Celebremos la Recuperación - Devocional diario: 366 Devocionales
Por John Baker y Johnny Baker
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John Baker
John Baker is the founder of Celebrate Recovery, a ministry started at Saddleback Church. Over the last twenty-three years, it is estimated that more than 3.5 million people have gone through this Christ-centered recovery program. There are currently 30,000+ churches that have weekly meetings. John and his wife Cheryl have been married over four decades and have served together in Celebrate Recovery since 1991. They have two adult children, Laura and Johnny, and five grandchildren.
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Celebremos la Recuperación - Devocional diario - John Baker
Reconocimiento
Queremos agradecer a Rodney Holmstrom por sus aportes, ideas y apoyo continuo en oración por Celebremos la Recuperación: Devocional diario.
¡Rodney ama verdaderamente a Jesús, a su familia y a Celebremos la recuperación!
Gracias,
John, Johnny y Mac
Introducción
¡Hola! Mi nombre es John Baker. Soy un cristiano que lucha con el alcoholismo y la adicción a la comida.
Aun antes de que Dios me diera la visión de Celebremos la recuperación, la lectura diaria de devocionales era un aspecto importante en mi recuperación. Sin embargo, los devocionales de recuperación en la década de los ochenta carecían de un elemento muy importante; el elemento más importante de nuestra recuperación y de nuestras vidas: ¡Jesucristo!
Recuerdo vívidamente cuando me levantaba cada mañana, buscaba mis dos devocionales y leía los pensamientos para ese día. Según pasaba el tiempo, mi anhelo por crecer en mi relación con mi Poder Superior, el único y verdadero Poder Superior, Jesucristo, seguía aumentando.
Fue durante ese tiempo que Dios me dio la visión para Celebremos la recuperación. Durante las seis semanas siguientes, mi esposa, Cheryl, y yo pasamos hora tras hora redactando en palabras aquella visión. Cuando terminamos, la visión estaba contenida en una carta de trece páginas, a espacio sencillo. Le entregué la carta a mi pastor, Rick Warren. Durante la semana, él me llamó a su oficina y me dijo: «Excelente, John. ¡Hágalo!».
¡Y así nació Celebremos la recuperación! La primera reunión se celebró el 21 de noviembre de 1991. El ministerio en la actualidad está en su tercera década. Y ahora finalmente tenemos el Celebremos la Recuperación: Devocional diario.
Es mi oración que Celebremos la Recuperación: Devocional diario sea una herramienta útil en su viaje a la recuperación. Cada devoción diaria contiene un versículo bíblico y una historia inspiradora. La lectura devocional termina con una oración corta que puede compartir directamente con Dios para que le ayude a experimentar una nueva oportunidad de crecimiento todos los días.
Si recién comienza en Celebremos la recuperación, le animo a que use fielmente este devocional. Le ayudará a mantenerse conectado con su programa a medida que le alienta día a día. Si lleva años en recuperación, se sentirá renovado al recordar diariamente lo mucho que ha avanzado en su recuperación. Sin embargo, lo más importante es que continuará creciendo a medida que se enfoca en los nuevos retos de cada día y descubre la siempre presente fortaleza de Dios y su amor por usted.
Creo que todo el mundo se beneficiará de escuchar de los tres autores diferentes de este devocional. Usted recibirá tres perspectivas distintas de lo que cada uno de nosotros aprendió en su camino individual a la recuperación. Johnny Baker y Mac Owen son oradores, maestros y narradores talentosos. Cada una de las tres voces en este devocional tiene un estilo de redacción diferente, pero nuestros mensajes diarios están todos basados en lo que Dios puede hacer por nosotros por medio de su poder y al trabajar en el programa Celebremos la recuperación.
La mejor manera de usar este devocional es convertirlo en un hábito saludable. Léalo todos los días. No importa si lo lee cuando se levanta o antes de acostarse. Simplemente siga usándolo. Es mi oración que mientras lo haga, vaya descubriendo cada día relaciones más profundas, ¡especialmente con nuestro Señor y Salvador!
¡A Dios sea la gloria!
John Baker
DÍA 1
El primer paso
Yo sé que en mí, es decir, en mi naturaleza pecaminosa, nada bueno habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo. habita. Aunque deseo hacer lo bueno, no soy capaz de hacerlo.
ROMANOS 7.18
Nadie puede empezar en la mitad; todos somos principiantes en algún área de nuestra vida. Sin embargo, para muchos de nosotros, lo que necesitamos se parece más a un nuevo comienzo, a un borrón y cuenta nueva, a un camino del caos a la plenitud que puede lograrse dando un paso a la vez. A ese viaje le llamamos recuperación. Miremos ese primer paso:
Paso 1: Admitimos que no teníamos poder sobre nuestras adicciones y comportamientos compulsivos y que nuestras vidas habían llegado a ser inmanejables.
Nuestro primer paso es enorme. Finalmente estamos listos para admitir que no tenemos el poder para controlar una adicción o conducta. Mientras más lo intentamos, más inmanejable se vuelve. Nuestras vidas han llegado al caos. Cuando damos ese primer gran paso —rendir el control— nos estamos alejando de la negación y reconociendo nuestra propia necesidad.
Hay esperanza en ese primer paso, ya que no podemos recibir ayuda hasta que admitamos que necesitamos esa ayuda. Hasta entonces tratamos de ser Dios en nuestras propias vidas, y en realidad no damos la talla para la tarea. No tenemos el poder para controlar nada con nuestras propias fuerzas. El Paso 1 nos permite liberarnos de nosotros mismos.
ORACIÓN
Dios Padre, hoy doy ese importante primer paso hacia la sanidad y la integridad. Admito ante ti que no tengo poder sobre las fortalezas que se han apoderado de mi vida. Necesito tu ayuda desesperadamente. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 2
Un solo paso
Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una multitud tan grande de testigos, despojémonos del lastre que nos estorba, en especial del pecado que nos asedia, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante.
HEBREOS 12.1
Puedo recordar cuando llegué al punto en el que supe que mi vida estaba fuera de control. Sabía que había muchas cosas que tenía que cambiar. Pero no quería alterar demasiado mi estilo de vida. Así que busqué maneras de obtener algo de ayuda sin tener que hacer cambios drásticos. Por ejemplo, asistí a algunas reuniones seculares, pero en realidad no me comprometí con sus programas. Entonces, cuando nada ocurría, decía: «¿Por qué esto no está funcionando? Tal vez Dios no me ama. Quizás no merezco cambiar».
La verdad es que no necesitaba apiñar algo más en mi desordenada vida. Lo que necesitaba era algo para reemplazar mi vida desordenada. Necesitaba soltar mi vida antigua y entregársela a Dios. Finalmente lo hice, y hoy, veinte años más tarde, no puedo imaginar por qué me tomó tanto tiempo hacer algo tan bueno, verdadero y maravilloso.
Una carrera empieza con un solo paso, y así también empieza la recuperación. La única manera de correr con perseverancia es tomándonos de la mano de Dios y permitiéndole que nos dirija. El cambio verdadero solo llega cuando morimos a nosotros mismos y le permitimos a Cristo marcar el paso.
ORACIÓN
Dios Padre, gracias por hacerte cargo de mis líos y ayudarme a correr mi carrera con confianza. Tú eres responsable por todo lo que soy y por lo que anhelo ser. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 3
En una misión
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
2 CORINTIOS 1.3–4
Este año tuvimos la casa llena para la cena de Acción de gracias… había hijos y nietos por todos lados. Después de servirles a todos nuestros invitados, llenamos nuestros platos y buscamos un lugar para sentarnos. Mi esposa decidió sentarse con las mujeres, y yo me senté con nuestros nietos. Los niños terminaron de comer rápido, pusieron los platos en el fregadero y se apresuraron a salir para jugar. Y yo me quedé solo en la mesa.
Sin embargo, no estuve solo mucho tiempo. En un minuto, nuestra nieta mayor regresó y se sentó conmigo. «En verdad no quiero salir ahora a jugar. Creo que mejor me quedo aquí contigo, abuelo», me dijo con dulzura. Me conmovió el corazón notar que ya estaba aprendiendo lo importante que es no dejar a la gente sola. Tuvimos una conversación excelente mientras yo terminaba mi comida. Luego salió a jugar.
Cuando vemos a alguien que está sentado solo, debemos acercarnos y sentarnos con él. Ni siquiera tenemos que decir mucho. Solo nuestra presencia significa más de lo podamos imaginar. Dios ha prometido que nunca nos abandonará ni nos dejará solos. Agradezcamos su fidelidad acompañando a otros.
ORACIÓN
Padre, tú has prometido nunca dejarnos solos. Ayúdanos a ser esa presencia reconfortante para otros cada vez que tengamos la oportunidad. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 4
Planes bien pensados
Ahora escuchen esto, ustedes que dicen: «Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, haremos negocios y ganaremos dinero». ¡Y eso que ni siquiera saben qué sucederá mañana!
SANTIAGO 4.13–14
Todos sabemos que nuestros planes no siempre resultan como esperamos. Por ejemplo, hace poco estaba en un avión, escuchando a la pareja sentada delante de mí. Estaban enojados, y por una buena razón. Los retrasaron al pasar por seguridad y habían perdido su conexión, lo cual causó que perdieran un día de sus vacaciones en México. Ahora le estaban contando su experiencia a todo el que les escuchara. «Tenemos que buscar un hotel cuando aterricemos y esperar hasta mañana para hacer nuestra conexión». Era evidente que estaban tratando de asumir una buena actitud al respecto, pero se les hacía difícil aceptar cualquier tipo de giro positivo.
Ese tipo de situaciones son simplemente una realidad de vida. Todos hacemos planes y vemos cómo colapsan a nuestro alrededor. En esos momentos necesitamos hacer espacio en nuestras vidas para Dios. Él siempre tiene una razón cuando interrumpe nuestros planes, pero no necesariamente la comparte con nosotros. Un embotellamiento de tráfico, una llamada telefónica inesperada, o una conexión perdida son con mucha frecuencia obra de Dios, aun cuando arruine nuestros planes cuidadosamente pensados.
No sé si aquella pareja en mi vuelo tendría un momento con Dios como resultado de la larga fila en seguridad, pero sí sé esto: si Dios decide alterar nuestros planes, debemos prepararnos. Es casi seguro que él tiene algo mejor planeado para nuestro día.
ORACIÓN
Padre celestial, ordena mi día, dirige mis pasos, haz mis planes conforme a los tuyos. Anhelo hacer tu voluntad. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 5
¿Qué es la libertad?
Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.
JUAN 8.32
Hace muchos años, mientras estaba en el servicio militar, se acercaba la celebración del 4 de julio. La tarea del oficial de seguridad de mi escuadrón era crear un eslogan y poner afiches para disuadir el consumo de alcohol durante el fin de semana festivo.
Aquel año no tuvimos accidentes, y en parte lo atribuyeron al eslogan que inventó este soldado: «El que se tome el trago cinco el día cuatro, tal vez no vea su cuarto el día cinco».
¿Qué viene a tu mente cuando escuchas 4 de julio? ¿Día de la Independencia? ¿La Declaración de Independencia? ¿La Segunda Guerra Mundial? Cuando pienso en el 4 de julio, pienso en la libertad. ¿Pero qué es la libertad verdadera?
Abraham Lincoln dijo: «Quienes niegan la libertad a otros, no la merecen para ellos mismos, y, bajo un Dios justo, no pueden retenerla por mucho tiempo». Y todos hemos escuchado la excelente cita de Patrick Henry: «Dame libertad o dame muerte». Entonces, otra vez, ¿qué es la libertad verdadera?
La prueba básica de la libertad no está en lo que somos libres de hacer, ¡sino en lo que somos libres de no hacer! Hoy, ¡yo soy libre para no beber! Y para mí, esa es una libertad muy preciada.
ORACIÓN
Padre celestial, quiero celebrar la libertad en mi vida. Ayúdame a lidiar abierta y honestamente con todo lo que me robe la libertad para vivir de una manera que te agrade. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 6
Barra estabilizadora
Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.
JUAN 14.16–17
Mi esposa y yo estábamos viajando de Luisiana a Colorado, arrastrando un remolque con nuestra camioneta. No llevábamos mucho tiempo en la carretera cuando el remolque comenzó a bambolear casi descontroladamente. Dos horas después, luego de manejar muy por debajo del límite de velocidad, nos detuvimos en una compañía de servicio para remolques a fin de ver qué podían hacer.
Uno de los empleados nos dijo que podía instalar una barra estabilizadora en el remolque y que eso debía solucionar el problema. Una hora y $120.00 después, estábamos de vuelta en la carretera. ¡Y el remolque iba tras la camioneta a la perfección! Nos detuvimos, admitimos que teníamos un problema, aceptamos el consejo del técnico, y se hizo la reparación. Ahora podíamos continuar nuestro viaje y hacerlo de forma segura.
En Celebremos la recuperación aprendemos que no podemos recorrer solos el camino a la recuperación. Al igual que el remolque, podemos comenzar a «bambolearnos», lo cual hará que nos salgamos del camino y regresemos a nuestras adicciones. Por lo tanto, comenzamos por salir de nuestra negación y admitir que tenemos problemas. Luego le entregamos nuestra vida a Jesucristo, el Gran Técnico. Él nos da el Espíritu Santo, que viene a vivir en nosotros y opera como un Consejero-Consolador con barra estabilizadora. El Espíritu Santo nos mantiene seguros y nos asegura que ya no tenemos que andar solos por este camino.
ORACIÓN
Padre celestial, gracias por tu Espíritu Santo que nos mantiene seguros en este mundo lleno de tentaciones. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 7
Horneando un pastel
Supongamos que alguno de ustedes quiere construir una torre. ¿Acaso no se sienta primero a calcular el costo, para ver si tiene suficiente dinero para terminarla? Si echa los cimientos y no puede terminarla, todos los que la vean comenzarán a burlarse de él, y dirán: «Este hombre ya no pudo terminar lo que comenzó a construir».
LUCAS 14.28–30
Justo en este momento mi esposa y mi mamá están decorando un pastel de cumpleaños para mi hija. Es un pastel de princesa muy lindo. Cuando me asomé hace un rato, estaban preparándolo todo, verificando que tenían todo lo que necesitaban.
Para mí, todo ese asunto de hacer un pastel es muy simple: lo horneas, lo recubres con glaseado, y te lo comes. Pero al parecer, para hacer bien el trabajo, hay que seguir unos pasos, muchos pasos. Por ejemplo, mi esposa me acaba de decir que el pastel necesita enfriarse antes de poder decorarlo. ¿Quién lo hubiera imaginado? Ellas no solo están recubriendo el pastel con glaseado y cruzando los dedos a ver qué pasa. Están siendo muy metódicas, pensando con cuidado cada paso.
Ese compromiso de hacer bien las cosas puede aplicarse a todos nosotros. Ya sea que estemos construyendo, horneando, o reiniciando nuestra vida, necesitamos tomar el tiempo para hacer bien el trabajo. Es importante que nos aseguremos de que todo esté listo y preparado en cada área de nuestra vida antes de dar el siguiente paso.
Detengámonos un momento y pensemos en el proceso. ¿Qué es lo próximo que Dios quiere hacer en nuestra vida?
ORACIÓN
Padre celestial, ayúdame a ser sabio a medida que doy cada paso en mi vida. Muéstrame cómo preparar mi corazón para cada paso en su momento. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 8
¿Cuánto vale un centavo?
Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho al uno y despreciará al otro. No se puede servir a la vez a Dios y a las riquezas.
MATEO 6.24
Es imposible servir a dos amos; de verdad, es física, mental y emocionalmente imposible. Aquellos que tontamente lo intentan terminarán fallándoles a los dos. ¿Por qué? Porque el corazón que persigue el dinero y las posesiones nunca se sentirá satisfecho. Siempre querrá más y más: una casa grande, un auto nuevo, un televisor con una pantalla de casi dos metros de ancho, viajes, y todo lo que el dinero puede comprar.
Cuando se obtienen esas cosas, surgen otras, hasta que finalmente empujan todo lo demás fuera de nuestra vida. Y entonces vivimos corriendo de un lado para otro, gastando todo nuestro tiempo y esfuerzo en proteger y mantener nuestro dinero y nuestras posesiones. En ese punto, ¡lo que pensamos que poseemos en realidad nos posee a nosotros!
Lo sé porque así fue como traté de vivir. Y todo lo que gané fue un vacío interior insaciable. Sin embargo, ¡todo cambió cuando rendí mi vida a Cristo! Mi corazón comenzó a perseguir a Dios y encontró todo lo que estaba buscando.
¡Finalmente entendí que lo único duradero que podía llenar mi vacío era una relación personal con el Salvador! Comencé a ver que todo lo que tenía era un regalo de Dios. Hoy día procuro vivir mi vida usando los tesoros que Dios me ha confiado para ayudar a otros. ¡El gozo y la plenitud que experimento viviendo de esta manera son realmente indescriptibles!
ORACIÓN
Gracias, Dios Padre, por llenarme con tu presencia. Tú eres todo lo que deseo, todo lo que jamás pueda querer o necesitar. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 9
Aun cuando soy un gruñón
¡Cielo, grita de alegría! ¡Tierra, llénate de gozo! ¡Montañas, lancen gritos de felicidad! Porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha tenido compasión de él en su aflicción.
ISAÍAS 49.13 DHH
Mi esposa y yo estábamos abordando un vuelo a Londres para enseñar en una conferencia, cuando nos dijeron que habría un retraso en la salida. El avión estaba lleno, y luego de dos horas en la pista, la mayoría de los pasajeros estábamos calurosos, cansados, sudorosos y poniéndonos cada vez más gruñones y agitados. Sin embargo, sentada frente a nosotros estaba una dama que nos dio un ejemplo muy necesario de una conducta propia de Cristo en medio de circunstancias incómodas.
Esta dama era una abuelita que estaba haciendo malabarismos para calmar a una niñita pequeña que gritaba. Aunque la niñita estuvo llorando dos horas sin parar, la dama nunca perdió su compostura ni dejó de sonreír. Por el contrario, ella siguió tratando de consolarla. Una vez que el avión finalmente despegó, la niñita se quedó dormida. No obstante, la abuela la mantuvo en sus brazos durante las nueve horas siguientes. Nunca se quejó, ni soltó a la niñita, ni se la entregó a nadie.
Mucho después de haber aterrizado, yo pensé en lo mucho que se parece nuestro Padre celestial a aquella abuelita. Él nos soporta cuando somos gruñones, cuando estamos cansados, llorando y quejándonos, y cuando simplemente no es nada divertido tenernos cerca. Él nunca pierde su compostura ni su deseo de consolarnos. Él está ahí sosteniéndonos, no nos suelta ni nos entrega a nadie. Sin importar por lo que estemos pasando, podemos confiar en que él siempre estará ahí para nosotros.
ORACIÓN
Padre celestial, estoy agradecido por tu fidelidad para cuidarnos. Tú has prometido que nunca nos dejarás, sin importar las circunstancias que enfrentemos. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 10
Jugando a las escondidas
Al que salga vencedor le daré el derecho de sentarse conmigo en mi trono, como también yo vencí y me senté con mi Padre en su trono.
APOCALIPSIS 3.21
Estaba observando a mi esposa mientras jugaba a las escondidas con nuestros nietos. Todos los niños corrieron a esconderse, excepto uno. Nuestro nieto de tres años corrió un poco y luego se cubrió los ojos con las manos. Al parecer, pensó que si él no podía ver a nadie, ellos tampoco lo podían ver a él.
Tal vez parezca una tontería, pero cuando de cosas espirituales se trata, a veces yo hago lo mismo. Ha habido momentos en los que he pensado que si no puedo ver al diablo, tal vez él no esté allí. Por supuesto, descubro rápidamente, igual que mi nieto, el error en ese tipo de pensamiento. Cuando nos cubrimos los ojos, solo nos estamos haciendo más vulnerables.
En lugar de taparnos los ojos, debemos ponernos de pie y pelear… por nuestra recuperación, por nuestras relaciones, por nuestras vidas. Jesús no se sentó sino hasta que venció al arma más poderosa del enemigo: ¡la muerte! Nosotros tampoco podemos dejar de pelear, no hasta que nos sentemos con nuestro Padre en las moradas celestiales.
ORACIÓN
Amado Señor, fortaléceme mientras me pongo en pie para pelear la buena batalla de la fe. Quiero hacerle frente al enemigo hasta el día en que me lleves a casa para estar contigo. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 11
¿Qué hace que funcione?
Alabado sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que con el mismo consuelo que de Dios hemos recibido, también nosotros podamos consolar a todos los que sufren.
2 CORINTIOS 1.3–4
Benjamín Franklin decía: «Dímelo y lo olvido; enséñamelo y lo recuerdo; involúcrame y lo aprendo». Esta es la razón por la que Celebremos la recuperación funciona. El programa reconoce que el solo escuchar —dímelo y lo olvido— no es suficiente. Ni siquiera recordar —enséñamelo y lo recuerdo— dará el resultado esperado. La única manera de alcanzar el éxito es haciéndolo: involúcrame y lo aprendo.
Todos comenzamos en el mismo sitio: reconociendo que dependemos completamente del poder de Dios, entregando nuestra voluntad y comprometiéndonos a trabajar en los principios y pasos del programa. Una vez que hemos descubierto cómo deshacernos de nuestras heridas, complejos y hábitos, debemos involucrarnos y comenzar a retribuir lo que hemos aprendido ayudando a otros.
Tal como dice el Principio 8, debemos rendir nuestras vidas a Dios para ser usadas para llevar estas Buenas Nuevas a otros, tanto con nuestro ejemplo como con nuestras palabras. El Paso 12 requiere que una vez que hemos tenido una experiencia personal como resultado de estos pasos, llevemos el mensaje a otros y practiquemos estos principios en todas nuestras áreas.
La sanidad y la integridad son más que un estado del ser. Son también un estado del hacer, a medida que renovamos constantemente nuestro compromiso y demostramos nuestro agradecimiento ayudando a otros.
ORACIÓN
Padre celestial, ayúdame a reconocer una vez más mi dependencia en ti y confirmar ese compromiso compartiendo con otros. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 12
Nuestra ansiedad en sus manos
Depositen en él toda ansiedad, porque él cuida de ustedes.
1 PEDRO 5.7
En nuestra casa, los domingos en la noche tienen un orden predecible. Justo antes de la hora de dormir presenciamos por lo menos una debacle. Usualmente es nuestra hija mayor. Ella se preocupa por la escuela, lo cual es extraño pues es muy inteligente. El problema es que ella no tiene esa opinión.
Cada domingo se preocupa porque habrá algo que no va a entender. Esto le causa estrés, llora y nos suplica quedarse en casa. Es triste verla pasar apuros innecesariamente. Los lunes en la tarde, por lo general le pregunto sobre su día. ¿Ocurrió alguna de las cosas que le preocupaban? Casi siempre su respuesta es no.
Muchos de nosotros sentimos la misma ansiedad, y nos volvemos todo una pelota de lágrimas por cosas que nunca van a materializarse. Dios no quiere que vivamos así. Él nos mira, a sus hijos preciados, y nos pide que le entreguemos todo lo que nos preocupa. Él nos ama, y es mucho más capaz que nosotros de lidiar con esos asuntos.
Mi esposa y yo hemos notado que después que nuestra hija nos dice lo que le preocupa, se siente mejor. Es obvio que nada ha cambiado, pero siente que no está llevando sola sus cargas. Ella sabe que la amamos y que siempre contará con nuestra ayuda. Podemos tener la misma certeza al compartir nuestras preocupaciones y temores con Dios. Él siempre estará ahí para nosotros. Dios siempre nos ayudará.
ORACIÓN
Padre amado, gracias por caminar con nosotros y ayudarnos a llevar todas nuestras cargas, ya sean reales o imaginarias. Gracias por amarnos. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 13
El cascanueces
Ámense los unos a los otros con amor fraternal, respetándose y honrándose mutuamente. Nunca dejen de ser diligentes; antes bien, sirvan al Señor con el fervor que da el Espíritu.
ROMANOS 12.10–11
Durante el proceso de recuperación hablamos mucho sobre las relaciones y la importancia de reconstruir y enmendar el daño que nos hemos causado a nosotros mismos y a las personas que amamos. A fin de amarnos los unos a los otros y respetarnos y honrarnos mutuamente, como instruye la Biblia, debemos cambiar nuestra manera de pensar y actuar. Con frecuencia eso implica hacer cosas que están fuera de nuestra zona de comodidad. Esto puede ser difícil, pero tiene una ventaja. A veces nos encontramos con que podemos disfrutar de algo que nunca pensamos que disfrutaríamos.
Durante la temporada navideña, mi esposa y yo fuimos a ver una producción del ballet El cascanueces. ¿Un ballet? Esto es algo que nunca pensé que haría. Pero mi nieta era parte del elenco, y eso marcó toda la diferencia. En lugar de un evento que hubiera intentado evitar a toda costa, se transformó en una ocasión que no me hubiera perdido por nada en el mundo. De hecho, es uno de nuestros recuerdos familiares más preciados. Y para nuestra nieta, nuestra presencia completó su noche.
Estos tipos de eventos son esenciales para fomentar relaciones significativas con nuestros seres amados. Muestran nuestra devoción y que estamos honrando a otros por encima de nosotros mismos. Claro está, se requiere algo de esfuerzo para salir de nuestra zona de comodidad, pero las recompensas bien valen la pena.
ORACIÓN
Padre, gracias por las decisiones incómodas que tomamos por otros que se convierten en bendiciones especiales para nuestras vidas y las de ellos. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 14
Ore hasta que algo pase
Estén siempre alegres, oren sin cesar, den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
1 TESALONICENSES 5.16–18
Max Lucado dijo en una ocasión: «Las oraciones no reciben calificación según su estilo». Y es muy cierto. De hecho, ¡nuestras oraciones no se califican en absoluto! Dios escucha todas nuestras oraciones, las que expresamos y las que callamos. La Biblia nos dice que oremos sin cesar.
He notado que a veces le pedimos algo a Dios porque sentimos que es una petición importante en el momento. No obstante, luego nos olvidamos rápidamente de ello y pedimos otra cosa. No le damos seguimiento. A fin de tener una vida de oración satisfactoria, necesitamos mantenernos enfocados en compartir nuestras necesidades con Dios. ¿Por qué? ¿Acaso Dios se olvida? Con toda seguridad no, pero nosotros sí. A veces actuamos como niños, corriendo por la tienda y rogando por todo lo que vemos. Debemos aprender a traer nuestras peticiones a Dios luego de una cuidadosa consideración, y totalmente preparados para esperar por sus respuestas.
Y él va a contestar. Tal vez no sea de la manera en la que queremos que conteste, pero él nunca nos deja colgados. Sus respuestas llegan en una de tres formas: sí, no, o todavía no. Decidamos hoy orar con un propósito en nuestra mente y sigamos haciéndolo hasta que recibamos lo que le hemos pedido.
ORACIÓN
Señor Dios, perdóname cuando soy imprudente y exigente. Gracias por demostrarme que tomas en serio todas mis peticiones, y yo debo hacer lo mismo. Gracias por escucharme y siempre responderme. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 15
Arrancando las malas hierbas
Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte.
EFESIOS 2.8–9
Una mañana me levanté para encontrar otro día nublado en nuestra casa en Luisiana. Había estado lloviendo a cántaros durante dos días, y francamente, ya no quería más lluvia. Sin embargo, al mirar hacia mi jardín, recordé que Dios usa los días lluviosos y nublados al igual que usa los días bañados por el sol.
En los días lluviosos, el terreno se ablanda y es más flexible. La tarea de arrancar las malas hierbas se vuelve mucho más fácil. De la misma manera, Dios usa las temporadas de lluvia en mi vida para arrancar las malas hierbas y preparar el terreno de mi corazón para recibir sus instrucciones. Dios me confirmó esto cuando me encontré con un amigo que recién había completado sus pasos de recuperación.
Mi amigo me contó que una noche su auto se había quedado sin gasolina, bastante lejos de la estación más cercana. Sin duda un gran inconveniente, y él dice que pensó: ¿Por qué me tiene que pasar esto justo ahora? Unos minutos después, un viejo amigo se detuvo, alguien a quien no había visto desde que se convirtió en cristiano. Mientras saludaba a su amigo, supo exactamente por qué se había quedado sin gasolina en aquel momento y lugar. Él pudo hablarle a su viejo amigo acerca de su nueva vida en Jesús.
ORACIÓN
Padre, gracias por los días lluviosos, así como también por los días soleados. Me voy a deleitar en esos días cuando estás arrancando las malas hierbas en mi vida y preparándome para escuchar tu voz. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 16
Celebre su recuperación
Convertiste mi lamento en danza; me quitaste la ropa de luto y me vestiste de fiesta, para que te cante y te glorifique, y no me quede callado. ¡SEÑOR mi Dios, siempre te daré gracias!
SALMOS 30.11–12
¿Te has preguntado alguna vez por qué Celebremos la recuperación se llama Celebremos la recuperación? Bueno, por lo general la gente busca ayuda cuando las cosas marchan mal. Lo que significa que ninguno de nosotros tiene mucho que celebrar cuando comenzamos el programa. Por supuesto, este no siempre es el caso, pero usualmente las personas comienzan a asistir a Celebremos la recuperación cuando su realidad está lejos de ser ideal.
Sin embargo, muy pronto Dios comienza a cambiar las cosas. Él toma nuestro dolor y nos da un propósito. Él toma nuestro llanto y lo convierte en alabanza. Él nos da alegría y paz, y nos libera de nuestras heridas, complejos y hábitos. Él nos da una razón para celebrar.
Por supuesto, todo no ocurre a la misma vez. Todavía habrá días en que nos sintamos heridos, atascados y no creamos que haya mucho que celebrar. Sin duda habrá momentos difíciles en la recuperación: dolor que tenemos que enfrentar, enmiendas que tenemos que hacer, perdón que debemos ofrecer. Pero para aquellos que perseveran, hay esperanza y sanidad. ¡Hay razón para celebrar!
Lo importante es recordar que tenemos que aferrarnos con fuerza a nuestro compromiso. No podemos darnos por vencidos. Cada día que trabajemos activamente hacia nuestra recuperación, podremos darle gracias a Dios y compartir nuestro testimonio con alguien que necesita escucharlo. Cada día estamos un paso más cerca de lograr la sanidad en nuestras vidas.
ORACIÓN
Padre, en este momento me siento atascado. Te ruego que me des la determinación para seguir buscando la recuperación. En el nombre de Jesús. Amén.
DÍA 17
El cambio es posible
Aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día.
2 CORINTIOS 4.16
Algunas palabras son como oxígeno para mi alma: «Antes luchaba con desesperación, pero ahora tengo esperanza». «Dios me está cambiando». «No habría podido atravesar esta tormenta sin Cristo». «Ahora tengo una nueva familia». «He descubierto muchísimo sobre mí mismo, y por primera vez me gusta lo que veo». «Ahora soy la esposa que se supone que sea». «¡Mi relación con mis hijos sigue mejorando!».
No hay nada más dulce que ver de cerca el cambio en una vida. Ninguno de nosotros ha sido «arreglado», pero hay algo que sí es cierto: el crecimiento y el cambio se han convertido en realidades diarias en muchísimas vidas. Dios me ha levantado y me ha enseñado algunas lecciones extraordinarias, aun en medio de tiempos de heridas y dolor. Un refrán dice: «Puedes perdonar lo que te hirió en el pasado, pero jamás olvides lo que te enseñó».
Cuando llegamos a ese lugar donde nos rendimos y le decimos a Dios: «Estoy cansado de hacer esto por mi cuenta», entonces podemos comenzar el proceso de permitirle que nos cambie. No importa en medio de qué nos encontremos, no importa las malas decisiones que hayamos tomado, no importa las luchas y heridas que hayamos experimentado, Dios todavía nos ama y quiere consolarnos, protegernos y sacarnos de nuestro desorden y dolor. Y en el proceso, él nos enseña cómo vivir de forma