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Creo. Guía práctica para comprender y vivir el Credo
Creo. Guía práctica para comprender y vivir el Credo
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Libro electrónico267 páginas4 horas

Creo. Guía práctica para comprender y vivir el Credo

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¿Qué es la fe?, ¿puede aumentar?, ¿qué significa lo que decimos en el Credo? Son cuestiones que responde esta obra. Escrita con sencillez y a la vez profundidad, va desglosando el Credo, palabra por palabra, frase por frase, para ayudar al lector a comprenderlo, disfrutarlo y, sobre todo, vivirlo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 mar 2017
ISBN9781370826674
Creo. Guía práctica para comprender y vivir el Credo
Autor

Alejandra María Sosa Elízaga

Alejandra María Sosa Elízaga, es mexicana, licenciada en Comunicación Social, pintora y escritora, católica, autora de 22 libros que reflejan su gran amor por la Palabra de Dios, su apego al Magisterio de la Iglesia, presentan temas profundos escritos en un lenguaje muy accesible, no exento de humor, y tienen siempre como objetivo ayudar a los lectores a vivir y disfrutar su fe. Entre sus obras más gustadas están ‘Para orar el Padrenuestro’, ‘Por los caminos del perdón’, ‘Ir a Misa ¿para qué? Guía práctica para disfrutar la Misa’, ‘Desempolva tu Biblia’, ‘¿Qué hacen los que hacen oración?’ y ‘Docenario de la infinita misericordia del Sagrado Corazón de Jesús’. Todos sus libros cuentan con Nihil Obstat e Imprimatur concedidos por la Cancillería de la Arquidiócesis de México.Desde 1990 se dedica a escribir, a dar cursos de Biblia (dos de los cuales ofrece gratuitamente en www.ediciones72.com), charlas y retiros.Desde 2003 escribe cada semana en ‘Desde la Fe’ Semanario de la Arquidiócesis de México.

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    Creo. Guía práctica para comprender y vivir el Credo - Alejandra María Sosa Elízaga

    ¿Cuántas veces recitamos el Credo?

    Cuando menos cada domingo en Misa.

    Y ¿lo repetimos en ‘automático’ o realmente creemos lo que decimos?

    Decía José Martí, que ‘la mejor manera de decir, es hacer’.

    Y aplicado al Credo, podría decirse que ‘la mejor manera de decir es creer’, que lo que digamos exprese nuestra convicción, y no sea sólo repetición de fórmulas que se dicen ‘de dientes para afuera’.

    Con ese propósito en mente fue escrita esta obra sobre el Credo.

    Originalmente se publicó en artículos que aparecieron cada domingo, en ‘Desde la Fe’, Semanario de la Arquidiócesis de México, a lo largo del ‘Año de la Fe’ que inauguró el Papa Benedicto XVI en octubre de 2012.

    Muchos lectores se comunicaron con el Semanario, para comentar que dichos artículos les ayudaron mucho, no sólo para comprender mejor su fe, sino para compartirla con otros, e incluso para dar clases, y solicitaron que se publicaran en un solo volumen.

    Fue así que surgió este libro, que, con sólida información, pero escrita de manera sencilla y amena, dedica un breve capítulo a cada palabra o frase del Credo, para explorar su significado, reflexionarlo y asumirlo.

    Al final de cada capítulo se propone una reflexión, se plantea una pregunta, con su respectiva respuesta, tomada del Catecismo de la Iglesia Católica, y se incluye una cita del Papa relacionada con el tema tratado en dicho capítulo.

    Como fue el Papa Benedicto quien inauguró el ‘Año de la Fe’, durante el cual se fueron escribiendo estas reflexiones, la mayoría de los primeros capítulos presenta citas del Papa Benedicto XVI y unas pocas del Papa san Juan Pablo II. Y en la parte final del libro, las citas son del Papa Francisco.

    Encomiendo a Dios a quienes lean este libro, y le pido les conceda Su gracia para que cuando hagan su ‘profesión de fe’, nunca se limiten a recitar fórmulas vacías, sino sean consciente de lo que dicen, y lo digan, mejor aún, lo proclamen con la gozosa convicción de saber que expresan aquello en lo que realmente creen, el fundamente de su vida cristiana, aquello que les da identidad como creyentes, la razón de su fe, su paz, su alegría y su esperanza.

    ¿Qué es la fe?

    Hay diversas clases de fe.

    1. Fe entendida como confianza a nivel puramente humano.- Es la fe de quien acepta lo que otro le dice, porque confía en él.

    2. Fe entendida como el conjunto de creencias que sostiene y predica la Iglesia. Es lo que llamamos ‘la fe católica’: ‘Iban aceptando la fe’ (Hch 6,7); ‘una sola fe, un solo bautismo...’ (Ef 4,5).

    3. Fe como don que Dios ha dado a todos (ver Ef 2,8). Es esa ansia de infinito que late en cada corazón humano, y que sólo Dios puede saciar.

    4. Fe, virtud teologal. Llamada así porque tiene a Dios como su centro, emana de Él y nos conduce a Él. Recibimos esta fe del Espíritu Santo, en nuestro Bautismo (ver Rom 8, 14-16).

    La fe consiste en responder a Dios con un sí que implica el asentimiento de la inteligencia, la confianza del corazón y la obediencia a la voluntad divina.

    Responder a Dios implica que el hombre no ‘inventa’ a Dios, pues de antemano Dios existe y se nos revela a través de la Creación (ver Sab 13,1-9;Heb 11,3;), de la historia (ver Sal 78), de la Palabra (ver Gén 15,1; Jer 1,4-12; Lc 3,2; Jn 1,1-18; Hech 10 , 34-43), de los Sacramentos, de la comunidad, y de muchas otras maneras.

    Contra lo que muchos creen, la fe no es una muleta para débiles, sino que responde a las interrogantes más profundas del ser humano: ‘¿quién soy?, ¿para qué existo?, ¿cuál es el sentido de mi vida?, ¿quién me creó?, ¿por qué?, ¿hay vida después de esta vida?

    Hay quien dice no tener fe porque tiene preguntas sin respuesta respecto a Dios. Suponen que podrá ‘creer’ sólo cuando tenga todas las respuestas, pero eso es falso. La mente humana jamás podrá abarcar la grandeza de Dios. Pretenderlo es absurdo (ver: Is 55,8-9; Sal 139; Rom 11,34;).

    La fe no se basa en lo que uno sabe, sino en lo que sabe Dios.

    Comprender que Él lo sabe todo y uno no sabe nada, es el primer paso para poder fiarse de Él, para poder creer. De hecho, tener dudas no implica no tener fe, todo lo contrario. Las dudas pueden ayudar a la fe, porque hacen que el creyente se pregunte cosas, se adentre en el conocimiento de Dios. El que busca la verdad, hallará a Aquel que es la Verdad (ver Jn 14,6).

    La fe implica una relación personal con Dios, un encuentro personal que te permite conocerlo para poder fiarte de Él y aceptar Su voluntad, decirle sí.

    Reflexiona y comparte:

    Con base en el texto leído y en tu propia experiencia, ¿qué entiendes por ‘fe’?

    Pregunta:

    En la práctica, ¿qué significa para el hombre creer en Dios?

    Respuesta del Catecismo de la Iglesia Católica:

    Significa adherirse a Dios mismo, confiando plenamente en Él y dando pleno asentimiento a todas las verdades por Él reveladas, porque Dios es la Verdad. (Co C.E.C. # 27)

    Lo dijo el Papa:

    "...‘La puerta de la fe’ ( Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros..." Benedicto XVI (Carta Apostólica ‘Porta Fidei’, #1)

    ¿Puede aumentar la fe?

    Si tener fe consistiera solamente en admitir que Dios existe, la fe no aumentaría, la gente simplemente tendría o no tendría fe, creería o no creería.

    Pero en el Evangelio vemos que un hombre y también los discípulos piden a Jesús que les aumente la fe (ver Mc 9, 24; Lc 17, 5;), y que Él mismo reprocha a Sus discípulos y a Simón Pedro su ‘poca fe’ (ver Mt 6,26; 14,31), como dando por hecho que esa fe podría y debería ser más grande.

    Cabe por lo tanto pensar que la fe sí se puede aumentar.

    Y es que tener fe es mucho más que sólo admitir que Dios existe, sino, como veíamos en el capítulo anterior, encontrarse personalmente con Dios y responder a Su amor con un ‘si’ que implica asentir con la inteligencia, confiar con el corazón y obedecer la voluntad de Dios.

    En ese sentido, es posible aumentar la fe en esos tres aspectos. Veamos:

    Como la fe involucra asentir con la inteligencia, se la puede aumentar al leer, conocer, reflexionar, profundizar en los principios, las doctrinas que sustenta nuestra fe.

    Como creyentes, no podemos conformarnos con tener la escasa instrucción religiosa recibida para hacer la Primera Comunión.

    Estamos llamados a poner nuestra inteligencia, nuestra capacidad intelectual al servicio de nuestra fe para hacerla crecer.

    Conocerla mejor para vivirla más plenamente, defenderla y compartirla con otros.

    Y desde luego no conformarnos con conocer la fe católica sólo a través de las críticas que le hacen quienes están fuera de ella, sino leer autores católicos serios que traten temas de apologética (la defensa de la fe), leer los documentos del Vaticano, familiarizarse con el Catecismo de la Iglesia Católica, leerlo, consultarlo, aprovechar toda su riqueza.

    Como la fe implica confiar con el corazón, aumentarla requiere entablar con Dios una relación personal, íntima, de amistad, de cercanía, a través del diálogo con Él, la meditación de Su Palabra, la Confesión, la participación en la Eucaristía.

    Sólo así iremos percibiendo cada vez más Su amorosa presencia que nunca nos abandona (ver: Ef 3,17-19).

    Sólo así podremos tener una fe que destierre todo temor (ver Mc 5,36).

    También afianzamos nuestra confianza en Dios acercándonos más a Él mediante la oración y los Sacramentos.

    Y como la fe implica obediencia a la voluntad de Dios, para aumentarla hay que adherirse cada vez más a Él, fiarse de Su Palabra.

    Esta fe crece con la práctica, en la medida en que se vive lo que Dios manda y se experimenta que esto es en realidad lo mejor, que Sus caminos sí son los mejores caminos, que Su proyecto de vida es el único que nos conduce verdaderamente a la salvación, que no tenemos mejor alternativa que cumplir Su sabia y amorosa voluntad.

    Se trata de que nuestra fe no sólo crezca sino se traduzca en acciones; que vivamos nuestra vida cotidiana de la mano de Dios, procurando amoldarnos a lo que nos vaya pidiendo para responder cada vez más a Su amor con nuestro amor.

    Reflexiona y comparte:

    Con base en los tres aspectos mencionados en el texto, ¿qué harás para aumentar tu fe?

    Pregunta:

    Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe (ver 1Tim 1, 18-19), ¿con qué debemos alimentar la fe?

    Respuesta del Catecismo de la Iglesia Católica:

    Con la meditación en la Palabra de Dios, la oración y los Sacramentos.

    Para vivir, crecer y perseverar hasta el fin en la fe debemos alimentarla con la Palabra de Dios; debemos pedir al Señor que nos la aumente... (C.E.C. #162).

    Lo dijo el Papa:

    "Debemos descubrir de nuevo el gusto de alimentarnos con la Palabra de Dios, transmitida fielmente por la Iglesia, y el Pan de la vida, ofrecido como sustento a todos los que son sus discípulos (cf. Jn 6, 51)..." Benedicto XVI (Carta Apostólica ‘Porta Fidei, #3)

    10 cosas que debes saber

    sobre el Credo

    1. ¿Por qué se llama ‘Credo’?

    Las oraciones suelen recibir el nombre de la palabra o frase con que empiezan. Credo significa ‘creo’ en latín, es la palabra inicial de esta profesión de fe.

    2. ¿Por qué se le llama ‘profesión de fe’?

    Porque resume la fe que profesamos los cristianos (profesar significa creer y confesar).

    3. ¿Por qué también se le llama ‘símbolo de la fe’?

    La palabra griega ‘symbolon’ significaba la mitad de un objeto partido (por ejemplo un sello) que se presentaba como una señal para darse a conocer. (C.E.C. #188). Si, por ejemplo, dos hermanos se tenían que separar por alguna razón, partían a la mitad algún objeto y cada una conservaba una mitad, de manera que si uno de ellos recibía un enviado que traía la mitad del objeto, podía tener la seguridad de que venía de parte de su hermano. Al escuchar que alguien profesa el mismo ‘símbolo de la fe’ que nosotros, podemos tener la seguridad de que comparte nuestra fe, es nuestro hermano en Cristo.

    Symbolon significa también recopilación, colección o sumario. El ‘símbolo de la fe’ es la recopilación de las principales verdades de la fe. (C.E.C. # 188).

    4. ¿Quién escribió el Credo?

    No tiene un autor particular: Viene a nosotros desde los primeros tiempos del cristianismo, y todo lo que afirma se encuentra en la Biblia. Esta síntesis de la fe no ha sido hecha según las opiniones humanas, sino que de toda la Escritura ha sido recogido lo que hay en ella de más importante, para dar en su integridad la única enseñanza de la fe (C.E.C. # 186).

    5. ¿Cuántos de estos símbolos o profesiones de fe hay?

    A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de las diferentes épocas, ha habido numerosas profesiones o símbolos de la fe, y ninguno puede considerarse superado o inútil porque todos nos ayudan a captar y profundizar la fe (C.E.C. #192-193).

    Destacan dos: ‘El Símbolo de los Apóstoles’ y el ‘Símbolo Niceno-Constantinopolitano’.

    6. ¿Qué es el ‘Símbolo de los Apóstoles’?

    Es el resumen fiel de la fe de los apóstoles....Su gran autoridad le viene de que era el que se profesaba en la Iglesia de Roma, sede de Pedro, el primero de los apóstoles (C.E.C. # 194). Es el más breve.

    7. ¿Qué es el ‘Credo Niceno-Constantinopolitano’?

    Es el Credo que surgió en los dos primeros Concilios ecuménicos de la Iglesia (en los años 325 y 381), es el más largo. Sigue siendo el símbolo común a todas las grandes Iglesias de Oriente y Occidente (C.E.C. # 195).

    8. ¿De cuántas partes consta el Credo?

    Está dividido en tres grandes partes. La primera trata de Dios Padre Creador, la segunda, de Dios Hijo, Redentor; la tercera, de Dios Espíritu Santo Santificador. (C.E.C. # 190).

    9. ¿Cuándo hacemos nuestra primera profesión de fe?

    En el Bautismo. Como el Bautismo es dado ‘en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo’ (Mt 28, 19), quien se bautiza profesa su fe en la Santísima Trinidad (ver C.E.C. 189). Si se bautiza un bebé, sus papás y padrinos hacen la profesión en su nombre.

    10. ¿Qué implica para un creyente recitar el Credo?

    Recitar con fe el Credo es entrar en comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, es entrar también en comunión con toda la Iglesia que nos transmite la fe y en el seno de la cual creemos. (C.E.C. # 197).

    Reflexiona y comparte:

    ¿Qué significa para ti recitar el Credo?

    Pregunta:

    ¿Qué importancia tiene el Credo?

    Respuesta del Catecismo de la Iglesia Católica:

    Contiene el resumen de las principales verdades de nuestra fe, y es un signo de identificación y de comunión entre los creyentes (C.E.C. # 188).

    Lo dijo el Papa:

    "No por casualidad, los cristianos en los primeros siglos debían aprender de memoria el Credo. Esto les servía como oración cotidiana para no olvidar el compromiso asumido con el Bautismo. San Agustín lo recuerda con unas palabras de profundo significado, cuando en un sermón sobre la entrega del Credo, dice: ‘El símbolo del sacrosanto misterio que recibisteis todos a la vez y que hoy habéis recitado uno a uno, no es otra cosa que las palabras en las que se apoya sólidamente la fe de la Iglesia, nuestra madre, sobre la base inconmovible que es Cristo el Señor... Recibisteis y recitasteis algo que debéis retener siempre en vuestra mente y corazón y repetir en vuestro lecho; algo sobre lo que tenéis que pensar cuando estáis en la calle y que no debéis olvidar ni cuando coméis, de forma que, incluso cuando dormís corporalmente, vigiléis con el corazón’..." Benedicto XVI (Carta Apostólica ‘Porta Fidei’ #9).

    Creo

    En el lenguaje cotidiano decir ‘creo’ expresa cierta duda. Si dices: ‘creo que la fiesta es hoy’, te pueden preguntar: ‘¿crees o estás seguro?’

    Ni siquiera puedes decir de alguna persona, institución o causa: ‘creo en ella’, con la total certeza de que nunca te decepcionará.

    Es que lo que se cree con relación a este mundo tiene siempre un tinte de inseguridad.

    Mi papá, qepd, solía recitar un famoso versito de Campoamor:

    ‘En este mundo traidor,

    nada es verdad ni es mentira,

    todo es según el color

    del cristal con que se mira’.

    En otras palabras, todo aquello en lo que puedes creer en este mundo, depende de seres humanos y por ello es subjetivo, inestable, frágil, sujeto a cambio y error.

    En estos tiempos en que se vive lo que el Papa Benedicto XVI ha llamado la ‘dictadura del relativismo’, y se considera ‘de gran altura intelectual’ y ‘políticamente correcto’ que cada persona tenga ‘su propia verdad’ y no pretenda ‘imponérsela’ a nadie, he tenido oportunidad de charlar con personas no creyentes, muchas de las cuales se ufanan de no creer en ningún ‘dogma’ o ‘verdad de fe’, como si ello las elevara por encima del común de los mortales, siendo que en realidad las hunde en las arenas movedizas de la incertidumbre.

    Afirman haberse ‘liberado’ de lo que consideran inadmisible ‘imposición’; no se dan cuenta de que semejante ‘liberación’ las ha vuelto como barcos que navegan sin un rumbo y sin

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