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Llegada a las islas
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Llegada a las islas
Libro electrónico103 páginas37 minutos

Llegada a las islas

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Alguien que ve llover desde el piso cuarenta de un edificio de oficinas en Tokio, enfermeras con el rostro de la musa de Homero, países habitados por payasos tristes; traficantes, tarotistas, meteorólogos, paisajes de lagos y de torres con mimos de fondo con ganas de orinar; gente que conduce sus automóviles por pueblos fantasma: todo ello desfila por este libro gravitando entre la afasia y el monólogo interminable, entre el diálogo con fantasmas y las visiones con un ritmo de fiebre y de delirio. Con la urgencia de la búsqueda de una realidad que también comprenda la urgencia de la imaginación.
IdiomaEspañol
EditorialBaile del Sol
Fecha de lanzamiento4 ago 2017
ISBN9788416794898
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    Llegada a las islas - José Óscar López

    Llegada a las islas

    José Óscar López

    Sea cual fuere su refinamiento, el estilo siempre tiene algo en bruto: es una forma sin objetivo, el producto de un empuje, no de una intención, es como la dimensión vertical y solitaria del pensamiento. Sus referencias se hallan al nivel de una biología o de un pasado, no de una Historia: es la «cosa» del escritor, su esplendor y su prisión, su soledad.

    Roland Barthes

    Hay algo, en efecto, algo un poco misterioso, que aparece a ratos, o que se transparenta, y que parece tener una existencia confusa, a medio camino entre el concepto y el plano preconceptual, que va de uno a otro. Por el momento, se trata del Idiota.

    Gilles Deleuze y Felix Guattari

    Maestros de la elocuencia

    relucen en las páginas de tu libro

    como montañas veladas por las aguas o el firmamento.

    John Ashbery

    Haga un poema

    o cualquier otra cosa

    José Ángel Valente

    ¿Qué quieres decir?

    P.I.L

    1

    De A a B

    Una cierta deficiencia que todavía no es, o no es ya ausencia, negatividad, no–ser, carencia, silencio. Ni habla plena ni círculo perfecto.

    Jacques Derrida

    He visto archipiélagos siderales e islas

    cuyos cielos delirantes se abren al que boga:

    ¿Es en estas noches sin fondo donde duermes

    y te exilias?

    Arthur Rimbaud

    La simulación es la mejor arma para penetrar

    en la complejidad del mundo

    Jorge Wagensberg

    VIAJE IMAGINARIO

    ¿A decide marchar en dirección a B o es B quien deja que A se acerque? ¿Puede A atraer a B y hacerlo A, o viceversa? ¿Han sido A y B siempre distintos?

    ¿Fue antes la tortuga o su caparazón?, y ¿qué cayó dentro de qué, en la carrera: afuera, antes, o después, cuando ese dentro o ese fuera es el mismo lugar: allí, entonces, sí, y más allá de ese animal que pareciera no llegar jamás y, sin embargo, está esperándonos en el lugar adonde vamos o queremos llegar, allí donde quizás nunca lleguemos?

    ¿Llegar donde el caparazón del pensamiento segrega más caparazón,

    pero se trata de buscar un río y no un muro, y todo va a seguir moviéndose igual que un río que no existe, y sin embargo fluye,

    fluye y se va alejando?

    ¿Por qué esta sucesión nos sigue protegiendo al delegar en ella nuestra ausencia, muros que construimos sin saberlo, y sabemos de ellos porque tratamos, cada día, de tirarlos abajo, de entender cómo funcionan para poder ir desmontándolos? Y seguimos moviéndonos, viajando, tan despacio, pero también tan necesariamente, llevando con nosotros estos pequeños muros a cuestas, muros que deshacemos y que se erigen solos otra vez, muros que en todo caso nos contienen. ¿Estamos dentro de verdad? ¿Por qué el movimiento, si viajar sólo nos lleva una y otra vez a nosotros mismos, cuando nosotros ya no estamos pero seguimos insistiendo?

    ¿Por qué los ríos son de uno y son más nuestros cuando son de cualquiera?

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