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La correspondencia eficaz
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La correspondencia eficaz

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Una carta bien redactada le evitará muy a menudo los sinsabores de los procesos judiciales cuando se encuentre frente a un problema en su vida diaria.
Para resolver todas las situaciones conflictivas, este libro le propone muchos modelos de cartas que, por su gran variedad, le servirán de guía para resolver todos sus conflictos con éxito.
Ejemplos de cartas en materia profesional (pedidos, entregas, facturación, recepción de mercancías...), en el marco de las relaciones contractuales laborales (contrataciones, vacaciones, accidentes laborales, etc.)
Modelos de cartas para resolver sus diferencias con el banco (error en una cuenta, descubierto, no recepción o pérdida de talonario, reclamación de una imposición...), en materia de crédito al consumo, de promesa de venta.
Ejemplos de cartas sobre la compra y la venta de bienes (solicitud de
reembolso, garantía comercial, carta solicitando un cambio después
de encontrar un defecto de fábrica, solicitud de anulación de la venta, rescisión de un contrato de venta por correspondencia, etc.)
Cartas tipo para encontrar una solución a los pequeños problemas diarios con la tintorería, el fotógrafo, la agencia de viajes, las empresas de transportes, los hoteles, el abogado, el mecánico o los vecinos.
Descubrirá también cómo redactar una carta de reclamación, una contestación de un aviso de imposición, una solicitud de indemnización, una carta al propietario o a su inquilino sobre las relaciones de alquiler y propiedad
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 may 2018
ISBN9781683256151
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    La correspondencia eficaz - Frédéric Delacourt

    Notas

    Introducción

    Diariamente todos estamos a merced de cualquier contrariedad que nos puede perjudicar, por error o por deshonestidad. ¿Cómo es posible lograr entonces compensar o arreglar el desacuerdo?

    Gracias especialmente a la actuación de las asociaciones de consumidores, todo el mundo sabe que es posible defenderse cuando se ha sido víctima de un engaño. No obstante, no basta con estar en el justo derecho para lograr la compensación. En los desacuerdos de la vida diaria, lo mejor es optar por la carta de reclamación, ya que resulta una herramienta rápida y eficaz.

    Para resolver un conflicto una carta es más eficaz que una llamada telefónica, porque deja tiempo para la reflexión y constituye una prueba escrita. También resulta menos apremiante que una acción judicial: una carta bien escrita y elaborada puede evitarnos recurrir al tribunal, procedimiento que a menudo suele ser muy largo y desproporcionado respecto al valor del perjuicio sufrido. Así pues, las 250 cartas que contiene este libro permitirán resolver directamente las discrepancias, sin intermediarios.

    Todos los aspectos de la vida diaria están regidos por textos legislativos, códigos o recomendaciones, que convendría conocer para poder tener más fuerza. Además, al redactar una carta, se deben seguir una serie de recomendaciones si se desea arreglar la desavenencia de forma favorable. Algunos sectores profesionales como la banca o las aseguradoras se prestan mejor que otras a un arreglo amistoso por correo, pero las situaciones conflictivas descritas en esta obra son muy variadas. Por otra parte, la gravedad de los litigios mencionados es variable: cuestiones de principios, malentendidos, molestias, desacuerdos, engaños, conflictos de vecindario, perjuicios financieros, etc.

    Naturalmente, las 250 cartas de este libro no son exhaustivas. Sin embargo, su gran variedad servirá de guía para resolver los conflictos más corrientes de la vida cotidiana.

    Reglas para tener éxito con una carta de reclamación

    ■ Limitar las causas de la reclamación

    Las reclamaciones son situaciones desagradables que todo el mundo desearía evitar. Antes de saber cómo arreglar una diferencia, es necesario hacer todo lo posible para que no se produzca. Por ejemplo, siempre es preferible estar muy atento al comprar un producto de oferta, porque las más atractivas no tienen por qué ser necesariamente las mejores.

    Además, a menudo se tiene la posibilidad de establecer varios presupuestos antes de decidirse por una reparación o un operario que realice una obra: comparar las prestaciones suministradas y las tarifas aplicadas por las distintas empresas siempre ayuda a evitar sorpresas desagradables.

    Antes de empezar a escribir una carta de reclamación, también es preciso asegurarse de que se tiene razón. Asimismo, es recomendable que se lean atentamente todas las cláusulas que contiene un contrato antes de plantear la reclamación.

    Por último, recurrir a la carta de reclamación no debe hacerse de manera sistemática. En los conflictos entre vecinos, por ejemplo, a menudo la negociación entre los implicados permite encontrar una solución satisfactoria para todas las partes. En este caso, una carta excesivamente formal podría complicar inútilmente las relaciones, que nadie quiere ver degradarse, sobre todo si la causa del litigio es mínima.

    ■ Recurrir a la carta de reclamación

    Si se han tomado todas las precauciones y el objetivo parece suficientemente importante, entonces es preciso intentar solucionar el conflicto uno mismo.

    A menudo resulta difícil aceptar el sufrimiento de un perjuicio; por ello, la carta de reclamación es la forma más adecuada para resarcirse.

    Recurrir a los tribunales constituye en general la última etapa de una acción. En efecto, la intervención judicial es a menudo larga y costosa, y el fallo del tribunal no aporta obligatoriamente un resultado. Por tanto, siempre es necesario considerar la suma de intereses que están en juego antes de iniciar un procedimiento judicial.

    Sin embargo, algunos conflictos no llegan a arreglarse de modo amistoso y, por esta razón, algunos sectores económicos están menos representados que otros en este libro. Así, hemos escogido solamente situaciones, siempre numerosas, que se prestarán a la negociación directa.

    No obstante, si los argumentos planteados en una carta no logran arreglar el litigio y este es importante, es preciso recurrir a los tribunales. Sin embargo, esta decisión debe ser siempre el último recurso. Si fracasa la negociación amistosa, siempre es posible recurrir a un gremio profesional al que se esté asociado o, si se trata de un desacuerdo con la Administración, a una oficina del defensor del consumidor.

    Exista o no recurso a las instancias judiciales, es importante informarse sobre lo que dice la ley. Si se tiene la impresión de haber padecido un perjuicio, conviene dirigirse a una asociación de consumidores, al ayuntamiento de la localidad o a una persona competente para saber si se tiene derecho a reclamar. También existen publicaciones que presentan claramente los textos legislativos, que pueden ser de gran ayuda.

    Esta información es indispensable, ya que la mayoría de argumentos utilizados en las cartas de reclamación proceden de la jurisprudencia. A menudo, gracias al conocimiento del texto de la ley, se puede llegar a un acuerdo amistoso, satisfactorio para las dos partes.

    ■ Elaborar un dossier

    Para dar más fuerza a los argumentos, es preciso que la carta de reclamación se acompañe de otros documentos escritos. Ciertamente es necesaria una buena argumentación, pero también es importante aportar una prueba de lo que se afirma. Así, se aconseja elaborar un verdadero dossier, que incluya todo lo que haga referencia al litigio, y adjuntarlo a la carta. No hay que olvidar conservar todos los documentos originales y enviar al interlocutor fotocopias de todos ellos. Todos estos aspectos serán luego obligatorios si se decide iniciar procedimientos judiciales.

    A continuación, reseñamos los documentos escritos que pueden utilizarse para tratar un litigio:

    — el contrato, que demuestra el compromiso: contrato de seguro, arrendamiento, título de transporte, ticket de depósito, etc.;

    — el recibo, que demuestra un ingreso de dinero: ticket de caja, factura, recibo, etc.;

    — las descripciones escritas, que sirven de referencia: presupuesto, prospecto, folleto, certificado, etc.

    — la correspondencia intercambiada y los acuses de recibo.

    Cuando estas pruebas son insuficientes, pueden completarse, según el carácter del litigio, con testimonios escritos o informes de expertos o peritos. Con todos estos documentos y la posible base jurídica, se tienen muchos puntos a favor. No obstante, sólo se puede empezar a redactar la carta cuando se sabe qué tono utilizar y cómo organizar las ideas.

    Ante todo, sin embargo, es preciso saber quién es el destinatario. Así, en caso de litigio con un vendedor o un empleado, es preferible dirigirse al superior del mismo, ya que en general este dispone de más libertad para proponer un arreglo.

    Asimismo, en general, se aconseja enviar todas estas cartas de reclamación certificadas con acuse de recibo.

    Este tipo de envío es necesario por varios motivos:

    — constituye una prueba del envío;

    — permite asegurarse de que el destinatario ha recibido la carta;

    — proporciona un certificado de la fecha de envío;

    — oficializa la reclamación.

    En general, cada uno de los 250 modelos de cartas contenidos en este libro debe ser enviado certificado (con acuse de recibo, en algunos casos) e ir acompañado de los correspondientes justificantes.

    En el libro, no obstante, para que las cartas no estén sobrecargadas inútilmente, sólo recordaremos estas precauciones donde sea indispensable.

    ■ Organizar la carta de reclamación

    La presentación

    Cuando se decide redactar una carta de reclamación, naturalmente es preciso intentar convencer al destinatario del fundamento de la misma.

    Para lograr este resultado, en primer lugar es necesario cuidar la presentación. La carta debe ser clara, con el fin de que todos los elementos contenidos en la misma sean bien identificados por el destinatario y este sienta que el trámite iniciado ha sido reflexionado con madurez.

    Los textos mecanografiados son preferibles a los documentos manuscritos. Sin embargo, si no se dispone del material necesario, hay que escribir de modo muy cuidadoso e inteligible, separando las diferentes partes de la carta en párrafos. Deben, por tanto, evitarse siempre las cartas emborronadas en un trozo de papel cualquiera.

    A continuación, presentamos algunas reglas simples para que la forma de la carta sea correcta:

    — una carta tipo debe comprender el lugar y la fecha de envío, así como el nombre y dirección del remitente;

    — el asunto puede figurar en la parte superior de la carta;

    — es preciso emplear los títulos y fórmulas de cortesía apropiados en la correspondencia comercial;[1]

    — no se debe olvidar firmar el documento;

    — las faltas de ortografía y los errores de gramática pueden evitarse gracias a la consulta de un diccionario o de un manual de gramática.

    Tras redactar la carta, se aconseja siempre que alguna persona ajena la lea.

    El tono apropiado

    Una carta de reclamación es a menudo más difícil de redactar que una carta de agradecimiento. En efecto, cuando se decide protestar, es porque se considera que se ha sido agredido y se está seguro de tener razón. Así, son más bien sentimientos de descontento, incluso de cólera, que vienen espontáneamente a la mente en el momento en que se inicia la carta.

    Sin embargo, lo que debe buscarse es un arreglo amistoso con el destinatario. Por otra parte, a menudo, la parte contraria está tan deseosa como uno mismo de encontrar un compromiso satisfactorio para ambos. Recurrir a los tribunales no es interesante, en general, para nadie.

    Una de las primeras reglas que hay que seguir para lograr un acuerdo es considerar que un arreglo no sólo es deseable, sino también posible. Para ello, es necesario emplear un tono relajado, pero firme. Una gran convicción no excluye una cierta cortesía.

    Por otra parte, este tipo de carta deja poco lugar a los sentimientos. Salvo si el perjuicio sufrido es de orden moral o psicológico, los términos empleados deben ser descriptivos, en lugar de afectivos. No se trata de despertar la compasión del destinatario, sino más bien de conseguir que el litigio se arregle del mejor modo posible.

    Naturalmente, las palabras hirientes deben evitarse, ya que con ellas no se encuentra una solución.

    No hay que dudar en redactar claramente las quejas, aunque siempre es necesario pensar en proponer una salida honrosa para el adversario.

    Pensando siempre en lograr un acuerdo, se deben redactar frases cortas y simples. El objetivo perseguido es entregar un mensaje sin ambigüedad, y no redactar un texto literario.

    No es necesario redactar una carta de varias páginas para expresar una reclamación; basta con realizar un resumen del litigio y recuperar sólo los elementos más importantes.

    La calidad de la redacción juega también un papel importante en la exposición de los argumentos. Así, el texto debe ser vivo y estar bien articulado. Conviene emplear muchas palabras de enlace (no obstante, por consiguiente, así, etc.) para dar ritmo a la demostración.

    La calidad de la lengua utilizada es, por último, muy importante. Es preciso evitar tanto como sea posible las repeticiones y el argot.

    La progresión de la carta

    Son necesarias algunas reglas de organización de la carta para lograr captar la atención del destinatario.

    El documento debe empezar recordando los hechos de una forma simple y breve. En el transcurso de esta introducción, hay que citar la fecha y el lugar en que se redacta la carta, y describir las circunstancias que han llevado a la reclamación.

    En efecto, antes de solicitar una compensación, es preciso que el destinatario entienda precisamente de qué situación se trata.

    En este apartado de la carta, como en todos los demás, no hay que perderse en detalles inútiles. Cuando el asunto esté bien definido, será preciso describir la incidencia que ha llevado a redactar la carta de reclamación.

    La relación de los hechos debe dejar poco espacio a la interpretación, ya que representa la base del descontento En efecto, si la descripción es cuestionada por el destinatario, la solicitud de compensación que sigue pierde toda razón de ser.

    Por ello, quien escribe la carta de reclamación debe estar siempre seguro de sus derechos antes de decidirse a redactarla. Si las circunstancias en las que ha padecido un perjuicio difícilmente pueden ser demostradas, puede corroborar la descripción del incidente con cartas de testigos.

    Luego deber describir el daño que ha padecido y acompañarlo, si es posible, de una referencia jurídica. Este recordatorio legislativo, que el destinatario quizás ignore, no sólo sirve para asustarlo, representa también una base importante sobre la que se fundamenta la reclamación. Mostrará así al destinatario que la situación se encuentra dentro del marco legislativo, del que no podrá apartarse. Por ello es importante poder vincular el daño padecido al texto de la ley de referencia. Recordar los precedentes judiciales y las sanciones aplicadas constituye un argumento de más para convencer al adversario de que le conviene aceptar el compromiso que se le propone. Se trata, de hecho, de utilizar el razonamiento con el fin de intentar dejar al destinatario sin argumentos.

    Por último, cabe recordar que la constatación de un perjuicio, confirmado por un texto jurídico, da derecho a una compensación o indemnización. Según el carácter del daño, se puede reclamar justamente un reembolso, un descuento, una intervención gratuita, una anulación o una indemnización.

    En general, el perjuicio sufrido puede ser evaluado precisamente gracias a los recibos proporcionados por el adversario. Es importante formular claramente la propuesta de compensación: por ejemplo, intentaremos siempre cifrar la indemnización que reclamamos. Además, los plazos que se imponen al destinatario de la carta de reclamación para que los ejecute deben ser anunciados sin ambigüedades. Se evitarán, por tanto, fórmulas como «En breve plazo».

    Si la carta está bien construida, la solicitud de compensación debe aparecer como la consecuencia ineluctable de los acontecimientos que se han desarrollado y descrito en ella.

    La estructura aconsejada en todas las cartas que siguen no es inflexible, pero respeta una progresión lógica. Se puede, si se desea, modificar el orden de los argumentos, pero no empezar por solicitar la reparación antes de haber descrito el perjuicio sufrido. Así, después de preguntarse si el esfuerzo vale la pena, siempre se tendrá la posibilidad de obtener una compensación.

    El trabajo

    ■ Los intercambios profesionales

    Los intercambios de mercancías forman parte del día a día de miles de empresas y, por consiguiente, es lógico que surjan conflictos entre los distintos actores.

    En caso de conflicto entre el suministrador y el comprador, a menudo la calidad de las relaciones comerciales permite encontrar una solución amistosa.

    La voluntad de llegar a un compromiso debe ser fuerte para las dos partes, porque las cantidades en juego a menudo son importantes, y una desavenencia prolongada puede obstaculizar el buen funcionamiento de un colectivo.

    El pedido

    1. MODIFICACIÓN DE UN PEDIDO

    Granada, 27 de octubre de 2005

    Señores:

    En nuestro pedido en curso solicitábamos 150 máscaras de protección de referencia 58AA, que tenían que ser entregadas el 30 de octubre de 2005.

    Sin embargo, en nuestra conversación telefónica del pasado 25 de octubre, les comunicamos nuestro deseo de modificar el pedido aumentándolo en 50 máscaras de protección para el mismo plazo. No obstante, nos informaron de que les era imposible servir de inmediato este nuevo pedido debido a una ruptura de stock. Aunque, tal como les indicamos, esto provocará un retraso importante en el lanzamiento de nuestra nueva gama, estamos dispuestos a aceptar el compromiso que nos han propuesto.

    Por tanto, aceptamos la propuesta de entregarnos las 150 máscaras en la fecha inicialmente prevista y las 50 suplementarias cinco días más tarde. Además, registramos su oferta de descuento sobre estos artículos suplementarios.

    Les agradeceríamos que hicieran todo lo posible por cumplir sus compromisos y aprovechamos la ocasión para saludarles muy atentamente.

    2. ANULACIÓN DE UN PEDIDO

    Málaga, 25 de mayo de 2005

    Señores:

    El pasado 22 de abril les solicitamos, en nuestro pedido DGD-142, 30 grapadoras eléctricas que tenían que sernos entregadas el 27 del mes en curso.

    Sin embargo, el Sr. X, nuestro responsable de material, acaba de regresar de sus vacaciones y nos ha informado de que teníamos aún una caja de grapadoras en reserva, proveniente de nuestro último pedido

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