Emprender, abrir un negocio y encima tener éxito es sinónimo a aprender a gestionar el estrés y trabajar de manera eficiente y productiva a pesar de él. Claro que no es fácil. Por eso emprender no es para todo el mundo. Y no pasa absolutamente nada. Si tú has emprendido y has visto que esto no es para ti, deja de generar sentimiento de culpa por no haberlo logrado. Al igual que no todo el mundo sirve para saltar de un puente con una cuerda, no todo el mundo sirve para aguantar esto del emprendimiento. ¡Y está bien! Dejemos ya de regodearnos en nuestro fracaso.

Si has intentado emprender y no te ha salido bien, ¡enhorabuena! Ya has hecho algo que muchos ni se atreven a hacer: intentarlo. Si has fracasado, ¡enhorabuena! Has aprendido que este no era tu camino y ahora tienes la oportunidad de descubrir algo nuevo que te hará mucho más feliz.

Emprender es duro. Y a veces no estarás inspirado/a, motivad/a y no estarás correteando por la pradera como Heidi. Cuando te pasa eso, debes ser disciplinado/a. Porque si algo he aprendido en mi vida, es que estar happy flower todo el rato es imposible. Trabajar en un negocio o emprendimiento estando cada día motivada o inspirada es imposible. Por lo que, si quiero lograr el éxito (que por cierto yo ya estoy muy cerquita de lo que me propuse y eso me hace inmensamente feliz) debo ser disciplinada. Llevo años trabajando mi desarrollo personal, mi fortaleza mental. Llevo años aprendiendo a no dejarme caer en los momentos de estrés (aunque a veces me he caído, y no pasa nada, me regodeo 2 minutos en mi mierda), y si me caigo me levanto. Estoy trabajando en mi paciencia, que los que me conocéis ya sabéis que no es una de mis virtudes, pero me ayudo con mi perseverancia. Algo que, en este caso no puedo ponerme el mérito porque me viene de fábrica.

Señores, señoras, emprender no es para todo el mundo. Es duro. Es sacrificado. Llevo años sin apenas vida personal, ni vacaciones y económicamente con el cinturón apretado porque estoy en momento de construcción. Y no está siendo nada fácil. Hay días que vuelo, cuando mis clientas me dicen que les he cambiado la vida, que les encanta trabajar conmigo y me envían mensajes que me hacen llorar. Y hay días que no soy capaz de levantarme de la cama haciéndome la pregunta: "¿Para qué leñes me he metido yo en esto?". Y en esos días, tengo que tirar de disciplina. Tengo que sacar todas las herramientas que he ido adquiriendo estos años. Porque presta atención a lo que te voy a decir. Mi último y más grande aprendizaje es que si quieres emprender y no eres constante, ¡apaga y vámonos!

Así que querido emprendedor/a que estás al otro lado escuchándome, deja de creerte estas mierdas de que un emprendedor siempre debe estar motivado e inspirado. A veces no es posible. Es cierto que cuando lo estás todo fluye mejor, pero no siempre es posible estarlo. En días así tira de disciplina y perseverancia. No te creas nada de todos los que te dicen en redes sociales que viven de maravilla trabajando 2h desde la playa. Quizás lo hagan, pero sus necesidades probablemente son distintas a las tuyas y no necesitan el flujo de ingresos que necesitas tú.

¡Deja de culparte por tener días malos! ¡Deja de culparte por abandonar si es necesario! ¡Deja de culparte por no ir más rápido! Al final del día todos pasamos por estos estados emocionales, los que van más avanzados y los que van menos avanzados. Cuando me voy a dormir lo único que quiero sentir es paz conmigo. De saber que hoy lo he hecho lo mejor que he podido con las herramientas que he tenido y punto pelota.

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