El tema de la duda y la fe a partir del relato de Tomás en Juan 20:24-25. Tomás, uno de los discípulos de Jesús, muestra su escepticismo ante la noticia de que Jesús ha resucitado. Afirma que no creerá a menos que vea y toque las heridas de Jesús. Danilo Montero explica que la duda es una parte normal de la fe y que cuestiona lo que piensa es diferente de rehusarse a creer.
Se ilustra la presencia de la duda en otros pasajes bíblicos, como cuando María duda de cómo será la madre de Jesús y cuando Andrés y Pedro dudan en situaciones difíciles. Se enfatiza que la fe es un proceso y una relación en la que buscamos convencernos de la verdad de Dios y alinear nuestra razón y corazón con nuestra fe.

El texto también se enfoca en el diálogo entre Jesús y Tomás, donde Jesús le muestra sus heridas para que crea. Se destaca que la duda no debe alejarnos de Dios, sino acercarnos a Él en un diálogo sincero.
El autor presenta tres puntos clave:

Dios responde a la duda con la verdad en acción, como cuando el Espíritu Santo viene sobre María y cuando Pedro camina sobre el agua.
La duda de la fe descansa en conocer al objeto de nuestra fe, usando el ejemplo de Abraham que confió en Dios a pesar de las circunstancias.
Dios responde a la duda invitándonos a acercarnos más, como cuando Jesús se muestra a Tomás y le pide que toque sus heridas.

Finaliza con una invitación a explorar y conocer nuestra fe, permitir preguntas sobre la fe, estudiar los tratos de Dios en las Escrituras y recordar las veces en que Dios ha actuado en nuestras vidas.

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