Lizzy encontró en las vías del tren su propósito de vida. Cuando una amiga suya la invitó para que fuera a ayudarle con los niños de un programa para mujeres, se dio cuenta que estaban abandonados educativamente. Fue así como decide fundar el Centro Educativo La Buena Tierra iniciando con kínder para tiempo después abrir primaria. Dicho proyecto tiene ya dos décadas de revolucionar la idea de aprender como base para un cambio con propósito. Lizzy descubrió que educando a los niños se podía educar a toda la comunidad, generando transformaciones tanto personales como colectivas. Servir ha sido algo que le ha dejado mucho, pues todos los días ve milagros a través de sus estudiantes. Una historia de compromiso social.

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