Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Recordar. Violación de derechos humanos: una mirada médica, psicológica y política
Recordar. Violación de derechos humanos: una mirada médica, psicológica y política
Recordar. Violación de derechos humanos: una mirada médica, psicológica y política
Libro electrónico382 páginas5 horas

Recordar. Violación de derechos humanos: una mirada médica, psicológica y política

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Paz Rojas ha escrito una serie de libros ampliamente difundidos, que representan una contribución sustancial y sin duda han hecho una gran diferencia en el ámbito de los derechos humanos. Ahora, cuando mira hacia atrás para revisar su largo viaje, para resumir y sistematizar las principales áreas de su compromiso y presentarlo en un marco que es al mismo tiempo personal y político, es cuando debemos aprovechar para escuchar y aprender con profundo respeto lo que nos comparte. Ella ha elegido seleccionar, entre sus muchas contribuciones en conferencias y reuniones, las que se fueron desarrollando y presentando desde su regreso del exilio, en enero de 1981, hasta hoy en este libro: Recordar. Y sí, hay una mirada hacia el pasado, pero los mensajes se dirigen hacia el futuro, con lecciones aprendidas, en relación a cómo la lucha tiene que continuar para lograr el respeto universal y la implementación de los derechos humanos, como una forma de asegurar la vida, la dignidad y la cordura.
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento2 oct 2017
ISBN9789560009791
Recordar. Violación de derechos humanos: una mirada médica, psicológica y política

Relacionado con Recordar. Violación de derechos humanos

Libros electrónicos relacionados

Política para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Recordar. Violación de derechos humanos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Recordar. Violación de derechos humanos - Paz Rojas Baeza

    Paz Rojas Baeza

    Recordar

    Violación de derechos humanos:

    una mirada médica, psicológica y política

    LOM PALABRA DE LA LENGUA YÁMANA QUE SIGNIFICA SOL

    © LOM Ediciones

    Primera edición, 2017

    ISBN impreso: 978-956-00-0979-1

    ISBN digital: 978-956-00-0998-2

    Imagen de cubierta: Chile oprimido, Chile resistente. Arpillera, Comité de Solidaridad con el Pueblo Chileno, París, Francia.

    Las publicaciones del área de

    Ciencias Sociales y Humanas de LOM ediciones

    han sido sometidas a referato externo.

    Diseño, Composición y Diagramación

    LOM Ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Fono: (56-2) 2 860 68 00

    www.lom.cl

    lom@lom.cl

    Dedicatoria

    A las agrupaciones de derechos humanos: desaparecidos, ejecutados políticos y ex prisioneros de Chile y América Latina.

    A mis hijos Mauricio y Daniel Muñoz Rojas.

    A mis sobrinas María Estela y María Luisa Ortiz Rojas.

    Agradecimientos

    A Nora Sveaass y por su intermedio a la Universidad de Oslo, por su aporte para la publicación de estos textos.

    A Iris Largo de Varas, Cristina Varas y Yessica Ulloa, por su permanente cooperación, sugerencias y apoyo.

    En forma muy especial, a cada uno de los miembros del equipo DIT-T (denuncia, investigación y tratamiento del torturado y su núcleo familiar), cuyos nombres van al final del libro.

    A María Isabel Leiva, por su incansable colaboración.

    Prólogo

    Conocí a Paz Rojas en Santiago de Chile, en septiembre de 1986, en una sala de reuniones del CODEPU. Fue dos días antes del 11 de septiembre que recordaba los trece años desde que Pinochet y sus aliados arrebataran todo el poder mediante un brutal golpe militar.

    Esta fecha siempre revive el dolor, el miedo y los trágicos recuerdos en la vida de muchos chilenos. Pero lo que llenó la sala de una atmósfera excepcionalmente tensa, fueron los eventos que tuvieron lugar dos días antes: una emboscada contra la caravana del dictador Augusto Pinochet, en el Cajón del Maipo, mató a cinco miembros de su cuerpo de seguridad y dejó al dictador apenas herido.

    Este intento contra su vida, de inmediato tuvo represalias a través de un estado de sitio y la represión despiadada contra la oposición. Cientos fueron arrestados, entre ellos Ricardo Lagos, quien más tarde se convirtió en Presidente de Chile. Entre los que fueron asesinados y ejecutados, tras ser arrestados desde sus casas, estuvo el periodista José Humberto Carrasco Tapia, un crítico de alto perfil del régimen. El toque de queda fue establecido y el derecho a reunión de más de cuatro personas fue denegado.

    Éramos muchos los reunidos en la sala de CODEPU. La reunión era presidida por Paz Rojas, que con su estilo sereno y claro nos informó sobre la situación; qué hacer en caso de tener que evacuar y nos aclaró que ese era el momento de intensificar más aún el trabajo político contra los brutales opresores. Particularmente, porque estábamos a sólo unos minutos del funeral del periodista asesinado. Todos iban a asistir y nadie dudaba de los peligros inminentes asociados a su participación. El coraje, el respeto, la fuerte voluntad política y la solidaridad fueron los principales mensajes.

    Para mí, los días siguientes representaron una extraordinaria posibilidad de comprender no sólo la valiente participación de los profesionales de la salud en Chile, sino la estrecha relación entre los graves abusos a los derechos humanos, la salud mental y la vida social.

    Yo había estado trabajando con refugiados que buscaban protección en Noruega, muchos de ellos provenientes de Chile, así que había visto cómo la tortura y el exilio afectan a la gente. También era consciente de cómo los trabajadores de la salud actúan como defensores de los derechos humanos en la realidad, con individuos y familias violentamente afectados por la opresión.

    Sin embargo, lo que ahora se ha convertido en una comprensión frecuente de los efectos de la tortura, las desapariciones, la persecución, las amenazas y la impunidad en la vida de las personas, las familias, las comunidades y la sociedad en general, en ese entonces no era obvio y estaba lejos de ser reconocido. Por ello, la contribución de Paz Rojas, CODEPU y de tantos otros que se opusieron a la violencia, ha formado e inspirado a muchos de nosotros en diversos lugares del mundo. La gratitud y la admiración han perdurado desde ese momento.

    El libro que usted está a punto de leer está basado en textos que abordan los devastadores y complejos temas que surgen de las acciones de regímenes autoritarios y brutales, así como la amplia gama de trabajo que confronta al poder en diversos niveles. Todo ello en base a la experiencia directa con sobrevivientes o personas que sufrieron innumerables pérdidas humanas. Los textos incluidos en este libro son discursos y presentaciones que han tenido lugar en conferencias, seminarios y reuniones tanto en Chile como en escenarios internacionales a través de un largo período.

    La autora de las piezas extraordinarias que se recopilan en este volumen es Paz Rojas. Ella es médica y defensora de los derechos humanos. Los principales temas no sólo son presentados, sino analizados y discutidos con profundidad. Como ella lo señala en el título, se trata de «Violación de derechos humanos: una mirada médico, psicológica y política», a través de la que mantiene siempre la perspectiva en lo que se puede y debe hacer. Más importante aún, es que los textos no se refieren únicamente a los acontecimientos que han contribuido y creado la historia. Existen varios ejemplos, pero su aporte sobre Pinochet fue vital para que lo arrestaran en Londres para luego, tras un largo proceso, ser extraditado a Chile, a pesar de los esfuerzos para llevarlo a juicio en España.

    El trabajo de Paz Rojas sobre la impunidad, la importancia de la justicia y el no rotundo a ningún tipo de amnistía para los responsables de torturas, ejecuciones y desapariciones, ha ayudado a la comprensión internacional sobre la necesidad de conocer la magnitud del significado de la violación de los derechos humanos, tanto desde la perspectiva del derecho internacional, así como desde el punto de vista social y psicológico.

    Los esfuerzos internacionales en materia de justicia le deben mucho a Paz Rojas. Su clara posición sobre la impunidad, como una amenaza para los individuos y la sociedad, se expresa claramente en el capítulo 5.

    Los estudios en profundidad sobre la tortura, cómo se sistematizó y documentó, cómo afectó a quienes fueron torturados como a los que torturaron, fue publicado en varios libros prohibidos en ese momento y se reflejan en el capítulo 2.

    El derecho a la rehabilitación y reparación, descrito en el capítulo 8, ha tenido un impacto importante sobre el derecho a dicha rehabilitación después de la tortura. Su trabajo sobre desapariciones, como una continuación de la tortura y la atrocidad extrema hacia los individuos, presentada en el capítulo 3, ha abierto los ojos a muchos, y sin duda ha influido en el desarrollo de patrones de derechos humanos en relación a desapariciones forzadas.

    Este libro puede leerse como la historia del trabajo de derechos humanos en Chile, tanto en relación a los períodos oscuros de la dictadura, como al período posterior.

    La autora ha tenido un contacto muy directo con las consecuencias inmediatas y a largo plazo de la dictadura militar. Ella tuvo influencia en la medida en que transcurrían los sucesos. Por ejemplo, la creación del equipo CODEPU DIT-T fue una iniciativa valiente e innovadora en tiempos de la dictadura, pues combinaba lo que hasta entonces no se practicaba: denuncia, investigación y tratamiento de la persona torturada y su familia.

    La comprensión de estos elementos no se debe hacer por separado, porque están estrechamente vinculados. Desde mi perspectiva, representa un cambio paradigmático en este ámbito y desafía la noción de objetividad o neutralidad del terapeuta o profesional de la salud.

    Desde esta posición, Paz Rojas desarrolla e implementa su trabajo en beneficio de los que han sufrido directamente los efectos de las violaciones a los derechos humanos que pudieran sufrirlos, defendiendo sus derechos a la libertad, la justicia y la reparación.

    Es a través de estos esfuerzos incansables de tantos años, en que ella ha estado en peligro, bajo riesgos y amenazas, lo que le ha granjeado un reconocimiento e importantes elogios por su trabajo.

    Paz Rojas ha recibido innumerables premios de derechos humanos en varios países y yo, en lo particular, me siento orgullosa al decir que recibió el Premio de Derechos Humanos de la Universidad de Oslo, Noruega, en 2008.

    Quizás uno de sus legados más destacados está ligado a su audaz iniciativa para llevar a Augusto Pinochet a juicio. Su compromiso con la justicia española, al proporcionar los hechos necesarios para que el proceso tuviera lugar, es particularmente importante. Esto se describe en su comentario al libro «Tarde pero llega: Pinochet ante la justicia española», incluido en el Capítulo 5. Además, el Anexo del libro contiene un informe médico-legal de la salud mental del ex dictador.

    Paz Rojas ha escrito una serie de libros ampliamente difundidos, que representan una contribución sustancial y sin duda han hecho una gran diferencia en el ámbito de los derechos humanos.

    Ahora, cuando mira hacia atrás para revisar su largo viaje para resumir y sistematizar las principales áreas de su compromiso y presentarlo en un marco que es al mismo tiempo personal y político, es cuando debemos aprovechar para escuchar y aprender, con profundo respeto, lo que nos comparte. Ella ha elegido seleccionar, entre sus muchas contribuciones en conferencias y reuniones, las que se fueron desarrollando y presentado desde su regreso del exilio en enero de 1981 hasta hoy, en su libro «Recordar».

    Y sí, hay una mirada hacia el pasado, pero los mensajes se dirigen hacia el futuro, con lecciones aprendidas, en relación a cómo la lucha tiene que continuar para lograr el respeto universal y la implementación de los derechos humanos, como una forma de asegurar la vida, la dignidad y la cordura.

    El mensaje de Paz Rojas es más importante que nunca. Vivimos en un período en que el respeto a los derechos humanos está amenazado desde ángulos muy diferentes.

    Los procesos democráticos en Chile fueron brutalmente abortados en 1973. Hoy vemos que los derechos humanos están siendo desafiados en diversas partes del mundo. Las fuerzas autoritarias, discriminatorias y opresivas parecen tener más espacio ahora que en décadas pasadas.

    La prohibición absoluta contra la tortura está en peligro de desvanecerse.

    «Recordar» nos pide mirar hacia adelante, luchar por los derechos, la dignidad y no rendirse jamás.

    Oslo, 26 de junio de 2017

    Nora Sveaass

    Presidenta de la Sociedad Internacional de Derechos Humanos y Salud

    Presidenta del Comité de Derechos Humanos de la Asociación Noruega de Psicólogos

    Miembro del Comité contra la Tortura, Naciones Unidas

    Miembro del Subcomité por la Prevención de Tortura, Naciones Unidas

    Introducción

    La presente publicación tiene como objetivo dar a conocer los textos de algunas conferencias que ofrecí en Chile y en el extranjero, desde mi regreso al país en 1981 hasta el año 2013. También decidí incluir aquí algunos otros textos, publicados, como capítulos de otros libros o compilaciones, por considerar que enriquecían o profundizaban el tema de cada uno de los apartados que forman este volumen, todos los cuales surgen desde mi experiencia de atención médico-psiquiátrica a víctimas de la violencia política de la dictadura de Pinochet. Creo que son trabajos que pueden aportar a la construcción y conservación de la memoria acerca del más oscuro episodio de la historia nacional reciente: la dictadura de Augusto Pinochet.

    Los textos reunidos en el primer capítulo de este libro abordan algunos aspectos generales de esa dolorosa realidad que nos tocó como país, refiriéndose a los efectos o consecuencias sobre la sociedad entera de un régimen dictatorial como el que devastó durante diecisiete años a nuestro país, o bien refiriéndose a los métodos usados por este régimen para dominar y someter a la población. Durante aquellos años, una parte significativa de los ciudadanos chilenos se convirtieron en exiliados –experiencia que conocí en lo personal–, prisioneros políticos, relegados, torturados, desaparecidos, asesinados.

    Desde el mismo día de mi regreso a Chile, en enero de 1981, recibí amenazas telefónicas, groseras e insultantes; callaba o respondía en forma altanera y segura. La última vez que recibí una de esas llamadas fue en 1991, luego del incomprensible asesinato de Jaime Guzmán. A las dos de la madrugada sonó el teléfono, y una voz de hombre dijo: «ahora te toca a ti, c… de tu madre». Esto confirmó lo que todos sabíamos, que los aparatos de la dictadura no habían sido desmontados y tal vez nunca lo serían.

    En aquella primera época después de mi retorno, personas ligadas al mundo cristiano y a la defensa de los derechos humanos, que conocían mi trabajo, me invitaron a hablar sobre la situación represiva en la Parroquia de La Anunciación, ubicada en Pedro de Valdivia. Es el texto que abre el primer capítulo de este libro.

    Un tiempo después solicité al equipo médico psiquiátrico de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (FASIC¹) que me dejaran asistir a sus reuniones clínicas. Lo hice regularmente. Por los relatos de las personas atendidas allí percibí que, en alguna forma, las técnicas de tortura aplicadas a los sobrevivientes habían cambiado. Revisé cien fichas. Al leerlas confirmé mis sospechas: las técnicas de tortura se habían sofisticado. Seguían existiendo las antiguas, pero ahora se privilegiaban las nuevas, con predominio de las maniobras psicológicas. Este trabajo originó un segundo documento que se tituló «Las últimas técnicas de tortura aplicadas en Chile, su acción, objetivos y efectos».

    Esta apreciación se confirmó rápidamente en la práctica: personas de la Vicaria de la Solidaridad me pidieron que entrara a la cárcel a ver a un joven que había sido detenido y que luego de unos días de estar desaparecido, se encontraba en ese recinto carcelario. Al verlo percibí a la distancia un estado de conciencia semicrepuscular, además estaba agitado, desesperado, hablaba en forma incoherente, decía: «me torturaron, me desnudaron, me fotografiaron, me filmaron, me sentaron en una mesa, bien vestido pero sin pantalones, desnudo, y me hacían preguntas que debía responder; cada vez que vacilaba, por abajo del escritorio me aplicaban corriente en los testículos». Lo repetía una y otra vez. Por años lo atendí; ahora no sé nada de él, pero lo recuerdo por su fineza, cariño y casi amistad.

    Al volver a Chile no tenía lugar de ocupación. No me sentía capaz de trabajar con la Iglesia, a pesar de que admiraba todo lo que hacían en defensa de las personas, de los pobladores y los familiares de detenidos y ejecutados.

    María Maluenda, esa extraordinaria mujer que había sido embajadora en Vietnam durante el gobierno de Salvador Allende, me propuso entrar a CODEPU², organismo formado a fines de 1980 para la defensa de los derechos humanos y el tratamiento de víctimas de la represión y tortura. Acepté, y allí se inició esa larga experiencia de atención a ex prisioneros, torturados y familiares de ejecutados y detenidos desaparecidos por la dictadura.

    Desde un comienzo me impresionó la entrega al trabajo, la organización, el compromiso y el afecto que compartían sus miembros. La abogada Fabiola Letelier ejercía la presidencia, y existía un comité directivo formado por personalidades de diversas posiciones de izquierda, como Manuel Almeyda, María Maluenda y Verónica Salas. Había también representantes de distintos sectores de la Iglesia, como el sacerdote Rafael Maroto y la inolvidable hermana Blanca Rengifo.

    Entre los integrantes de CODEPU había juristas, médicos y educadores; también personas del mundo popular, organizadas por equipos. La tarea principal en esos momentos era salvar la vida de prisioneros políticos condenados a muerte.

    En abril de 1983, la directiva de CODEPU me informó de un coloquio internacional sobre los medios de lucha contra la tortura, que se realizaría en Ginebra, Suiza, organizado por el comité suizo contra la tortura. Asistí a ese encuentro, en el que participaron setenta personas de veintiocho países, oportunidad en que conocí a Thomas McCarthy, secretario del Fondo de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura, que según él se había creado especialmente para apoyar a Chile. McCarthy me solicitó la elaboración de un proyecto para presentarlo cuanto antes al Fondo de las Naciones Unidas, en su sede en Nueva York.

    Desde antes de aquel viaje había comenzado a conformarse en torno a CODEPU un equipo integrado por médicos, psiquiatras, psicólogos, asistentes sociales. Muchos de ellos se incorporaron a este trabajo en forma voluntaria. También participaban personas que habían experimentado y vivido la tortura, familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, exiliados y retornados. Su experiencia como ayudantes de investigación, tratamiento, denuncia y prevención era primordial para elaborar una respuesta global a los crímenes.

    Con este grupo, luego de largas discusiones e intercambios, elaboramos el proyecto que presentamos al Fondo de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura. A fines del mismo año 1983, la ONU aprobó nuestro proyecto, brindándole su apoyo durante años.

    Nuestro objetivo fue siempre de carácter multidisciplinario. Denominamos nuestro grupo de trabajo como «DIT-T: denuncia, investigación y tratamiento del torturado y su núcleo familiar³».

    «La necesidad de un abordaje integral e interdisciplinario fue determinando la constitución del equipo DIT-T, conformado por médicos de distintas especialidades. Posteriormente, equipos similares al de Santiago se crearon en Valparaíso y Concepción, y más tarde en Talca, Temuco, Valdivia y en el extremo sur del país. Miembros del equipo central viajaban regularmente a esas regiones para prestar asistencia a los prisioneros políticos, al interior de las cárceles, y apoyar en la atención ambulatoria externa que los equipos locales otorgaban a los familiares de presos políticos, ejecutados, detenidos desaparecidos, retornados y los torturados en todos los años de dictadura».

    El carácter interdisciplinario del trabajo –por la composición del equipo– se expresó principalmente en dos niveles. Primero, diversos enfoques conceptuales y empíricos convergían en el abordaje de los fenómenos represivos y, segundo, el trabajo asistencial no se reducía a la labor clínica tradicional (diagnóstico y tratamiento), sino que incluía actividades de investigación, educación, capacitación y denuncia.

    Uno de los objetivos centrales del equipo fue siempre hacer la denuncia de los hechos represivos, no sólo por ser parte de un organismo de defensa de los derechos humanos, también porque como profesionales de la salud y las ciencias sociales lo consideramos una obligación ética⁴.

    Cada día, al inicio del trabajo, el equipo intercambiaba opiniones y conocimientos sobre la situación del país, que vivía a diario las acciones represivas del régimen dictatorial.

    Decidimos publicar semestralmente un documento que nos permitiera informar y analizar lo que sucedía en Chile. A estos libros los denominamos «Tortura, documento de denuncia». El primero de ellos se publicó en el segundo semestre de 1984 y el último, en diciembre de 1989. Estos libros eran distribuidos en todo el país y se entregaban mano a mano, en poblaciones, en muchas de las cuales dábamos charlas sobre la situación represiva que se vivía. Algunos de los trabajos publicados entonces han sido seleccionados para esta publicación.

    Más tarde, con profesionales del Fasic elaboramos cartillas y documentos para enfrentar el miedo y resistir la tortura. Varios grupos de personas que corrían el riesgo de ser detenidas recibieron preparación para esa posibilidad. Más tarde, algunos de ellos, detenidos por la CNI y después liberados, nos relataron que esa formación les había ayudado a resistir la tortura. Dichas cartillas fueron conocidas por organismos internacionales y solicitadas por grupos de derechos humanos de Sudáfrica para ser usadas en ese país.

    Como tercer capítulo, luego de tortura, he decidido incluir otros crímenes cometidos por la dictadura desde su inicio: la desaparición forzada de personas y las ejecuciones sumarias.

    Si bien desde los días siguientes al golpe de Estado habíamos atendido a familiares de estos crímenes, tanto en Chile como en Francia, la decisión de profundizar en sus consecuencias en forma sistematizada se nos hizo imperiosa.

    En 1989, CODEPU organizó, con todos sus miembros que llegaron desde varias regiones del país, un seminario sobre la situación política que se estaba viviendo luego de que Pinochet y la derecha fueran derrotados con el triunfo del NO en el plebiscito de 1988.

    Luego de dos días de discusiones, análisis y reflexiones se decidió, entre muchos otros acuerdos, iniciar y continuar en varios ámbitos trabajos referidos a los crímenes contra la humanidad, que se habían perpetrado durante los diecisiete años que duró a dictadura. El equipo DIT-T asumió la tarea de realizar estas investigaciones.

    Decidimos entonces comenzar el estudio sobre las mujeres detenidas desaparecidas en Chile. Reunimos los casos atendidos durante todos esos años y solicitamos a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos nos proporcionaran lo que habían estudiado y sistematizado. Les pedimos, especialmente, las fichas de mujeres detenidas desaparecidas. Entre las casi doscientas fichas, existían casos de mujeres que en el momento de su detención estaban embarazadas.

    Comenzamos a estudiar detalladamente sus historias, entrevistamos a sus familiares y a personas que estuvieron detenidas con ellas, a quienes atendimos médica y psicológicamente. Las madres, sobre todo, estaban profundamente dañadas a pesar del tiempo transcurrido.

    Esta investigación dio origen al primer libro de la serie Verdad y Justicia, publicado el año 1990, con el título Todas íbamos a ser reinas: estudios sobre mujeres embarazadas que fueron detenidas y desaparecidas en Chile⁵.

    En el prólogo del libro escribimos:

    Los antecedentes reunidos nos permiten afirmar con absoluta certeza que estas diez mujeres, así como sus esposos o convivientes que desaparecieron junto a ellas, estaban desarmadas y fueron secuestradas sin posibilidad de defenderse. Es más, al ser detenidas, se encontraron a merced absoluta de sus aprehensores quienes las enfrentaron fuertemente armados y en grupos numerosos.

    Al indagar sobre sus vidas nos fuimos adentrando en sus sensibilidades, deseos, intereses y pensamientos. Descubrimos la inmensa calidad humana de cada una de ellas.

    Hemos investigado sobre sus posibles destinos. Tenemos antecedentes de que algunas pueden haber sido llevadas a la llamada Colonia Dignidad. Guardamos las esperanzas de que lo sucedido allí y la connivencia de esa comunidad con el régimen dictatorial queden esclarecidos en democracia de una vez y para siempre.

    En el último capítulo de ese libro se nombran y describen de manera detallada los responsables, todos miembros de la DINA.

    En la introducción escribimos:

    Chile vive un tiempo de premuras y urgencias. Lo que no se realizó en diecisiete años, debe realizarse en nueve meses, plazo que se ha dado a la comisión Verdad y Reconciliación creada el 24 de abril de 1990. (Nueve meses es el tiempo de gestación de un niño). Queremos aportar a este desafío, en la seguridad de que al cabo de este tiempo, recién la verdad empezará a vivirse en Chile.

    Al escribir en Francia el libro Tortura y resistencia en Chile, uno de nuestros mayores intereses fue adentrarnos en el conocimiento profundo sobre quiénes eran los chilenos que se habían transformado en torturadores y cómo habían llegado a serlo.

    En forma casi obsesiva, preguntábamos de modo sistemático a los sobrevivientes de tortura sobre quiénes habían sido sus verdugos, cuántos, qué características tenían, qué comportamientos, relaciones; en suma, su modo de ser.

    Los ex prisioneros no tuvieron ninguna dificultad en nombrarlos, describirlos y entregar sus nombres, para ellos fue como un desahogo y un desafío, además de permitirles cumplir su deseo de colaborar.

    Un capítulo especial del libro, titulado «Funcionarios del aparato represivo», está dedicado a este tema. En él exponemos cómo, siguiendo una metodología «casi científica, rigurosa y exacta», llegamos a identificar y describir a muchos de los responsables de los crímenes contra la humanidad. Por este motivo, lo incluyo en la presente compilación.

    He incorporado también en dicho apartado el artículo «Explorando la cuestión de las responsabilidades y complicidades», solicitado por la Universidad de Guatemala en julio de 2002.

    Por último, como un aporte teórico, he incluido «Reflexiones sobre el estado de estrés postraumático», presentado en octubre de 2006 en el Servicio Médico Legal, donde se señala la insuficiencia y pobreza de este concepto para aplicarlo a la tortura.

    El siguiente capítulo está dedicado a la impunidad, tema que, durante muchos años y hasta la actualidad, nos invadió.

    A pesar de la creación en varios países de innumerables comisiones investigadoras de los crímenes de derechos humanos, resulta alarmante el hecho de que estas no han llegado a la justicia e, incluso, han cerrado las puertas para lograrla; además, han ido haciendo posible la aparición de una nueva patología psicosocial en las personas y familias directamente agredidas por los crímenes, así como en varias comunidades y pueblos que han vivido la violencia y el terrorismo de Estado.

    Habiendo apreciado en nuestro trabajo de atención la importancia que tenía para las personas afectadas conocer la verdad de lo sucedido y obtener justicia, empecé a reflexionar sobre las consecuencias que la impunidad provocaba a nivel de todas las funciones mentales.

    Por estos motivos no vacilé en aceptar la petición que Charles Harper, del Consejo Mundial de Iglesias, me hizo en Ginebra (Suiza) para escribir y estudiar el fenómeno de la impunidad desde mi perspectiva, lo que dio origen al primer trabajo que forma parte de este capítulo.

    Este trabajo fue publicado en 1996, en inglés y español, en el libro Impunidad: una perspectiva ética.

    Luego de la derrota de Pinochet en las urnas, en el plebiscito de 1988, y la creación de la Comisión de Verdad y Reconciliación, comprobamos que esta comisión, tal como su similar creada en Argentina, mostraron notables deficiencias en el ámbito de la plena verdad. La comisión argentina sólo estudió las desapariciones forzadas, mientras que la chilena dejó fuera a miles de sobrevivientes de tortura. Entre muchas otras falencias, la más notable fue dejar en las sombras los nombres de los responsables.

    A raíz de lo anterior, CODEPU, bajo el liderazgo de la abogada Fabiola Letelier, decidió organizar en Chile un seminario sobre la impunidad. En él presenté el trabajo «Consecuencias médico-psicológicas sobre la persona en los procesos de impunidad».

    En la revista Social Justice, de Estados Unidos (volumen 6, nº 4, 1999), se publicó el trabajo «Impunidad y la historia interior de la vida», el que me había sido solicitado por un grupo de personas del mundo de los derechos humanos y que presento en tercer lugar de este capítulo. Un cuarto trabajo está orientado al estudio de las consecuencias de la impunidad, no tan sólo en las personas afectadas, sino en toda una comunidad.

    El capítulo 6 está dedicado al caso Pinochet y a la impunidad que rodeó su causa judicial.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1