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Meditación: un camino universal: Despierte su conciencia y recupere su felicidad
Meditación: un camino universal: Despierte su conciencia y recupere su felicidad
Meditación: un camino universal: Despierte su conciencia y recupere su felicidad
Libro electrónico359 páginas8 horas

Meditación: un camino universal: Despierte su conciencia y recupere su felicidad

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En esta interesantísima obra se demuestra todo el poder de la meditación y su aplicación efectiva en nuestra vida. Descubra las bases generales de la meditación, su explicación, carácter humano, y la procedencia de las herramientas de ayuda para facilitarla. La meditación no es un tema exclusivo de santos o monjes, pues todos podemos practicarla de una manera sencilla. Nos ayudará a sanar el cuerpo y el alma, a mejorar nuestra calidad de vida y a atraer la buena suerte a nuestros proyectos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ago 2010
ISBN9789587573350
Meditación: un camino universal: Despierte su conciencia y recupere su felicidad

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    Vista previa del libro

    Meditación - Hildegard Strauss Cortissoz

    Para el lector…

    La meditación siempre ha existido entre nosotros, verdaderamente todos meditamos, aunque no llamamos a este proceso meditar; en las preocupaciones, los proyectos, la planeación, la creatividad, la oración o en un simple momento de quietud. Es una instrucción que tenemos en la memoria del alma, por esta razón la practicamos indefectiblemente en todo momento.

    En la civilización humana existen dos corrientes de meditación claramente diferenciadas: la meditación devocional y la meditación del vacío, esta clasificación incluye a todas las personas del mundo, sin excepción alguna. La devoción le aporta a cualquier proceso de meditación una dirección religiosa admirable y efectiva, es como la oración de la noche, simple y perfecta. La otra modalidad, perteneciente al pensamiento abstracto, sin imágenes ni asociaciones, es también recomendable, con los dos métodos es posible alcanzar la iluminación; uno no es mejor que el otro.

    El contenido del presente libro es la base general de la meditación, su explicación, carácter humano y la procedencia de las herramientas de ayuda para facilitarla. Luego de saber lo esencial, es necesario simplificar, desaparecer las complicaciones, adaptar el esquema a su vida, sin pensar que es difícil, exótico o escandaloso; examine este trabajo espiritual, como lo hiciera un niño, sin pasado, sin prevenciones, con el solo don de la observación, sin miedos dogmáticos, sin opiniones ajenas, usted es quien sabe, en la intuición profunda de su corazón, que lo que está a punto de emprender, es lo mejor para su vida. La meditación no puede ser una tarea impuesta de forma obligatoria y sobrellevada con sufrimiento, la meditación no debe ser un sacrificio, ha pasado el tiempo de los martirios y de las mortificaciones espirituales, la meditación es para todos, no es exclusiva de los santos, los monjes o de los yoguis, es un tiempo que nos regalamos a nosotros mismos, es como el spa del alma, un procedimiento que hacemos con cuidado, felicidad y método y que en el momento en el que borramos todas las mentiras materiales que vemos diariamente, es lo único que nos queda. La meditación es nuestra propiedad y activo más valioso.

    La meditación es una disciplina, un eterno aprendizaje, tiene mucha relación con la práctica regular, con la repetición, la formación de la mente y con la conducta rigurosa, es reeducación, aprender de nuevo, dedicar tiempo para el propio desarrollo, es adecuar y aplicar un trabajo mental extraordinario y de resultados asombrosos, al diario de nuestra vida. Con el pasar de los días aprendemos, despertamos, tenemos mejor calidad de vida, sanamos nuestros desequilibrios físicos y mentales y podemos prestar ayuda real a quien nos necesita; poco a poco nos convertimos en referencia positiva del sendero de la iluminación.

    Hace muchos años, los libros sagrados nos sugerían que era necesario un maestro espiritual, y en esos mismos libros encontramos que en épocas del futuro se desvanecería esa posibilidad, llegarían los tiempos en los que cada persona tendría que ser su propio maestro, solamente existirían los guías de lo general. Ese momento ha llegado, los maestros espirituales que susurran enseñanzas a sus discípulos, de labios a oídos, han desaparecido, llegó la era de la meditación pura en la que somos concientes que las madres que rezan y encomiendan a sus hijos antes de dormir alcanzan estados bellos y profundos de concentración y contemplación, igual que lo hiciera un monje del Himalaya. Es nuestro punto de partida para iniciar el gran proyecto espiritual de la nueva humanidad.

    La verdad más grande del universo

    El cosmos eterno e infinito es el cuerpo de Dios, animado por una esencia o espíritu poderoso que causa y llena todo, esta fuerza indeterminada se fracciona de manera indefinida en cada organismo, entidad, partícula, objeto, ser y cuerpo celeste; es su centro-corazón, unido para siempre con la voluntad del todo. Esto explica porqué los libros sagrados aseguran que somos creados a imagen y semejanza del altísimo.

    De igual forma, esos textos guías de las principales corrientes espirituales dan a esta fuerza o ser distintos nombres: Ser Interno, El Intimo, Átman, Cristo Interno, Hashem, Elohim, Abba, Attiq Youm o el Anciano del Tiempo; Iod, Buda Interior, Dainich, Jah, Eloah, Zhu, Ishá, Paramatma, Purusha, Bhagaván, Amida, Taita Inti, Kukulkán, Lugh, Xué, Heim o Heimdall, Ukko, Utú, Atón y mil denominaciones más. Pero, la verdad, luz, presencia y existencia de ese Cristo interior, trasciende todos los calificativos.

    Al momento de cerrar los ojos en profunda meditación, se abre una vía de comunicación que al principio es algo insipiente, pero que va aumentando con el tiempo, hasta que se abre ante nuestros ojos la luz de la conciencia, se ilumina la visión del alma y, entonces, sobreviene la boda mística, la unión del alma con el ser. Es decir, el estado en el que la influencia del Cristo Interior llena el alma y la encarnación se convierte en referencia de maestría en una personificación divina, plena de luz y sabiduría.

    Palabras iniciales:la meditación es...

     La ciencia del ser interno.

     Nuestra única realidad.

     El entrenamiento del alma.

     La universidad de la mente.

     La única forma de despertar la conciencia y sólo queremos despertar para encontrarnos con el verdadero ser retornando al estado de felicidad inicial. Este es el mensaje esencial de Jesús, perdido por la tergiversación de los años.

     Lo único que nos llevamos al morir. Todo lo demás lo tendremos que dejar, hasta el cuerpo y la personalidad.

    Logros y poderes de la meditación

    La meditación es como el Gran Cañón que forma un río diminuto en su recorrido, ¿cómo pudo ese pequeño río hacer una hondonada tan monumental? La respuesta es muy simple: con constancia; en el cauce de los años, con la paciencia natural de la evolución, hasta llegar a lo inevitable y lo que puede parecer casi imposible. Así es la meditación y el poder de la mente. De esta forma muchos han logrado curarse y grandes inteligencias han traído proezas al mundo de la materia.

    La meditación y el poder mental son como un láser, energía concentrada y dirigida con efectos poderosos y sorprendentes.

    La gran solución de todos los problemas del mundo moderno está sintetizada en una sola palabra: Meditación, de esta disciplina se deriva la felicidad interior, el amor, la perfecta armonía con todos, la comunión con las grandes leyes del cosmos y de la naturaleza; la iluminación o la visión de las dimensiones celestiales y el establecimiento definitivo de la paz. Cada mujer y cada hombre de hoy, de alguna manera, sabe en lo profundo de su corazón que existe la alternativa de la meditación; razón fundamental de la existencia del creciente interés por la sabiduría espiritual.

    Nosotros los humanos tenemos varios cuerpos que actúan simultáneamente, aquí y ahora, pero lo ignoramos porque perdimos la memoria de los manuales milenarios redactados en el centro de las células, en las edades doradas de un pasado remoto; la meditación rescata esos métodos de recuerdo y sintoniza todos esos elementos con la luz perfecta del Atman que cada uno tiene en su corazón.

    La meditación, entonces, es un impulso evolucionado de la gente de hoy que nace en la profunda necesidad de recibir la influencia del ser. La humanidad ha caído en una hipnosis material de excesos y de sensualidad; sin embargo, también se siente atraída por los senderos espirituales que buscan el retorno de la era dorada de la conciencia, esto ocurre porque se avecina la época del retorno de Amida o de Purusha al reino del alma, la edad de oro que tanto anunciaron los alquimistas.

    La gente que medita y que se interesa por las ciencias del alma, está en la obligación de transmitir esta búsqueda en el corazón de los que le rodean; su sola presencia irradia energía y luz de evolución, es fuente de nuevas ideas y de creación permanente. En el instante en el que recibimos de la ley divina la sensibilidad para avanzar en el camino del despertar, nos convertimos en un emisor de buenas noticias, soluciones y ayuda. La fuerza que genera el poder de la meditación tiene la potestad de cambiar la vibración de los espacios y de modificar, de manera positiva, las formas negativas del pensamiento, que nos envuelven e invaden.

    En las dimensiones superiores existen jerarquías, grandes seres de espiritualidad sublime rigen los destinos y las mentes de quienes creen dirigir el mundo físico, seres con la sensibilidad y la grandeza de los ángeles y maestros sagrados; la meditación nos pone en contacto con esas inteligencias superiores y en la sintonía de la misma corriente mística, así nos unimos al gran objetivo de espiritualizar la civilización moderna.

    La meditación es el punto de partida de la alegría genuina, una felicidad magnética que atrae sólo lo bueno y equilibrado; es una energía interna avasalladora que despierta el poder del buen juicio y del discernimiento. Para el que medita, el sentido de las responsabilidades avanzadas, la inteligencia y creatividad es estimulado; las células del sistema nervioso se regeneran y estimulan hasta el mismo día en el que abandonamos el cuerpo y los poderes ocultos, que tiene el ser humano por naturaleza, se van despertando hasta lograr el pleno desarrollo.

    La meditación en el presente libro

    Las instrucciones que se presentan en el desarrollo del libro son los primeros pasos fundamentales para iniciar la meditación. Para ello fue necesario suprimir, en la medida de lo posible, términos extranjeros y complicados, con el fin de facilitar su comprensión, ya que en varias oportunidades los procedimientos son más que sencillos, pero al ser explicados en otro idioma o cultura diferentes resultan de difícil asimilación y se prestan para interpretaciones equivocadas.

    El objetivo que se persigue con este libro es dar las pautas generales para iniciar el camino de la meditación. No contiene posturas imposibles, ni prácticas irrealizables; tanto las posiciones y ejercicios como las meditaciones sugeridas a continuación pueden ser practicadas por toda clase de personas, las explicaciones se entienden fácilmente, y las pocas palabras en otros idiomas van acompañadas de sus correspondientes traducciones y ampliaciones.

    SECCIÓN

    PRMERA

    Consideraciones

    preliminares

    Antes de meditar, piense en esto..

    La meditación es un proceso natural del ser humano, similar a comer o dormir, es una metodología que se encuentra escrita en la memoria milenaria y celular de cada persona y de la humanidad entera. Es equivalente a pensar, pero de manera ordenada y concentrada. Meditar es una actividad humana inevitable, siempre meditamos, aunque no califiquemos tal procedimiento con la palabra meditación, es un hecho normal, nadie nos puede condenar o amenazar con el fuego del infierno por hacerlo, nadie puede prohibir que pensemos o que tengamos las mismas reflexiones que en su momento recomendaron los grandes santos de todas las civilizaciones.

    Entonces, La meditación es un recurso extraordinario que siempre nos ha acompañado desde niños, al despertar; al dormir, al reposar o siempre que tenemos una preocupación.

    La meditación y la religión

    Todas las religiones son caminos hermosos y válidos para el despertar de la conciencia, cada religión tiene una historia de comunicación real entre la materia y el mundo espiritual para subir un peldaño en la evolución; los movimientos religiosos son necesarios en la humanidad, es lo que garantiza el recuerdo de la vocación espiritual de la especie humana. Así, las religiones son métodos gigantes de educación interna, para que el alma pueda llegar a estadios superiores, esas reglamentaciones místicas son concebidas por seres de luz de perfección inimaginable, que encarnan en determinado espacio y tiempo para proponer un camino de perfeccionamiento.

    Aunque la base real de las religiones y de los maestros que las engendraron es la meditación, ésta no pertenece a religión específica alguna; muchos piensan que la meditación es hinduista o budista pero se equivocan, la meditación es genérica, pertenece a todos y no está matriculada a religiones, sectas o corrientes filosóficas. Tampoco es un procedimiento raro, inmoral, satánico o demoníaco, como muchos afirman por el miedo que les produce el hecho de saber que los demás pueden tener acceso al conocimiento e iluminación y, por lo tanto, es posible que lleguen a la verdad y realización. Esos apelativos, opiniones agresivas y negativas son sólo producto del miedo y la ignorancia.

    En resumen, la meditación aunque es absolutamente espiritual, no tiene religión, ni partido político, ni color de piel, ni prerrequisitos de estudios o entrenamientos de ninguna especie; no está restringida a un grupo especial de personas, a condiciones sociales ni a edades especiales. Es como el aire, siempre disponible para todos, es el puente de comunicación que siempre ha existido entre el alma y el ser

    Diferencia entre alma y ser

    Nosotros podemos compararnos con un automóvil: los cuerpos físico, astral y mental son la carrocería y el chasis, lo que en apariencia vemos; el motor es el alma, es lo que nos identifica y nos conduce, encarnación tras encarnación. Y el espíritu o ser es el combustible, es lo que nos mueve.

    Los humanos nos movemos a través de los años en diferentes cuerpos: el cuerpo material que es el que conocemos, el cuerpo astral que se desdobla todas las noches y sueña, y la mente que es un cuerpo sutil y muy sofisticado. El alma es en verdad nuestra identidad, es la cédula de ciudadanía de cada persona en el transcurrir de los milenios, más allá de los cuerpos que podamos tomar; ésta no cambia, guarda la experiencia, la memoria, el karma y el dharma; se impregna momentáneamente de la personalidad del cuerpo de turno, pero se desapega rápidamente en el instante de la desencarnación.

    El ser es el mismo espíritu, la fracción más pura de cada persona, una gota del océano insondable de Dios en cada uno. Por tal razón, el ser es una ventana de comunicación con el absoluto, es la presencia viva de Dios en nosotros. Además, es la única realidad que nosotros tenemos en medio de la ilusión del mundo, es el ángel de la guarda que no nos desampara en ningún momento. Sin embargo, quienes se concentran en la meditación no se creen dioses, como muchos afirman equivocadamente. Tener la conciencia de admitir que somos parte del cuerpo de Dios y que tenemos una fracción de Él en nuestro corazón, no es afirmar que somos el universo absoluto; éstas son simples artimañas de los que se valen de juegos de palabras para desprestigiar la meditación.

    Alma, mente y Ser en la meditación

    La forma de reconocer esta diferencia es uno de los grandes objetivos de la meditación. El alma se encuentra en el centro enfrentada a una disyuntiva ante la influencia de dos polos opuestos, pero en estos polos no hay bondad y maldad, como en las teorías duales a las que estamos acostumbrados; en un lado está el equilibrio de parte del ser y en el otro está el desequilibrio y el error de parte de la mente. Un maestro iluminado, por ejemplo, recibe más influencia del ser que de la mente y un personaje mundano, prácticamente no tiene comunicación ni influencia del ser, todo es mental.

    En la meditación tratamos de encontrar la sintonía con el Ser, intentamos abrir un canal de comunicación para que se presente esa influencia celestial y, al mismo tiempo, procuramos poner la mente en su sitio, utilizando la prodigiosa presencia del poder mental, pero en bien de la evolución, o sea, de manera positiva.

    Por todo lo anterior, en la meditación intentamos, cada vez con más resultados, controlar y aquietar la mente, para que, eliminada esa distracción y esos impedimentos, la luz del ser aparezca y nos ilumine, en eso consiste el despertar de la conciencia. No obstante todas las explicaciones, el ser es imposible de definir o de describir simplemente porque se escapa a todas las leyes de la razón; éste no puede ser comprendido con el intelecto, sólo aquellos que viven por lograr una conexión real con su espíritu, entienden el concepto del Ser

    La presencia del ser no se entiende con largas disertaciones intelectuales, es necesario meditar, con la meditación es posible despertar una intuición especial que nos llena de la certeza absoluta de que se acerca para nosotros el momento de la iluminación.

    Los nombres del Ser

    Éstos son incontables. A lo largo del tiempo, cada civilización ha designado un nombre para esa partícula del gran poder de Dios en nosotros, por esto las escrituras sagradas de todos los tiempos nos hablan de la herencia real del hombre, nos afirman de la creación del ser humano a imagen y semejanza de Dios. Es por esto que Jesús decía: Nadie llega al padre sino por mí; se refería al camino del Cristo y por esto en las civilizaciones milenarias se le llama al ser Cristo interno o el Cristo místico, ese ser es el Cristo-niño de oro de la alquimia y las bodas místicas son el matrimonio del ser con el alma. Es decir, la comunicación perfecta de nuestro ser genuino con el alma y los cuerpos inferiores.

    En otras culturas es Baldur, el padre de las runas; Apolo-sol interior entre los grecorromanos; es Osiris Ra del Corazón entre los egipcios; el Kukulkan personal de los mayas; el Atman sagrado de los hindúes; Viracocha Tiksi en los Andes peruanos y en el cristianismo primitivo, se personifica en Cristo, hijo del padre, gota del océano, idea principal del mensaje hermético de Jesús: encarnar con su propia vida el camino de la redención. Por esta razón, en el corazón de todos es el Adorable Salvador del Mundo.

    El pasado espiritual glorioso de la humanidad

    Hace miles de años, en diferentes civilizaciones anteriores a la nuestra, transcurrieron tiempos felices, épocas maravillosas, caracterizadas por la luz y la conciencia comandadas por la fuerza del Cristo interno de la vida; la mente de los hombres era entonces una con el espíritu, la humanidad utilizaba todo su potencial en crear, descubrir y cuidar todo cuanto el padre eterno entregara al hombre para su felicidad.

    La situación astral-mental y la estructura interna de quienes conformaban esas civilizaciones, se apreciaba en su inmenso poder sabiduría, iluminación y belleza de sus cuerpos físicos y espirituales; sus sentidos despiertos, la marca de la cristificación que plasmaban en todos sus hechos y esa fuerza crística se manifestaba en sus obras, pensamientos y palabras. Tal era el mundo verdaderamente civilizado, probablemente Atlántida, Hiperbórea o la tierra Lémur civilizaciones antiguas que se desarrollaron y llegaron a la perfección, antecesores nuestros y quizá nosotros mismos. Actualmente existen algunas pruebas, otras se habrán perdido, el tiempo pasa y en cientos de miles de años se borran las evidencias, afortunadamente todo queda consignado en las memorias de la naturaleza.

    Decadencia de la fuerza espiritual

    Posteriormente, el alma de los seres humanos quedó sumergida en un abismo de tristeza y dolor, la conciencia migró hacia estados muy sutiles y únicamente permaneció en las dimensiones inferiores en la proporción mínima suficiente para que se conservara la vida; por tal razón, el mundo mental desencadenó la semilla del desequilibrio y poco a poco se formó la gran entidad negativa o error mental y, en adelante, esta fuerza siniestra conduce la mayoría de obras humanas.

    La conciencia y el conocimiento estaban reservados solamente para seres excepcionales,

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