Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Polvo de Estrellas: Desarrollo humano sistémico
Polvo de Estrellas: Desarrollo humano sistémico
Polvo de Estrellas: Desarrollo humano sistémico
Libro electrónico424 páginas6 horas

Polvo de Estrellas: Desarrollo humano sistémico

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El desarrollo humano es un fenómeno capital para la psicología. Este se relaciona con un conjunto de procesos físicos, psicológicos y sociales que se desenvuelven a lo largo del ciclo de vida de las personas. Abarca todas las áreas y etapas de crecimiento. No obstante, hasta nuestros días, no existe un consenso sobre su composición y alcance. ¿Cómo se relaciona con los principales modelos y teorías de la psicología? ¿Qué áreas o dimensiones lo integran? ¿Cuáles son los mecanismos responsables de su evolución o deterioro? En esta obra, presentamos un modelo original de desarrollo humano que descansa sobre el paradigma sistémico actualizado. Comprende doce áreas entrelazadas con las teorías evolutivas de autores de la talla de Jean Piaget, Sigmund Freud, Erik Erikson y Lawrence Kohlberg. Fruto de esta nueva comprensión sobre el desarrollo humano, esta obra también incluye un programa de trabajo para la promoción de este fenómeno, con herramientas provenientes de la psicología clínica y educativa. La conclusión del texto es que el desarrollo humano se encuentra en el corazón de diversos procesos de crecimiento psicológico que van desde la salud mental hasta la autorrealización.

SEMBLANZA DEL AUTOR
Fernando Damián nació en la Ciudad de México, en 1979. Estudió la Licenciatura en Psicología en la Universidad Autónoma de Yucatán y la Maestría en Psicoterapia en la Universidad Humanitas. Su campo de especialización se relaciona con las áreas de psicología clínica y educativa. Es miembro titular del Colegio de Psicólogos del Estado de Yucatán y Consejero Técnico en la Comisión de Psicología educativa. Trabaja como Director en una Unidad de Apoyo a la Educación Regular (USAER). Así mismo, brinda servicios de psicología clínica y educativa de manera privada, principalmente evaluación, enseñanza y psicoterapia. Es director de "Complexus", Centro de Desarrollo Humano Sistémico. Complexus tiene la finalidad de ofrecer a la población servicios especializados de desarrollo humano, educación para la vida y promoción de la salud mental. Es el autor de un modelo psicológico innovador que tiene la finalidad de ofrecer una perspectiva sistémica, integral y actualizada para la psicología.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento28 nov 2023
ISBN9798215657959
Polvo de Estrellas: Desarrollo humano sistémico

Lee más de Fernando Damián Rivera

Relacionado con Polvo de Estrellas

Libros electrónicos relacionados

Ficción literaria para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Polvo de Estrellas

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Polvo de Estrellas - Fernando Damián Rivera

    POLVO DE ESTRELLAS

    Desarrollo humano sistémico

    FERNANDO DAMIÁN RIVERA

    Primera edición, noviembre del 2023.

    © Fernando Damián Rivera

    © Todos los derechos reservados.

    © Librerío editores

    www.librerioeditores.com.mx

    Número de Registro Público del Derecho de Autor: 03-2023-100117100900-01

    Queda prohibida toda la reproducción total, parcial o cualquier forma de plagio de esta obra sin previo consentimiento por escrito del autor o editor, caso contrario será sancionado conforme a la ley de derechos de autor.

    Introducción: semillas del cielo y la tierra

    Justificación: quien tiene un por qué encontrará un cómo

    Teoría de sistemas y seres humanos: células, familias y ecosistemas

    Crecimiento humano: escalar y trascender

    Metodología: los senderos y las herramientas

    Programa de trabajo: opus magnum

    Bibliografía

    Para mi familia.

    Ustedes son las estrellas que guían mi camino.

    Introducción

    Semillas del cielo y la tierra

    En la rutina diaria es muy fácil perder de vista las cosas que le dan sentido a nuestra vida. Los quehaceres domésticos, movernos de la casa al trabajo, realizar trámites administrativos de todo tipo y hasta hallar las llaves consumen innumerables horas de nuestra fugaz existencia. Es más, a veces nos encontramos tan absortos en cierta actividad particularmente importante que adquirimos visión de túnel, perdemos por completo la noción del tiempo, las señales emitidas por nuestro cuerpo o detalles evidentes del entorno. Definitivamente pasamos gran cantidad de horas del día en piloto automático, sin siquiera imaginar las cosas que suceden más allá de nuestro campo visual.

    Y es que, por naturaleza, nos cuesta trabajo tomar conciencia de los fenómenos que ocurren en otras escalas de tiempo y espacio. Y cuanto más se aparten de nuestra perspectiva habitual, tanto más difícil resulta comprenderlas. Como regla general, utilizamos nuestra propia experiencia como regla o marco de referencia para interpretar los acontecimientos que ocurren a nuestro alrededor. Por ejemplo, nos cuesta trabajo imaginar que un colibrí puede mover sus alas 90 veces por segundo, que a una mantis religiosa le toma tan solo 100 milisegundos atrapar a su presa o que, en condiciones óptimas, algunas bacterias son capaces de engendrar más de 200 billones de descendientes en un día. Y este mismo fenómeno ocurre cuando nos detenemos a pensar sobre nosotros mismos. Nuestra perspectiva sobre quiénes somos, cuáles son nuestras principales características y la causa de nuestras acciones, está completamente coloreada por nuestras experiencias, así como por nuestra historia de vida. Nos da trabajo desembarazarno s de nuestra forma habitual de pensar, recurrir a un punto de vista neutral, o al menos colocarnos en los zapatos de los demás. Como dice el dicho: cada uno habla de la feria según le va en ella. Por ello, hay tantas opiniones sobre las cosas importantes de la vida como personas existen la tierra.

    Pero qué pasaría si tuviéramos la habilidad para ajustar nuestra perspectiva de las cosas a la escala que quisiéramos. Si pudiéramos observar cualquier acontecimiento, sin importar lo breve o duradero que fuera, en el mismo lapso de tiempo que ocupa nuestra película favorita o la jornada laboral. Entonces, seguramente cambiaría nuestra opinión sobre un sinfín de eventos de forma dramática, incluyendo nuestra opinión sobre el ser humano. Imagina por un momento que pudieras remontarte en tu historia, pero no desde tu nacimiento sino desde la concepción misma de los materiales que le dan forma a tu cuerpo. Entonces comenzaría una extraordinaria odisea cósmica: tu historia empezaría en alguna remota estrella en la periferia de la galaxia. En algún punto distante, la estrella daría a luz una infinidad de materiales primordiales al explotar, y entre ellos, muchos de los materiales que actualmente conforman tu cuerpo. Millones de años más tarde, estos materiales serían capturados por la gravedad de nuestro planeta y entonces daría inicio un largo recorrido a través de múltiples combinaciones de sistemas, algunos de tipo mineral, otros de clase vegetal y otros más de tipo animal. Y finalmente, en algún momento del siglo XX o XXI, infinidad de elementos estelares se mezclarían para darte forma, tal y como eres.

    Estoy seguro que, al adoptar esta segunda perspectiva, tu opinión acerca del ser humano cambia. Dejamos de ser mujeres, hombres, niños, adultos, pobres, ricos, virtuosos, imperfectos, para convertirnos todos en polvo de estrellas. Y dejan de ocupar el centro de nuestra atención las rutinas y deberes cotidianos, al igual que nuestros puntos de vista limitados acerca de lo que creemos valioso. Literalmente, somos un puñado de posibilidades del cosmos. En comparación, los errores del pasado y los defectos del presente dejan de tener el mismo impacto en nuestra conciencia. Aún las atrocidades que reportan los noticieros con frecuencia y los oscuros pasajes de la historia adquieren un nuevo sentido. Ahora solo representan un punto doloroso dentro de una dilatada línea de tiempo que se extiende por eones. ¿Acaso no despierta un sentimiento de renovada esperanza en lo que podemos llegar a ser?

    El tema de este libro es el desarrollo humano. El crecimiento psicológico como objetivo fundamental de cada individuo. Un proceso global y a la vez compuesto por diferentes aspectos, en el cual las personas incrementan gradualmente su desempeño hasta alcanzar un desarrollo pleno, su realización. Debido a la envergadura del proyecto, la obra parte de un planteamiento transdisciplinario que entrelaza recursos de la psicología y otras ciencias como los pilares de una propuesta de trabajo personal. Esencialmente, Polvo de estrellas es un programa de desarrollo humano, compuesto por un conjunto organizado de elementos y se encuentra cimentado en la Teoría de sistemas complejos. El título hace referencia a un extraordinario sistema en evolución, como una metáfora para el desarrollo del individuo. Por ello, polvo de estrellas es un concepto científico y poético al mismo tiempo: veraz y esperanzador. La meta del programa consiste en proporcionar herramientas apropiadas para el crecimiento individual y la consecución de fines constructivos. De acuerdo con esta perspectiva, el ser humano es concebido como una entidad sistémica: un conjunto de partes integra un todo interconectado, donde es posible identificar sus distintos aspectos, pero resulta imposible separar una parte de otra, así como del todo. A su vez, el desarrollo humano es entendido como un fenómeno dinámico, compuesto por distintos factores cuyo despliegue se presenta de forma interdependiente. El aumento de cualquier de ellas afecta favorablemente en las otras, y del mismo modo contribuye de manera proporcional al incremento general del desarrollo humano. En contraste, el deterioro de cualquiera de ellas repercute negativamente en las otras, y también reduce el crecimiento humano global en una medida correspondiente.

    Pero más allá de toda construcción conceptual, Polvo de estrellas es sencillamente una invitación, una invitación para llevar a cabo una labor imprescindible: trabajar libre, consciente y voluntariamente en tu evolución. Un derecho y un deber inalienable desde el nacimiento. Para este fin, el programa te ofrece múltiples oportunidades: de conocer y redescubrir tu verdadera identidad; experimentar y disfrutar la vida en su totalidad; soltar y liberarte de todo lo que ya no necesitas; entrenar y fortalecer cuerpo, mente y espíritu; corregir y cambiar los errores del pasado, para no repetirlos en el futuro; enfrentar y superar los obstáculos que te apartan de tus metas; y de alcanzar y realizar aquello que te propongas. No te niegues la oportunidad. Pierde el miedo, la pereza, la vergüenza, la culpa. Tu potencial es más grande de lo que te imaginas. Polvo de estrellas es simplemente una invitación para florecer como ser humano.

    Es preciso añadir que el cuerpo y la mente cuentan con poderosos recursos internos para promover su crecimiento y reparar los daños que experimentan en algún momento en la vida. Esto es algo natural, universal y es preciso promoverlos. No obstante, estos fenómenos sólo pueden obrar hasta cierto punto. Superado cierto límite natural de resistencia tanto del cuerpo como de la mente, es preciso acudir con el especialista correspondiente. Esa es la diferencia entre un rasguño y una cortada. La primera sana sola, solo se necesita tiempo y proporcionar las condiciones adecuadas. En contraste, la segunda requiere atención profesional. En caso de que estés atravesando un problema emocional severo, te recomendamos acudir con tu especialista en salud mental de confianza primero y, solo cuando él o la especialista te lo indique, darte la oportunidad de conocer esta obra.

    Para terminar este apartado, queremos agregar que este texto ha sido escrito pensando en dos clases de lectores. Primero para los psicólogos cuya práctica profesional se relaciona con el desarrollo humano de la población a la que atienden, quienes verdaderamente tengan interés en aprender nuevas herramientas de atención integral. Y en segundo lugar para todas aquellas personas resueltas a crecer como seres humanos, en apego a las contribuciones de la psicología como una ciencia en un proceso permanente de actualización, pero siempre rigurosa y ética. A todos ustedes, gracias por comprometerse con el progreso del mundo, empezando por ustedes mismos.

    Justificación

    Quien tiene un por qué encontrará un cómo

    En octubre de 1959, la BBC realizó una entrevista al eminente psiquiatra y psicoanalista suizo Carl G. Jung. En esta, John Freeman en calidad de entrevistador, decidió indagar acerca de diversos tópicos de su vida personal y profesional. Jung aprovechó la ocasión para externar su punto de vista sobre estos temas y muchas cosas más. En cierto punto de la entrevista, Freeman le preguntó: ¿crees que ocurra una tercera guerra mundial? A lo que Jung contestó sin vacilar: el único peligro verdadero es el hombre mismo. Él es el gran peligro y somos miserablemente inconscientes de ello... somos la causa de todo mal que venga hacia nosotros (Burnett, 1959).

    Los individuos forman familias y las familias forman sociedades. La sociedad es un reflejo de los individuos que la componen. Y parafraseando las palabras de Jung, el verdadero peligro yace escondido en el interior de cada persona. He aquí el quid de la cuestión: en el corazón de cada persona, hay un cúmulo de semillas que se pueden convertir en un sinfín de posibilidades. Cuando las semillas crecen en condiciones desfavorables, las probabilidades de que broten frutos contaminados se elevan. Esto es lo que ocurre cuando el desarrollo humano en vez de avanzar, se estanca y retrocede. Y no hablamos del proceso evolutivo natural de deterioro y muerte que acontece a todos los organismos. La muerte es la culminación de la vida, su desenlace, el final de un ciclo. En contraste, la involución significa un retroceso, una desviación o desenlace desafortunado del ciclo vital. Pero qué pasa cuando el sujeto recibe los recursos necesarios para su crecimiento. Entonces la destructividad del hombre se disipa. Y en su lugar se presenta una fascinante oportunidad llena de esperanza. El mismo sentido de esperanza que nos recuerda el polvo de estrellas. Las semillas gestan una serie de potencialidades verdaderamente humanas. Ahora aparece la oportunidad de cultivar frutos saludables y útiles para uno mismo, otras personas y el entorno en su conjunto.

    En mi experiencia profesional, después de ejercer por varios años como psicoterapeuta y psicólogo educativo, he llegado a una conclusión. El denominador común de los problemas que enfrentamos como personas y sociedad se encuentra relacionado con el desarrollo humano, es decir, con nuestra constitución básica. Ya sea que se trate de una escala micro como la violencia doméstica o una escala macro como la discriminación, o que hablemos de un ámbito material como el ingreso económico o de un ámbito intangible como la educación, el problema de raíz consiste en que algún integrante del sistema o bien el sistema por completo, sufre alguna falla asociada a su desarrollo evolutivo. Y, a su vez, dicha falla surge como resultado de la influencia de factores intrínsecos y extrínsecos. Cuando hablamos de fallas humanas, pensamos que éstas se pueden dividir en tres clases: carencias, alteración o involución en el proceso de desarrollo psicológico. En el primer caso, una persona que no pudo acabar sus estudios, no podrá conseguir un trabajo bien remunerado y por ello, en el ámbito educativo, presenta una carencia en su camino hacia una mejor calidad de vida. En el segundo caso, un joven que ha crecido en el seno de una familia machista, tendrá mayor probabilidad de reproducir dicho rasgo con su propia familia cuando sea adulto, contaminando la crianza de las generaciones posteriores. En el último caso, cuando no solo se desatienden las necesidades humanas, sino que claramente se lesionan, el resultado es el deterioro del desarrollo psicológico, por ejemplo, un niño de la calle que se ve obligado a tolerar los abusos de otras personas más grandes, con el paso de los años se volverá insensible a cualquier clase de dolor, perdiendo su sensibilidad en el proceso.

    Lamentablemente cuando el crecimiento psíquico de un individuo se deteriora, cuando los deseos, emociones, pensamientos y acciones de una persona se desvían del camino hacia su evolución, surge una poderosa tendencia a diseminar sus características entre las personas de su entorno. A veces provocando que la gente a su alrededor actúe de la misma forma, mientras que en otras a que actúe de forma complementaria, arrastrando a las personas de un modo u otro en su misma dirección, al igual que el viento con el follaje de los árboles. Los individuos que posean la fortaleza suficiente, sabrán resistir, alejar e incluso cambiar a las personas perdidas. Pero si los miembros de la comunidad no cuentan con los recursos necesarios, probablemente serán influenciados en mayor o menor medida por las personas desorientadas, obstaculizando su camino hacia sus metas.

    Y es justo ahí donde generalmente nos encontramos. En una zona gris, un punto neutro de bienestar. Esforzándonos por superarnos material y espiritualmente, y a la vez, luchando por no caer en patrones de conducta disfuncionales. En ocasiones logramos subir dos peldaños y en otras retrocedemos uno. Entonces entramos en ciclos de optimismo mezclados con apatía. Y a veces nos preguntamos: ¿por qué habría de esforzarme por superarme?, si por todas partes me encuentro con individuos que obstaculizan mi camino o que me impulsan en otra dirección, o ¿de qué sirve trabajar en mi crecimiento si hay tantas personas que claramente prosperan sin hacer el mínimo esfuerzo por mejorar como personas? Involucrándose en actividades que destruyen a otras personas, organismos vivientes y hasta el medio ambiente. ¿Realmente vale la pena la lucha, realmente vale la pena el esfuerzo y sacrificio? Tomar conciencia del lado oscuro de la sociedad puede ser un golpe duro para la moral. Ciertamente puede hacer flaquear hasta el guerrero más valeroso. Y muchas cosas pueden pasar: desconectarnos emocionalmente de las personas, experimentar sensaciones de desprecio y resentimiento hacia el mundo, u olvidar aquellos acontecimientos que nos hacen daño. Y generalmente transcurre un periodo indefinido de tiempo en el cual usamos alguna estrategia psicológica o mecanismo de defensa para poder sobrellevar la sensación de malestar.

    Pero tarde o temprano algo sucede. Algo pasa que cambia nuestra vida. Algo que puede durar solo un instante o persistir para todo el resto de nuestra existencia: una poderosa lección de vida, amor verdadero, una experiencia espiritual, la muerte de un ser querido, una tragedia, etc. Y ese cambio nos impacta profundamente a nivel personal. Ese cambio transforma nuestra perspectiva sobre todas las cosas. Nos saca de la rutina, de la vida en piloto automático. Se trata de un momento crítico, un momento de no retorno. Un momento clave del desarrollo humano. A veces, se presenta como un tornado que lo arrastra todo a su paso y a veces como bálsamo que suavemente nos lava por dentro y fuera. A partir de entonces, muchas cosas cambian. Por ejemplo, aprendes a soltar la importancia personal, como diría Carlos Castaneda, es decir que dejas de pensar que eres el centro del universo (Cataneda, 2016) y dejas de llevar el marcador de las cosas que las personas te dicen y te hacen. Y si las condiciones son favorables, finalmente comprendes: la vida no tiene nada en tu contra. No hay nada personal en tu historia de vida ni en tus circunstancias actuales. No existe ninguna ley de la naturaleza, poder sobrenatural, ni mecanismo cósmico que esté empecinado en hacerte sufrir. Todo lo que existe son procesos naturales, repartidos entre todas las escalas de la realidad: entropía, disipación de energía en la transformación, cadenas tróficas, supervivencia del más apto, teoría del reforzamiento, lucha de clases sociales, oferta y demanda, competencia por recursos limitados, resistencia al cambio, etc. Y al reflexionar sobre estas leyes, podemos entender que todos los organismos vivos, no solo las personas, tienden a atravesar condiciones precarias y adversas durante su ciclo de vida como hambre, sueño, dolor, carencias, incertidumbre. Por virtud de la interacción de las leyes físicas, biológicas y psíquicas, es mucho más probable nacer, crecer, vivir y morir en entornos difíciles que en otros deseables. Esa es la sencilla realidad de la vida. Y eso es algo que tenemos que entender y aceptar. Que en tu caso particular se trate de un padre alcohólico o un trabajo estresante es, en última instancia, consecuencia del mismo fenómeno. No hay nada personal en tu dolor. En tus manos está hacer de cada experiencia algo útil o volverte su prisionero. En tus manos está hacer de tus experiencias una barrera infranqueable o un escalón evolutivo.

    Sin importar quién, cuándo, dónde, cómo, por qué o qué te lastimó, solo existe una persona que puede sanar sus heridas: uno mismo. Y eso puede suceder de diferentes maneras, dependiendo del tipo de herida, de la persona y las circunstancias. Pero el denominador común en todos los casos, el requisito indispensable, es que uno mismo desee sanar. Sin eso, todo lo demás es inútil. Aun con los mejores especialistas y recursos, sin voluntad del individuo, la sanación será un fracaso, ya que no la empezará, la dejará a medio camino, no la llevará hasta el final o bien, tendrá una recaída después de la sanación. En contraste, a pesar de los obstáculos y en ausencia de recursos, la persona con alta voluntad encontrará la manera de concluir con su proceso de sanación de una forma u otra. Recuerda, las heridas son una parte inevitable de la vida. De una forma u otra, todos cargamos con heridas, todos hemos sido lastimados por otras personas, situaciones y hasta por nosotros mismos. Pero lo que verdaderamente importa es qué hacemos al respecto. Eres el principal responsable, el custodio, de ti mismo.

    Cuando logramos entenderlo, y no solo con la cabeza, sino con el corazón y hasta con las entrañas, experimentamos una revelación especial: el desarrollo humano es un derecho y un deber exclusivo de cada individuo. Crecer como seres humanos es la oportunidad de subir un peldaño más en la escalera de la vida, de evolucionar, de ascender. De avanzar en el viaje de la vida. De nutrir nuestro potencial superior y guardar distancia de nuestras pasiones ordinarias, de nuestro pasado como monos desnudos, de la influencia del árbol genealógico ancestral. Pero si decidimos no atender al llamado, si elegimos permanecer en el mismo estado por un periodo de tiempo indefinido, es probable que nuestra evolución se suspenda y entremos por voluntad propia en la jaula de oro de la zona de confort, en la rutina diaria que se repite sin cesar. Tal vez esto fuera parte de lo que Freud, Nietzsche y Buda tenían en mente cuando hablaron de la compulsión de repetición, eterno retorno, y rueda del samsara, respectivamente.

    ¿Pero cuál podría ser el sentido de la vida? ¿Acaso existe alguno? Quien podría decirlo. Tal vez algún día la ciencia pueda descubrirlo. Tal vez no. Pero si lo tiene, tal vez alguna parte de la respuesta tenga relación con la evolución del universo y los elementos que lo componen, incluyendo el ser humano. Y si la vida no tuviera sentido alguno, hacer nuestra la decisión de progresar de manera consciente podría colmar de significado nuestro fugaz tránsito por este inconmensurable cosmos. No se trata de una imposición, sino de una oportunidad con fecha de caducidad: tu partida de la tierra. La divisa para viajar, el precio a pagar por tu crecimiento, es el esfuerzo, el trabajo personal. No somos una obra acabada, sino una increíble obra en proceso de construcción.

    ¿Y quién será la persona encargada de terminar la obra? Solo tú y nadie más. Por más que tus padres, tu familia, tus amigos, tu pareja, tu jefe o el gobierno te ayuden o te estorben, en última instancia, ninguno de ellos tiene el poder de lograr tu realización o condenarte. Solo tú puedes hacerlo. Por supuesto que es mucho más fácil nadar con la corriente que contra de ella. Todo es más sencillo cuando tienes todos los recursos necesarios para lograr tus objetivos, pero eso no significa que carecer de estos vuelva imposible conseguirlo. Más difícil, complicado y tardado, sin duda, pero no imposible. Si los salmones nadan río arriba para reproducirse, tú también puedes florecer a pesar de los obstáculos. Puedes crecer por medio de las diversas experiencias que te ofrece la vida, tanto las favorables como las adversas. Como dice un adagio astrológico: el sabio conduce a sus estrellas, mientras que el necio es arrastrado por sus circunstancias. Y cabe agregar que la adversidad, de la que rehuimos todo el tiempo, esconde un dulce secreto. La adversidad es un formidable mentor que nos exige perseverar sin reservas, nos ordena dar lo mejor de nosotros hasta dominar todas las lecciones que la vida nos ponga enfrente y derribar todas las barreras que se interpongan en nuestro camino.

    Muchas cosas que parecen urgentes en realidad son cosas de escaso valor. Por ejemplo, monitorear las redes sociales, cumplir labores rutinarias, acatar las buenas costumbres, etc. En contraste, descubrimos que invertir en nuestro crecimiento deja de parecer lejano, difícil e innecesario. De hecho, se torna en una tarea fundamental de la vida. Toda una revolución en la escala ordinaria de valores. Y entiendes que la mejor razón para trabajar en la evolución personal es el amor hacia algo más valioso que uno mismo. El anhelo de convertirse en un mejor ser humano no tiene el propósito de generar algún beneficio o ganancia personal. Tiene el fin de servir mejor a aquello que uno más ama: la pareja, la familia, una causa noble, tus sueños, etc. Sin importar si es de día o de noche, si estás acompañado o solo, o si las cosas marchan a tu favor o en tu contra.

    Solo entonces, cuando puedas responder honestamente la pregunta ¿por qué hacerlo?, aparecerá la interrogante del millón de pesos...

    ¿Cómo puedo crecer como ser humano de manera integral?

    Teoría de sistemas y seres humanos

    Células, familias y ecosistemas

    La ciencia es una actividad en permanente proceso de perfeccionamiento. A medida que aumentan nuestros conocimientos, entendemos un poco mejor la realidad que nos rodea. Y por cada respuesta que encontramos, surgen 10 incógnitas más. En la misma medida, descubrimos la inconmensurable grandeza del cosmos y el modesto lugar que ocupamos en su interior. Un ejemplo clásico de cómo el avance científico cambia nuestra relación con la realidad la hallamos en la representación del universo. Aristóteles creía que la tierra era una esfera inmóvil, situada en el centro del cosmos. Alrededor de ella se encontraban incrustados el resto de las estrellas y los planetas en esferas concéntricas. Para dar explicación a los fenómenos celestes conocidos en su época, era necesario suponer la existencia de 55 esferas. Debido a la posición de la tierra, el ser humano ocupaba una posición privilegiada dentro del arreglo celestial. En contraste ahora sabemos que la tierra se ubica en la periferia de la vía láctea, situada en el extremo externo del brazo de Orión. A su vez, la vía láctea solo es 1 de las 100,000 galaxias que forman parte del súpercúmulo de Laniakea (Cielo inabarcable en hawaiano), un conglomerado de galaxias unidas entre sí por medio de fuerzas gravitacionales poderosas. El lugar que ocupa el ser humano, en comparación con el tamaño de Laniakea, es prácticamente inexistente. Gracias a la infatigable labor de la ciencia, lo que el ser humano pierde en status, lo gana con creces en comprensión de la realidad (Tully y cols., 2014).

    La psicología, como rama de la ciencia, no se encuentra exenta del permanente proceso de perfeccionamiento. Para ello, nuestra disciplina requiere mantenerse en un estado constante de apertura ante los avances que se gesten dentro y fuera de su territorio. Necesita actualizar sus conocimientos a medida que se obtengan nuevos descubrimientos cuyo impacto involucre al ser humano. Por ejemplo, gracias a los avances en las neurociencias, se observa una creciente incorporación de sus descubrimientos, no solo en los modelos explicativos del comportamiento humano, sino en su empleo profesional por parte de los especialistas de la salud. En este caso, diferentes disciplinas como la neuroanatomía, neurofisiología y la neurotecnología trabajan de manera colaborativa con la psicología para desentrañar los procesos responsables de distintos mecanismos psíquicos. Y a través de la colaboración con otras ciencias, la psicología avanza en el conocimiento del mundo intangible del individuo. Por ello es necesario conservar una postura receptiva con respecto a las aportaciones de otros campos del quehacer científico.

    Esta situación no es exclusiva de ciertas ramas de la ciencia, es algo que está ocurriendo en todas las parcelas del conocimiento científico, ya sean formales, naturales o sociales. Las distintas ramas de la ciencia colaboran entre sí cada vez con mayor eficacia. Y en el proceso, se descubren e injertan nuevas ramas, teorías y técnicas en el árbol del conocimiento, abarcando fenómenos inimaginables hace apenas algunos años. Como momento histórico, la ciencia se encuentra al inicio de una etapa revolucionaria. Una nueva etapa en la cual se resquebrajan los muros que separan las clasificaciones convencionales de la ciencia. Un periodo transdisciplinario que entiende que la realidad es extensa y multifacética pero singular. La realidad es como un caleidoscópico titán que cambia de semblante según el ángulo desde el cual se le observe. A veces parece una frágil mariposa y en otras un león indomable. Por ejemplo, la mecánica clásica de Newton presenta una perspectiva muy distinta de la realidad a la mecánica cuántica. Y hasta ahora, estas teorías se resisten a alguna clase de conciliación y unificación en el mismo modelo explicativo. Tal vez algún día todas las ramas de la ciencia puedan llegar a unificarse, algún día las raíces y la copa del formidable árbol puedan llegar a integrarse, articulando al resto de las partes intermedias.

    No obstante, existe un problema. Los avances en psicología no se encuentran al día con relación a los avances que se producen en otras ciencias. Se observa un desfase de esta ciencia con respecto al desarrollo del quehacer científico en general. Se trata de un problema de fondo. Y no nos referimos al contraste entre las ciencias duras y blandas o factuales y formales que se usan para clasificar a sus ramas. Nos referimos a un problema sencillo pero fundamental: los modelos teóricos. Fuera del acelerado avance de las neurociencias mencionado previamente o de la psicología digital, existen pocos esfuerzos por actualizar el paradigma, las corrientes o la meta-teoría sobre los cuales se fundamenta la psicología. Ninguno de los principales sistemas de pensamiento como psicoanálisis, conductismo o humanismo son afines al momento histórico en el que nos encontramos en la actualidad. Ninguno de ellos ha incorporado los avances modernos de la ciencia como la medicina nuclear, la computación, los modelos matemáticos aplicados a las ciencias sociales, ni los frutos de la revolución tecnológica. Y este escenario no solo entorpece la comunicación con otras ciencias, sino que también compromete la integración de los conocimientos generados dentro de algún cuerpo teórico actualizado. De continuar esta tendencia, existe la posibilidad de que la psicología termine siendo relegada por otros campos de la ciencia como las ciencias cognitivas.

    En esta obra partimos de una propuesta original. Partimos de un modelo teórico llamado Sistema humano el cual se encuentra fundamentado en una combinación de teorías sistémicas. En sus cimientos, las teorías sistémicas se erigen sobre la teoría general de sistemas, propuesta por Ludwig von Bertalanffy en la década de 1940. Así mismo, se incorporan elementos de los sistemas dinámicos no lineales, los sistemas complejos y los sistemas complejos adaptativos. Los dos últimos se gestaron a finales del siglo XX, particularmente de la mano de los trabajos de investigación del Instituto de Santa Fe, en EUA. Si bien no hay consenso sobre alguna definición aceptada de manera universal, en esencia, estas clases de sistemas se componen de conjuntos de unidades que se encuentran interrelacionadas por medio de vínculos. Algunos ejemplos son una colmena de abejas, la bolsa de valores o ciertos fenómenos de la naturaleza. En los sistemas complejos brotan determinadas propiedades como jerarquía, auto-organización y emergencia, invisibles al nivel de las unidades constitutivas. Nuestra propuesta está plasmada en el libro Sistema humano y tiene como objetivo elaborar una perspectiva integral y actualizada sobre el individuo. Sistema humano no pretenden dejar de lado las aportaciones de las principales corrientes de la psicología, ni las aportaciones de las grandes lumbreras de nuestra disciplina. Nuestro legado es un tesoro demasiado valioso para desecharlo. Citando a Isaac Newton, solo lograremos ver más lejos si nos sentamos en los hombros de los gigantes. Y desde nuestro punto de vista, los sistemas complejos representan el vehículo ideal para dar el siguiente paso en nuestra disciplina.

    Pero antes de continuar, deseamos hacer una observación con relación a la teoría de sistemas. Esta no es una corriente nueva para las ciencias sociales. En la psicología aparece en la segunda mitad del siglo XX y se alimenta no solo de la teoría general de sistemas, sino de otras visiones interdisciplinarias, especialmente la cibernética y la teoría de la comunicación. Con el correr del tiempo, la teoría general de sistemas floreció a través de tres modelos consolidados: la escuela internacional del Mental Research Institute fundado por Donald Jackson, la escuela de Milán con Selvini Palazzoli y la escuela estructural-estratégica de Salvador Minuchin. En primer lugar, el Mental Research Institute es una escuela de terapia familiar. Para el MRI, la naturaleza de los problemas es interaccional, no intra-psíquica. Opina que los problemas surgen y se mantienen como consecuencia de las acciones y omisiones inapropiadas por parte de los integrantes de la familia. Interviene tanto con la problemática que presenta la familia como con la familia misma y está catalogada como una terapia breve. Para la escuela de Milán, una serie de interacciones y coaliciones (el juego familiar) generan y mantienen los problemas dentro de las familias. Su marco teórico incluye los principios de formulación de hipótesis, neutralidad y circularidad. Sus técnicas de intervención se denominan: prescripción paradójica, connotación positiva, rituales familiares y prescripción invariable. A su vez, la escuela estructural/estratégica se enfoca en los sistemas llamados tríadicos, los cuales involucran al menos a tres miembros de la familia y postula que las familias se organizan como alianzas y coaliciones de acuerdo con su cercanía e interacción. Sus estrategias de intervención pueden ser directivas y no directivas. Es importante recalcar que las tres escuelas tienen un carácter psicoterapéutico, es decir que están concebidas para su empleo dentro del contexto clínico. Fuera del ámbito clínico familiar, tienen un gran valor intelectual, pero ciertamente enfrentan restricciones en su aplicación (Carr, 2006). Y he aquí la crítica principal en contra del uso que se ha dado a las escuelas de corte sistémico en la psicología: todavía no han explotado todo su potencial. Estas propuestas se concentran en el estudio de sistemas familiares y omiten por completo otras clases de

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1