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Dilemas que enseñan
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Libro electrónico230 páginas2 horas

Dilemas que enseñan

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Esta es una colección de ideas creativas para que tu grupo de jóvenes se mantenga hablando por un largo tiempo. Contiene más de un centenar de sugerencias para programas especiales y grupos de discusión. Lo suficiente para mantener a tu grupo de jóvenes motivado e involucrado en una conversación con sentido y propósito.

¿Es tu grupo de jóvenes silencioso? ¿Necesitas ayudas para conseguir que hablen acerca de lo que es realmente importante? ¿Te gustaría ser un líder de discusión más eficaz? ¡No busques más! Dilemas que Enseñan te da más de cien ideas probadas que harán que tus jóvenes puedan hablar de temas diversos como: Música, Noviazgo, Servir a Dios, Muerte, Amistad, Presión de los amigos, Enojo, Drogas y Alcohol, Padres, La Iglesia, Valores, Fe, Engaño, Jesús. . . y muchos más!
IdiomaEspañol
EditorialZondervan
Fecha de lanzamiento23 abr 2013
ISBN9780829764796
Dilemas que enseñan
Autor

Mike Yaconelli

Mike Yaconelli is the author of bestselling books Dangerous Wonder and Messy Spirituality. He was the senior editor for the Wittenburg Door (1971-1996), a satirical religious magazine noted for its irreverent humor, in-depth interviews, and commitment to reforming the evangelical church. He was the cofounder of Youth Specialties, an international organization devoted to equipping youth workers through training and resources. Mike was a prophetic voice in the church-at-large and was a devoted husband and father until his death in 2003.

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    Dilemas que enseñan - Mike Yaconelli

    PRUEBA DE EMBARAZO

    Ella se quedó mirando fijamente a la prueba. ¿Cómo podría estar embarazada? Había roto con Don hacía un mes y ellos solo habían cometido aquel único error… ¡y vaya que se estaba convirtiendo en un error enorme!

    Tess era una cristiana devota, activa en su grupo de jóvenes y profundamente comprometida con su fe. Al igual que sus padres. Todos le habían advertido que su relación con Don se estaba volviendo muy seria, pero Tess los ignoró. Eso fue hasta que tuvo lugar el error, y entonces ella de inmediato terminó con Don y oró con fervor que no estuviera embarazada. Al parecer no había orado con la intensidad suficiente.

    Tess estaba en contra del aborto, pero cuando Jennifer, su mejor amiga, le dio la tarjeta de la clínica de abortos, ella la tomó.

    —Tess tus padres se sentirían devastados si se enteraran de que estás embarazada —dijo Jennifer—. Sus vidas se arruinarían y también la tuya. Te puedes practicar un aborto y nadie lo sabrá. Piensa en Don, piensa en tu futuro. No estás lista para tener un bebé. Tienes diecisiete años. Hazlo Tess. De esa manera nadie saldrá herido.

    Unos días más tarde, la mamá de Tess entró al dormitorio de su hija.

    —¿Qué es esto? —preguntó, mientras sostenía en la mano una tarjeta de la división local de Planificación Familiar—. ¿Estás embarazada?

    —Mamá, ¿de dónde sacaste esa tarjeta? ¿Husmeaste en mi cartera otra vez?

    —No importa dónde o cómo la encontré, Tess. Solo quiero saber si estás embarazada.

    —¡Importa mucho si abriste mi cartera y miraste lo que había adentro sin preguntarme! ¡Y ya que quieres saberlo, sí, estoy embarazada!

    El silencio fue ensordecedor. Finalmente, de forma calmada, su madre habló.

    —¿Qué vas a hacer?

    —No sé lo que voy a hacer. Le conté a Don y me dijo que me practicara un aborto. Él no quiere tener nada que ver conmigo o el bebé. No creo en el aborto, y sé de la forma en que tú y papá se oponen a eso, pero no pienso que pueda lidiar con un embarazo. Si voy a hacerlo, mamá, necesito tu ayuda, no tu enojo.

    Su madre tomó a Tess en sus brazos.

    —Tess, nos las ingeniaremos. Nadie lo sabrá. Encontraremos a un buen doctor que practique el aborto… fuera del área.

    Tess no podía creer lo que había escuchado.

    —¿Qué? ¿Deseas que me practique un aborto? Supongo que el aborto es malo solo para todos los demás, ¿no? —preguntó con amargura.

    —Eso no es cierto, Tess. Todavía creemos que el aborto es malo, pero algunas veces hay cosas más malas que el aborto.

    —Sí, ya veo a lo que te refieres. Lo que es peor que un aborto es que todos tus maravillosos amigos cristianos se enteren de que tu perfecta hija cristiana está embarazada.

    Para pensar:

    1.  Organiza los personajes de mejor a peor: Tess, Don, Jennifer y la madre de Tess.

    Mejor _____________

              _____________

              _____________

    Peor   _____________

    2.  ¿Qué harías si fueras Tess?

    3.  ¿Qué harías si fueras Don?

    4.  ¿Cuáles son las opciones de Tess?

    Testimonios:

    «Es lo suficiente malo cometer un error. Sin embargo, no deberías cometer dos. Está bien, embaracé a una chica, pero no quiero educar a un niño. No tengo dinero ni mi novia tampoco. Así que, ¿será bueno traer a un bebé no deseado al mundo? No lo creo. Apenas estoy en segundo año de la universidad. No puedo obtener un trabajo de ninguna manera. El aborto es la única alternativa».

    —Dennis, 16 años, segundo año de la universidad

    Las estadísticas:

      De acuerdo con el Instituto Alan Guttmacher, aproximadamente 22 millones de abortos legales fueron reportados en 1987.

      Se estima que entre cuatro y nueve millones no fueron reportados, para un posible total de entre 26 y 31 millones de abortos legales.

      Adiciona a eso un estimado de entre 10 a 22 millones de abortos clandestinos, y la cifra total a nivel mundial está entre 36 y 53 millones de abortos.

      China muestra el mayor número de abortos con 10.394.500 reportados en 1987. Las mujeres en la antigua Unión Soviética tienen la mayor tasa de abortos: 181 abortos por cada 1.000 mujeres entre los 15 y 44 años de edad en 1987, es decir, aproximadamente el 60% de todos los embarazos resultaron en abortos.

      La mujer promedio rusa tiene entre tres y ocho abortos a lo largo de su vida. La tasa de abortos en Rusia es cuatro veces más alta que en los Estados Unidos. Existe una tendencia a nivel mundial de liberalizar las leyes contra el aborto.

    Perspectivas del Planeamiento Familiar Internacional,

    junio 1990.

    USA Today, 8 de agosto de 1996

    ¿Qué dice el libro?

    Cuídense de no hacer sus obras de justicia delante de la gente para llamar la atención. Si actúan así, su Padre que está en el cielo no les dará ninguna recompensa.

    —Mateo 6:1

    CUANDO LA EXPERIENCIA IMPORTA

    ¿Herpes? ¿Qué Ross tenía herpes genital? Darcie no podía creer lo que estaba escuchando. Ross, un estudiante de segundo año de la universidad, era el presidente del grupo de jóvenes universitarios y dos años mayor que Darcie. Ella pensaba que era el chico más maravilloso que había conocido. Habían estado saliendo durante un mes, y luego de haber hablado por horas Darcie pensaba que sabía todo acerca de Ross. Ambos eran cristianos y Ross estaba planeando ir al seminario. Y Darcie estaba convencida de que había conocido al hombre de sus sueños.

    Sin embargo, el sueño se estaba convirtiendo en una pesadilla.

    Darcie se escuchó a sí misma preguntando lo impensable.

    —¿Como obtuviste el herpes, Ross?

    —Bueno, he sido cristiano solo por un año, Darcie —explicó— y antes de eso era bastante fiestero. Tomaba mucho licor. Incluso me involucré en las drogas por un tiempo. Déjame decirlo de esta manera: tuve relaciones con muchas mujeres antes de conocerte. No estoy orgulloso de mi pasado. Y no quería que te enteraras. Sin embargo, cuando salió a relucir esto de mi herpes, pensé que mejor te lo contaba.

    Darcie estaba más enojada de lo esperado. Si él tiene herpes, ¿qué otro tipo de enfermedad puede padecer? El solo hecho de pensar que Ross había estado con otras mujeres le provocaba nauseas. Darcie era virgen y esperaba que los chicos con los que salía lo fueran también.

    —Ross —dijo—, lo siento, pero no puedo continuar con esta relación. Sé que Dios te perdonó y no considero que seas malo ni nada de eso… pero deseo casarme con alguien que no haya estado con otras chicas.

    Al parecer Ross tomó bien la noticia. Se disculpó por no haberle contado al inicio de su relación, e incluso le pidió a Darcie que oraran juntos.

    Para pensar:

    1.  ¿Qué opciones tiene Darcie?

    2.  ¿Estás de acuerdo con la decisión que tomó con respecto a Ross?

    3.  Si Dios perdona nuestro pasado, ¿no deberíamos nosotros también hacerlo?

    4.  Si fueras Darcie, ¿qué hubieras hecho al enterarte del pasado de Ross?

    Un mes después, Darcie se enteró por un amigo de que Ross andaba diciendo que ella había asegurado ser demasiado buena para él. Según Ross, Darcie le dijo que él se había contaminado mucho y que aunque Dios lo había perdonado, ella no podría hacerlo.

    Las estadísticas:

      Cada año 2,5 millones de adolescentes estadounidenses adquieren enfermedades venéreas. Cuando los adolescentes tienen relaciones sexuales a una temprana edad, no son conscientes de la necesidad de usar anticonceptivos. A las chicas les da pena pedirle a su novio que use un condón. Esta es una de las razones por las que los adolescentes son entre dos y tres veces más propensos a adquirir una enfermedad venérea que los mayores de veinte años.

    For Teens Only [Solo para adolescentes]

    6 de mayo de 1996

      De doce millones de casos de enfermedades venéreas diagnosticadas cada año, tres millones se presentan en adolescentes, de acuerdo al Instituto de Medicina en Washington. Desafortunadamente, por cada dólar que el gobierno invierte en la prevención de enfermedades venéreas, gasta $43 tratándolas. Eso es diez billones al año, sin incluir el dinero invertido en el tratamiento del SIDA. Otra encuesta descubrió que uno de cada diez estadounidenses ni siquiera puede nombrar una enfermedad venérea, mientras que solo un cuarto tiene conocimiento de alguna, como por ejemplo la clamidia (la más común de las enfermedades venéreas), que ataca a cuatro millones de estadounidenses anualmente.

    Chicago Tribune

    20 de noviembre de 1996

    Testimonios:

    «Mi novio me transmitió una enfermedad venérea. Él ni siquiera sabía que la tenía. Ahora tengo que pasar por la humillación del tratamiento. Cualquiera que haya sido la chica que estuvo involucrada con él fue una idiota. ¿Por qué no le dijo? Ella debió haberlo sabido».

    —Chica de 16 años, estudiante de último año de secundaria

    ¿Qué dice el libro?

    No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes.

    —Mateo 7:1

    En mi desesperación he exclamado: «Todos son unos mentirosos».

    —Salmo 116:11

    EL MIEDO AL SEXO

    Nadie hubiera sospechado que en la mente de Chip Davis había serias dudas en cuanto al sexo. Chip, un estudiante del penúltimo año, resultaba el joven más popular en su escuela. Sin embargo, la verdad era que Chip no tenía novia, casi no había salido a ninguna cita, y secretamente no deseaba hacerlo en lo absoluto.

    ¿Por qué? Le tenía miedo al sexo.

    Estaba casi seguro de que la única vez que sus padres habían tenido relaciones sexuales fue antes de que él naciera. Los había escuchado pelear por el asunto del sexo muchas veces, y sabía que esa era la causa de sus problemas maritales. Por supuesto, Chip había visto películas, como todo el mundo, pero esas escenas de amor resultaban muy intimidantes para él. Con todos esos cuerpos perfectos y la manera perfecta de hacer el amor. Él sabía que muchos de los actores y actrices usaban dobles, ya que sus cuerpos perfectos no lo eran lo suficiente. Sus amigos le habían contado que muchas de sus experiencias sexuales no habían sido agradables (sexo en la parte trasera del carro, sexo en casa de la novia), sino de prisa y no muy satisfactorias.

    Chip pensaba que era un chico normal con impulsos normales. El problema era solo que el sexo lo asustaba. No se trataba del área moral, aunque empezaba a pensar que había muy buenas razones para que las personas esperaran a casarse. Lo que le molestaba más era la comparación, la parte competitiva. ¿Sería él tan bueno como el último chico? ¿Lo compararía ella con alguien más? ¿Una relación no debería ser más que solo sexo? Chip se sentía raro, como si fuera un espécimen extraño por preocuparse así por el sexo. En realidad, a veces se preguntaba si había algo malo en él, si era homosexual.

    Sin embargo, me gustan las chicas, pensaba. Quiero pasar tiempo con ellas, conocerlas, ser su amigo, reír, divertirnos juntos sin toda la presión sexual. Solo quiero salir a una cita, no besarnos toda la noche. Deseo hacerle una carta a una joven, comprarle regalos, hablar toda la noche. ¿Hay algo malo en eso? ¿En mí?

    Para pensar:

    1.  ¿Sucede algo malo con Chip?

    2.  ¿Qué tipo de presiones sexuales experimentas en la escuela?

    3.  ¿Cómo manejas la presión sexual?

    4.  Si una persona manifiesta públicamente que el sexo no es como todos dicen, ¿sería criticada? ¿Ridiculizada? ¿Acusada de ser homosexual?

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