CIENTÍFICAS EN LOS LABORATORIOS DE GUERRA
Las mujeres en la ciencia representan menos del 30% de los investigadores del mundo. Si ese dato es actual, pensemos que en el mundo de entreguerras la presencia femenina era casi testimonial. Todo cambió cuando llegó la contienda. Con los hombres en el frente, hubo matemáticas, físicas, químicas o biólogas que trabajaron investigando en diferentes campos. El enfrentamiento bélico abrió así la puerta de la ciencia a mujeres con unos conocimientos y habilidades que, de otro modo, habrían languidecido como secretarias o amas de casa.
Sin embargo, sus logros, muchos de ellos definitivos para el curso de la Segunda Guerra Mundial, se ocultaron de modo sistemático, se minusvaloraron, se obviaron y el protagonismo se lo apropiaron los hombres. “La participación de las mujeres en la ciencia se ha ocultado y no se ha reconocido. Eso es un trabajo que se ha hecho muy recientemente. Por otro lado, se piensa que la guerra la hacen los hombres, con esa vieja idea de que si las mujeres gobernaran no habría guerras, porque somos cuidadosas y cuidadoras; cuando eso no es verdad, porque las mujeres también pilotaron aviones y bombarderos”, advierte Eulalia Pérez Sedeño, profesora de Investigación en Ciencia, Tecnología y Género del CSIC y catedrática de Lógica y Filosofía de la Ciencia.
Porque también fueron mujeres las que descubrieron cómo ocultar torpedos, esconder aviones a los radares, calcular trayectorias de proyectiles e incluso la fisión nuclear que llevaría a la bomba atómica. “Estas mujeres, que
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