Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Mi alma fantasma: El amor más allá del umbral. Pepa y Silvia
Mi alma fantasma: El amor más allá del umbral. Pepa y Silvia
Mi alma fantasma: El amor más allá del umbral. Pepa y Silvia
Libro electrónico253 páginas3 horas

Mi alma fantasma: El amor más allá del umbral. Pepa y Silvia

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

«El amor más allá del umbral.»

Cada noche, al acostarse, Pepa se sumerge en un profundo llanto por la pérdida se Silvia. El amor de su vida pereció entre sus brazos asesinada por unos sicarios, el mismo día que se casaron. Después de llorar largamente cae en un profundo sueño en el que, cada noche, en una ensoñación, aparece su amada para permanecer a su lado mientras descansa.

La vida de policía le ocupa casi todo su tiempo de vigilia inmersa en investigaciones y estrategias. El trabajo le aísla parcialmente de sus emociones, se sumerge en las investigaciones como si fuera un refugio dónde esconde la pena y la tristeza. Algo similar había hecho Silvia antes de que se reencontraran, precisamente para huir de las relaciones sentimentales. La investigación y sus consecuencias son el hilo conductor del argumento.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento10 feb 2016
ISBN9788491123743
Mi alma fantasma: El amor más allá del umbral. Pepa y Silvia
Autor

Francisco Garcia Freijanes

Francisco García Freijanes nació en Madrid en 1951 donde actualmente reside. Después de cuarenta años dedicados a la atención sanitaria, se decide a escribir, algo que siempre deseó pero no pudo llevar a cabo. Ahora se destapa con una novela de ficción romántica fuera de los cánones más clásicos. Ésta es su ópera prima.

Relacionado con Mi alma fantasma

Libros electrónicos relacionados

Romance para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Mi alma fantasma

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Mi alma fantasma - Francisco Garcia Freijanes

    Título original: Mi alma fantasma

    Cubierta: Autor Camille Pissarro. Titulo: El bosque de Marly. Año: 1871.

    © Museo Thyssen Bornemisza, Madrid.

    Primera edición: Febrero 2016

    © 2016, Francisco García Freijanes

    © 2016, megustaescribir

    Ctra. Nacional II, Km 599,7. 08780 Pallejà (Barcelona) España

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a Thinkstock, (http://www.thinkstock.com) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Contenido

    La vida de Pepa

    El traficante I

    El espectro de Silvia

    Las amenazas anónimas I

    El fantasma errante

    Volver al hogar I

    El traficante II

    Aprender de los sueños

    Las amenazas anónimas II

    El chivatazo

    Volver al hogar. II

    El castigo

    El primer beso

    La Dama de los sueños

    La investigación

    Recuerdos, recuerdos y recuerdos

    Paco se preocupa

    Encuentro en el Metro

    El bosque de Marly

    Estrategia

    ¿Vamos al Cine?

    El atraco

    Nos llega a todos

    ¿Cómo titularlo?

    ¡Debo confesarte algo!

    Y llegó ella

    Epílogo

    A mis dos Marisas, mi esposa por su paciencia y a mi hija por su ayuda.

    Es tan fácil soñar un libro, como difícil hacerlo.

    (H. de Balzac, escritor francés, S.XIX)

    Este relato de ficción es una adaptación libre basada en la historia de Pepa y Silvia, personajes de la serie televisiva Los hombres de Paco. Los personajes utilizados para la elaboración de la novela son, Pepa Miranda, Silvia Castro, Paco Miranda, D. Lorenzo Castro, Lola Castro, Sara Miranda, Lucas Fernández, Mariano Moreno, Aitor Carrasco, Rita Peláez, Curtis Naranjo y José L. Povedilla.

    La propiedad intelectual de todos estos personajes pertenece al grupo Globomedia y Atresmedia.

    El texto es original del autor de la novela D. Francisco G. Freijanes. Se describen algunas escenas de la serie, relatadas desde una perspectiva distinta a la emitida originalmente. Además se han empleado algunas frases sueltas y párrafos de la misma procedencia, a fin de justificar la narración en algunos capítulos. La publicación del texto está debidamente autorizada cumpliendo la normativa legal vigente de la propiedad intelectual.

    Puede uno amar sin ser feliz, puede uno ser feliz sin amar, pero amar y ser feliz es prodigioso.

    (H. de Balzac, escritor francés, S.XIX)

    La vida de Pepa

    Si existe infierno en la tierra, cabe encontrarlo en el corazón de alguien triste

    (Robert Burton; Teólogo y ensayista inglés)

    Aún no ha amanecido, es una noche fría, muy fría. En el exterior, las gotas de rocío se han convertido en cristales de hielo depositándose encima de coches y tejados creando un manto lechoso. Las ramas secas de los arbustos y plantas también han recibido el depósito de la blanca envoltura de la noche, componiendo un paisaje de aspecto fantasmal. Casi todo está cubierto por la escarcha de esta heladora noche de otoño. Pepa todavía descansa. Viéndola dormida cualquiera pensará que está soñando algo alegre, la expresión de su rostro así lo indica. Tiene marcada la expresión con esa media sonrisa que siempre la ha caracterizado. A veces gesticula como si estuviese hablando con alguien, o mueve sus manos expresivamente en similitud a si mantuviera una conversación.

    Apoyada en la mesilla de noche y orientada hacia la cama, hay una fotografía de Silvia. Al despertase y abrir los ojos, la primera imagen que se fija en la retina de Pepa es precisamente ese retrato. Un efigie preciosa de su amada, con aquella mirada viva, la melena rojiza cayendo alrededor del rostro y una sonrisa espectacular, mostrando una expresión de gozo y de dicha difícil de describir.

    En el pasado, con esa misma expresión, contemplaba a Pepa muchas veces, con la mirada inocente y embobada, fija en el rostro de su novia.

    —¡No me mires así!— Expresaba Pepa en esos momentos de ternura.

    —¿Cómo te miro?— Era la respuesta de Silvia con una media sonrisa.

    —¡Así!— Le respondía. No sabiendo describir con palabras la sensación que apreciaba ante aquella sentimental mirada. Silvia le estaba diciendo con los ojos. —¡Te adoro amor mío!

    Al despertar a la luz de un nuevo día, la primera visión de Pepa es la mirada y la sonrisa de Silvia de ese retrato.

    —¡Buenos días Pelirroja!— Siempre le dice la misma frase.

    Los sueños mantienen a Pepa con vida, sueña con Silvia todas las noches, sabe que nunca la volverá a ver, pero que esté presente en su descanso hace que la vida diaria sea algo más llevadera.

    —¿Sabes? Todas las mañanas me despierto con la sensación de haber hablado contigo toda la noche, es imposible claro, a menos que seas un fantasma—. Se detiene un instante como dudando. —¿Lo eres?— Ahora dirige su mirada a la imagen que toma entre sus manos. —Me encanta poder hablar contigo aunque sea soñando.

    Nada nos pertenece en propiedad más que los sueños.

    (Franz Nietzsche; Filósofo alemán.)

    En el pensamiento de Pepa no existe otra cosa que los recuerdos en los que está presente Silvia, al soñar con ella todas las noches evoca un anhelo que le es imprescindible para su supervivencia. Siempre conversa con ella cosas distintas. Cada sueño es diferente del anterior. Lo constante es la presencia de su amada.

    Pepa está sentada en la tumbona de la terraza leyendo, el día se ha presentado muy agradable e invita a salir y disfrutar del sol primaveral, se nota que la lectura le interesa de forma extraordinaria, no aparta la vista del libro, de pronto levanta la mirada y verbaliza lo que acaba de leer.

    — Soñar que un fantasma habla contigo significa un aviso sobre el riesgo de ser víctima de personas que actúan de mala fe—. Respira con pausa. —¿Puede ser cierto? La verdad es que esto de las ciencias exotéricas nunca me ha parecido fiable, cada uno hace la interpretación que le apetece, cuenta lo que se inventa, o copia las leyendas más antiguas que se encuentra—. Hace una respiración profunda y sigue hablando sola mirando hacia el libro. —Pero si soñar siempre con Silvia es síntoma de que al final la encontraré, no me importa nada en absoluto, al otro lado estará mi pelirroja esperando—. Rememora las noches de ensueño. —Algunas veces me parece que las noches resultan más auténticas que la realidad.

    Soñar con la persona que se ama y que ésta haya fallecido, permaneciendo en sus sueños, puede ser una forma de intentar resolver los sentimientos que se profesan hacia ella. Soñar que Silvia está viva y que habla con ella significa que está temerosa y percibe cierto desasosiego por haberla perdido. Persigue una forma de aprender a vivir la vida sin ella. Tal vez Pepa estuviera necesitada de una oportunidad para despedirla. Es algo que no pudo hacer en su momento. Lo trágico del escenario la colocó en una situación desesperada por aquel impensado suceso. Soñar con ella, en estas condiciones, significa que la está echando en falta y su alma intenta rehacer experiencias que vivió en su compañía. Al intentar seguir normalmente con su vida diaria, estos sueños representan la única salida que tiene para asumir la pérdida de alguien tan querido.

    Los sueños de Pepa se focalizan casi exclusivamente en los recuerdos compartidos con Silvia. Tan grande es el poder de la pasión que mantiene en su corazón por ella que no hay noche que deje de hablar, pasear, bailar, abrazar y besar a Silvia, es una efusión del espíritu inmaterial como nunca lo ha vivido. Ocupa todo el espacio de sus recuerdos y experiencias, fue lo más maravilloso y grande de su vida. Los sueños hacen que aún la perciba viviendo dentro de su ser. El trabajo de policía, con el bagaje tan dramático que posee, no es capaz de eclipsar los sueños con Silvia. Solo aquel hecho desgraciado de el gordo tuvo la suficiente intensidad para ocupar ese lugar, pero eso es otra historia.

    El que sueñe constantemente con Silvia, explica la expresión jovial que muestra mientras duerme. Hoy por la mañana se levanta inmensamente animada después de mantener en sueños conversaciones, encuentros, paseos y recuerdos con el amor de su vida. Para Pepa es lo más importante de su existencia, aunque hubiese llorado durante horas la noche anterior.

    Cuando entra al dormitorio, se detiene a observar aquella cama de casi dos metros, tapada con la colcha de seda que compró Silvia en un viaje a la India. Pepa no quiere recordar, porque es un sufrimiento y una tortura. ¡Cuántas veces exteriorizaban el amor mutuo y se besaban antes de dormirse! ¡Cuántas veces se fundieron en un abrazo eterno y permanecían así toda la noche! En una palabra, se amaban más allá de lo humanamente comprensible.

    Esa fotografía de Silvia sonriendo en la mesilla y con la expresión inocente, que mira Pepa al despertarse, no es la única, varias de ellas están repartidas por toda la vivienda, todas diferentes. Cada una muestra una faceta distinta del rostro y de las variadas formas expresivas de la sonrisa de Silvia. Pepa las había ido colocando estratégicamente para sentir su presencia en toda la casa y poder verla siempre que alce la mirada en cualquier rincón de aquel cálido hogar.

    Silvia se le hace presente en todos los rincones de aquel piso, es el hogar donde ambas vivieron, llora su ausencia, añora sus caricias y el sentirse amada. Ahora solo siente un gran vacío, perdió lo que más quiso en el mundo, el amor de su vida, Silvia.

    —Los sueños que tengo me parecen casi reales, hoy tengo la sensación de haberte amado. Como cuando nos pilló tu padre en la cabaña. ¡Qué enamorada estaba! ¡Qué enamorada te sentía! ¡Qué bello es estar así de seducida! ¿Sabes una cosa? Sigo sintiendo por ti la misma sensación todos los días, estás en mi pensamiento y en mi corazón, como si nunca te hubieras ido. Te siento a mi lado en cada momento. Debo de estar medio loca porque, después de tanto tiempo, mis sensaciones deberían estar asentadas. ¡Pero es completamente diferente! Me siento más enamorada que nunca—.

    Al acostarse el llanto le impide conciliar el sueño, el recuerdo de Silvia muriendo en sus brazos es algo que le resulta terriblemente penoso. A veces se levanta, se viste y se va de casa, no soporta esa tortura. Conduce por la ciudad, no lleva un rumbo determinado. Mientras circula sin destino escucha en la radio del coche aquella canción de Jon Secada Otro día más sin verte en su alma algo se desgarra. Con los ojos empapados de lágrimas y gimiendo de dolor, recala en aquel callejón en el que, una noche tumbadas encima del automóvil, Silvia le enseñó como contemplar las estrellas en la ciudad.

    Por muy negro que veas el cielo, las estrellas siempre están encima… solo hay que saber dónde mirarlas… Le dijo Silvia la primera vez. Esa frase permanece grabada para siempre en su recuerdo. Pepa repite la escena sola, esta vez Silvia no está a su lado encima del coche, como lo estuvo entonces. Durante el tiempo que permanece en aquel lugar, Pepa, evoca continuamente los momentos felices que pasaron juntas. Se siente desdichada, pero los recuerdos levantan su abatido espíritu.

    —Es extraño estar enamorada de alguien que no está. Quien ya no vive hace sentir añoranza y dolor por la pérdida, es lo natural. No siento añoranza, dolor sí, pero se dulcifica porque es como si estuvieras conmigo. Cuando me quito el maquillaje, creo notar tu mano sobre mi pelo, como el día del primer beso. Sueño que bailo contigo como el día antes de la boda. Recuerdo como entrabas temblando en la cama.

    Pepa nunca tuvo miedo a casi nada, era un sentimiento desconocido para ella, la mala fortuna quiso que lo experimentara el día de su boda al comprobar que Silvia se desangraba, después de recibir una bala asesina en el abdomen. Darse cuenta que la perdía para siempre le produjo una sensación que ella misma expresó Tengo miedo de perder lo que más quiero en el mundo, tengo mucho miedo. Silvia expiró en sus brazos, con el traje nupcial completamente ensangrentado. Recuerda uno por uno cada detalle de aquella desdichada escena. El banquete de celebración de la boda se transformó en una enorme tragedia, cuando unos sicarios de la mafia irrumpieron a tiro limpio, asesinando al amor de su vida y a tres de sus compañeros de la comisaría. El trauma producido y el dolor consecuente la dejaron inmovilizada durante semanas, fue incapaz de asistir al sepelio y al funeral.

    Aquella oscura tarde transformó completamente la personalidad de Pepa. Dejó de ser una chica alocada, alegre, imprevisible y extraordinariamente espontánea. Su comportamiento comenzó a tener un aire más serio, se volvió muy severa, asumió algo del carácter de Silvia, de su metodología en el trabajo, y se transformó en una persona completamente melancólica.

    De su interior surgieron emociones desconocidas para ella como lo eran el miedo y el odio. Odio que le demandaba fuese a buscar venganza. Ese sentimiento la forzaba a movimientos y actos de los que luego se arrepentiría. Su íntimo pensamiento estaba pidiendo justicia, aunque ello le supusiera el fin de todo. Era algo que no le importaba en absoluto, no le quedaban ganas de vivir, la pérdida de Silvia la dejó vacía, el presente sería siempre doloroso y detestaba encaminarse al futuro con aquella pesada carga.

    Silvia había colocado enfrente del mueble del salón un sofá de rinconera grande. Su idea siempre fue tener un espacio para compartir, tener cerca la persona que te acompaña es algo que apreciaba muchísimo. Pepa recuerda que, al final de cada jornada, ocupaban ese lugar cotidianamente, se arrullaban la una en la otra trasmitiendo sensaciones afectuosas con aquel simple y cálido contacto. Allí sentadas pasaban los ratos de charla, leyendo, viendo la televisión, recordando cosas del pasado, hablando del futuro que les esperaba, del trabajo. A veces debatían sobre tal o cual caso y en alguna ocasión llegaron a dar con la clave para resolverlo. En la cocina entraban poco, casi siempre hacían fuera las comidas. El desayuno sí, lo disfrutaban en el calor del hogar. Iniciar la jornada en compañía es un placer, sobre todo cuando lo compartes con la persona que amas. Nada distinto cada mañana, siempre el mismo ritual, mientras Silvia preparaba el café y exprimía unas naranjas, calentaba la leche y extraía alguna cosa del frigorífico. Pepa bajaba a la panadería a buscar unos panecillos aún calientes. Al regresar disponía en la mesa todo lo necesario para el desayuno. Ambas se sentaban, la una frente a la otra y así poder contemplarse mutuamente. Era un rato de la mañana que les resultaba un tanto mágico, pocas palabras, muchas miradas, expresiones de cariño y alguna que otra caricia en esos momentos al comenzar el día.

    Pepa siente una gran nostalgia cada amanecer, solo entra en la cocina para beber un poco de zumo, que guarda en la nevera y sale con celeridad.

    Sentada o medio recostada en el sofá, repasa el presente, de vez en cuando expresa en voz alta sus pensamientos dirigidos al aire manifestando toda la nostalgia de su corazón. Levanta la mirada hacia la pared donde cuelga el cuadro de Pissarro y la nostalgia aparece intensa de nuevo en su pensamiento.

    —Todo me parece oscuro porque no estás a mi lado. ¡Vuelve! Que me siento sola sin ti. ¡Te necesito!

    La soledad, esa compañera que de vez en cuando nos visita. Al encontrarnos con ella nos damos cuenta de lo solos que estamos muchas veces. Pepa siente esa soledad como el desarraigo de su propia existencia. En esos momentos de aislamiento no vive en el mundo real. Se esconde en el trabajo, mantiene ocupada su mente y gran parte de su tiempo, sin embargo, vive sintiendo que le falta lo más importante, la compañía de su amada Silvia. No desea reflexionar sobre sí misma, estando sola encuentra refugio al abstraerse en el pasado:

    —Cada vez que estoy sola recuerdo que verte despertar era un regalo diario que no volverá a ser—. Mira fijamente la fotografía encima de la mesita.

    Es dura la soledad impuesta por el destino, es duro no poder retomar una vida por la sensación de pérdida, es duro no saber qué pasará según avance el tiempo y es duro no poder abrir el alma a alguien que pueda llenar ese vacío espiritual. Como un mecanismo automático Silvia invade todos los momentos de aislamiento de Pepa. Su mente no deja de generar sentimientos de soledad.

    —Sólo puedo vivir en ti, no puedo salir a buscar quien me dé el afecto y el amor que tú me entregaste—. De sus ojos brotan dos lágrimas que discurren por sus mejillas, al tiempo que cierra los párpados. Es el dolor asentado en su corazón.

    —Aquella soledad juvenil forzada no resultó tan cruel como esta. Entonces estuve completamente sola y sin apoyos, nunca me encontré con esta sensación de soledad—. Se sienta en una de las sillas con la mirada baja. —Ahora estoy rodeada de gente, cuento con una familia que me quiere, un grupo de amigos que me aprecia, me apoya y me compensan de muchas cosas—. De nuevo hace una pausa reflexiva. —Pero a veces en su compañía, o sin ella, estoy y me siento completamente sola. ¡Te busco y no te encuentro! Me faltas, no estás aquí, te necesito amor, te necesito tanto que siento mi vida vacía sin tu presencia. Es una sensación devastadora para mi alma.

    Una persona puede sentirse sola, aún cuando mucha gente la quiera.

    (Anna Frank)

    Pepa se halla, de forma casi permanente, en un estado de soledad emocional. Vive y se siente sola porque no tiene con quien compartir su vida. Tuvo la tentación de buscar compañía, otra pareja que sustituyera a su desaparecida esposa y así tapar la soledad y el dolor. No funcionó, no podía funcionar. Silvia está presente en cada momento de su existencia, el amor que siente está anclado en lo más profundo de su alma. Aun estando rodeada de gente sigue encontrándose en destierro, porque es el alma quien sufre. El apoyo y la amistad, así como el compañerismo siguen siendo el sustento vital que le permite caminar. Puede ser un error aislarse y refugiarse en todo lo que tenga que ver con Silvia, pero siente que es lo que necesita.

    —Sentirse solitaria duele y duele mucho. Compartir la vida a tu lado y de repente caminar sola, es insoportable. El dolor me dice lo importante que es el vacío que dejaste. Creo que lo mejor es sentirlo, aceptarlo y tratar de seguir hacia delante, aunque no sé hacia dónde—.

    Durante todo este tiempo Pepa se siente sola en las más diversas situaciones, rodeada de gente, esté en donde esté, hay ratos en los que la embarga la soledad más terrible. En la comisaría, en el cine, comiendo en el bar, en cualquier momento y lugar en que siente nostalgia corre a refugiarse en algún rincón y a desahogarse. Este sentimiento solitario casi permanente le hace volcarse en el trabajo, ocupando en él todo el tiempo que le es posible y con gran intensidad, para llegar al final de la jornada rendida.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1