Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Hazañas y grandezas de los animales chilenos: Lecturas de mitos originarios para niños, niñas y jóvenes
Hazañas y grandezas de los animales chilenos: Lecturas de mitos originarios para niños, niñas y jóvenes
Hazañas y grandezas de los animales chilenos: Lecturas de mitos originarios para niños, niñas y jóvenes
Libro electrónico122 páginas49 minutos

Hazañas y grandezas de los animales chilenos: Lecturas de mitos originarios para niños, niñas y jóvenes

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Todos los animales que trazan sus andanzas y pasos en este nuevo volumen de la colección Monito del Monte, han habitado desde tiempos de nuestros antepasados originarios el territorio que hoy es Chile. Sus genealogías, sus características, sus cualidades, fueron observadas y descritas por quienes vivieron en esas culturas, ya sea porque los pensaron en tanto parientes, vecinos, aptos para comerlos o simplemente formando parte del entorno y de la sociedad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 jul 2013
ISBN9789563241280
Hazañas y grandezas de los animales chilenos: Lecturas de mitos originarios para niños, niñas y jóvenes

Lee más de Catalina Infante

Relacionado con Hazañas y grandezas de los animales chilenos

Libros electrónicos relacionados

Ficción general para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Hazañas y grandezas de los animales chilenos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Hazañas y grandezas de los animales chilenos - Catalina Infante

    Aguirre

    Los Mitos

    Las mentiras del zorro

    El zorro chileno, hábil, sigiloso, se desplaza por un territorio extenso y disímil, recorriendo bosques, montañas y desiertos. Los habitantes del norte, especialmente los aymara y atacameños, dicen que sus andanzas son conocidas mucho más allá de la tierra: fue el primer animal que viajó a las alturas del cielo y retornó como mensajero de la divinidad.

    Una vez que el dios Apu Kollana Awqui creara el mundo, decidió instalarse en la montaña y llamó al zorro para que comunicara sus enseñanzas a los hombres y mujeres aymara. A través suyo les fue entregando saberes y costumbres, para que lograran sobrevivir en el difícil medio que habitaban. El único problema fue que el zorro no era un buen recadero, y tergiversaba cada mensaje que el dios le daba.

    Así, cuando Apu quiso instruir a la comunidad para que se alimentara tan solo una vez cada tres días, le pidió al zorro que bajara a darles el mensaje. El travieso animal, al llegar ante el gentío, cambió por completo la idea, indicándoles que comieran tres veces al día; una en la mañana, otra al mediodía y, por último, al anochecer.

    Cuando regresó donde el creador, le dijo que los hombres y mujeres querían saber cómo debían vestirse, a lo que el Apu Kollana Awqui contestó: No tendrán que hacer nada, las plantas producirán los vestidos y los animales la lana para ellos. Malicioso, el zorro bajó entonces a la tierra y les transmitió nuevamente, a su manera, el recado: Apu dice que las mujeres tendrán que trabajar mucho para vestirse: hilar la lana hasta que les salgan callos en la yema de los dedos.

    Como si esto fuera poco, en el momento en que el creador ordenó a las plantas y a los animales que produjeran ropas de todos los colores, el zorro hizo otra vez de las suyas. Les contó a las personas que los animales solo les darían lanas de color negro, blanco y café, y que si querían vestirse distinto tendrían que esforzarse mucho para teñirlas.

    Los hombres y mujeres terminaban tristes luego de sus mensajes, pues no lograban entender la dureza con que los trataba el dios. Una vez más le pidieron al zorro que preguntara al Apu qué harían para comer. Entonces, mandó a decir que no había de qué preocuparse, las plantas y los árboles les darían lo necesario para vivir y no tendrían que trabajar ni sufrir, solo tener fe y rezarle a su creador. Mas el zorro, insistente en la mentira, les advirtió que tendrían que trabajar con el sudor de su frente si querían

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1