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Las Letras De La Nostalgia
Las Letras De La Nostalgia
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Libro electrónico298 páginas4 horas

Las Letras De La Nostalgia

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Juan Jos Jimnez Morales naci en el seno de una familia ejemplar de siete hermanos, en una comunidad hermosa del estado de Hidalgo llamada Tecocomulco, un Febrero del medio siglo pasado. Sus primeros aos los vivi con esa familia y en esa comunidad a las que ama entraablemente y de las que sali para estudiar.
Ha participado en varias investigaciones, entre otras, La Dimensin del Fenmeno de la Drogadiccin en la Poblacin Escolar del Nivel Medio Superior del Estado de Guerrero, 1993; Encuestas de Opinin sobre Farmacodependencia en Los Municipios de Guerrero en los aos 1985, 87, 89, Estudio sobre la comprensin de la lectura en el Nivel Medio Superior; ha escrito artculos para varias revistas y ha publicado algunos Libros como Memoria Institucional, experiencias sobre el trabajo preventivo y curativo de farmacodependientes(con la muy valiosa colaboracin de su Equipo de trabajo), Un Acercamiento a Trabajo Social, Monografa sobre Trabajo Social en Acapulco, Tras Las Montaas y . .. treinta aos despus?; ha escrito ensayos sobre farmacodependencia y sobre educacin, en este tema el ltimo: La lectura como herramienta para el aprendizaje; lo mismo que cuentos para nios y ha dirigido y editado la revista comunitaria Tecocomulco.
Las Letras de la Nostalgia es su primera incursin en temas literarios, desde luego, esto no va en detrimento del valor de sus Letras y mucho menos de la profundidad de las ideas que nos transmiten.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento1 jul 2013
ISBN9781463358839
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    Las Letras De La Nostalgia - Juan José Jiménez

    Copyright © 2014 por Juan José Jiménez.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:      2013910774

    ISBN:          Tapa Dura                    978-1-4633-5885-3

                      Tapa Blanda                    978-1-4633-5884-6

                      Libro Electrónico                    978-1-4633-5883-9

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 26/04/2014

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    ventas@palibrio.com

    471556

    Índice

    Presentación

    A MANERA DE INTRODUCCION

    I      UNA NOCHE ENTRE AMIGOS

    1.     LA APUESTA

    2.     EL RAMALAZO

    3.     LOS AMIGOS NO SE VAN.

    4.     UN BREVE ADIOS

    II      LAS HUELLAS DE LOS GRANDES

    1.     LA LEYENDA DE LOS ASES

    2.     EL CERRO VIEJO

    3.     LA PRIMERA GENERACION

    III      LA HISTORIA DE UN RECUERDO

    1.     LA TRAICIÓN

    2.     UNA VENGANZA ARDIENTE

    3.     MATER

    4.     LA HERMOSA DIVA

    IV      EL INTERNADO

    1.     EL FIN DE CURSO

    2.     EL REENCUENTRO

    3.     LAS GLORIAS DE MARIA

    4.     UNA CHICA DE CARNE Y HUESO

    V      LA ESCUELA

    1.    DE COLORES.

    2.    LA CATEDRAL EN EL JARDIN DE LA CIUDAD.

    VI      DE LO PROFUNDO

    1.     UN DIOS LEJANO

    2.     EL CRISTO ROTO

    3.     DE LO PROFUNDO

    4.     FELICITACION

    Diez minutos pueden ser,

    en la soledad de la distancia,

    un segundo pasional e intenso

    o diez siglos en gotas de nostalgia.

    Fragmento de Destiempo

    José Eugenio Ramírez.

    PARA

    QUIENES

    HE

    SEMBRADO

    LA SEMILLA

    CON AMOR…

    CON ALEGRIA

    J. J. J.

    AMISTAD

    Lo que no tenemos lo encontramos en el amigo.

    Creo en este obsequio y lo cultivo desde la infancia.

    No soy en ello diferente a la mayor parte de los seres humanos.

    La amistad es la gran liga inicial entre el hogar y el mundo.

    El hogar, feliz o infeliz, es el aula de nuestra sabiduría original pero la amistad es su prueba.

    Recibimos de la familia, confirmamos en la amistad.

    Amistad (Fragmento)

    Colección

    CARLOS FUENTES L.

    PARA

    LOS

    AMIGOS

    DE

    AYER

    DE

    HOY

    Y

    DE

    SIEMPRE

    PALABRAS MUDAS, SIN SONIDO,

    SIN ESPACIO, SIN TIEMPO;

    SÓLO CON EL PROFUNDO DESEO

    DE EXPRESAR LOS SENTIMIENTOS

    PALABRAS MUDAS, EN SILENCIO

    ENCERRADAS EN UNA PRISION SIN ECO

    ESPERANDO SU ESPACIO Y SU MOMENTO

    PARA GRITAR Y PERPETUARSE EN EL T IEMPO

    R. Sol.

    Tú puedes ser mejor y mejorar tu mundo

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    Tú puedes ser mejor y mejorar tu mundo

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    Presentación

    Decía Eugene Canseliet en 1925: Ingrata y ardua es, para un discípulo, la tarea de pergeñar una presentación para la obra de quien ha sido su entrañable Maestro en la vida…

    En mi caso, me consuela el hecho de que serán los lectores -algunos, tal vez aludidos directa o indirectamente entre estas páginas- quienes juzgarán la inapreciable belleza los testimonios de vida y la profunda sinceridad con que ha sido escrita por Juan José Jiménez Morales.

    El hombre es su Uno y sus circunstancias y, para salvar al Yo, es necesario salvar sus circunstancias… escribe citando a José Ortega y Gasset y esto es, sin más, el contenido del presente libro Las letras de la nostalgia…: un compendio íntimo, fraternal y amoroso de las circunstancias que rodearon, -y aún rodean ciertamente- la vida de todos y cada uno de los personajes centrales en cada historia aquí contada por Juan José Jiménez Morales, nuestro querido Aarón.

    Cada relato, al narrar la vida de una persona -o un solo momento histórico de la misma- y de quien su nombre no se dice para guardar -o respetar- su intimidad, parece ser una especie de juego para ver que lector es capaz de encontrar nombres y apellidos de los protagonistas y, con ello, acercarse al núcleo verdadero de la historia y a la identidad de los personajes para tener, al final, un conjunto de identidades reservadas únicamente a quienes conozcan de cerca las circunstancias de vida de Aarón.

    Pero no caigamos en la trampa -o tentación malsana- de hacerlo, ya que la omisión del nombre verdadero de los protagonistas no es lo importante, ni, mucho menos, es la intención que el Autor tuvo al escribir y compartirnos estas historias: hacernos jugar a las adivinanzas, o insertarnos en un vano ejercicio de identificación. No, sino que la lectura detenida de los textos nos lleva, indefectiblemente, a la confrontación de un fuerte, de un profundo esquema axiológico que, en otra prueba de intelectualidad -o de tentación-, pudiera hacernos creer que ello es el pensamiento exclusivo de Aarón: ¡nada más alejado de la verdad…!

    Los más altos valores humanos como la honestidad, la lealtad, el afecto, la amistad, el Amor en su manifestación filial, erótica y fraterna -como bien lo describe el Maestro Octavio Paz-, pero principalmente en su más alto sentido, el de la entrega, se hacen presentes en cada uno de los relatos que, aunque expresados en el estilo narrativo del Autor, en realidad son la historia de una fraternidad, de una comunidad fraternal, nacida en la lejana infancia de todos los protagonistas -incluido el propio escritor- y en la que todos comparten los mismos valores, haciendo de ellos no sólo un discurso, sino una auténtica forma de vida y de la que, aún más y con sus personales circunstancias, han dejado constancia fehaciente de ello en todos aquellos que les rodean; más, ahora que Aarón las ha puesto por escrito para la posteridad.

    Así, la descripción de las circunstancias que envuelven el núcleo central de cada narración, es presentada aquí a manera de una larga perífrasis axiológica, de una especie de espiral ascendente por la que debemos transitar hasta alcanzar y apropiarnos de las enseñanzas de vida contenidas en ellas.

    El apego a su tierra de origen, Tecocomulco, es extraordinariamente vivencial; la descripción de sus características como comunidad rural, sencilla y auténtica, de su geografía algo serrana, de su laguna vital, de su orografía vista desde una celda, son el hilo conductor para interiorizarnos en el pensamiento y la necesidad que el autor tuvo para dejar constancia escrita de estas vidas intensas, de estos hechos existenciales que, en su conjunto, integran la propia vida del Autor.

    De igual manera, los relatos de Aarón nos llevan a lo más profundo de los sentimientos de aquellos que confrontaron, gozaron y sufrieron sus años infantiles, de adolescencia y primera madurez, en un ambiente de Seminario, de abstinencia, de privaciones, de renuncia a las cosas del mundo y que, para la mayoría de nosotros, son totalmente ajenos y desconocidos.

    Pocas son las oportunidades que la gente común tiene de saber sobre las verdaderas circunstancias que enfrentan esos seres que cada domingo observamos en los Templos Católicos, revestidos con ropajes y ornamentos sacramentales, consagrando las Especies, explicándonos las verdades trascendentes y tratando de mejorar nuestra existencia al acercarnos a las Enseñanzas del Maestro. Vidas forjadas duramente pero que, confiados en caminar al lado del Hermano Mayor, se sostienen en la esperanza, en la fe y en la caridad por y para sus hermanos menores. Seres humanos que sufren, ríen, anhelan, esperan… y que en medio de la gente, muchas veces se sienten solos al final del día, pero que hallan el verdadero sentido de la vida en dar, en darse plenamente a los demás.

    En sus Letras de la Nostalgia, Aarón nos comparte el profundo dolor ante la pérdida irremediable del ser amado, por muerte, por simple lejanía, o por ajenitud de caminos. Pero en ello, también nos dice de la fortaleza necesaria para seguir adelante, del ánimo para levantarse desde la más profunda desesperación y proseguir nuestro camino para concluir el objetivo de vida por el que venimos y transitamos en este mundo.

    Puedo afirmar, después de leer detenidamente estos textos, que Letras de la Nostalgia es un largo dialogo del autor consigo mismo; un verdadero y sincero intento por llegar al núcleo de sí mismo y, desde ahí, rescatar todas las vivencias que le dejaron una profunda huella en su desarrollo humano para, además, también pagar, agradecido, su deuda de Amistad auténtica con todos aquellos que le han llenado y acompañado en las diferentes etapas de su vida pues, al narrar aquí las circunstancias de sus vidas, Aarón les acerca a la trascendencia que han ganado por vivir en la autenticidad de sus pensamientos y acciones y les regala su porción de eternidad a la que tienen derecho por haberse entregado plenos a los supremos valores de Amistad, Lealtad y Amor:

    …Vivir es amar y, amar, es querer vivir bien, saber vivir bien esta vida y aprender a ser feliz a pesar de todo… dice Juan José;

    - Aarón responde …es más que llegar al final del día con cuentas alegres de felicidad por haberlo terminado con la conciencia de haber cumplido con aquello que ni siquiera sabemos exactamente qué fue… porque la vida es mucho, pero mucho más que despertarse todos los días y hacer lo que la inercia nos obliga a ser…;

    - replica Juan José: …el amanecer de cada día nos permite disfrutar un segundo del tiempo y el poder movernos, aunque sea con dificultades, nos hace ser parte de la inmensidad…;

    - Aarón por último afirma: …Las oportunidades son muchas, pero las que realmente aprovechamos son pocas porque las dejamos escapar o porque tenemos los ojos cerrados, o simplemente por el temor que nos da el enfrentarnos a lo desconocido, aunque esté a nuestro alcance, aunque nos envuelva con un manto infinito de eternidad y de amor. Quizá porque sólo vemos con los ojos del cuerpo que son ciegos a la luz y no observamos con los ojos del alma…

    Sé, en lo más sensible de mi ser, que la fraterna comunidad que conforman todos los protagonistas, sabrá apreciar con alegría la imagen que el autor guarda de ellos; que tendrán por seguro que sus vidas de ninguna forma han sido vacías, pues lograron dejar su impronta en el corazón de quien aquí los recuerda y describe con fraternal cariño.

    Era necesario este magnífico esfuerzo de Aarón para recordarnos, al final de todo, que el escritor debe ser, al menos parcialmente, un verdadero cronista de su tiempo y, así, poder aspirar a tocar las estrellas para llegar alguna vez, ateridos y felices, hasta la Fuente Original de todas las cosas, donde la eternidad se toca a sí misma y que no lo sería, si no se suman y reflejan en ella nuestras humildes existencias…

    Gracias Aarón por tu enseñanza…

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    Tulancingo, diciembre del año 2011 de N.S.J.

    A MANERA DE

    INTRODUCCION

    P ara quien suscribe, está más que claro que todas y cada una de letras que le dan sentido a las historias que aquí se narran fueron escritas con el único objetivo de no olvidar a quienes facilitaron los datos que han impulsado la impresión de las letras, una por una, las cuales han favorecido a su vez, el ir uniéndolas para formar palabras y con ellas, entrelazar las ideas que se expresan en estas páginas, pintando sólo un bosquejo de quienes vivieron lo que se intenta describir.

    Son historias de gente común, de la que vale tanto como el que más y nunca se aprecia este valor; gente que se atrevió a permitir que una parte de su vida se quedara en unas letras para quienes quisieran leerlas y entenderlas.

    Estas historias me llamaron la atención porque coincidían en algo: narran distintas cosas, pero todas matizadas de nostalgia. Los estudiantes, los amigos, los pacientes que nos permitieron dar a conocer algunas cosas de tantas que vivieron, como todos nosotros, pero con la diferencia de que éstas las conoció el autor y le llamaron la atención por ser tan sencillas y a la vez tan profundas, como las que pudiera contar la mayoría de la gente.

    La palabra nostalgia se deriva del griego (nostos, regreso y algia, dolor) de modo que podemos definirla como la pena que se siente por estar lejos de los amigos o en un caso más serio, se puede entender como la tristeza melancólica originada por el recuerdo de una dicha perdida. Así, Las letras de la nostalgia son precisamente eso; en algunos casos corresponderán a la primera acepción, en otros, a la segunda, aunque definitivamente habrá los que puedan acomodarse en ambas.

    Los recuerdos que llegaban a sus memorias¹, algunos tristes, algunos alegres y otros tantos de sentimientos encontrados, pero todos recordando con nostalgia los hechos que dejaron huella en cada una de sus almas y que, trepados en la bruma del tiempo, se han quedado en los años de infancia, escondidos en sus memorias o simplemente esparcidos en el tiempo.

    Las letras de la nostalgia no tienen ambiciones, ni literarias, ni filosóficas, su objetivo es traer al presente los recuerdos de gente como tú o como yo, amable lector; no escritores, no literatos; no filósofos, no pensadores; mucho menos de poderosos o potentados, políticos o famosos, sino de gente sencilla, como la mayoría de nosotros. Gente con la sencillez imaginativa de los niños que les permite ver lo que hay dentro de las cosas simples, sin más complicaciones que el fijar la vista y ver lo que es obvio.

    Antoine de Saint-Exupéry en su obra El Principito nos hace comprender la importancia de ver las cosas de manera sencilla y nos narra cómo cuando niño, aprendió que las Boas atrapan a sus presas, las envuelven con sus anillos prisioneros y los asfixian hasta matarlas para poder tragarlas enteras y una vez que las tragan, se retiran a digerir su comida permaneciendo sin comer por mucho tiempo.

    Con este aprendizaje, Saint-Exupéry dibujó su obra maestra y la mostró a los adultos a quienes les preguntó si no les daba miedo su dibujo. Cuando lo vieron, les pareció un sombrero de ala ancha. Los adultos le respondieron que ningún sombrero los podría asustar. Esta respuesta lo llevó a la conclusión de que los adultos no veían lo obvio. No era posible que no pudieran ver lo que en realidad había dibujado: una boa que se había comido un elefante y estaba reposando. Los adultos no ven lo que los pequeños hacen y sólo pueden ver lo que ellos quieren ver, aunque haya cosas mucho más simples y sencillas que no aprecian.

    Estas letras, Las letras de la nostalgia, por supuesto están escritas también para gente sencilla que puede ver las cosas simples y entender lo que de ellas se dice. Para quienes tienen las habilidades y conocimientos que les permitan comprender las bellas letras o las ideas sofisticadas, les sugiero que lean a Cervantes, a Dickens, a Alejandro Dumas, a Amado Nervo, Pablo Neruda y tantos otros que nos han legado escritos hermosos, interesantes, constructivos y las ideas que abren mentes o cambian convicciones o, en caso de los filósofos, a Aristóteles, a Sto. Tomas de Aquino, a Soren kierkegaard, Nietzsche, Jean Paul Sartre, y tantos otros que nos han dejado las grandes preguntas y las respuestas que intentan acercarnos a la verdad absoluta o las verdades relativas, o las ideas profundas que nos sirven para reflexionar y mejorar o construir vidas útiles.

    Quienes tengan la fortuna o la desgracia de leer Las Letras de la Nostalgia, no se complicarán la existencia, ni gastarán neuronas pensando, simplemente dedicarán unos momentos de sus ocupadas vidas en imaginarse que están leyendo el guion de una historia de la vida de cualquiera de los seres que tenemos cerca, o de aquellos que pasan todos los días desapercibidos cerca de nosotros y no más. De esta manera no se arrepentirán de haber leído, ni mucho menos se sentirán frustrados.

    Las Letras de la Nostalgia no fueron escritas en un principio para el público en general, sino para un público selecto, quizá demasiado porque la intención era que lo leyeran únicamente aquellos a quienes amo y creo que me aman; por eso, sólo pretenden que quien las lea pueda traer al presente los recuerdos que han tenido escondidos en la memoria y los vuelvan a vivir, no para sufrir con ellos, sino para disfrutarlos.

    Mi gratitud a todos los amigos, especialmente a los de infancia y adolescencia, a mis pacientes, estudiantes, muy especialmente a las Instituciones que me permitieron utilizar la información y a todos aquellos que se atrevieron a relatar y permitir que se escribieran sus historias. En su momento les aseguré que cada lector les daría las gracias con una sonrisa o una lágrima después de haber leído las letras que, entretejidas, completarían la historia de cada uno de ellos.

    Casi todas las historias se ubican en la misma década, 1960, quizá porque el autor tuvo la oportunidad de ser contemporáneo de muchos de quienes vivieron esas historias.

    Cabe aclarar que aunque en algunas de ellas se habla de religiosas y de sacerdotes, no se abordan desde la religiosidad de estos personajes, sino del aspecto mucho más interesante, el humano, porque se quiera o no, ellos también son seres como cualquiera de los que conformamos el mundo actual. En la actualidad, este aspecto los hace mucho más interesantes.

    Gracias a todos aquellos que aportaron una letra, una idea, una historia o su nostalgia.

    Cada una de estas historias, tiene su propia razón para estar impresa y no precisamente por ser más largas o más cortas, por ser mejores o peores, sino porque quienes las vivieron son gente que ha dejado huella.

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    Tú puedes ser mejor y mejorar tu mundo

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    LA APUESTA

    ¿Dónde estarán los amigos… distancia,

    que compartieron mis juegos?

    ¿Quién sabe dónde se han ido… distancia,

    o qué habrá sido de ellos?.

    Alberto Cortez

    T odo empezó con una apuesta: no podrían contar la historia de su vida en una noche y antes de terminarse una botella.

    Un grupo de amigos se encontraban reunidos en una de las casa de uno de ellos. Estudiaban, todos eran universitarios y tenían que entregar tareas y lecciones aprendidas para el siguiente día. Sin embargo, eran jóvenes y arriesgados, además eran muy buenos amigos.

    Seguramente estaban cansados de estudiar y en un momento de descanso alguno de ellos propuso la gran idea de contarse sus vidas y la mejor ganaría, la apuesta: pagar las entradas al estadio Azteca para ver un partido, además de pagar las cervezas en el estadio y los tacos después del partido.

    La apuesta valía la pena. Todos eran estudiantes universitarios lo que equivale a decir que todos andaban en la chilla. De dónde iba a sacar el dinero el perdedor para pagar la apuesta, eso era otro cantar, por lo pronto la apuesta estaba en pie y corría.

    La noche iniciaba apenas, eran las 10 p. m., pero todos estaban cansados y hambrientos. Habían pasado seis horas estudiando y preparando sus tareas; no habían comido más que una torta a eso de las dos de la tarde, justo cuando salían de la universidad. Llegaron a la casa de David y lo único que encontraron de comer fueron unas galletas que no les alcanzaron más que para abrir el apetito que ya de por sí era feroz.

    Buscando, buscando, encontraron una botella de brandy, casi llena. Entre todos juntaron para comprar unos refrescos y decidieron dar buen término a la botella mientras estudiaban. Quizá el alcohol les quitara un poco el hambre o por lo menos se les olvidaría después de unos farolazos.

    Sirvan las otras, dijo David y empecemos. Chin, chin el que se raje. Alex, resignado ya, tanto a la apuesta como a ya no estudiar, se acomodó en el sillón y se dispuso a escuchar lo que viniera. Era el más dormilón, pero tratándose de un compromiso como este, solía mantenerse despierto y participar intensamente.

    Raga era una verdadera reina para los tres, estaba muy interesada en lo que pasaría y, como a toda mujer, la curiosidad la mataba, así que se dispuso a participar acomodándose en otro sillón.

    David y Oscar cerraron los libros y se acomodaron en sus respectivas sillas para estar cómodos y no perderse de nada.

    Lo curioso es que a nadie le gustaba el fútbol y como que no tenía sentido el haber apostado asistir al estadio a ver un partido. Unos días antes habían pasado por el estadio y se habían preguntado qué pasaría con tanta gente cuando jugaban dos equipos que atraían a muchos y tan distintos, pero con algo en común: la pasión

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