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La Confrontación Entre La "física" Aristotélica Y La Nueva Especulación Bruniana
La Confrontación Entre La "física" Aristotélica Y La Nueva Especulación Bruniana
La Confrontación Entre La "física" Aristotélica Y La Nueva Especulación Bruniana
Libro electrónico77 páginas52 minutos

La Confrontación Entre La "física" Aristotélica Y La Nueva Especulación Bruniana

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Este breve volumen provee un análisis iniciado a propósito de la confrontación entre la especulación bruniana y la metafísica aristotélica. Ahora la crítica bruniana se apunta hacia el texto aristotélico de la "Física", demoliendo y disgregando la posbilidad de que no hay un principio y un movimiento infinito. Siguiendo e integrando las reflexiones precedentes, el pensamiento de Giordano Bruno conserva la undad entre momento teórico y momento práctico, profundizando la determinación del infinito creativo y doblemente dialéctico.  
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento19 dic 2017
ISBN9781547502165
La Confrontación Entre La "física" Aristotélica Y La Nueva Especulación Bruniana

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    La Confrontación Entre La "física" Aristotélica Y La Nueva Especulación Bruniana - Stefano Ulliana

    BRUNIANA

    STEFANO ULLIANA

    La confrontación entre la especulación bruniana y la tradición aristotélica. La Física.

    LA CONFRONTACIÓN ENTRE LA FÍSICA ARISTOTÉLICA Y LA NUEVA ESPECULACIÓN BRUNIANA

    POR STEFANO ULLIANA

    LA CONFRONTACIÓN ENTRE ALGUNOS TEXTOS ARISTOTÉLICOS Y LA POSICIÓN BRUNIANA

    OBSERVACIONES INICIALES

    Postulado interpretativo fundamental de la explicación de la reflexión de Giordano Bruno es el hecho de razón e imaginación que la posición del principio bruniano del infinito móvil. (Uno, infinito y movimiento son los términos y las nuevas categorías especulativas propuestas por el pensador nolano) tiene como consecuencia la afirmación de la insuprimibilidad de la apariencia de la oposición. Esta apariencia se traduce en la imagen de la divisibilidad o desdoblamiento interno de la materia.

    La distinción en sí misma, móvil entre materia ‘incorpórea’, o de cosas superiores, y materia ‘corpórea’, o de cosas inferiores, es, de hecho, la artimaña que Giordano Bruno utiliza en De la Causa, Principio y Uno para preparar el terreno especulativo sobre la inserción de la centralidad del factor imaginativo y desiderativo en el trato de aquella apertura moral y religiosa tematizada a lo largo de la entera antología de los Diálogos Morales (La expulsión de la bestia triunfante; la Cábala del caballo Pegaso, agregando el Asno cilénico; de los heroicos furores). Al comienzo de su especulación en lengua vulgar el autor nolano se preocupa, sin embargo, de concentrar la atención del lector en el principio y el movimiento ético que es el fundamento de aquella distinción y de su movimiento interno: la relación inagotable, continua, creativa y dialéctica, entre la perfección y aquello a lo que parece dar lugar.  La alteración, como espacio y tiempo de la reunión amorosa e igual a la libertad.

    No es menos verdad, al mismo tiempo, que el filósofo nolano recuerde, justo en el cierre de la serie de los tres diálogos de contenido moral, precisamente y de nuevo el mismo principio y el mismo movimiento (la posibilidad de infinire o volver infinito),[1] en recuperación y coronamiento de la intención más profunda y justificadora de su entera obra especulativa en lengua vulgar.

    Sin embargo, aquí, en la parte que más directamente cuestiona la estructura aristotélica del mundo (la serie de los Diálogos Metafísico-cosmológicos: cena de las Cenizas; de la Causa, Principio y Uno; Del Infinito, Universo y los Mundos), nuestra atención debe ser capturada inmediatamente por la construcción de aquel fundamento filosófico que determinará luego (en los Diálogos Morales) el reflejo de la crítica a la idea, constitutiva de la tradición occidental, de posesión y de dominio.

    Pero esta construcción podrá encontrar mejor y más clara visibilidad, sobre todo en su arquitectura, en cuanto la relación opuesta entre la posición aristotélica y la especulación bruniana logre encontrar oportuno lugar y definición.

    La identidad y la pluralidad de las realizaciones del Espíritu constituyen, juntas, la fuente, infinitamente creativa, de la reflexión filosófica y de la acción práctica bruniana. La inexhausta e inextinguible intención del originario se revela como deseo de realización universal, arte ineliminable y necesario: además, se vuelve en el espacio y tiempo de la alteración un reclamo ético a la reciprocidad, igual y fraterna, de la libertad. Solamente el infinito intensivo del universal puede presentar como propio efecto y apariencia aquella idea abierta de posibilidad que logra acoger en su seno la totalidad de las determinaciones, es decir, el infinito extensivo.

    Así es la utopía bruniana del infinito creativo la que salvaguarda la pluralidad y la pluralidad de voz de la determinación; la Identidad de la distinción aristotélica entre potencia y acto, con la prioridad del segundo sobre la primera,[2] puede, en cambio, solamente sustituir la apertura plural bruniana con la materialidad de una sustancia absoluta, homogénea y aniquilante.

    Mientras en Bruno, entonces, el Espíritu se reconoce a sí mismo a través de la universalidad del deseo, en la determinación de la finitud, de frente a la tradición aristotélica, el acto del fin justifica todos los instrumentos utilizados para reconocerlo, confirmarlo y aplicarlo. Si en Bruno el ideal del Amor igual constituye la ética infinita del saber y del ser, cuando el infinito de la oposición es y no es el infinito mismo, en el acoger cristiano de la especulación aristotélica el presupuesto suspendido de un mundo único vale cual materia predispuesta a un acto generativo y salvífico misterioso e inexplicable.[3] Con el riesgo, históricamente materializándose en la Iglesia Cristiana, de que la sustancialización institucional de este mundo único obnubile el propio

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