la visión integral del hombre, sobre el conjunto de vínculos en los que se desarrolla la vida humana, así como sobre la correspondiente modalidad de pensamiento, han sido colocados al comienzo (tomos 1-4).

    Otra expresión concreta de la mencionada referencia mutua entre visión de la realidad e inquietud pedagógica consiste en que, en muchos casos, he colocado en los PRIMEROS TOMOS de esta colección, y no en el entorno de la Pedagogía, textos que, ciertamente, podrían y deberían estar también en tal entorno. Es una decisión que he tomado de forma clara y consciente. Si se tratara de una obra que, fuera de esta colección, versara exclusivamente sobre la pedagogía de José Kentenich, esos textos deberían ser retirados de aquel lugar. Así, por ejemplo, algunas de las afirmaciones sobre el ideal personal no las he incorporado en el contexto de la pedagogía de ideales sino en el PRIMER TOMO, en el punto titulado Humanización plena. Particularmente llamativo resulta también, por ejemplo, el hecho de que no he colocado las leyes del crecimiento en el contexto de la pedagogía sino en el de la doctrina del organismo. En general, si bien la doctrina del organismo es una doctrina pedagógica, justamente ella es también, y antes de cualquier consideración pedagógica, expresión de una correspondiente visión de la realidad.

    3. La base para determinar el lugar que ocupa toda pedagogía en el pensamiento y la obra de José Kentenich en su conjunto y, al mismo tiempo, una suerte de elemento intermedio entre su visión de la realidad y su aplicación pedagógica, están dadas por la ley de construcción y ley fundamental de su actuar y de su pensamiento. Esa ley es uno de los principios realmente fundamentales de su pensamiento. Por eso aparece a menudo adjetivada como universal. Dice la ley:

    Vínculo [hacia abajo] sólo –pero también– lo necesario, libertad cuanta sea posible, y cultivo del espíritu de forma plena e institucionalmente garantizada.¹

    Se trata de una ley organizativa, ascética, pedagógica, pastoral, pero también psicológica.²

    Por tanto, se aplica en muchos ámbitos. Contiene una opción fundamental a favor del cultivo del espíritu, es decir, de la motivación, del trabajo con corrientes de vida y de una autoeducación y heteroeducación a lo largo de toda la vida.

    4. La aportación de José Kentenich a la solución de los problemas es, en última instancia, siempre pedagógica o, en cualquier caso, no tanto de orden institucional, jurídico, disciplinario o filosófico-teológico. José Kentenich sería el último que, en la actual situación, llamaría a un endurecimiento de las leyes, del control y de las sanciones en el Estado y la Iglesia, o que se quedaría en mera instrucción y horas de clase. Siempre trataría de encontrar y traer a consciencia los déficits pedagógicos y motivacionales.

    No atribuye gran importancia a las amenazas o a los castigos, ni tampoco a los premios en el sentido habitual. Ya al comienzo de su trayectoria, como docente de alemán y de latín, cuando quería premiar a sus alumnos, les daba una hora de clase sobre aspectos de la vida en la que les explicaba con palabras simples qué sucedía en su mundo interior. A muchos de ellos, esas horas les quedaron inolvidablemente grabadas en la memoria para toda la vida.

    Hay que agregar todavía que José Kentenich provenía de una época en la que se amenazaba a niños y adultos con el infierno, o con un Dios que ve y castiga todo. Pero en él no encontramos en ningún momento ese tipo de elementos. Desde el principio se opuso a los castigos corporales, en una época en la que los mismos estaban muy generalizados tanto en la escuela como en el hogar (véase el texto 3.12). En general, Kentenich es lo directamente opuesto a toda pedagogía negra.³

    Desde su visión del hombre, ve la necesidad de la educación no sólo de los niños sino también de los cónyuges, padres y adultos en general, hasta el fin de sus vidas.

    Al utilizar, en la mayoría de los casos, la palabra educación [Erziehung], con su tono algo más duro que pedagogía [Pädagogik], quiso significar que no se trata solamente de un proceso suave de desarrollo que se da por sí mismo. La educación, tanto la autoeducación como la heteroeducación, no debe perder de vista las durezas y asechanzas de la naturaleza humana, tanto a nivel individual como comunitario. En este punto, José Kentenich no era ningún iluso. Creía, sí, en lo bueno que hay en el hombre, y sabía verlo de inmediato allí donde otros no veían más que fallos. Pero no se le ahorraron decepciones. No obstante, no dejó que estas lo apartaran de su modo pedagógico de proceder.

    5. José Kentenich se autocomprendió como educador y fundó su movimiento como un movimiento de educadores y de educación, es decir, no sólo como un movimiento apostólico y espiritual. Sus seguidores debían hacer propia su visión pedagógica del mundo y practicarla en todos los ámbitos en que tuviesen influencia. Como es obvio, educación se entiende aquí tanto en sentido estricto como en sentido muy amplio.

    6. Con anterioridad a todo método, José Kentenich quiere formar un nuevo tipo de educador. Él busca siempre el origen de los desórdenes primeramente en el educador. Se ha hecho conocida su expresión de que, de cada cien golpes, noventa y nueve los merece el educador.

    El educador debe ser sobre todo alguien que ama. En contra de la opinión muchas veces imperante en la actualidad, el educador debe vincularse a los educandos y darles la posibilidad de vincularse a su vez a él. En este punto, José Kentenich se distingue de grandes autores de pedagogía como Hesse (y también Goethe), que fueron grandes fracasados en su propio mundo de vinculaciones personales (matrimonio y familia).

    7. Recepción de la pedagogía de José Kentenich.

    En un escrito del año 1948, José Kentenich se queja de que su pedagogía no ha sido aún entendida ni mucho menos, pesar de que la había enseñado y practicado incansablemente.

    Creo poder demostrar que, en la mayoría de las cosas, nos hemos quedado a mitad de camino. Posiblemente, circunstancias desfavorables de los tiempos y la sobrecarga de trabajo han traído consigo el que, si bien contamos con un sistema claro, tengamos demasiado pocos educadores de ambos sexos realmente talentosos, formados en la especialidad y probados en la práctica, de modo que nuevamente ganen para la Familia, en la opinión pública, la fama de ser un movimiento de educadores y de pastoral que cuenta con la gracia de Dios.

    ¿Tan difícil es captar lo que él quería? ¿Cómo están las cosas al respecto en la actualidad? ¿Cómo ven los no schoenstatianos la pedagogía practicada por los schoenstatianos?

    Lo cierto es que, desde el actual nivel de consciencia, la pedagogía de José Kentenich es actualmente, en varios puntos, mucho más fácil de comprender de lo que era en tiempos de su vida. Muchas veces se acomete con ella contra obstáculos ya inexistentes. El tiempo al que él se adelantó ya lo ha alcanzado. Para los seguidores de José Kentenich, esta circunstancia significa una nueva oportunidad y una nueva tarea: comprender de nuevo y más profundamente la pedagogía kentenijiana.

    Hacia el fin de su vida, José Kentenich advirtió reiteradamente que, en contra del plan de formación de carácter más sistemático establecido hasta ese momento, quería implantar uno nuevo, que consistía más bien en un revivir el itinerario pedagógico de su fundación para asimilar así sus contenidos de vida (véase texto 1.9). Pero no llegó a realizar su deseo. No basta con ver este nuevo plan en el desarrollo progresivo de la entrega mediante las diferentes consagraciones, o en asignar (en perspectiva sistemática) los determinados temas a los correspondientes hitos de la historia de la Familia.

    Hasta el fin de su vida, José Kentenich sigue siendo creativo, aun cuando advierte una y otra vez que todo se encuentra ya en las Actas de Prefundación y de Fundación. Del mismo modo, hasta el fin de su vida, los procesos históricos de la época le ayudaron a autocomprenderse mejor, a entender mejor sus inquietudes y, sobre todo, a poder expresarlas mejor.

    8. Pedagogía de ideales, de vinculaciones y de alianza.

    José Kentenich caracterizó su pedagogía como pedagogía de ideales, de vinculaciones y de alianza. Las tres forman ante todo una unidad.

    a) Pedagogía de ideales. El patrón de medida de esta pedagogía es el ser humano en sus necesidades más originarias y en las diferentes situaciones de su desarrollo. Es una pedagogía declaradamente benévola hacia el ser humano y el alma humana. Apuesta por lo bueno, por lo positivo, por lo ideal en el hombre. Quiere despertar, promover y ennoblecer esas dimensiones. Y, al mismo tiempo, quiere hacer retroceder lo negativo. José Kentenich observa cómo cada ser humano quiere hacer lo mejor de su vida, es decir, aspira a ideales. Su pedagogía de ideales quiere ayudar al individuo a reconocerse y valorarse en sus capacidades e inquietudes y a hacerlo desde la perspectiva de su mejor realización posible. Una pedagogía de los ideales personales es una pedagogía de los recursos personales.

    Se trata de percibir los propios sentimientos, impulsos y talentos, de someterlos a revisión, de adoptar una postura de respaldo positivo hacia ellos y de desplegar en lo posible los mejores de entre ellos. En este contexto, José Kentenich utiliza con particular frecuencia el término original. En el fondo, la pedagogía de los ideales personales es una pedagogía de la identidad. Apunta a la libertad, a la madurez, a la independencia y al pleno desarrollo del hombre. La meta es: en libertad, ser plenamente hombres.

    En estrecha relación con esta pedagogía de ideales está la resultante capacidad no sólo de saber convivir y arreglarse con la identidad, originalidad e independencia del otro sino de establecer con él una relación positiva de mutua cooperación.

    b. Pedagogía de vinculaciones. Al mismo tiempo, la pedagogía kentenijiana apunta a la capacidad del ser humano de establecer vínculos y lograr su plenitud. Las vinculaciones pertenecen a lo más profundo de la naturaleza humana. Con ellas está relacionada también la fuerza pedagógica del amor. Sin embargo, para José Kentenich es importante que, por amor, se entienda un vínculo, una vinculación interior. El TOMO 3 (Comunidad nueva / organismo interior de vinculaciones) presenta una extensa exposición sobre el tema de las vinculaciones. Aquí tenemos, pues, una vez más, la pedagogía como consecuencia de la visión de la realidad.

    La pedagogía de vinculaciones complementa la pedagogía de ideales en cuanto en ella se consideran los datos objetivos de la realidad en su significado pedagógico, mientras que, en la pedagogía de ideales, se acentúa el dinamismo subjetivo interior del propio desarrollo. Con la pedagogía de vinculaciones entra en el campo visual la dimensión social de toda pedagogía, que queda así liberada del peligro de una reducción individualista.

    José Kentenich aprecia en la pedagogía de vinculaciones los elementos que, primordialmente, no revisten carácter intencional o demasiado reflexivo, aspectos que fácilmente pueden ocupar, de forma unilateral, el primer plano en la pedagogía de ideales. En las vinculaciones, el ideal personal puede actuar de forma más indirecta, espontánea, funcional. Como es natural, esta consideración vale sobre todo para quienes integran comunidades religiosas consistentes, conformadas en base a vínculos interiores. Entre ellas se cuentan también el matrimonio y la familia.

    En general, en lugar de educación, lo que haría falta es, simplemente y de manera totalmente a-pedagógica, la asunción e incorporación de los educandos en una red de relaciones y vinculaciones. Esa sería, y es, en realidad la verdadera pedagogía, así como también la psicología que puede resultar realmente de ayuda.⁶ La mejor pedagogía es, pues, aquella que no tiene tanta voluntad de educar. En efecto, una excesiva voluntad de educar, también en el marco del matrimonio y la familia, es en muchos casos más bien contraproducente.

    Desde luego, esta perspectiva plantea exigencias especiales al educador. Aquí rige una frase citada por el P. Kentenich con particular frecuencia según la cual los educadores son amantes y que nunca dejan de amar. Es decir, que entran en una relación personal con el educando.

    Por supuesto, también en este punto, hay peligros. Ello explica la advertencia de José Kentenich: no debemos vincular a las personas a nosotros mismos.⁷ No sólo existe la libertad mal entendida sino también la vinculación mal entendida, vinculaciones que no dan libertad sino que generan dependencia, en las que se pierde la ocasión propicia para una ampliación y complemento en nuevas vinculaciones. Sobre todo, cuando el apego se ha convertido en algo compulsivo, hay que cuidar de que

    cobren vida las demás vinculaciones, las vinculaciones a lugares y a ideas.

    En esta frase nos encontramos una vez más con el hecho de que, en el P. Kentenich, que acentúa de forma especialmente fuerte las vinculaciones interiores, aparece siempre también el costado opuesto o, mejor dicho, el otro costado de la realidad. Este hecho dificulta una y otra vez la presentación objetiva de su pensamiento.

    c. Pedagogía de alianza. Para José Kentenich, lo religioso y lo humano se interpenetran de la forma más intensa que pueda imaginarse. Y también en el ámbito pedagógico. El hombre está orientado hacia Dios también desde la perspectiva psicológica, razón por la cual la dimensión religiosa es central para su desarrollo. Por ese motivo, José Kentenich opina de forma decidida que la conducción de una persona hacia Dios y hacia la fe debe comenzar muchas veces desde abajo, en la sanación y el desarrollo de la naturaleza humana. En general, para el P. Kentenich, el punto de partida es doble: los principios filosófico-teológicos y la naturaleza humana.

    Pero, en lo más hondo, José Kentenich está también convencido de que Dios está, por así decirlo,ordenado hacia el hombre, de que Dios se adapta al hombre y a sus necesidades. Él denomina este hecho como ley de la adaptación al mundo por parte de Dios. En efecto, Dios se ha hecho hombre, y de forma permanente. Eso significa que una verdadera religión resulta beneficiosa para la naturaleza humana.

    En José Kentenich nos encontramos con una pedagogía manifiestamente religiosa. Pero él no se limitó a anunciar y enseñar los valores religiosos sino que incorporó ampliamente en su pensamiento pedagógico la psicología, teniendo en cuenta y haciendo valer también en gran medida la autonomía propia de esa disciplina. Él es un maestro de la investigación y de la fiel observación del dinamismo propio y de las leyes propias de los procesos pedagógicos. En ello fue uno de los primeros en el ámbito cristiano, adelantándose a su época.

    Aun con toda su acentuación de la dimensión humana, el pensamiento de José Kentenich puede caracterizarse apropiadamente como católico (véase texto 1.4). Sin ser primariamente conservador, reviste como pocas de las concepciones del mundo y de la vida surgidas en el siglo XX, la condición de típicamente católico. Más allá de lo confesional, su pensamiento es católico en el sentido propio de la palabra, es decir, totalizante, holístico, abarcador. Los textos de esta colección muestran cómo en José Kentenich están estrechamente entretejidos lo divino y lo humano, lo inmanente y lo trascendente, lo natural y lo sobrenatural, lo específicamente cristiano-católico y lo autónomamente psicológico y secular, del mismo modo como, en especial, lo sensible-terreno y lo idealespiritual en el hombre, e igualmente, lo individual y lo comunitario.

    Con toda razón designa L. Penners en su tesis doctoral el sistema José Kentenich como una pedagogía de lo católico.¹⁰

    Pero, desde la perspectiva de su enfoque psicológico, José Kentenich renovó también lo católico tal como lo encontró. Supo buscar en toda la tradición cristiano-católica aquellos aspectos que pueden resultar beneficiosos para el hombre y su alma, los aspectos sanadores, o bien los que ayudan a que, desde el principio, no se desarrolle la enfermedad. Y los hay en cantidad.

    No obstante, José Kentenich reconoció asimismo desde muy temprano la problemática de los procesos patológicos originados o agravados por factores religiosos. Y la reconoció también y especialmente en su propia alma. De forma correspondiente, desarrolló un pensar y actuar pedagógico-católico que recorre caminos nuevos. ¿Qué tan lejos llegó en ese desarrollo? ¿Cuánto es lo que se ha entendido de sus propuestas?

    ¿Hay hombres que se enferman a causa de lo sobrenatural? Lamentablemente, sí. Pero cuanto más cristiano sea, tanto más razonable me vuelvo. Ésta es la misión que tenemos nosotros: procurar vivir en forma ejemplar una piedad totalmente sana.¹¹

    Si imprimimos a nuestra ascética un cuño sano, tendremos en sí el medio ciertamente más excelente para alcanzar la salud: un medio para alcanzar la salud psíquica y, de esa manera, indirectamente también un medio para alcanzar la salud corporal.¹²

    José Kentenich consideró una y otra vez como síntesis la figura divino-humana de Jesucristo, pero también, después de Cristo, y con forma femenina, la figura de la Santísima Virgen María, que revestía para él una importancia pedagógico-psicológica extraordinaria. Él la llama la educadora de los pueblos¹³ y afirma ver aplicado en ella por parte de Dios su propio sistema educativo, sistema que dice haber copiado de ella.¹⁴

    Sin embargo, para entender correctamente la pedagogía de José Kentenich hay que tener en cuenta que él obtuvo y practicó sus conocimientos pedagógicos en un medio pronunciadamente religioso y en personas profundamente religiosas. Por eso, muchos de sus ejemplos están tomados del mundo religioso. Es importante valorarlos realmente como ejemplos y trasladarlos a ámbitos como lo ecológico, lo social, lo ético, lo político, lo psicológico, etc.

    Del mismo modo, no hay que perder de vista que hoy en día hay también personas que asumen muy gustosas una pedagogía religiosa católica integral, si la misma se les posibilita en esa integridad con que la enfoca la visión de José Kentenich. En todo caso, lo importante es no perder de vista que la religión puede actuar también de forma terapéutica y pedagógica, hecho que hoy en día se está redescubriendo en muchas partes. En los últimos años se ha elaborado cada vez más una espiritualidad cristiana de orientación psicológica.

    En la pedagogía kentenijiana es imposible abstraer simplemente lo religioso y destilar una esencia pedagógica de tipo más formal. No obstante, sigue siendo verdad que los puntos de enlace pueden ser muy diferentes. El P. Kentenich atribuyó gran importancia a estos puntos de enlace y exigió asimismo que se los dejara en su unilateralidad orgánica y se los desarrollara de forma correspondiente.¹⁵

    Por último, cabe destacar también que esta estrella de la pedagogía kentenijiana que estamos comentando utiliza la expresión alianza. En José Kentenich encontramos siempre una imagen de Dios en la cual Dios es el educador de los hombres. También su imagen de María está fuertemente marcada por esa visión: María es la educadora por antonomasia. ¹⁶ A menudo, José Kentenich refiere haber extraído su pedagogía de Dios mismo. Con esa afirmación se refiere sobre todo a la fuerte acentuación de la libertad.

    Así como Dios ve su tarea de Gobernante del mundo en poner en movimiento libremente el libre albedrío humano y moverlo a decidirse libremente y a llevar libremente a cabo lo decidido, del mismo modo corresponde algo similar para quien es imagen suya (su transparente).¹⁷

    Lo dicho significa asimismo que, frente a Dios, el hombre no es objeto de la pedagogía divina sino alguien que coopera con ella como contrayente de alianza.¹⁸

    9. Pedagogía de movimiento y de confianza.

    Dos características más de la pedagogía kentenijiana se designan con los nombres de pedagogía de movimiento y pedagogía de confianza. Las mismas otorgan a la pedagogía de ideales, de vinculaciones y de alianza, su estructura interna, propiamente pedagógica.

    José Kentenich desarrolla su estilo pedagógico y su doctrina pedagógica en un tiempo en el cual estaban, en primer plano del quehacer pedagógico, el adoctrinamiento, la forma, la imitación, la repetición, el aprender, incluso el entrenamiento de tipo militar, la enseñanza con férula en mano y la inculcación, así como la transmisión y la defensa de la tradición en ausencia de toda reflexión sobre la misma. Él denomina este estilo pedagógico de forma resumida con el nombre de pedagogía de conservación [Zustandspädagogik]. En contacto con las iniciativas de reforma pedagógica de su tiempo¹⁹ y en base a una predisposición pedagógica propia, desarrolla una expresa pedagogía de movimiento y de confianza que apuesta por el desarrollo de procesos, exige y promueve la iniciativa propia, deja libertad. A lo largo de importantes tramos del camino educativo, esta acción pedagógica se contenta con prestar ayuda en el proceso del desarrollo propio del educando, apuntando a hacerse superflua lo más pronto posible. En reemplazo de una acción pedagógica, desarrollada más bien desde fuera, José Kentenich coloca el crecimiento lento, que proviene de dentro, que va de una totalidad orgánica a una nueva totalidad orgánica: una pedagogía de la educación de sí mismo, del llegar a ser uno mismo, del desarrollo y despliegue de sí mismo.

    10. Examen particular (EP) y horario espiritual (HE).

    He querido colocar los textos que hacen referencia a estos temas sólo al final de este volumen. Mi propósito con tal colocación no ha sido expresar que los citados elementos carezcan de importancia sino poner de relieve que, en su carácter de indicaciones concretas para la acción, no sólo pertenecen a la pedagogía de ideales, de movimiento y de confianza, sino también a la pedagogía de vinculaciones y de alianza.

    11. Presencia e integración de la pedagogía kentenijiana en el proceso de fundación de Schoenstatt.

    En las consideraciones hermenéuticas respecto de los textos del P. Kentenich, formuladas en el TOMO 1 (pág.15-26), he hecho referencia al hecho de que todas sus afirmaciones están contextualmente relacionadas con situaciones concretas. Desde luego, esto vale también para la pedagogía de José Kentenich. También ella está fuertemente presente e integrada en el contexto del proceso de fundación de su obra de Dios, una obra que, en importantes períodos de su historia fundacional, debió comprobarse en situaciones de exigencia extrema y que, como el mismo José Kentenich no se cansó nunca de enfatizar, hunde sus raíces en el interior mismo del mundo sobrenatural. En efecto, en sus momentos propiamente esenciales, esa obra fue fundada a través de la renuncia a los medios humanos. La dimensión espiritual del pago del rescate desempeña un papel descollante, sobre todo a partir de la prisión y la internación del P. Kentenich en el campo de concentración de Dachau e, igualmente, si no con más fuerza aún, en el tiempo de la proscripción y del destierro por parte de las autoridades eclesiásticas, con cuyo final humanamente ya nadie podía contar.

    Del mismo modo que en el acto central de fundación, en todas las etapas el papel decisivo, tanto en la averiguación de los planes divinos particulares y en la captación del plan divino de conjunto como también en decisiones de todo tipo, lo tuvo el instinto sobrenatural o acentuado espíritu de fe. Cuán a menudo ese hecho implicó, tanto en un caso como en el otro, un salto mortal para toda psicología natural. Me limito a recordar los acontecimientos que rodean el 20 de enero de 1942 y el 31 de mayo de 1949. Verdaderamente, quien conozca el desarrollo de esos acontecimientos no pensará en lo más mínimo en una autonomía psicológica [del fundador]. Por el contrario, habrá de admitir que, en este caso, se faltó y pecó contra todas las leyes de la psicología.²⁰

    Del mismo modo como en José Kentenich hay una prudencia sobrenatural que no sólo prolonga la prudencia natural sino que, en cierta medida, suspende su ejercicio, así también hay una psicología sobrenatural. Se verifica entonces que, a veces, la gracia también destruye la naturaleza, y que desarrolla su acción una pedagogía acentuadamente divina que el hombre sólo entenderá a la luz de la plenitud eterna.

    En este contexto puede entenderse también en cierta medida un aspecto de la actuación pedagógica del P. Kentenich que, muchas veces, causa extrañeza: las ocasiones en que, contra toda pedagogía, él educó a algunos de sus colaboradores y colaboradoras más estrechos infligiéndoles heridas anímicas que, muchas veces, no pudieron restañarse por todo el resto de sus vidas. Sus seguidores y seguidoras debían aprender a servir a una obra de Dios, y no tanto realizarse ellos mismos y recrearse en la benevolencia paternal del P. Kentenich, por más que él no quisiese excluirlo. El mismo P. Kentenich hizo frecuente referencia a que Dios actúa de la misma manera. No obstante, ello tampoco excluye que, eventualmente, en tales situaciones, incidiera también un temperamento a veces muy colérico. En estos puntos nos encontramos con el aspecto profético de la praxis pedagógica del P. Kentenich.

    ¿No será que, tal vez, con la fuerte acentuación de lo sobrenatural, la orientación psicológica de la pedagogía de José Kentenich pasó demasiado a un segundo plano en la consciencia de la Familia de Schoenstatt, o sufrió un procedimiento de reescritura? La documentación de la pedagogía de José Kentenich que presento en este Tomo a través de sus textos, resultará familiar al conocedor de la literatura kentenijiana. Pero podría suceder que –en mayor o menor medida según el caso– entrara en juego un horizonte de comprensión tomado de la tradición del Movimiento de Schoenstatt que, en definitiva, no permitiese del todo que algunos de los textos llegaran realmente al lector como para comprenderlos de verdad. Aun con todo su carácter religioso, dichos textos dan fácilmente la impresión de ser naturalistas y demasiado psicológicos. Se trata de un reproche que se le hizo siempre a José Kentenich: el mismo reproche que desempeñó también un papel relevante en su envío al exilio (véase TOMO 4, 635-539). No debemos olvidarlo.

    12. Santidad.

    La meta de la pedagogía de Schoenstatt es la santidad. Por eso cabe preguntarse: ¿hay acaso un camino psico-pedagógico a la santidad? ¿No se trata necesariamente de un camino demasiado fácil, que no conduce a la meta? ¿Corresponde, absolutamente hablando, que exista un camino pedagógico fácil? A pesar del Concilio Vaticano II y del camino kentenijiano de la Santidad de la Vida diaria, seguimos relacionando la santidad con el sacrificio, la entrega total, la renuncia a sí mismo, tal como lo conocemos en san Francisco, en santa Isabel de Hungría y, en realidad, en todos los santos. Pero ¿no pertenecen acaso esos aspectos al camino de la santidad? ¿No rige lo que hemos dicho acerca de la relación contextual de la pedagogía con la historia de Schoenstatt también respecto del camino hacia la santidad en general? No quiero afirmarlo, pero tampoco negarlo sin más.²¹

    13. Presencia e integración de la pedagogía en la visión providencialista de la realidad.

    Con esto nos encontramos ya en otra presencia e integración de la pedagogía de José Kentenich, y de toda pedagogía. La vida no es nunca sólo pedagogía. Antes de toda educación, se trata de hallar el lugar que le corresponde a uno en la vida.

    José Kentenich practicó esta regla de precedencia como una inquietud importante, también y especialmente en las comunidades que fundó. Tenía totalmente claro que la pedagogía no puede ni debe sustituir una falta de vocación, y ello en virtud de la dignidad del ser humano y de su camino personal de vida. Hallar el puesto que le corresponde a uno en la vida precede a toda educación. En este punto puedo citar el concepto de la áurea medianía (aurea mediocritas) de los jesuitas. El mismo significa que todos y cada uno somos medianos, pero que, cuando alguno halla el lugar que le corresponde y le ayudamos a hallarlo, su medianía queda bañada en oro.

    Pero ¿qué pasa si uno no encuentra ese lugar que le corresponde? Como ejemplos de esa circunstancia cabe mencionar la pérdida del puesto de trabajo, la ruptura del matrimonio, el volverse alcohólico, la pérdida, de forma culpable o inocente, del propio honor, el sufrir depresiones, enfermedades incurables, la pérdida prematura de los padres, el ocasionar culpablemente un grave accidente automovilístico…

    El valor de la pedagogía se ve relativizado también por el caso de las personas que han crecido en circunstancias pedagógicas muy negativas pero que, sin embargo, han realizado grandes cosas, también en el campo de lo humanitario.

    Con inusual frecuencia explica el P. Kentenich cómo los más pequeños alcanzan los mayores logros. Sobre todo si pueden ver su limitación a la luz de Dios y la utilizan para la maduración de su personalidad.

    Y, el auténtico amor, ¿no es acaso también algo profundamente ajeno a la pedagogía? Pienso en este contexto en el cónyuge que se mantiene fiel a su matrimonio y que, justamente, no pretende educar a su pareja, que renuncia también a verse de forma pedagógica y, por tanto, no se dice a sí mismo que, por fin, puede pensar en sí mismo de manera pedagógica y permitirse recuperar muchas vivencias que le faltaron en su desarrollo. O pienso en los padres que mantienen fielmente el vínculo con un hijo que está en prisión. O que no abandonan a su hijo minusválido y se hacen dependientes de él para toda la vida. En todos estos casos, la pedagogía se ve elevada a un plano más alto. Desde luego: en última instancia, también aquí se da un proceso de educación. Pero ¿cuál es el fin de ese proceso? Tal vez, sólo Dios lo sepa.

    La verdadera cosmovisión global de José Kentenich no es la pedagógica sino la de la fe práctica en la Providencia divina, tal como él mismo no se cansa de insistir. Él tuvo en cuenta siempre y en toda su amplitud ese marco, y ayudó también a otros a reconocerlo e interpretarlo como corresponde.

    No obstante, la pedagogía (y la autoeducación) no pierde su vigencia en ese marco. Pero pasa claramente a un segundo plano en sus aspectos psicológicos, demasiado (?) psicológicos, o bien, dicho de otro modo, se torna de forma muy acentuada, (orgánicamente) unilateral, en pedagogía de alianza. Es la pedagogía de Dios que conduce al hombre hacia un fin que remite más allá de esta dimensión temporal y que sólo conocemos a grandes rasgos, a través de la revelación en Jesucristo.

    El arriba mencionado desplazamiento hacia la pedagogía de alianza como pedagogía divina se da en última instancia – y, muchas veces, en primera instancia – en la vida de todos y cada uno.

    14. Los límites de toda pedagogía.

    A pesar de la alegría y la esperanza de éxito que puede tenerse frente a la pedagogía del P. Kentenich, sigue siendo verdad que toda educación es limitada. Éste es el profundo reconocimiento que ha hecho el P. Kentenich en todas las épocas de su vida.

    No hay sistema alguno de educación que tenga una efectividad infalible. Incluso si más adelante nos esforzamos en construir un sistema moderno de educación, encima de cada una de nuestras afirmaciones deberemos colocar lo siguiente: tampoco a este sistema le atribuimos una efectividad infalible, ya por el solo hecho de que el hombre tiene el pecado original, porque también Dios tiene una palabra que pronunciar, porque el hombre, cargado como está con el pecado original, puede irse fácilmente por caminos que no hemos previsto. Y, aunque los hayamos previsto, el hombre sigue teniendo aun así su libre albedrío y puede seguir sus propios caminos.²²

    Pero, aunque toda educación sea desde ya limitada, es preferible, de todos modos, un sistema amigable a un sistema perverso, negro, misantrópico. Un sistema tal resulta ventajoso para uno mismo, para la propia concepción positiva y optimista de la vida. Por tanto, ¡no desalentarse con la educación!

    Justamente si se es discípulo de José Kentenich no habría que dudar demasiado pronto de la efectividad de la pedagogía, sobre todo si se tiene vocación de pedagogo. Es muchísimo, realmente muchísimo, lo que se esconde en su pedagogía.

    Bibliografía

    R. Ammann, Unterwegs zum Ich [De camino hacia el yo], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, ⁴1992.

    M. Bleyle, Erziehung aus dem Geiste Schönstatts [Educación en el espíritu de Schoenstatt], Münster: Verlag Orbis Wort und Bild, 1965.

    Günther Boll, Prophetischer Menschenbildner [Formador profético de hombres], en: Regnum 4 (1969), 26-34.

    Hans Czarkowski, Psychologie als Organismuslehre (= Schönstatt-Studien 1) [Psicología como doctrina del organismo], Vallendar-Schönstatt: Patris, 1973.

    Rafael Fernández, En búsqueda de la propia identidad, Santiago de Chile: Editorial Patris, 1997.

    M. Erika Frömbgen, artículos: Bewegungspädagogik [Pedagogía de movimiento], Bündnispädagogik [Pedagogía de alianza], Erleben [Vivenciar], Erlebnis [Vivencia], Erzieher- und Erziehungsbewegung [Movimiento de educadores y de educación], Erziehung [Educación], Idealpädagogik [Pedagogía de ideales], Liebespädagogik [Pedagogía de amor], Pädagogik [Pedagogía], Persönliches Ideal [Ideal personal], Psychologie [Psicología], Seele [Alma], Selbsterziehung [Autoeducación], Temperament(e) [Temperamento(s)], Tiefenpsychologie [Psicología profunda], Ungelebtes Leben [Vida no vivida], Vertrauenspädagogik [Pedagogía de confianza], en: H. Branzen / H. King / L. Penners / G. Pollak / H. Schlosser / José Schmiedl / P. Wolf (ed.), Schönstatt-Lexikon. Fakten – Ideen – Leben [Diccionario enciclopédico de Schoenstatt. Hechos, ideas, vida], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1996.

    Heinrich M. Hug, Grundkurs Erziehung. Arbeitsmaterial zur gleichnamigen Veranstaltung einer Einführung in die Pädagogik Pater Joseph Kentenichs [Curso fundamental sobre educación. Material de trabajo para el curso introductorio a la pedagogía del P. José Kentenich], 5 tomos, inédito.

    Ferdinand Kastner (ed.), Unter dem Schutze Mariens [Bajo la protección de María], Limburgo del Lahn: Lahn Verlag, ⁴1952.

    Herbert King, Seelsorge als Dienst am Leben aus der Sicht Joseph Kentenichs [Pastoral como servicio a la vida desde la perspectiva de José Kentenich], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 2000.

    Id., Anschluss finden an die religiösen Kräfte der Seele [Establecer conexión con las fuerzas religiosas del alma], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1999.

    Id., Gott des Lebens. Religiöse Spuren in seelischen Prozessen [El Dios de la vida. Huellas religiosas en procesos psíquicos], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 2001.

    Alexandre Awi Mello, Das seelsorgliche Gespräch. Grundhaltungen nach Joseph Kentenich [La conversación pastoral. Actitudes fundamentales a tener, según José Kentenich], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, ²2003.

    Karl-Heinz Mengedodt (ed), Wegbegleitung. Geistliche Führung zu mündigem Christsein [Acompañamiento en el camino. Dirección espiritual para ser cristiano de forma madura], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1987.

    Alexander Menningen, Die Erziehungslehre Schönstatts, dargestellt am Lebensbilde Josef Englings [La doctrina pedagógica de Schoens-tatt expuesta en la vida de José Engling], Limburgo del Lahn: Pa-llottiner-Verlag, 1935.

    Id, Wege zur Menschenbildung in der heutigen Seelsorge [Caminos para la formación humana en la pastoral actual], en: Heinrich Maria Köster (ed.), Neue Schöpfung [Nueva creación], Limburgo del Lahn: Lahn-Verlag, 1948, 501-591.

    Lothar Penners, Eine Pädagogik des Katholischen [Una pedagogía de lo católico], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1983, 91-123.

    Hermann Schmidt, Organische Aszese. Zeitgemäßer, psychologisch orientierter Weg zur religiösen Lebensgestaltung [Ascética orgánica. Un camino acorde a nuestro tiempo y de orientación psicológica para la configuración religiosa de la vida], Paderborn: Schöningh, 1938, ⁶1952.

    Paul Siegel, Un Educador profético. Fundamentos sicológicos de la pedagogía del Padre Kentenich, Santiago de Chile: Editorial Patris, 2001.

    Dorothea Schlickmann, Die Idee von der wahren Freiheit . Eine Studie zur Pädagogik Pater Josef Kentenichs [La idea de la verdadera libertad. Un estudio sobre la pedagogía del P. José Kentenich], Vallendar-Schönstatt: Schönstatt-Verlag, 1995, ²2001.

    Angelika Schulz, Identitätsbildung. Der Pädagoge Pater JOSÉ Kentenich und die Identitätstheorie von Erik H. Erikson [Formación de la identidad. El pedagogo José Kentenich y la teoría de Erik H. Erikson sobre la identidad], Vallendar-Schönstatt: Schönstatt-Verlag, 1995.

    Horacio Sosa, Perspectivas Pedagógicas en el pensamiento del Padre José Kentenich (1885-1968) con especial consideración de la dimensión axiomática, Salamanca: Universidad Pontificia, Facultad de Teología, 1996.

    Angel Strada, Propuesta Pedagógica, Córdoba (Argentina): Editorial Patris, 1991.

    ¹ El secreto de la vida de Schoenstatt I (1952), 30. Véase Herbert King, artículo Bau-und Grundgesetz [Ley de construcción y ley fundamental], en: H. Branzen / H. King / L. Penners / G. Pollak / H. Schlosser / José Schmiedl / P. Wolf (ed.), Schönstatt-Lexikon. Fakten – Ideen – Leben [Diccionario enciclopédico de Schoenstatt. Hechos, ideas, vida], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1996; véase también Herbert King (ed.), En libertad, ser plenamente hombres = José Kentenich. Una presentación de su pensamiento en textos, t. 1, Santiago de Chile: Editorial Patris, 2003, 131-141; id. (ed.), Joseph Kentenich – Ein Durchblick in Texten, t. 3: In Gemenischaft seelisch verbunden [José Kentenich. Una presentación de su pensamiento en textos, t. 3: Interiormente unidos en comunidad], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 2002, 14s, 73-87, 129-130

    ² Ejercicios para sacerdotes de la federación [1968], 110, 69s.

    ³ Véase Katharina Rutschky (ed.), Schwarze Pädagogik. Quellen zur Naturgeschichte der bürgerlichen Erziehung [Pedagogía negra. Fuentes para una historia natural de la educación burguesa], Fráncfort del Meno: Ullstein, 1977; id., Deutsche Schulchronik. Lernen und Erziehen in vier Jahrhunderten [Crónica escolar alemana. Aprendizaje y educación a lo largo de cuatro siglos], Colonia: Kiepenheuer & Witsch, 1987.

    ⁴ Título del PRIMER EJE TEMÁTICO.

    ⁵ Véase al respecto especialmente la pág. 136.

    ⁶ Véase el texto 2.7 (Doctrina del organismo como psicología de las vinculaciones), del EJE TEMÁTICO 4.

    Jornada pedagógica mariana (1932), obra inédita, 104.

    Pedagogía para el educador católico (1950), 189.

    ⁹ Véase En libertad, ser plenamente hombres, 93-112 (Doble punto de partida, especialmente 99-103 (Punto de partida en la naturaleza humana). Véase también, H. King (ed.), Joseph Kentenich – Ein Durchblick in Texten, t. 4: Organisches Denken und Leben [José Kentenich. Una presentación de su pensamiento en textos, t. 4: Pensar y vivir orgánicos], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 2003, 434-455 (Religiöse Erneuerung von unten [Renovación religiosa desde abajo]) y 456-467 (Gesetz der organischen Übertragung und Weiterleitung [Ley de transferencia y traspaso orgánicos]).

    ¹⁰ L. Penners, Eine Pädagogik des Katholischen [Unapedagogía de lo católico]. Vallendar- Schönstatt: Patris Verlag, 1980.

    ¹¹ El Espíritu Santo y el reino de la paz (1930), 174, reproducido en el volumen titulado En libertad, ser plenamente hombres, 468s.

    ¹² Plática del 29 de diciembre de 1965, en Conferencias II (1965), 187.

    ¹³ Carta al P. Menningen (1954), 142.

    ¹⁴ Ibídem.

    ¹⁵ Véase Herbert King, Marianische Bundesspiritualität [Espiritualidad mariana de alianza], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1994, 45-55.

    ¹⁶ Así, Paul Vautier puso a su tesis doctoral sobre la mariología del P. Kentenich el título Maria, die Erzieherin [María, la educadora], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 1981).

    ¹⁷ JOSÉ Kentenich, Autorität und Freiheit in schöpferischer Spannung [Autoridad y libertad en tensión creadora], edición a cargo de H. Schlosser, Vallendar-Schönstatt: Schönstatt Verlag, 1993, 31

    ¹⁸ Véase H. King, art. Partner en: id. et al., Schönstatt-Lexikon.

    ¹⁹ Véase Dorothea M. Schlickmann, Die Idee von der wahren Freiheit. Eine Studie zur Pädagogik Pater Josef Kentenichs [La idea de la verdadera libertad. Un estudio sobre la pedagogía del P. José Kentenich], Vallendar-Schönstatt: Schönstatt-Verlag, 1995, 307-390.

    ²⁰ Carta al Padre General (1956), 5.

    ²¹ Véase al respecto Herbert King, Gott des Lebens. Religiöse Spuren in seelischen Prozessen [El Dios de la vida. Huellas religiosas en procesos psíquicos], Vallendar-Schönstatt: Patris Verlag, 2001. Este libro intenta desarrollar expresamente los diferentes temas desde la perspectiva de la máxima plenitud en la santidad.

    ²² Ethos e ideal en la educación (1931), 64.

    1 Caracterización

    general de la

    pedagogía del

    P. Kentenich

    (a. Inquietud fundamental)

    1.1. Una pedagogía fundada en la persona de José Kentenich

    Texto tomado de: Carta del 31 de enero de 1955 al P. Menningen (1955), 8.

    De lo dicho debería resultar ante todo y de forma inmediata que tanto la idea directriz como la fuerza propulsora de toda la obra son un bien propio, un producto original de nuestra propia cosecha que Dios nos ha regalado. […] Permíteme traer a la memoria por lo menos una que otra observación. No debería resultar difícil atribuir el origen del Acta de Prefundación a esta fuente de vida que mana misteriosamente bajo tierra. La forma en que la idea directriz y la fuerza propulsora se desarrollaron y acrecentaron lentamente, en un ambiente de desértica soledad espiritual, estuvo relacionada con un ánimo pedagógico peculiarmente imperioso que, después de la ordenación sacerdotal, rompió todos los velos de reserva y todas las barreras de contención, y fue caracterizado posteriormente con la frase: educadores son amantes que nunca dejan de amar.

    Pide al P. Kastner que te describa con más detalle el tipo de actividad docente que he desarrollado.¹ Descubrirás entonces que nunca fui maestro sin ser al mismo tiempo y de forma acentuada educador. Por eso, mi nombramiento como director espiritual debe haber sido apropiado para ayudar a que todas las mencionadas fuentes subterráneas hicieran eclosión con la fuerza de los elementos.²

    La fundación de la Asociación Misional y de la Congregación Mariana pueden reconocerse fácilmente como estaciones que relucen en el camino de educación recorrido.

    Se puede demostrar sin dificultad que ambas constituyen estadios de la idea directriz que aparece en el Acta de Prefundación, que atraviesa desde el principio hasta el fin toda la historia de la Familia de Schoenstatt y cuyo origen debe atribuirse a las mencionadas fuentes y aguas subterráneas.

    1.2. Formulación programática de 1912

    Texto tomado de: Acta de prefundación, del 27 de octubre de 1912.

    ¿Cuál es, entonces, nuestra meta? Esta pregunta es importante porque de su respuesta depende nuestra mutua relación en el futuro. Por eso digo, sin rodeos:

    Queremos aprender a educarnos a nosotros mismos bajo la protección de María para llegar a ser personalidades firmes, libres y sacerdotales.³

    La realización y la puesta en práctica de esta divisa nos ocupará a lo largo de todo el año.⁴ Hoy sólo quiero dar algunas explicaciones.

    Queremos aprender. No sólo vosotros sino también yo. Queremos aprender unos de otros.⁵ Pues nunca terminamos de aprender, sobre todo en el arte de la autoeducación, que representa la obra, la acción, la labor de toda nuestra vida.

    Queremos aprender, y no sólo teóricamente: así y así habría que hacerlo, de este modo está bien, de esta manera resulta bonito, y hasta necesario, si queréis. De poco nos serviría eso, realmente. No: también tenemos que aprender prácticamente, tenemos que poner manos a la obra cada día, cada hora.

    ¿Cómo aprendimos a caminar? ¿Podéis recordar todavía cómo aprendisteis a caminar o, por lo menos, cómo aprendieron vuestros hermanitos? ¿Pronunció mamá grandes discursos: ¡mira, Toñito, Mariíta, así has de hacerlo!? Si así hubiese sido, ninguno de nosotros sabría caminar todavía. No: mamá nos tomó de la mano, y así comenzamos. A caminar se aprende caminando, a amar, amando.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1