La habitación del cuarto y último piso de la casa quedó en penumbra y en absoluto silencio. Así lo demandaban los espíritus. Los asistentes se hallaban en un estado a medio camino entre la expectación y el pánico. Nadie comprendía del todo el objetivo de la extraña invitación que el Dr. Le Roy Goddard Crandon les había hecho llegar, citándolos la tarde del 27 de mayo de 1923 en su domicilio, situado en el número 10 de Lime Street, en el acomodado barrio de Bacon Hill, en Boston. Ninguno de los presentes, ni siquiera el Dr. Crandon, artífice e instigador del experimento, eran capaces de imaginar la repercusión de lo que estaban a punto de presenciar.
Al igual que tantos aristócratas e intelectuales de comienzos del siglo XX, la inquieta y curiosa mente del médico no tardó en verse atraída por el auge del espiritismo, los supuestos contactos con el Más Allá y la investigación psíquica. Tras oír hablar de ello a algunos colegas y la lectura de libros como “The Psychic Structures at the Goligher Circle”, del , profesor de Ingeniería en la Universidad de Queens, en Belfast (Irlanda), y un activo investigador de los fenómenos psíquicos,, la joven esposa del doctor. La duda, por tanto, abandonó rápido el hogar, que meses más tarde serviría de escenario para una de las historias más apasionantes de la investigación psíquica. Sus principales protagonistas fueron: la desde entonces médium“Margery”–Mina Crandon–y el mismísimo . Supuso uno de los duelos más difíciles que hubo de enfrentar contra el espiritismo el famoso escapista y donde las creencias, el fraude y la razón fueron las principales armas.