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Bound - Nights At School: Bound, #1
Bound - Nights At School: Bound, #1
Bound - Nights At School: Bound, #1
Libro electrónico290 páginas4 horas

Bound - Nights At School: Bound, #1

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Información de este libro electrónico

En esta historia de drama y misterio, Bound-Nights At School nos sitúa en el pueblo de Lotos, en un país llamado Lustaphir. Un niño llamado Nicky es asesinado y su grupo de tres amigos se comprometen en la misión de descubrir los motivos tras su muerte.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 mar 2024
ISBN9798224702749
Bound - Nights At School: Bound, #1
Autor

Mauricio Colazingari

Mauricio Colazingari, también de nombre artístico "NerVask", es un artista residente en la capital Caracas, en el país de Venezuela. Es un apasionado a varias ramas de las bellas artes, donde destaca su dedicación por la literatura y escritura, la música, el dibujo y otras especialidades como el diseño gráfico, la producción y edición audiovisual.

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    Bound - Nights At School - Mauricio Colazingari

    Sinopsis

    Tras el asesinato de su amigo Nicky, un grupo de amigos se encargarán de investigar los motivos de su muerte.

    "Quizás no respetes mi historia, pero déjame insistir que en la vida real las cosas más horribles jamás van a parar a menos que se haga algo... La censura es solo una forma cobarde de ignorarlas y aceptarlas. Y eso para mí es una real mierda. Que se callen los cobardes aquellos que he tenido el disgusto de conocer" - Mauricio Colazingari

    Prólogo

    Una mansión enorme yacía construida muy lejos de la población más común. Su dueño era un sujeto regordete y simpático, con muchos apetitos y sueños aún por lograrse. Estar en el borde de su piscina, fumando un habano y bebiendo whisky, era el mejor de los placeres para dicho sujeto.

    —¡Jefe Urel! —gritaba Álvaro, uno de sus socios—. ¿Se le puede acompañar?

    —Siempre, mi querido amigo —decía Urel—. ¿Había mucho trabajo el día de hoy?

    Álvaro sonreía maliciosamente.

    —Mucho, abundante. Es una bendición que hayamos tenido muchísimo trabajo fructífero e inesperado. Estoy seguro que esta última entrega le encantará —decía con mucha emoción incapaz de disimular.

    —¿Ah sí? ¿No me quieres contar de una jodidísima puta vez? —pedía el jefe, ansioso.

    —Venga, con mucho respeto hacia usted, sirvamos un buen trago para contarle todo el negocio que se ha concretado. Es de celebrar jefe, se lo aseguro —decía Álvaro que ahora sudaba y se agitaba más.

    Urel se rió a carcajadas y dijo:

    —¡Esto sí que debe de ser serio, vamos entonces! —gritó el jefe Urel y fueron directo a servirse un trago en un pequeño bar que tenía el hombre en su vasta mansión.

    Dicha mansión ocupaba múltiples habitaciones, criaturas exóticas, más de 30 carros de lujo y millones de hectáreas propias. Ya servido los tragos y haber hecho el respectivo brindis, Álvaro comenzó a hablar:

    —Le tengo una gran noticia —empezaba Álvaro—, escuche atentamente. Tenemos tres ovejitas recién nacidas, cuatro bueyes bien dotados, cinco cerdos de exquisita carne, setenta pechugas de pollo, sesenta montes de venus ya cortadas las puntas y ochenta vacas preparadas para ser ordeñadas.

    El jefe Urel abrió la boca impresionado.

    —Estoy... sin palabras. ¿Cómo lograste hacerlo? —pedía mientras encendía otro puro con una sonrisa larga dibujada en su rostro.

    —Solamente hice mi labor. Además, las competencias no se han disminuido ni aumentado. Hemos llegado a un gran acuerdo para todos los intereses mutuos que tenemos los socios, eso lo incluye a usted. Por lo tanto, hemos determinado locaciones estratégicas para hacer el negocio estable, seguro y sobre todo, capaz de dividirse de manera equitativa para cada uno de los trabajadores y miembros. De dicha forma, logramos hacer estas recolecciones de comidas bastante exquisitas, ¿qué le parece?

    —Dígame algo, ¿cuándo tendremos la primera exportación de los productos de calidad?

    —Lo más pronto posible, incluso estamos pensando en hacer una subasta con clientes grandes en los países de Europa y América. Asia ya lo tenemos cubierto también, muchos empresarios están emocionados por la primera gran reunión de nuestras cumbres... Habrá mucho dinero, y se lograrán sus objetivos personales. Aquellos que ni el más poderoso imperio haya podido ver en su existencia. Ojalá y se pudiera hacer historia de esto, pero sabemos que sería ir muy lejos.

    —Sabes que en esas cumbres se pretenden llevar lo mejor, así que dime, mi fiel amigo, ¿no trajiste algo para mi persona?

    —Por supuesto, querido jefe. Lo tengo de hecho... en la maleta de mi carro, ¿quiere verlo de una vez?

    —¿En el carro? ¡¿Qué esperas entonces?! ¡Vamos!

    Los sujetos se fueron emocionados al estacionamiento, que estaba resguardado por muchos guardias que estaban despidiendo y pagando a varias prostitutas que se quedaron a dormir en la mansión por cumplir sus servicios. Álvaro fue a la maleta trasera de su carro, uno humilde, pero efectivo.

    —Este es un regalo solo para usted, jefe. Le aconsejo que no mencione de ello en la cumbre, porque estoy seguro de que todos lo quisieran.

    Abrieron la maleta y el jefe Urel quedó impresionado, casi llorando de la alegría, tocando el producto que su más fiel servidor le había obsequiado.

    —Esto... no es carne de campo, jefe. Esto es caviar de primera, una carne exquisita que nadie conseguirá. ¿Le gusta?

    —Prepara el asador... quiero comer. Eres un fiel amigo, Álvaro. Serás bien recompensando —abrazó a su amigo y le dio un beso en la mejilla—. Iré a prepararme. Por favor, llévame la carne para cocinarla, que no puedo esperar a dar el primer bocado.

    Y el jefe se fue apresurado a los adentros de su mansión para preparar el asador de carne que tenía. Álvaro miró con alegría lo que estaba en su maleta, y la cerró con fuerza. Encendió un cigarro para decir:

    —Es apenas el comienzo de un gran negocio...

    La promesa

    La política, sucia y corrupta, se volvió religión. Llamaban "Lustaphir a un país muy repugnante. Contaba con cinco Estados y ninguno era adecuado para vivir, ya que eran la misma basura en cada esquina. Y es en uno en particular, en Lotos", donde nuestra historia se desarrolla. Lotos es un pueblo pequeño que sirve incluso de frontera a Lustaphir. Varias empresas trabajan día y noche contaminando todo a su alrededor. Es el peor lugar para vivir y crecer. Pero en Lotos, aunque en menor medida, todavía mantiene un nivel de educación aceptable y obligatorio. Sin embargo, casi ningún niño o joven termina graduándose para escapar del fatídico país y encontrarse en una universidad o en otro lugar más agradable. A veces a ellos mismos se los come la crueldad de la calle, como sucedió con un chico llamado Nicky.

    El colegio más grande y popular de Lotos es el Tarbe. Nicky estudiaba en Tarbe, y en kinder había conocido a sus amigos Mike, Rick y Ashley. Pero, entrando a tercer grado y con nueve años, Nicky fue adoptado por una banda de delincuentes. Se rumoreaba que estuvo involucrado en actos de compra ilícita de drogas, consumo y transporte del mismo. Se hablaba de que poseía un amplio almacén de armas a su disposición y que había asesinado al novio de una chica por un extraño arranque de celos. Eran muchas las cosas que se dijeron de Nicky y que terminaron manchando su reputación y la de su familia. Nicky murió masacrado, junto a unos compañeros delictivos, en un tiroteo entre criminales. El colegio Tarbe no lloró su pérdida y juró, junto a todos sus profesores y miembros, que estarían dispuestos a crear nuevos jóvenes para un futuro mejor, con el fin de que Nicky sea el ejemplo de lo que jamás se debe ser. Los adultos solo aplaudieron y lloraron al ver tal compromiso.

    Hoy, sus compañeros de sexto grado a tan solo dos semanas de ese suceso tan terrible dudan que Nicky haya realmente estado involucrado por voluntad propia en un grupo criminal. Más bien sospechaban que la partida de su amigo no tenía ningún sentido y que él había sido mandado a matar.

    —Nicky no era capaz de hacer nada malo —dijo Rick mientras se comía las uñas; un chico tímido—. Él nunca haría cosas así, ¿verdad, Ashley?

    —No quiero pensarlo así, Rick —dijo Ashley que se mordía un labio, y ya hacía rato que se había roto su piel y sangraba mucho por sus pequeños y rojizos labios-, era una chica bastante hermosa y seria—. Sé muy bien que Nicky no podría ser jamás como nos contaron. Pero hacía ya varios años que nuestro contacto se perdió, ¿acaso ustedes recuerdan qué fue lo último que les dijo?

    —Éramos aún muy pequeños —dijo por fin Mike, el líder del grupo y un chico determinado—. Yo mismo no podría recordarlo... pero Nicky fue quien se marchó, desde esa vez en el parque, más nunca volvió a dirigirnos la palabra, ¿por qué? Y ahora, ¿lo asesinan así sin más? ¿Quién o quiénes fueron los verdaderos culpables? ¿Por qué mierda Nicky tuvo que morir?

    —Pobre Nicky —decía Ashley—. Lo extraño...

    —Yo también...  era nuestro amigo, no debemos permitir esto —decía Rick.

    —¿Sugieres algo? —preguntaba Mike directamente a su amigo.

    —Sí... No, digo...  maldición...  no sé qué proponer.

    El trío se quedó silencioso, en un ambiente oscuro siendo iluminado por una pequeña vela que se iba desvaneciendo, poco a poco. Mike rompió el silencio:

    —Ya sé qué debemos hacer —dijo con un enojo en su rostro.

    Ashley y Rick lo vieron, esperando su proposición.

    —Después de que salgamos de esta habitación oscura y crucemos esa puerta... y juremos entre nosotros esta tarea, vamos a cumplir una última voluntad para Nicky. Descubriremos a los asesinos de él y cuáles fueron sus motivos. Los expondremos y haremos que paguen; sin embargo, lo debemos realizar juntos, sin peros, sin dejar nada a medias tintas. Debemos lograrlo por Nicky. Debemos estar dispuestos... a todo.

    Ashley y Rick se vieron las caras.

    —Esto será peligroso..., ¿verdad? —preguntaba Rick con sudor en las manos.

    —Supongo... que esto no será algo fácil y estaremos solos. No podemos confiar en nadie para esto. Lo cual... creo que nos dejará completamente expuestos a los ataques, ¿cierto? —decía Ashley arrancándose un cuero de sus dedos.

    —Sí —afirmaba Mike, tomándole las manos a sus compañeros—, pero esto es por Nicky. Si no lo hacemos nosotros, ¿quién sí?

    Los niños estaban titubeando, pero al mirar a Mike, sentir fuerza en sus manos y una voz de seguridad, recobraron su verdadero sentido de justicia, curiosidad y determinación.

    —Juro que lo lograremos —decía Ashley.

    —Lo juro... —dijo Rick.

    —Yo también lo juro —completó Mike.

    Soplaron una vela que los alumbraba y el cuarto quedó en completa oscuridad.

    El Tarbe estaba completamente grisáceo y lucía más deprimente que de costumbre. Las exigencias habían incrementado, los niños eran más violentos entre ellos y algunos habían terminado de organizar sus propios submundos. Los profesores eran más extraños y los Directores no eran vistos por casi nadie ya que solo salían en ocasiones importantes como el funeral de Nicky o anuncios públicos. Todos estaban distantes.

    Por algún lado debía empezar el trío, o mejor dicho, los Huele Culo, para descubrir pistas sobre Nicky. Ashley iba caminando por un pasillo largo, mientras había un grupo de chicos graduandos que la observaban, veían sus piernas afeitadas y su falda corta, a la vez que silbaban y le lanzaban muecas incómodas. Uno se agarraba su verga mientras señalaba a Ashley y otro simulaba montarla con mucho dominio, como si de una yegua se tratase. Ashley pasó con miedo (y mucha suerte) al lado de ellos dado que había profesores cerca. Llegó a encontrarse en un salón con Rick y Mike.

    —Llegaste temprano —dijo Rick.

    —¿Estás bien? —preguntó Mike.

    —Es el grupo de los graduandos. Los Red me estaban viendo y... ya saben.

    Mike y Rick se vieron las caras con miedo y culpa. Los Red tenían mala fama por violar niñas desde quinto grado hasta quinto año en varios alrededores del colegio y en fiestas privadas. Los hombres eran sumamente violentos y era mejor desconocer de qué eran capaces las chicas de esas promociones que eran conocidas como las Pinkie. No era seguro estar cerca de los Red en ningún momento, y menos siendo una chica.

    —Nadie irá solo de ahora en adelante a ningún sitio. Los Red son cada vez más peligrosos y creo que esta nueva promo tiene tintes más siniestros que la anterior, y eso es mucho decir. Nos mantendremos juntos, ¿de acuerdo? —exclamó Mike, y Ashley se sintió aliviada, completamente feliz.

    Rick asintió, estando de acuerdo con la idea.

    —Bien... tenemos al menos 10 minutos antes de que todos entren para la clase, ¿descubrieron algo? —preguntó Mike.

    —El grupo de Esther, las Chiquis, nos puede proporcionar información. Las vi juntas mientras maltrataban a una niña nueva en las gradas. Estaban haciendo que comiera una goma de borrar mientras le tiraban piedras y la apuñalaban con lápices en el abdomen. Ellas siempre saben todo, pero de igual forma debemos ser precavidos. Ashley no debería estar con nosotros cuando nos encontremos con ellas. Escuché también de alguien llamada la Zorra —dijo Rick.

    —¿Zorra? —preguntaba Mike, intrigado.

    —Zorra es una chica del Tarbe que tiene sexo con cualquiera que se lo pida a cambio de plata. Sin embargo, no se sabe su verdadera identidad ni nombre o año en que estudia, parece que se disfraza o algo así. Según y que tiene escondites adentro del colegio y sus alrededores. He oído que se ha forrado de mucho dinero y que descubre secretos indeseables. Supongo que sus "clientes" deben de tenerle alguna especie de confianza —contaba Ashley.

    —Parece muy precavida. Ella podría pedirnos dinero... pero puede valer la pena. ¿Qué más? —decía Mike.

    —Creo que debemos ser cuidadosos. Hay rumores de que la institución se pondrá bastante exigente y peligrosa. Piensan darle mucha autoridad a los maestros y sinceramente, me da miedo constante estar aquí. Quiero huir de casa, mis padres están realmente locos al ver este lugar como un paraíso —aseguraba Rick.

    —Yo también... ni en mi casa ni aquí me siento segura —decía Ashley aterrada.

    —Sí... yo también he tenido el deseo de huir de mis padres, es simplemente horrible estar ahí... Pero debemos mantenernos juntos para descubrir esto primero, no huiremos como cobardes —decía Mike —. Hay que resistir...

    La campana sonó y los Huele Culo recobraron su postura habitual de clase mientras el resto de sus compañeros entraban. Les tocaba Castellano con una profesora cascarrabias.

    —Conque ustedes son mis alumnos nuevos. Lástima —decía la mujer delgada, con el cabello recogido, ropa elegante al estilo de la época victoriana, arrugas y lentes desgastados, con dientes afilados y amarillentos—. Si ustedes creen que mis clases serán livianas, les tengo una sorpresa: no lo serán. A partir de aquí, ninguno hablará a no ser que los pida, no susurrarán, no conversarán con sus compañeros, no dibujarán ni harán estupideces aparte. Me mirarán a mí, ¡y solo a mí! —gritó y golpeó con su mano la pizarra.

    Los estudiantes dieron un inquietante salto. La profesora se vio su mano: había aplastado a una mosca y se llenó la mano de líquido oscuro. Se limpió con su vestido victoriano.

    —Muy bien... prosigamos. No quiero a ningún Nicky aquí. Así que comencemos.

    —Debería de ser más respetuosa —dijo Mike

    El salón calló y la profesora volteó sorprendida.

    —¿Dijiste algo, niño? —dijo viéndole con ojos de furia violeta.

    —Nicky es un ex-compañero, debería evitar hacer comentarios así frente a nosotros.

    La mujer empezó a reírse, al principio lentamente, después con prisa y aligeró el ritmo hasta estallar en carcajadas desagradables, golpeándose el vestido y quedando con la garganta desgastada.

    —¿Quién demonios eres tú? —dijo la profesora con voz de demonio.

    —Soy Mike... Nicky era amigo mío de la infancia.

    —Entonces eres amigo de un asesino, de un antisocial, de una mierdita que agarró malos pasos —decía la profesora acercándose—. Qué chistoso... y te diré algo, aquí, en mi salón... tú no lo ¡pronuncias! —exclamó y le soltó una cachetada tan fuerte que le volteó todo el rostro a Mike y se la dejó roja inmediatamente.

    Mike volteó inquietado, con mucho miedo. El salón estaba impresionado, algunos miraban extasiados y otros con miedo. La profesora dijo:

    —Las normas han cambiado... y a ti, amigo de Nicky, te daré una segunda oportunidad. Será mejor que ni se te ocurra cometer un segundo error, o lo pagarás con disciplina ardua. Maldito imbécil chupa penes —y escupió en el pupitre de Mike y tomó la mano del chico para pasarla sobre su superficie mojada, dejándole la palma babeada y empegostada.

    La profesora siguió dando su clase y Mike miraba a sus compañeros con furia y miedo.

    —¿Nuevas normas? —pensó para sí mismo.

    Los niños habían salido para el recreo y estaban en las gradas que era el único lugar apartado de todos los estudiantes y profesores, siendo meramente seguro y solitario para los Huele Culo. Empezaron a charlar:

    —Eso fue intenso —dijo Rick con miedo.

    —Esa profesora te soltó una mano tan horrible... si tan solo... hubiera alguien con quien hablar —suspiraba Ashley.

    —No... no es nada grave. No podemos confiar ni en los profesores y tampoco en los estudiantes. Ellos no serán nuestros amigos... son solo medios paras llegar a lo que queremos —decía Mike acariciándose la mejilla.

    —Déjame —dijo Ashley, quien le iba untando crema.

    —¡Ah! —exclamó Mike.

    —Perdón, pero esto te ayudará, así que no te muevas carajo.

    —Gracias... Ash... —decía Mike pensativo.

    —¿Sucede algo? —preguntó Rick notando el rostro extrañado de su amigo.

    —Estoy pensando a quién vamos a interrogar primero... —admitió Mike.

    —Creo que el grupo de las Chiquis es lo más ideal. No serán amables y son bastante hirientes, pero, ellas pueden ser la base para muchas cosas al saberlo todo. Quizás hasta decirnos en qué parte del colegio se puede ubicar a la Zorra —propuso Ashley.

    —¿Es difícil ubicar a la Zorra? —preguntó Mike—. ¿Incluso aquí?

    —Sus servicios son muy discretos... y como se sabe poco de ella —reconocía Rick—. Pero ella sabe cosas.

    Los tres estaban en las gradas, dejándose cautivar por la soledad, el silencio y el eterno viento que movía árboles desnudos, marchitos y bastante oscuros.

    —El grupo de las Chiquis será el primero —decidió Mike.

    Rick y Ashley, aunque asustados, confiaban en la seguridad de Mike y en el comienzo de su camino interrogativo para alcanzar a los asesinos de Nicky.

    Las Chiquis

    Ellas dicen que las envidiaban, porque siempre conseguían todo lo que querían. Las chicas populares lo podían tener todo sí, desde los chicos más hermosos, los artículos más costosos, los estudios más caros y una vida inagotable. Tanto que hasta marido podían tener con solo arrodillarse hacia la cintura de los sujetos. Pero, ninguna de esas chicas, sin distinción, estaba completamente limpia. De nada vale una belleza física y una vida de lujos, si una mente se va destruyendo poco a poco hasta convertirse en alimento podrido. Las Chiquis estaban podridas, y ellas mismas no lo podían negar. A los chicos les quedaban aún veinte minutos de clase, aquello era suficiente para ubicar a las Chiquis y hacer su interrogatorio. Caminaron como si nada por el colegio, viendo a los estudiantes tan callados, retraídos y en sus propios mundos; literalmente en sus propios submundos escondidos en aquella institución infernal. Llegaron hasta el baño de niñas de secundaria, donde estaba el escondite de las Chiquis. Como ellas eran bastante diabólicas con las niñas, Ashley se quedó adentro de uno de los cubículos del amplio baño, fingiendo que hacía sus necesidades. Mike la alivió para que no tuviese miedo.

    —Las Chiquis por nada del mundo entrarían a estos cubículos, acuérdate que ya ni son necesarios para ellas. Huelen mal y las inodoros no los lavan por al menos dos semanas. Olerá horrible pero estarás más segura aquí que afuera. No nos tardaremos, y, por favor, utiliza este teléfono para enviarnos un mensaje para salir antes de que termine el recreo —aseguraba Mike a Ashley, sonriendo sin ser bastante frío.

    —¿Estarán bien ustedes dos? —preguntaba Ashley.

    —Lo estaremos, te lo prometo. Después de esto, juntos a donde sea necesario. Y ten —y Rick le pasó a Mike un cuchillo—. No queríamos decirte... pero Rick y yo pensamos que debemos ir armados aunque sea con un cuchillo. No sabemos quiénes son los que le hicieron esto a Nicky, pero podrían hacernos daño y debemos ser precavidos.

    —Entiendo... —titubeó Ashley, mientras agarraba fuertemente el cuchillo—. Vayan, no pierdan tiempo.

    El trío juntó sus puños y Ashley se encerró, mientras Rick y Mike se adentraban más en el baño de niñas. El truco era encontrar "La Concha de Alicia". Había que empujar una mini-puerta con fuerza y adentrarse a ella. Afortunadamente para Mike y Rick, ellos tenían el punto exacto dado que una ex-alumna de las Chiquis, quizás por venganza o alguna disputa que tuvo con sus miembros, reveló la ubicación secreta en código descifrable. Esto fue bastante problemático porque tenían que redoblar la defensa. Aquella acción le costó la vida a esa ex-alumna, quien fue hallada en su cuarto, crucificada en la pared y descuartizada. El culpable jamás fue encontrado.

    —La encontré —dijo Mike que había visto un minúsculo orificio en una pared, y les había tomado solo cinco minutos hallarla, lo cual era un récord—, vamos Rick, es aquí.

    Empujaron entre los dos y lograron entrar a un túnel, donde dos chicas, bastantes musculosas y con lanzas de madera con ratas disecadas en las puntas, protegían la entrada al club.

    Las Chiquis era un grupo conformado únicamente por mujeres de quinto grado hasta cuarto año, dado que las graduandas no se llevaban bien con nadie de años pasados. El grupo tenía miembros de altas cunas, niñas con padres de mucho poder y dinero, y las niñas debían ser independientes, osadas y dispuestas a hacer lo que fuera. Eran fiesteras, borrachas, fumadoras, depresivas y fornicadoras empedernidas, consumían drogas secretas y celebraban orgías entre ellas mismas en su escondite cada 24 de diciembre en celebración de aniversario de la fundación de su club. También sembraban el terror en las niñas de baja clase del colegio (como Ashley, pero ella mantenía gran distanciamiento). Eran conocidas por orillar a una chica llamada Lorena Manz al suicidio tras vender fotos suyas desnuda, y luego de múltiples torturas psicológicas y físicas, Lorena se colgó en su casa con una nota que decía: "no puedo aguantar más. Este acto hizo que todas las niñas que no pertenecieran al club, le tuviesen un pavor grande a las Chiquis" por su influencia. Otros actos de bully incluían amarrar a las niñas y meterles animales en los genitales en un salón solitario durante los recesos, hacer que lamieran toallas sanitarias

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