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El regreso a casa: Basado en una historia real
El regreso a casa: Basado en una historia real
El regreso a casa: Basado en una historia real
Libro electrónico51 páginas40 minutos

El regreso a casa: Basado en una historia real

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Información de este libro electrónico

La historia narra el extraordinario encuentro de Saeed con un mendigo, al que le ofrece pan. Así se crea una amistad que probablemente nunca podrá olvidar. El mendigo le narra su historia marcada por el sufrimiento.

La historia está acompañada de ilustraciones.
IdiomaEspañol
EditorialXinXii
Fecha de lanzamiento16 sept 2014
ISBN9783958304123
El regreso a casa: Basado en una historia real

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    El regreso a casa - Saeed Habibzadeh

    Saeed Habibzadeh

    EL REGRESO A CASA

    Basado en una historia real

    El regreso a casa

    No se permite el uso de los textos ni de las imágenes, tampoco de manera parcial,

    salvo autorización explícita por parte del autor.

    Lo mismo es de aplicación para el uso electrónico del libro en cualquier forma.

    Autor : Saeed Habibzadeh

    Imagen de la cubierta : Saeed Habibzadeh

    Ilustraciones, composición e impresión : Samuel Schwarzkopf

    Traducción al español : Elena Núñez Álvarez

    Copyright: 2014 Saeed Habibzadeh, www.saeed.eu

    saeed@saeed.eu

    ISBN: 978-3-95830-412-3

    Verlag GD Publishing Ltd. & Co KG, Berlin

    E-Book Distribution: XinXii

    www.xinxii.com

    logo_xinxii

    El regreso a casa

    Mi madre pocas veces tenía la oportunidad de descansar, siempre tenía algo que hacer. Se pasaba el día limpiando, lavando, haciendo la compra, cocinando, fregando y cosiendo. Mis dos hermanas la ayudaban siempre que podían. Yo era el único de los cinco hijos que ayudaba voluntariamente en las tareas del hogar. Lo hacía con mucho gusto para ayudar a mi madre. Mi madre se levantaba todos los días a las cinco, salía de casa para comprar hierbas frescas, verdura y fruta. Estas compras había que hacerlas por la mañana temprano porque a las ocho ya estaba todo vendido. Por aquel entonces no había comida preparada, ni hierbas, ni verdura congelada. Si uno llegaba más tarde de las siete, había que ponerse al final de la fila y comprar lo que nadie quería o incluso te quedabas sin nada. Por ello, tenía que levantare muy temprano y volver antes del desayuno. Yo adoraba a mi madre y le prestaba toda la atención del mundo sin que me lo pidiese. Yo la observaba y así aprendía viendo como hacía las tareas del hogar que había que solventar. Así me era posible ayudarla cuando lavaba, limpiaba, cocinaba o fregaba, siempre que mi pequeño cuerpo me lo permitiese. Lo mismo pasaba cuando había que ir a comprar pan.

    En verano hacía siempre mucho calor, sobre todo al mediodía y nadie tenía ganas de salir de casa para hacer alguna compra y mucho menos si se trataba de ir a comprar pan recién hecho. Yo nunca quería dejar a mi madre sola y siempre la acompañaba a comprar el pan. Para mí era deshonroso mandar a mis hermanas o a mi madre solas a comprar, sobre todo habiendo cinco hijos en la familia. Pero mis hermanos opinaban de otra forma, por eso yo siempre me ofrecía cuando los otros se esfumaban. La panadería no se encontraba a la vuelta de la esquina, por lo menos para un niño pequeño como yo que entonces tenía seis años y para el que ir a buscar el pan era un auténtico desafío.

    El tipo de pan que compraba dependía de lo que nuestra madre hubiese cocinado. A veces tenía que recorrer largos caminos y si la fila en la panadería era muy larga, tenía que ir a otra para poder comprar el mismo tipo de pan. Esto, a veces era necesario ya que las panaderías solo preparaban una cantidad determinada de masa de pan para evitar una sobreproducción ya que la gente solo compraba pan fresco, lo que sobraba no se vendía. En estos casos se lo comían los empleados de la panadería o se donaba a mendigos y necesitados. Por experiencias anteriores sabía que una fila larga podía traer

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