Después de tocar fondo, primero con su divorcio y luego cuando tuvo que enfrentar el cáncer, Adriana entendió el para qué de lo que le había tocado vivir, descubriendo su misión de vida. Para ella la mejor terapia es la ocupacional, por lo tanto, decidió refugiarse en su trabajo hasta que poco a poco fue encontrando el balance adecuado, dándose cuenta de que el motor de su vida era ella misma y no alguien más. Esto le hizo ver que tenía que ocuparse primero de su ser, cuidándose en todos los sentidos, para posteriormente poderse ocupar de los demás. Ella afirma que en su vida han llegado muchas personas que le han abierto puertas que ha sabido convertir en oportunidades, por lo que sabe la importancia de siempre estar alerta de quien llega y quien se va. Para Adriana, la Navidad es una época increíble pues, además de que se visibiliza su trabajo por medio de los árboles navideños que diseña, ha podido entender el verdadero significado de la misma. Desde que descubrió que su misión en la vida es inspirar, ahora se dedica a hacer magia decorando con el corazón para vivir una Navidad auténtica, no sólo con sus hijas, sino también con cada uno de sus clientes. En su vida aplica la frase “Lipstick rojo y para adelante” que le recuerda que aún en los momentos de más adversidad se puede brillar. Una historia de valentía y transformación.

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