Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Voces del periodismo
Voces del periodismo
Voces del periodismo
Libro electrónico252 páginas3 horas

Voces del periodismo

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Transcurridas seis décadas, un destacado grupo de profesionales de la prensa y las comunicaciones, muchos de ellos reconocidos en el contexto nacional e internacional, ha aceptado el desafío de escrutar, desde su propia óptica, una labor muchas veces vista por la sociedad con respeto, pero también en otras con recelo. Pero nunca, sí, con indiferencia. Reflexiones que apuntan a garantizar el derecho a la libre expresión e información de la ciudadanía, y fortalecer el debate social y democrático. A sesenta años de convertirse en profesión, diversos enfoques periodísticos aportan a la comprensión de una labor sobre la cual no se ha escrito -y nunca se escribirá- la última palabra. Los primeros intentos de constituir prensa en el país, su rol en la historia reciente (dictadura y transición a la democracia), junto a los desafíos vigentes, forman parte de un libro que aportará, como tantos otros publicados, a entender una función que miles de hombres y mujeres han abrazado no sólo como un trabajo más, sino como una opción de vida. Y, en ocasiones, también de muerte.
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento14 dic 2016
ISBN9789560007728
Voces del periodismo

Relacionado con Voces del periodismo

Libros electrónicos relacionados

Artes del lenguaje y disciplina para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Voces del periodismo

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Voces del periodismo - Javiera Olivares

    Javiera Olivares Mardones

    Patricio Segura Ortiz

    (coordinadores)

    Voces del periodismo

    Reflexiones sobre un quehacer en permanente construcción

    Esteban Valenzuela van Treek, Carlos del Valle Rojas, Ethel Pliscoff Vásquez,

    Jorge «Gato» Escalante Hidalgo, Álvaro Hoppe Guíñez, Sergio Campos Ulloa, Alejandro Guillier Álvarez

    Víctor Herrero Aguayo, Alejandra Matus Acuña, Javiera Olivares Mardones, María Olivia Mönckeberg Pardo,

    Francisco Martorell Camarella, Abraham Santibáñez Martínez, Juan Pablo Cárdenas Squella

    Paula Correa Agurto, Vanessa Sabioncello García, Raúl Rodríguez Ortiz, Patricio Segura Ortiz, Manuel Bonifaz Muñoz

    LOM PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL

    © LOM Ediciones

    Primera edición, 2016

    ISBN Impreso:978-956-00-0772-8

    ISBN Digital:978-956-00-0844-2

    Las publicaciones del área de

    Ciencias Sociales y Humanas de LOM ediciones

    han sido sometidas a referato externo.

    Diseño, Composición y Diagramación

    LOM Ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Fono: (56-2) 688 52 73 • Fax: (56-2) 696 63 88

    www.lom.cl

    lom@lom.cl

    Prólogo

    En el marco de su sexagésimo aniversario, el Colegio de Periodistas de Chile ha programado diversas iniciativas académicas, ciudadanas y profesionales, entre las cuales se incluye la publicación de este libro: Voces del periodismo, escrito por y para periodistas. La idea es que sea un aporte a la comprensión del rol que los periodistas hemos elegido jugar en nuestra sociedad, tanto quienes integramos la orden como quienes aún no lo han hecho; así como quienes tienen formación universitaria o quienes simplemente han dedicado su vida a la que es su vocación: la función de informar.

    Esta obra, publicada a través de LOM ediciones, no pretende ser la última palabra oficial sobre el periodismo en Chile. Busca, simplemente, ser un recuento de voces sobre diversos aspectos relacionados con ese hacer al que muchos hemos dedicado nuestra vida.

    El Colegio de Periodistas fue creado mediante la ley N° 12045, del 11 de julio de 1956, como resultado de la incansable labor de un grupo de visionarios, encabezado por Juan Emilio Pacull Torchia, destinada a dignificar y fortalecer el ejercicio del periodismo en nuestro país. Ese mismo grupo de dirigentes había impulsado con fuerza la actividad del Círculo de Periodistas de Santiago (fundado en 1907), dotando de una serie de beneficios sociales a quienes pertenecían a la organización. Asimismo, en 1953, se había creado la primera Escuela de Periodismo en la Universidad de Chile. Estos hechos fueron consolidando a nuestra profesión como una actividad respetada y valorada por la ciudadanía.

    En ese tiempo aún no se desarrollaba la tesis de la existencia de un derecho social a la información en que el papel de los periodistas es fundamental, pero quienes dieron este impulso a la profesión sí lo avizoraron. En efecto, esta tesis establece que, además del reconocimiento al derecho individual que tienen todos para recoger y difundir información y formular opiniones sin ningún tipo de censura y sin más limitaciones principales que la honra y la privacidad de las personas, existe un derecho de la sociedad a estar bien informada, el que es delegado en los profesionales de la información: los periodistas, quienes están obligados a cumplir su misión diligentemente y dentro de estrictos parámetros éticos.

    En este libro se incluye una serie de artículos que dan cuenta de la variedad y riqueza de temáticas que abarca el periodismo. A esta disciplina se le puede aplicar el antiguo proverbio latino en el alcance que corresponde: Homo sum, humani nihil a me alienum est, que significa Hombre soy, nada de lo humano me es ajeno.

    Así es como en los distintos artículos se aborda el papel que debe jugar el periodismo; las dificultades que enfrenta –ayer, en dictadura, con el riesgo de la vida y serias restricciones a la libertad de expresión, y hoy, en democracia, por la concentración de la propiedad de los medios, entre otros problemas–; el rol de los medios regionales; la importancia y el papel de las radios comunitarias; la televisión digital y su impacto en ese medio; el origen de las noticias en Chile; la libertad de expresión en las constituciones chilenas, tanto en el pasado como también su inserción en la carta fundamental en actual discusión. También el conflicto mapuche y los medios de comunicación; y tantos otros temas de palpitante interés no sólo para los periodistas, sino también para cualquiera que se interese por el funcionamiento de nuestro sistema político y el desarrollo de nuestra convivencia en sociedad.

    Esta diversidad de materias que son desarrolladas habitualmente por los periodistas ha hecho que algunos detractores del periodismo, que también los hay, hayan dicho que «tienen un océano de conocimientos con un centímetro de profundidad». Los artículos incluidos en este libro son un claro mentís a esa afirmación. Todos ellos son análisis profundos de la materia tratada, ya sea como trabajos académicos algunos, reportajes otros y también testimonios personales.

    Sus redactores son, asimismo, una interesante variedad de actores: actuales y ex dirigentes del gremio, catedráticos, premios nacionales de periodismo, reporteros y responsables de medios comunitarios.

    La enumeración del contenido de los artículos seleccionados habla por sí mismo. Ellos son: «Del origen mestizo de las noticias en Chile al surgimiento del periodismo en la pugna Araucano-Mercurio versus El Valdiviano Federal» por Esteban Valenzuela van Treek; «Prensa y movimientos de trabajadores: continuidades y cambios en la subversión contra oligarquías y dictaduras» por Carlos del Valle Rojas; «Sobre libertad de expresión y constituciones de Chile en el siglo XIX» por Ethel Pliscoff Vásquez; «La vida por la verdad. Periodismo, derechos humanos y memorias» por Jorge «Gato» Escalante Hidalgo; «Fotoperiodismo: los ojos de los que no están» por Alvaro Hoppe Guíñez; «La lucha por la libertad de expresión y el derecho a la información: el rol de la radiodifusión» por Sergio Campos Ulloa; «Los miedos de las elites» por Alejandro Guillier Álvarez; «El Mercurio ha muerto… ¡que viva El Mercurio!» por Víctor Herrero Aguayo; «¿Te querí dar un gustito?» por Alejandra Matus Acuña; «Concentración de medios, derecho a la comunicación y nueva Constitución de Chile: el poder al soberano» por Javiera Olivares Mardones; «Periodismo, conflictos de interés y poder» por María Olivia Mönckeberg Pardo; «Pluralismo mediático: la gran deuda del Estado de Chile» por Francisco Martorell Camarella; «Ética periodística en tiempo de filtraciones» por Abraham Santibáñez Martínez; «Periodismo: realidad, misión y nuevos desafíos» por Juan Pablo Cárdenas Squella; «Conflicto chileno-mapuche e interculturalidad» por Paula Correa Agurto; «Desafíos de la televisión digital en Chile» por Vanessa Sabioncello García; «Las radios comunitarias como motor de cambio desde la sociedad civil» por Raúl Rodríguez Ortiz; «Periodismo cívico: de neutralidades y activismos» por Patricio Segura Ortiz; y «Reforma estructural a las comunicaciones en Chile: el rol de los periodistas de regiones» por Manuel Bonifaz Muñoz.

    La mejor manera de demostrar que la trayectoria recorrida por el periodismo chileno en estos sesenta años ha sido fructífera, es entregarles este valioso conjunto de artículos que abordan distintos temas con seriedad, profundidad y tratando de ser un aporte a una buena discusión, hecha con altura de miras. Con este libro, sus editores esperan haber logrado tal objetivo, y si así lo estima el lector, esa recepción será el mejor presente en este aniversario. Nuestro aniversario.

    Jorge Donoso Pacheco

    Presidente del Colegio de Periodistas de Chile, período 1998-2000

    Ex director de Fortín Mapocho / Ex presidente del directorio de TVN

    Capítulo 1

    Apuntes de la historia

    Del origen mestizo de las noticias en Chile

    al surgimiento del periodismo en la pugna

    Araucano-Mercurio versus El Valdiviano Federal

    Esteban Valenzuela Van Treek

    Los orígenes del periodismo están en las noticias «interpretadas» que se comunican, y estas siempre fueron fragmentarias, hasta que en el siglo XIX cuajan los periódicos. Antes, las «noticias» fueron parciales y con versiones plurales de actores oficiales y subalternos o minorizados. Por eso se coincide con los editores del libro en la idea de «orígenes mestizos», hibridez en la conformación del periodismo tanto en los medios como en los actores.

    Orales: sobre todo los mapuche, que, a diferencia de los mayas, no realizaron un proceso de códices o estelas arquitectónicas para que luego Francisco Jiménez tradujera, como el Popol Wuj (El Libro del consejo); pero desarrollaron una fuerte oralidad comunitaria para transmitir su religión y explicación del origen y la pérdida de paz, así como una compleja medicina, poderes rotativos y prácticas sociales. Las serpientes (vilu) Caicai (marina) y Trentren (tierra) se enfrentan por quien domina (la soberbia). Ambas serían hijas de los pillanes (dioses) Perillán y Antu, pero la historia les impide construir la creación con armonía: luchan y hay violencia, lo que ayuda a entender la existencia de terremotos, cataclismos, diluvios, tsunamis¹.

    Por cierto, en la reivindicación de su lucha contra los conquistadores (autores como Mariman, Perican, Chihuailaf), la lucha contra el Estado chileno y el «enojo» por la usurpación de tierras al sur del Bío-Bío (illkun, como escucharon en Malleco Correa y Mella), destaca el reciente libro de Margarita Canio y Gabriel Pozo, Historia y conocimiento oral mapuche. Sobrevivientes de la Campaña del Desierto (Argentina) y ocupación de la Araucanía (1899-1926).

    Oralidad del pueblo «chileno» en sus liras populares, donde predomina, en décimas octosílabas, el canto a lo humano y lo divino, que como bien recuenta Miguel Jordá, se adentra en lo oral de «puetas, payadores y cantores (as)» antes de que se imprimiera hacia mediados del siglo XIX.

    Los chasquis que recorrían el Camino del Inca circularon del Cusco hasta el Maule, como lo testimonian los pucarás de Vitacura, Chena, La Compañía (Graneros), las Piedras del Sol en Malloa y Peumo. La posta de noticias y mensajes que portaban los chasquis con sus resúmenes escritos y el resto era oralidad, incluidos los «pregoneros», que repetían ordenanzas de los cabildos y eventos en las ciudades vivas y policéntricas: Concepción, Chillán, Talca, San Fernando, Rancagua, Valparaíso, San Felipe, La Serena, Coquimbo, Copiapó, también Santiago.

    Gráficos: La pintura y los dibujos fueron fuente de noticias en Chile, destacando el Mulato Gil de Castro que, como Murillo en España, ironizaba con la aristocracia sin esconder sus taras y fealdades. Por otra parte, como el costumbrismo de Sorrolla, que nos muestran las regiones hispanas del siglo XIX, en Chile la imagen gráfica queda marcada por la pintura de Mauricio Rugendas como El huaso y la lavandera, así como el centenar de dibujos noticiosísimos de Claudio Gay, contratado por el Estado para hacer la primera Enciclopedia Chilena.

    Pero los fuertes son los testimonios escritos que dan noticias: cartas, informes, juicios, actas de cabildos. No hay prensa: los escribanos y los secretarios narran las historias que no se conocieron. El periodismo implica conocimiento en el presente del hecho; de allí la diferencia con la historia. Por los diarios del secretario de O´Higgins y de los hermanos Carrera se busca entender el desencuentro en Rancagua, pero eso en indagación en el «después». No hubo allí espacio público.

    Los libros son las crónicas que inician la esfera pública

    Chile fue marcado por las noticias interpretadas por Alonso de Ercilla en La Araucana, donde describe un Chile de mapuches, «gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, que no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida»². En el contexto de la brutalidad española, el asesinato de Valdivia y Lautaro, su libro impreso en España (1569 a 1589) se multiplica como la primera gran crónica de un corresponsal de la Guerra de Arauco. Si Bartolomé de Las Casas, con su Informe sobre las Indias, hizo el primer informe en derechos humanos relatando el genocidio de los primeros conquistadores en el Caribe, Alonso de Ercilla logró en su poesía épica un relato intercultural que se coloca en ambos actores de la guerra, busca la «objetividad» (im)posible en códigos de su época. De inmediato, el gobernador García Hurtado de Mendoza encomienda a un poeta nacido en Angol que retruque la interpretación de Ercilla: Pedro de Oña escribe su Arauco domado, completando el cuadro de guerra informativa. Los libros impresos circulaban desde España a las colonias, centro de poder y congregaciones, generando un espacio público acotado pero de abierta litis deliberativa.

    Sin embargo, se desconoce que el inca Garcilaso, literato inca nacido del mestizaje de una cusqueña con un pariente de Garcilaso de la Vega, en su libro Comentarios Reales, cuenta el auge y caída del Imperio Inca con la noticia clave en la historia de «Chile»: la coalición de promaucaes, cauques y picunches (todas subetnias mapuches) que logran detener, entre Rancagua y Talca, el avance del inca Yupanqui hacia 1470³. Se publicó en Lisboa en 1609, pero tuvo alta distribución e impacto, ubicándose entre el presente y la historia.

    Luego hay que destacar como primer reportaje a la vida íntima y privada de una nación ocupada el notable Cautiverio feliz ⁴, con el cual Francisco Núñez, en 1673, le describe al rey Carlos II lo que vivió apresado por el cacique Lientur en 1629, haciendo observaciones culturales y valorativas del ethos mapuche, como las abstinencias previas al combate en el Capítulo XIX, que se titula «En que se refieren algunas memorables costumbres de estos naturales, de las cuales se sacan algunos morales». El cronista informa y toma partido contra una guerra inútil: «Quiera su divina Majestad que con el tiempo se reconozcan y mediten estas verdades que, como leal vasallo del Rey, nuestro señor, tengo insinuadas, para que no se acaben de aniquilar y consumir nuestras provincias»⁵. Lamentablemente, la visión «informada» y compleja de Núñez Pineda sólo se conocerá en Chile hacia 1870 (dos siglos después).

    Otro libro que marcó fue el apocalíptico y milenarista texto del jesuita expulsado a Italia, Manuel Lacunza, La Venida del Mesías en Gloria y Majestad⁶, donde en la figura del exilio judío hace referencia a la persecución de los Borbones al pensamiento disidente.

    Proclamas independendistas: La Aurora de Chile y El Monitor Araucano

    Por sus impresos pro independendistas, el sacerdote Camilo Henríquez es considerado el «padre del periodismo en Chile», por su Aurora de Chile, que en estricto rigor es una proclama, un medio de lucha contra el absolutismo español, el cual adoctrinaba con su «catecismo a los patriotas». Camilo Henríquez fue enviado de púber a Perú a la Orden de la Buena Muerte, donde conoce la represión realista en Quito y las ideas ilustradas que le seducen⁷. Vuelve a Chile y escribe su Aurora de Chile con el seudónimo de Quirino Lemáchez. Sus ideas liberales le hacen decir el sermón oficial de instalación del primer Congreso Nacional en julio de 1811 contra la jerarquía pro España. Rompe paradigmas y la propia masonería le levanta un homenaje en el Paseo Bulnes en Santiago por su valoración del pensamiento ilustrado, que le lleva a sufrir castigo por parte de la Inquisición, la cual le encuentra en su habitación, en 1802, El contrato social de Rousseau («encontrado dentro del colchón de su cama»⁸).

    La Aurora es una agenda de lucha pero no un flujo activo y articulado de informaciones y debates, ya que se está en la trinchera y la revolución independentista americana. No hay tiempo para vida social ni cultural. La Aurora circula entre febrero de 1812 y abril de 1813, fecha en la cual se transforma en El Monitor Araucano hasta octubre de 1814. Desaparece tras la batalla de Rancagua y la reconquista española. En esta época de guerra, junto a los boletines oficiales en torno a proclamas, el patriota guatemalteco Antonio José de Irisarri publica El Semanario Republicano en la misma lógica antiespañola.

    La consolidación de la esfera pública deliberativa en los diarios a fines del período liberal-federalista

    Tras la abdicación de O´Higgins a fines de 1822, se completa la Independencia en un período complejo que la historiografía tradicional llama de «caos liberal» y «ensayos federalistas», pero en los cuales efectivamente se consolida un debate de ideas, entrega de informaciones, tribunas culturales, los cuales son severamente reprimidos al consolidarse desde 1830 la dictadura portaliana.

    Fines de la década de los 1820 es una abierta guerra entre los conservadores portalianos-pelucones versus los liberales pipiolos-federalistas. El más antiguo, desde septiembre de 1827, es El Mercurio de Valparaíso, con ediciones miércoles y sábado en la imprenta de los tipógrafos Wells y Silva en el puerto, bajo la dirección de Félix Vicuña. El periódico toma una postura durante el medio siglo vinculada al poder (se acomoda en favor de los decenios conservadores y omite criticar la ley de censura previa), se vincula a los negocios y busca una mirada cosmopolita con noticias de Chile y el mundo, buscando un tono más independiente en el período de los Tornero, 1845-1875⁹, que lo consolida ligado a su negocio de librerías, que hace crecer por las provincias y Santiago. Hay que recordar que se han creado los clubes de la Reforma y de la Igualdad, donde Bilbao, Arcos, Vicuña y Lastarria promueven transformar el sistema, hasta las rebeliones armadas de 1851 y 1859 liberal-regionalista-mapuches, que son sofocadas por el monttvarismo. Luego, en la apertura liberal, en 1875, El Mercurio se convierte en la voz de los imperios financieros y el poder oligárquico bajo el dominio de los Edwards.

    El triunfo conservador en Lircay (1830) lleva a la creación de El Araucano, periódico bisemanal que se convierte en la voz del enfoque portaliano, autoritario, centralista y partidario de gobiernos unitarios y fuertes. No obstante, la existencia de colaboradores en sus páginas, como Andrés Bello (instalado en Chile desde 1829) y Eusebio Lillo, le da un tono ilustrado y de debate de ideas, sin deslizar críticas a los decenios hasta cerrar en 1877.

    Infante y El Valdiviano Federal: periodismo independiente y crítico¹⁰

    El gran enemigo del Araucano y adelantado de ideas en relación a El Mercurio, será El Valdiviano Federal, que combina noticias, crónica social, obituarios, polémicas, reportajes a fiestas y costumbres, denuncia de abusos de poder y corruptelas. Es el origen del periodismo en su sentido más moderno.

    Al indagar en las 206 ediciones de El Valdiviano Federal (VF), entre 1827 y 1844, se observa un semanario con clara línea independiente

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1