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¿Freud, asesino en serie? Crímenes reales, teoría falsa
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Libro electrónico402 páginas9 horas

¿Freud, asesino en serie? Crímenes reales, teoría falsa

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Presentación del editor

Las teorías del doctor Sigmund Freud, padre del psicoanálisis y maestro indiscutible de la interpretación de los sueños, han servido como base para la formación de generaciones de psicólogos: es difícil imaginar un mundo sin su complejo de Edipo, su Inconsciente, su puro y su diván...¿Pero un mundo así será peor?

No está nada claro. Desde los albores del psicoanálisis, se han expresado dudas en cuanto a los cimientos de los métodos y teorías freudianos. Sin embargo, los críticos de Freud no han comprendido nunca de verdad lo que criticaban, tanto sus allegados, sus colegas como sus partidarios han escogido, filtrado y a veces hasta falsificado los documentos a los que el público tenía acceso. A pesar de estas ocultaciones, cada vez hay más indicios de la existencia de embarazosos esqueletos en los armarios del psicoanálisis. En el libro revolucionario que se dispone a leer, Eric Miller prueba que los esqueletos en el sentido figurado que llenan los armarios freudianos son esqueletos en el sentido literal: las osamentas de hombres y mujeres asesinados por el Dr. Sigmund Freud. Esperamos que esta nueva edición del libro de Eric Miller, que es también su primera edición en español, dé un giro a la percepción del psicoanálisis, y permita por fin al gran público volver la página confusa e inquietante en la que Freud ha inscrito con oscuros jeroglíficos la confesión de sus crímenes.

Presentación del autor

Periodista, poeta, dramaturgo, pero también auditor forense, gestor de litigios e investigador en el ámbito jurídico para el noveno Tribunal de apelación de los Estados Unidos, Eric Miller es especialmente apto para descifrar a Freud. Gracias a sus años de investigación - más de diez años de estudios en profundidad - y a una obra extremadamente bien documentada, Miller se aventura a lanzar una acusación basada en los escritos personales de Freud, en los las obras de sus biógrafos, y en los documentos oficiales descubiertos más recientemente.

Presentación del traductor

Natalia Pedrosa nació en Barcelona en 1973. Cursó estudios de Filología Inglesa en la Universitat de Barcelona, tras lo cual fue a vivir la aventura a Londres, donde residió hasta 1998, año en que regresó a España. Aquí no acababa de encontrar sus raíces y fue de trabajo en trabajo sin permanecer en ningún lugar durante mucho tiempo, hasta que en 2007, libre de cargas familiares y con toda la vida por delante, decidió hacerse traductora. Natalia es traductora literaria, entre otras especialidades, y éste es su 4º libro traducido, y cree que será el más célebre. Ha puesto mucha ilusión, tiempo y esfuerzo en la traducción del libro de Eric Miller y espera que sea un gran éxito.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 mar 2016
ISBN9781524263744
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    ¿Freud, asesino en serie? Crímenes reales, teoría falsa - Eric Miller

    Eric Miller

    FREUD

    ASESINO EN SERIE

    Crímenes reales, teoría falsa

    Todos los derechos reservados. No se puede reproducir o transmitir ninguna parte de este libro de ninguna forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin la autorización previa escrita del Editor. Las consultas deberían dirigirse a: lucia-canovi.com

    A

    mis hijos

    que han esperado con

    ansia la publicación

    de este trabajo.

    La incapacidad para distinguir el bien del mal

    es la gran preocupación de la vida del hombre.

    Cicerón

    Si deseas saber cómo piensa un hombre, escucha

    atentamente sus palabras.

    Proverbio chino

    Nota del Editor

    Aunque muchos psicólogos y psiquiatras han desafiado en parte las teorías y prácticas de Freud, en especial en los últimos años, nadie hasta ahora ha identificado la cuestión central que determinó toda la perspectiva, los trabajos y la práctica de Freud. Sus críticos, tanto dentro como fuera de la profesión, apenas han atisbado los detalles sombríos de una realidad horrenda que dominaba la vida de Freud. Las pistas continúan escapándose de los lugares sagrados fuertemente protegidos de la comunidad erudita, apuntando a que oscuros esqueletos han sido salvados de la inspección pública. Este trabajo revela que esos oscuros esqueletos son, en realidad, los huesos de hombres y mujeres de carne y hueso, asesinados por el Dr. Sigmund Freud.

    Eric Miller reúne toda la documentación y erudición necesarias para sostener estos chocantes cargos. Después de diez años de estudio e investigación intensivos, el Sr. Miller saca a la luz una acusación convincente basada íntegramente en los propios escritos de Freud, los trabajos de los biógrafos de Freud, y documentos recién descubiertos. Mediante la decodificación de las confesiones de asesinato de Freud, mediante la exposición por vez primera de los hechos históricos ocultos de sus primeros años, y mediante la penetración de secretos que él mismo y otros conspiraron para proteger, la realidad de la verdadera condición psicológica de Freud se hace finalmente pública. La investigación, el análisis y los hallazgos iniciales presentados por Eric Miller ofrecen un enfoque revolucionario del re-examen y re-evaluación de todos los trabajos realizados por y acerca del Dr. Sigmund Freud.

    A propósito, el autor no usó el término asesino en serie en su libro, puesto que este no surgió como perfil forense sino algunos meses después de la publicación original.

    Agradecimientos

    Este trabajo encuentra foro público mediante la aportación de los talentos y esfuerzos combinados de una serie de individuos. En relación a la creación de este libro, deseo agradecer a las siguientes personas: Michael Timm, Editor y Editor en jefe, cuya paciencia, asistencia organizativa y aportaciones creativas han alimentado el proyecto hasta su exitoso final; Robert Treash, que llevó a cabo meticulosas revisiones editoriales y cuya tenacidad y brillantez investigativa han proporcionado la documentación primaria para esta exposición; Marc Casady quien, con el paso de los años, ha animado constantemente mis distintos esfuerzos literarios; y Dean Lachman, que se encargó de las responsabilidades editoriales del primer, y uno de los más difíciles, borradores.

    Más aún, me gustaría agradecer a la Dra. Helen Schur por buscar los archivos de su difunto esposo, el Dr. Max Schur, y facilitar importantes y evidentes pruebas de mi tesis; Jeffrey Masson, antiguo Director de los Derechos de autor de Sigmund Freud y los Archivos de Freud, Washington, D.C., cuyas comunicaciones ayudaron a encaminar mi investigación: Ronald Clark y Alexander Grinstein, biógrafos de Freud, que amablemente me correspondieron con ciertos detalles biográficos; y Jan Kozubek, Cónsul en jefe de la Embajada checoslovaca, quien aceleró nuestras investigaciones de campo en registros oficiales.

    Finalmente, no puedo dejar de ampliar mi sentida gratitud a aquellos otros que jugaron un papel fundamental en la preparación de este trabajo: Rita Preston, que dedicó sus excepcionales habilidades de secretariado a cumplir con los plazos de entrega de la publicación; Penny Smalley, Karen Henry, Joann Carini y Katherine Stafford, que ofrecieron asistencia administrativa indispensable; Ginger Julian, Lee Pierce y Rose Lachman, que juntos consiguieron las responsabilidades de producción de la primera edición; Barbara Rogers, Marion McMillan, Cary Mark, Dr. David Fritz y Jan Eric Herr, quienes extendieron su valiosa asistencia y apoyo.

    Independientemente del alcance de estas aportaciones, el autor es el único y absoluto responsable del contenido íntegro de este volumen.

    Historial del caso: Una importante nota histórica sobre la publicación del hecho de que Freud era un asesino en serie

    "Yo misma lo he leído y lo he encontrado fascinante...

    el lector [experto Freudiano] a quien lo envié ... encontró el libro

    profundamente interesante y en muchos aspectos convincente".

    Hilary Rubinstein, sobre el libro de Eric Miller

    Passión por el asesinato/Freud, asesino en serie:

    Los actos homicidas del Dr. Sigmund Freud

    (Carta del 28 de julio de 1982-véase debajo)

    En 1982, Michael Timm, un colaborador, presentó un primer borrador de un manuscrito mío sobre Sigmund Freud, entonces titulado El espejo de la locura (más tarde renombrado Non Vixit y finalmente publicado como Pasión por el asesinato - y ahora en francés como Freud Serial Killer) a una prestigiosa firma de abogados en Londres, Inglaterra, Rubinstein & Callingham, especializados en ley literaria.

    Un amigo mío personal, Robert Treash, y bibliotecario/colaborador indispensable en el libro de Freud, me había recomendado la firma ya que él mismo tenía tratos con ellos sobre otros asuntos no relacionados y conocía bien su reputación como la firma de ley literaria más prominente de toda Europa. Mr. Treash, de hecho, había tratado personalmente con Michael Rubinstein, el fundador de la firma que se había ganado personalmente una fama considerable por su representación de Penguin Books en defensa de su publicación de D.H. Lawrence, El amante de Lady Chatterley - al que el estado había culpado de publicar ilegalmente un libro pornográfico. El propósito del contacto de Mr. Timm era contratar a Rubinstein & Callingham para emitir una carta de opinión legal sobre la responsabilidad potencial referente a la publicación de mi obra sobre Freud - que culpaba a Freud de ser un asesino en serie.

    [Vale la pena destacar que Michael Rubinstein no era solo famoso por su representación legal sino que se le consideraba una eminencia y contribuía a obras eruditas que trataban sobre temas artísticos y religiosos para el Instituto de Investigación Cultural, es decir, Los antiguos templos y surcos de Malta (1988) y Rembrandt y los ángeles (1982)].

    Al mismo tiempo que contrataba a Rubinstein & Callingham, Mr. Timm también pidió que se enviase una copia del manuscrito al hermano de Michael, Hilary Rubinstein, también abogado, pero uno que era, además, un director de la agencia literaria más prestigiosa y antigua del mundo, AP Watt Ltd., también de Londres, Inglaterra. Hilary, en su puesto en A.P. Watt había heredado la representación de los legados de, entre otros, Robert Graves, HG Wells, WB Yeats, Rudyard Kipling y otros famosos literatos. Era obvio que Hilary era un agente literario con unas credenciales impecables.

    Mi obra sobre Freud fue finalmente publicada por New Directions Publication (1984, con Michael Timm como Editor y Editor Jefe) como Pasión por el asesinato: Los actos homocidas del Dr. Sigmund Freud. El primer manuscrito de Pasión por el asesinato, llamado EL ESPEJO DE LA LOCURA suscitó inmediatamente un extraordinario interés al más alto nivel, tanto en la firma de abogados como en la agencia literaria. El 2 de julio de 1982, Hillary de la agencia literaria A.P. Watts escribió a Michael Timm:

    "Mi hermano Michael [de Rubinstein & Callingham] me ha enviado una copia de EL ESPEJO DE LA LOCURA. Yo también lo he leído, y por supuesto lo he encontrado fascinante. Pero me gustaría contar con una lectura experta antes de volver a usted de un modo formal. Así que por favor, sea paciente y espero volver a escribirle en un par de semanas.

    Atentamente,

    Hilary Rubinstein

    Normalmente, se tardan meses antes de obtener una respuesta de una agencia literaria de su calibre. Fue el 25 de junio de 1982 cuando Michael Rubinstein recibió dos copias de El espejo de la locura y una copia que había entregado inmediatamente a mi hermano Hilary de A.P. Watt Limited, Literary Agents. En su carta de la misma fecha, también apuntó: Entiendo que él espera escribirte en el transcurso de la próxima semana. Y Michael sigue en su carta para afirmar que él mismo leyó el libro inmediatamente (Mientras tanto, yo también he leído y terminado el libro y por supuesto lo he encontrado bastante intrigante). Seguidamente Michael ofreció sus sustanciales conclusiones del tema legal de la responsabilidad potencia para un trabajo tan sensacional en un único párrafo y desarrolló su opinión legal en tres páginas. En cuanto a mi obra, El espejo de la locura (o sea, Pasión por el asesinato), escribió:

    Obviamente no pone sobre la mesa ningún tema de difamación que, en lo que respecta a la ley en este país, solo podría ser objeto de demanda por parte de alguien vivo y no en nombre de alguien ahora muerto. Podría debatirse que hay una sugerencia de que la familia Freud, mediante inter-casamiento o algún otro rumbo, tiene un vicio patológico/psicológico que, podría deducirse, podría afectar a los descendientes vivientes de Sigmund Freud, notablemente, en esta conexión, Clement Freud, M.P. [o sea, Miembro del Parlamento]. Si alguno de ellos decidiera demandar por difamación, impresionaría menos si otros que también residen en este país no fueran a hacerlo y en general descartaría cualquier riesgo serio de esta proocedencia.

    No obstante, en otro párrafo, Michael Hilary menciona que aunque no estaba preocupado por cualquier riesgo serio o acción adversa contra mi obra, sí que tenía una sensación de inquietud personal sobre algunas cosas del manuscrito, especialmente sobre referencias que citaba del mío acerca del auténtico trauma de Freud que ocurrió a la edad de 17 años, cuando asesinó a John, no a los 2 años de edad.

    La carta de opinión concluye, bastante inesperadamente, con un comentario personal de que ¡él mismo había conocido e ido a la escuela con miembros de la familia Freud!

    Para el 28 de julio, menos de un mes desde que recibió una copa de mi manuscrito de su hermano Michael, Hilary (el agente literario) escribió para decir que le gustaría obtener la opinión de un experto sobre el contenido de la obra. Escribió:

    Siento haber tardado un poco en reaccionar a este libro fascinante, pero antes de contestar estaba interesado en obtener algún tipo de visión experta. Obviamente el libro es muy controvertido, y habrá muchos freudianos que serán amargamente hostiles. Pero la lectora a la que se lo envié no era de esa clase de freudianos, y encontró el libro profundamente interesante y en muchos aspectos convincente.

    De modo que, la experta a quien Hilary confió leer y evaluar mi obra sobre Freud era también freudiana. Presumiblemente Hilary hubiera convocado a una persona muy culta para obtener una opinión profesional - presumiblemente era una psicoanalista, o una catedrática en un campo relacionado. En cualquier caso, Hilary debió haber depositado toda su confianza en su opinión, ya que prosiguió para preguntarme si estaría interesado en que A.P. Watt representara el libro en otros países además de en Reino Unido y la Commonwealth: si también aceptarías los servicios de A.P. Watt en ofrecer el libro para derechos de lenguas extranjeras.

    Hilary coronó sus comentarios escritos con un cumplido muy bonito de que mi manuscrito era una obra sobresaliente:

    Sea como fuere, aprecio efusivamente que se me dé la oportunidad de leer esta obra sobresaliente, y espero con ansia una respuesta.

    Pero, para el 3 de septiembre de 1982, Hilary estaba empezando a enfriarse y era, abiertamente, en primerlugar por el tema de mi afirmación de que Freud asesinó a su sobrino nominal (o, tal y como mi obra asevera, en realidad su medio hermano. En este contexto vale la pena citar la siguiente carta de Hilary íntegramente:

    "Estimado Sr. Timm:

    "Pensé que debía escribir algún tipo de carta de confirmación siguiendo a nuestra conversación telefónica de la semana pasada. Tengo muchas ganas de leer una versión revisada del libro de Eric Miller y preferiría retrasar mi compromiso de ser el agente hasta ese momento. Como he dicho, más que nada el libro padece en la actualidad - al menos desde mi punto de vista - de falta de pruebas convincentes de que Freud realmente asesinó a su medio hermano independientemente de las pruebas en cartas y sueños de que alimentaba pensamientos homicidas. Espero con ansia que Eric Miller acepte este tipo de crítica en su revisión.

    Atentamente,

    Hilary Rubinstein [firma]"

    Desde luego que Hilary fue poco menos que honesto en su comentario de que nos había informado que el libro padece de una falta de pruebas convincentes de que Freud realmente asesinó a su medio hermano independientemente de las pruebas en cartas y sueños de que alimentaba pensamientos homicidas.

    [Cabe destacar, sin embargo, de paso, que el abogado/agente literario Hilary obviamente se tragó mi argumento de que John era medio hermano de Freud, no su sobrino - tal y como afirma la versión oficial en todas las biografías de Freud anteriores a mi obra. Y aquí no puedo resistirme a mencionar otro hecho pertinente. En realidad, meses antes de tratar directamente con los Rubinstein acerca de mi manuscrito, se había solicitado a Rubinstein & Callingham que examinasen el Censo de 1881 de la Ciudad de Manchester para descubrir pruebas de la existencia continuada de John en Manchester tal y como Freud declaraba (recuerden, mi declaración era que Freud asesinó a John en 1873/más tarde corregido a 1875).

    Rubinstein & Callingham, el 18 de febrero de 1982 (meses antes de declarar sus reservas sobre el asesinato de John Freud), la firma escribió al Sr. Treash los resultados de sus propias pruebas indagatorias:

    Me complace poder enviarle la entrada de la copia adjunta del Censo de 1881 de la Ciudad de Manchester que muestra la familia de Emanuel Freud del 59 Shakespeare Street, Chorlton-on-Medlock, tal y como me había solicitado. No había una entrada aparte para John Freud, que es lo que de hecho usted ya había anticipado.

    De hecho, pudimos confirmar que no había licencia comercial, ni número de teléfono, ni ninguna otra información que apuntase a la existencia de John en Manchester o en cualquier otro sitio. Aunque lo mismo se encontró para todos los demás miembros de la familia Freud. Este hecho específico evidencia la mentira de la declaración de Freud de que John continuaba viviendo en Manchester tan avanzado como en 1900, tal y como Freud asevera en su correspondencia privada así como en su famoso libro Die Traumdeutung (La interpretación de los sueños, publicado en 1900). Aparentemente Michael Callingham no consideró la importancia de esta prueba material concerniente a la existencia continuada de John y destapada por su propia firma de abogados -o si no la consideró en absoluto, más bien escogió no considerarla).

    En cualquier caso tuvo que mentir sobre el asunto de su afirmación de que nos había dicho previamente que el libro padece de falta de pruebas convincentes -lo que revela el hecho de lo que realmente se ocultaba detrás de su negativa.

    Me parece justo. La pregunta está sobre la mesa, colocada ahí por dos hermanos, ambos miembros de una famosa familia judía de Inglaterra, con excepcional conocimiento de las leyes literarias y representación de la propiedad literaria de las agencias. Por supuesto que en la época en que Hilary leyó mi libro Freud era considerado, junto con Einstein, uno de los dos judíos más importantes del mundo. Como el lector puede ver, a menos que hubiese otros factores que estuviesen influyendo antes en la decisión final de Hilary sobre el tema, el asesinato de John Freud era crucial para las reservas declaradas de ambos hermanos sobre el primer manuscrito, que más tarde pasó a llamarse Pasión por el asesinato: Los actos homicidas del Dr. Sigmund Freud.

    El 21 de febrero de 1983 Hilary escribió a Michael Timm que tenía que comunicar la noticia de que A.P. Watt Ltd. ya no estaba, repentinamente, interesada en el proyecto Freud:

    Estimado Michael Timm

    Gracias por su carta del 9 de febrero. Acabo de leer la nueva versión del libro de Eric Miller, Non-Vixit [otra tentativa de título para exactamente el mismo libro] y otro colega mío ha leído el libro. Caramba, me temo que ninguno de nosotros está suficientemente convencido de ofrecernos a representar el libro. Siento mucho haber tenido que llegar a esta decisión, y de verdad que le deseo mucha suerte con él.

    Por favor háganos saber si le gustaría que remitiésemos la obra a otro agente literario o a una editorial en este país.

    Atentamente,

    Hilary Rubinstein.

    Mera cortesía, como su fama proclamaba. A.P. Watts, también expertos freudianos, habían declarado que el libro era profundamente interesante y convincente. Hilary, uno de los Directores de la compañía, había sido casi adulador en su elogio de la obra; él mismo la había declarado fascinante y tanto él como su hermano eran conscientes de que solo requería revisiones y refinamientos menores. Incluso la por entonces última versión del proceso de edición, Non Vixit (cuyos derechos de autor estaban depositados en la Library of Congress, 1983) estaba repleta de muchos documentos originales y una extensa bibliografía - mejoras significativas de lo que cualquiera de ellos había leído primero, pero esencialmente la misma en otros aspectos. Un autor rechazado haría bien en preguntarse si la política tenía algo que ver con la conclusión repentina de que el libro era poco convincente - aunque no desde el punto de vista de la experta a la que habían consultado. En cualquier caso, con cada nuevo borrador del manuscrito se aportaban más pruebas al escenario ¡y no menos! El nuevo título, Non-Vixit pone en especial relieve el tema de la misteriosa desaparición de John Freud - la mismísima cuestión que tanto Hilary como Michael afirmaban era la más débil - que trata sobre la declaración-sueño de Freud ¡de que John ni siquiera había existido nunca! Yo cité en mi libro, por primera vez en todos los miles de artículos y libros escritos sobre Freud y su familia, la entrada de nacimiento real de John, que obtuve gracias a la cooperación especial de los funcionarios checoslovacos -¡que entonces era un país comunista!

    Los Rubinstein, como ha quedado dicho, eran/son una antigua y muy prominente familia judía en Inglaterra, e incluso se afirmaba que uno de sus antepasados había ayudado a salvar la vida de un rey inglés (en el reino de Jorge III, un ancestro que trabajaba como fabricante de plumas fue recompensado por salvar al rey de un intento de asesinato otorgándole una garantía real para las plumas" - véase el obituario de the guardian). De hecho, su propio padre, Harold Fredrich Rubinstein no solo fue unos de los fundadores originales de Rubinstein & Callingham, sino que era un hombre de letras plenamente dedicado a la causa judía. Escribió varias obras sobre el tema del judaísmo, Israel Liberado (1936), El final de Shylock (1970) y fue editor de Cuatro obras judías (1948). Se le menciona en la Biblioteca Virtual Judía.

    (Vale la pena recordar que Freud mismo estaba en el Primer Comité de Gobernadores (junto con Albert Einstein, Martin Buber y Chaim Weizmann, el primer Presidente de Israel) de la Universidad Hebrea de Jerusalén. Solo que quizás, con Freud como asesino en serie, era algo en lo que la familia, después de su debida consideración, no quería meterse).

    En cualquier caso, se trata en Freud en Sión: Psicoanálisis y la Creación de la identidad judía moderna (Karnac Books) que Freud desempeñó un profundo papel en la modelación misma de la conciencia inmigrante judía moderna:

    La llegada del psicoanálisis freudiano al pre-estado de Israel, donde penetró rápidamente el discurso de la pedagogía, la literatura, la medicina y la política, convirtiéndose en una disciplina terapéutica popular, podría pues considerarse como parte integral de un esfuerzo de la sociedad inmigrante judía por establecer su identidad vistos sus múltiples pasados europeos y su presente de Oriente medio afligido por el conflicto.

    No hay duda de que la revelación de que Freud era un asesino en serie choca de frente con los intereses culturales y financieros de muchos (ciertamente no todos) los individuos y grupos percibidos como judíos - independientemente del hecho de que Freud fue, en las palabras del eminente académico judío Yahuda, uno de los más fanáticos detractores del judaísmo (en realidad Freud era antisemita, un hecho que he puesto en evidencia en este libro). Efectivamente, Freud se convirtió para muchos en una figura religiosa, de hecho un culto, y ha sido hasta el día de hoy idolatrado y venerado como uno de los más grandes hombres que ha existido - ¡en un plano que iguala o sobrepasa al mismísimo Moisés!

    Estas cuestiones serán tratadas con más holgura en el momento y contexto oportunos. Estamos aquí para mostrar que Sigmund Freud fue uno, si no el más famoso, de todos los asesinos en serie judíos. Seguidamente recurriremos a las propias confesiones de Freud sobre sus preocupaciones recurrentes con asesinar a gente, gente de la que uno podía deshacerse si uno quería. La manía por asesinar de Freud era tan obsesiva que, además de las propias confesiones de Freud sobre su condición, también ofreceremos el testimonio de su propio médico personal de que la condición de Freud era de una locura moral y el complejo de asesino llamado el complejo de Caín (o sea, el complejo de asesinato de hermano), además del complejo de Edipo(que, por supuesto, es un complejo de incesto asesinato de padre).

    La observación de Hilary Rubinstein, al principio de todo, de que habrá muchos freudianos que serán amargamente hostiles era ciertamente correcta, pero, como aconseja Shakespeare:

    LANCELOT:

    No, en verdad, si tuvieras los ojos, podrías no conocerme. Es un padre sabio el que conoce a su propio hijo. Bueno, viejo, te daré noticias de tu hijo. Dame tu bendición. La verdad saldrá a la luz. El asesinato no puede ocultarse por largo tiempo - el hijo de un hombre puede, pero al final la verdad relucirá.

    SHAKESPEARE

    Para empezar, John Freud es el hijo de un hombre cuyo asesinato ha sido ocultado durante largo tiempo y ahora al final la verdad relucirá.

    Una nota más sobre cuando John Freud fue asesinado por Freud en vista de las declaraciones de cuando Freud fue a Inglaterra

    En numerosos pasajes a lo largo de este libro se trata el viaje temprano de Freud a Inglaterra. Cabe destacar, en lo que prosigue en el presente libro, que Freud mismo dijo que tenía 17 años en aquél momento en un comentario autobiográfico en la primera edición de su famoso libro de sueños, Die Traumdetung, 1900. Freud hizo el comentario cuando tenía 44 años de edad. Efectivamente, el lector pronto verá que la cuestión de cuando Freud fue por primera vez a Inglaterra es tratada desde varias perspectivas. El lector verá que cito una de las primeras cartas de Freud, supuestamente escrita desde Inglaterra y fechada en 1875. El verano de 1875 Freud tenía 19 años. Yo he opinado, verá el lector, y todavía opino, que fue en 1873 cuando Freud cometió su primer, o uno de sus primeros, asesinatos - cuando Freud tenía 17 años, no 19. Pero, incluso si aceptamos al pie de la letra lo que los traductores y editores de Freud nos cuentan sobre las fechas de las primeras cartas de Freud - de ningún modo esto certifica el contenido de ninguna de ellas. Esto ocurre especialmente cuando contamos con abundantes pruebas, citadas en el presente libro, de que Freud tenía una fijación sobre sus fechas mortales, que eran los números 17 y 19.

    Hasta que no haya pruebas independientes de la existencia de John en la época en que supuestamente Freud escribió la carta de 1875 (en la que declaraba que John estaba vivo y presente), no tenemos nada más que la declaración de un asesino en serie sobre los acontecimientos o el paradero de una persona desaparecida. Y, una persona desaparecida a la que él fue el último en ver o hablar sobre ella. Los presuntos comentarios de Freud sobre John cuando Freud estaba en Inglaterra no son nada más que la reivindicación de un asesino en serie sobre una de sus víctimas - y no es nada nuevo que los asesinos en serie mientan sobre sus crímenes. Hasta la fecha, nadie ha producido ni un ápice de evidencia de la existencia continuada de John después de que Freud lo viera en Inglaterra; o, debo añadir, en Viena cuando John lo visitó cuando Freud tenía 14 años (una cuestión clave tratada en el presente libro).

    Nunca se ha mostrado evidencia (este escritor lo sabe) de la existencia continuada de John después de la primavera de 1871 (donde aparece en un censo oficial inglés). Solo tenemos la presunta carta de Freud de 1875 que menciona a John en el tiempo presente para sugerir que estaba vivo entonces, cuando Freud estaba en Manchester, Inglaterra - visitando a sus parientes cercanos. Los hechos del caso, provistos por Freud mismo, me condujeron a concluir que Freud dio una confesión a propósito firmada y sellada de su asesinato de John en Die Traumdetung. Este deseo de presumir sobre de lo que se han librado" es una característica del asesino en serie. Así es como a menudo se les pilla.

    Siguiendo los hilos de Freud establecí que John era, de hecho, una persona desaparecida. Freud mintió sobre la existencia continuada de John décadas después de haberlo asesinado. Este trabajo estableció primero esos hechos.

    Desde luego, que Freud asesinara a su medio hermano cuando tenía ya 14 o 15 o 17 o 19 años no tiene importancia -salvo para tener una línea de tiempo exacta del crimen. John, como el lector pronto verá, es solo la primera, o una de las primeras, de muchas de sus víctimas de asesinato en serie. Solo porque Freud fue transformado en una especie de mesías en EUA, en el primer cuarto del siglo pasado, este perfil forense de Asesino en serie no fue reconocido hace tiempo. El proceso de descubrimiento de los asesinatos de Freud fue aún más frustrado por la Library of Congress de EUA, específicamente por el departamento de los Archivos de Sigmund Freud, sección División de Manuscritos. Bajo el punto de vista de este escritor, conspiraron, a sabiendas o sin saberlo, con las organizaciones psicoanalíticas de Freud ayudando e incitando a la ocultación de las cartas personales y registros de Freud.

    Eric Miller, 5/2015

    Primera Parte

    Enseñé a los demás la virtud de la confesión y nunca he sido capaz de desnudar mi propia alma. Escribí una breve biografía, pero más con fines propagandísticos que otra cosa, y si alguna vez hice una confesión fragmentaria, fue en Traumdeutung - 'la Adivinación de los Sueños' - Nadie conoce o ha adivinado jamás el auténtico secreto de mi trabajo.

    Sigmund Freud

    Una Visita a Freud, 1934¹

    CAPÍTULO I : El espejo de la locura

    La ética me suena a chino... No me rompo demasiado la cabeza sobre el bien y el mal, pero he encontrado poco de 'bueno' en los seres humanos en general. En mi experiencia, la mayoría de ellos son basura, no importa si están públicamente suscritos a tal o cual doctrina ética o a ninguna en absoluto. Esto es algo que no puedo decir en voz alta...

    Sigmund Freud

    Carta a Pfister, 1918²

    Durante casi siete décadas, la figura del Dr. Sigmund Freud ha ejercido una gran influencia cultural e intelectual sobre la civilización occidental. Freud se convirtió en un lugar de culto oscuro y misterioso, casi de significado religioso, no solo para su círculo más íntimo, sino para una generación de eruditos e intelectuales: hombres y mujeres de la ciencia, la medicina y las artes. Con la popularización de las teorías de Freud, otra gran inseguridad caló en nuestra cultura. La ciencia del psicoanálisis nos incomodaba y causaba el temor de que sus practicantes poseyeran algún conocimiento superior que explicase los secretos más íntimos del hombre. C.G. Jung expresó claramente esta visión cuando, a principios del siglo veinte, escribió: Cualquiera que conozca tu ciencia ha comido en verdad del árbol del paraíso y se ha vuelto clarividente.³ Freud, Jung, y todo un círculo de los primeros analistas, de hecho se veían a sí mismos como dioses que habían comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Armados con el conocimiento de la nueva ciencia del psicoanálisis, creían que podían adivinar los secretos ocultos de la humanidad y exponer a la vista los pecados individuales y universales del hombre. Emergiendo de las sombras de la inseguridad y el caos de la Primera Guerra Mundial, la civilización occidental aprendió a temer que lo peor que podía decirse de la humanidad era probablemente cierto.

    Freud predicaba la doctrina de

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