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Biografía De Un Ángel
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Libro electrónico182 páginas3 horas

Biografía De Un Ángel

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"Biografía de un Ángel: El Épico Viaje del Ángel Heliel". Bajo la guía de este ángel, somos invitados a presenciar la extraordinaria historia de la existencia, desde el principio hasta los últimos días.

La narrativa comienza con la creación de los primeros ángeles y la gloriosa era celestial en el Paraíso, antes de la creación del universo y la Tierra. La trama se desarrolla con la narración de la batalla en el Paraíso, orquestada por Lucifer, el ángel caído, y la posterior expulsión de los rebeldes.

Después de la restauración del Paraíso, Heliel es elegido como guía de la humanidad recién creada. A lo largo de las eras, seguimos a Heliel mientras observa la Caída en el Jardín del Edén, la vida y muerte de Cristo, la decadencia moral de la humanidad y la influencia corruptora de Lucifer, el líder de los ángeles rebeldes. Y cuando las sombras persisten y el infierno invade la Tierra en los últimos días, Heliel es convocado para la batalla final contra Lucifer y sus legiones infernales. Esta es la confrontación definitiva entre el Bien y el Mal por los destinos de la Tierra y la humanidad, marcando el glorioso regreso de Cristo.

"Biografía de un Ángel" es un viaje inolvidable a través de la historia, la fe y la redención, contado a través de los ojos de un ángel que ha sido testigo de los eventos más cruciales y trascendentales de la humanidad. Esta narrativa inspiradora ofrece una visión única y profunda de los secretos del universo y el propósito divino.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento7 oct 2023
ISBN9798223747758
Biografía De Un Ángel
Autor

Luan Ferr

Luan Ferr is a renowned author known for his mastery in writing fictional short stories that immerse readers in fascinating worlds, memorable characters, and engaging narratives. His ability to create stories that explore the eternal struggle between good and evil is unparalleled, offering readers a unique perspective on this universal conflict. In addition to his fictional works, Luan also dedicates himself to in-depth research on the phenomena of faith and its intrinsic connection to the human condition. He explores the various forms of esotericism and holism that have permeated humanity since time immemorial, revealing the profound influence of these practices in everyday life and cultures around the world. His books on subjects such as Feng Shui, Arcturian Healing, and others are the result of meticulous research and provide readers with a comprehensive view of these fascinating areas. With captivating and insightful writing, Luan Ferr leads his readers to profound reflections on human nature, the duality between good and evil, and the pursuit of a broader understanding of the world around us. His fictional short stories are filled with suspense, mystery, and thrilling plot twists, keeping readers eagerly wanting more with every page. Meanwhile, his non-fiction works explore esoteric fields in an accessible and interesting manner, showing how these ancient practices still exist today. With a unique style and a balanced approach between fiction and non-fiction, Luan Ferr establishes himself as a universal and profound author. His works are a source of entertainment and knowledge, providing readers with an enriching and thought-provoking experience. Whether through his imaginative stories or his esoteric explorations, Luan continues to captivate readers worldwide with his engaging and insightful writing.

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    Biografía De Un Ángel - Luan Ferr

    El Ángel

    Mi búsqueda incesante por respuestas a las grandes cuestiones me condujo a uno de los lugares más remotos y misteriosos del planeta, a las márgenes del Monte Sinaí, en el corazón del desierto, en Egipto. Allí, lejos de cualquier vestigio de civilización, se yergue una imponente montaña solitaria, llamada Monte Horeb, cuya ubicación es bastante conocida.

    Al divisar el majestuoso Monte destacándose a lo lejos como faro sobre la inmensidad árida, sentí que estaba próximo a develar secretos muy antiguos. Aquella montaña de contornos esculpidos por el tiempo parecía testigo eterno de misterios ocultos.

    Sólo tras enfrentar una extenuante travesía por senderos pedregosos y polvorientos, cargando mi equipo, pude finalmente alcanzar una casa de piedra en las cercanías del antiguo Monasterio de Santa Catalina, al pie del Monte Sinaí. Allí conocí al ermitaño Abdul Assif, que hacía décadas vivía recluido en busca de iluminación espiritual.

    Tan pronto como entré en la rústica casa, una atmósfera de paz profunda me envolvió, su interior estaba imbuido de un extraño magnetismo, con velas, inciensos y tapices retratando entidades angelicales. Un silencio predominaba roto sólo por el ruido del viento, como si la naturaleza estuviera susurrando secretos ancestrales.

    Durante mi estadía no vi a ninguna otra persona además de Abdul. El ermitaño vivía enteramente absorto en sus prácticas espirituales y en comunión con un misterioso ser al que él llamaba ángel guardián. Naturalmente, me llené de mucha curiosidad sobre la entidad.

    La razón inicial de mi visita era entrevistar al ermitaño y descubrir cómo él sobrevivía solo en el desierto, pero la información de que vivía con un ángel cambió el enfoque de mi entrevista, y pasamos a conversar largas horas sobre este increíble ser angelical que Abdul afirmaba estar a su lado.

    Cierta noche después de la cena, descansábamos observando el cielo del desierto increíblemente cuajado de estrellas cuando Abdul, sin mayores explicaciones, anunció que estaba en la hora de realizar el ritual. Allí mismo donde estábamos, él me pidió que me sentase en un banco de madera tallada mientras él disponía velas e inciensos alrededor según un orden que sólo él conocía. Por increíble que pueda parecer, el viento del desierto paró en ese momento.

    A medida que Abdul hacía invocaciones en un extraño lenguaje y encendía velas e inciensos, una atmósfera cargada de electricidad se apoderó del ambiente. Mi cuerpo se quedó dormido, mi mente entró en trance, surgiendo ante mí imágenes oníricas.

    De repente, tuve la nítida impresión de una presencia, miré en todas direcciones cuando de repente ante mí, como por arte de magia, surgió una deslumbrante figura alada hecha de luz traslúcida. Me quedé maravillado.

    El ser irradiaba una luz azul clara casi blanca que iluminaba todo el ambiente, pero lo que me llamaba la atención es que esta luz, aunque bastante intensa, no lastimaba mis ojos. Se acercó y con voz cristalina dijo:

    Soy Heliel, el ángel de Abdul. Vine para guiarlo en un viaje de visiones del pasado y del futuro.

    Lo que pasó después fue una experiencia imposible de describir con palabras. Sólo puedo decir que, conducido por Heliel, trascendí las barreras del tiempo y del espacio, presenciando eventos fuera de la percepción humana. Fui transportado a mundos y planos de realidad que jamás podría haber imaginado o concebido en mi estado normal de conciencia.

    Cuando el viaje terminó y Heliel finalmente me trajo de vuelta, puso su mano en mi hombro y dijo con voz solemne:

    Registre y comparta todo lo que vio y oyó esta noche.

    Tan pronto como su imagen se desvaneció en el aire, abrí mis ojos y me vi nuevamente sentado en el banco de madera, con Abdul mirándome con expresión serena. Todavía atontado y jadeante, yo apenas creía lo que acababa de experimentar. ¿Sería todo alucinación provocada por algún compuesto alucinógeno en el incienso del ritual de Abdul? Sin embargo, las visiones permanecían tan vívidas en mi mente que no podía dudar de su realidad. Necesitaba registrarlas y compartir aquella extraordinaria experiencia.

    Tras mi regreso a Londres, inicié un registro obsesivo de todo lo que vi y oí aquella noche bajo la guía del ángel guardián de Abdul. Sin embargo, algunas de las cosas que vi son tan extraordinarias que las palabras humanas son insuficientes para describirlas. Ante ese desafío, busqué analogías dentro del entendimiento humano para traducir lo que presencié en términos comprensibles. Es importante resaltar que, al mencionar elementos como alimentos, fuego o árboles en el paraíso, mi objetivo es crear una imagen mental que se aproxime a la grandiosidad de lo que presencié, aunque reconozco que esas palabras no capturan completamente la esencia de la experiencia. Mientras me dedicaba a la escritura, las palabras fluían de mí en un ritmo casi místico, como si estuviera en estado de comunión profunda. En pocas semanas, logré producir extenso manuscrito que capta parte de lo que vivencié aquella noche.

    Sabía que muchos considerarían mis visiones como alucinaciones o fabulaciones. Sin embargo, la ardiente convicción en mi pecho era prueba suficiente de que había experimentado algo real, que trascendía el mundo físico ordinario. Eso exigía ser comunicado y compartido, no importando los riesgos a mi reputación.

    Tras mucho reflexionar, decidí enviar el manuscrito a algunos teólogos, estudiosos de las religiones y líderes espirituales de diferentes tradiciones, con la esperanza de obtener validación. Para mi sorpresa, muchos confirmaron el profundo valor espiritual del relato, instándome a publicarlo para beneficio de todos.

    Ahora, después de años ponderando esas reacciones, finalmente me siento preparado para dar este paso y compartir con el mundo la extraordinaria experiencia que tuve con el ángel Heliel en el Monte Sinaí. Este libro es el registro de aquel viaje mucho más allá de los límites ordinarios de la percepción.

    Que mi testimonio sirva para despertar a otros de la letargia materialista y hacerlos reconocer las profundas dimensiones espirituales que nos rodean e interpenetran. Que mis palabras resuenen como llamado a trascender los estrechos límites del ego y buscar respuestas en los reinos superiores de la conciencia y del espíritu. Que este libro inspire a otros a emprender sus propios viajes de autodescubrimiento e iluminación interior.

    Y que el ejemplo del abnegado Heliel motive a otros a nunca desistir del bien, no importando las apariencias externas. Pues la victoria final de la luz sobre las tinieblas ya está asegurada desde el principio para aquellos que perseveren con paciencia y fe hasta el final.

    Que esta obra despierte y oriente muchos corazones y mentes. La noche oscura pronto terminará.

    Jonathan Richards

    Londres, 2021

    Capítulo I

    El Principio

    ––––––––

    En el principio, antes del tiempo y del espacio, existía sólo Dios, el Creador Eterno, Señor y Fuente de toda existencia. Siendo Espíritu, habitaba la eternidad en perfecta comunión consigo mismo como Trinidad.

    Deseando compartir el amor que rebosaba de Su ser, Dios decidió crear el universo y seres espirituales a Su imagen y semejanza para que disfrutasen eternamente de Su compañía. Entonces, por un acto libre y soberano de Su voluntad, Él proyectó Su luz creadora, que explotó en incontables estrellas poblando la oscuridad primordial. Así nacieron miríadas de seres angelicales, entre los cuales se destacaba Luzbel, el querubín ungido que reflejaba la gloria divina.

    Maravillado con la belleza de las huestes angélicas recién creadas, Dios concibió crear un paraíso que sirviese de hogar glorioso a Sus hijos alados. Llamando a Luzbel, le encomendó ayudarlo a moldear ese magnífico jardín, que reflejase la perfección y los atributos del mismo Creador.

    Deseando contemplar Su gloria reflejada en más y más criaturas, el Altísimo entonces concibió una nueva clase angelical para también habitar el Edén, entre ellos, surgió el primero de estos ángeles, Heliel.

    Con inmenso cuidado y atención, el Creador moldeó la esencia espiritual de Heliel, insuflando en él la chispa de Su propio Espíritu Eterno. Cuando abrió los ojos a la vida, el joven ángel quedó maravillado ante la grandeza y esplendor de su Dios. Inmediatamente, un amor y veneración sin límites brotaron de su ser, dirigidos a Aquel que lo creara por puro amor.

    Inicialmente, Heliel contempló maravillado la oscuridad y el vacío que reinaban antes de la creación. Nada había más allá del infinito océano de potencialidad pura que era el Espíritu Eterno de Dios.

    Entonces, por voluntad y amor, el Señor proyectó de Sí un influjo poderoso de luz creadora, que se expandió generando ondas expansivas de energía y materia a partir de la nada, era el Big Bang, el germen de todos los mundos.

    Del Caos primordial surgían poco a poco las galaxias, soles, planetas y todas las maravillas del universo físico. Como artista divino, Dios iba moldeando la materia inerte según Su imaginación. Heliel contemplaba extasiado cada nueva belleza naciendo del íntimo del Creador.

    Pronto la Tierra también tomó forma, con los contornos de sus continentes y mares. Dios separó las aguas de las tierras y de los cielos, trazando los límites entre los reinos de la creación. Luego, dijo:

    Háganse lumbreras en los cielos para separar el día de la noche. Y así se hizo.

    Poco tiempo después brotó vida abundante de los océanos y de la tierra. Plantas, animales, todos los seres creados rebosaban la sabiduría, poder y gloria del Altísimo. ¡Es todo muy bueno!, exclamó Dios. Heliel sólo observaba en dulce éxtasis de adoración.

    Entonces el Señor, presentó a los ángeles recién creados entre sí. Irradiando sabiduría y majestad, Luzbel era el más poderoso entre ellos. Heliel se maravillaba con la belleza y esplendor de los hermanos angélicos.

    Tras las obras de creación, Dios se retiró a descansar, satisfecho con la obra realizada por amor y sabiduría. Todo había sido creado perfecto para cumplir Sus sublimes designios. Heliel saboreaba ese reposo sabático en comunión con el Padre.

    Así terminaba el relato del origen de todas las cosas, desde la concepción de Heliel hasta la creación del universo físico por el Padre. El joven ángel exultaba por formar parte de aquel paraíso de glorias sin fin concebido en la mente divina antes incluso del origen de los tiempos.

    Capítulo II

    La Rebelión

    ––––––––

    Heliel era un ángel leal y obediente, que servía a Dios con devoción en el paraíso celestial. Cumplía sus tareas divinas con alegría, alabando al Creador por Su bondad y misericordia. Durante el descanso del Creador, Heliel empezó a notar cierta agitación entre los ángeles, algunos cuchicheaban en rincones, cuestionando las órdenes dejadas por Dios, otros tenían expresiones ceñudas, murmurando entre sí.

    Heliel quedó perplejo con esas actitudes rebeldes nunca antes vistas, siempre hubo armonía y concordia entre los ángeles, que servían a Dios con amor. ¿Qué estaría causando esa discordia?

    Preocupado, Heliel fue a ver a los ángeles más viejos y sabios, buscando consejo sobre qué hacer, ellos le aconsejaron permanecer fiel a los propósitos divinos, ignorando los murmullos. Heliel entonces decidió mantener su rutina, alabando a Dios con entusiasmo, pero, en el fondo, él presentía que se acercaba algo muy grave, una prueba como el paraíso jamás había enfrentado.

    No tardó en quedar claro que Luzbel era el gran instigador tras toda la creciente agitación entre los ángeles. Insatisfecho con su posición en el paraíso, el querubín había empezado a esparcir ideas y actitudes rebeldes, apuntando abiertamente a minar el liderazgo divino sobre el reino angelical. Valiéndose de su carisma y poder de persuasión, había empezado a argumentar que Dios era injusto y tiránico por imponer Su voluntad absoluta a los ángeles, que deberían tener total libertad para decidir su propio destino, sin alguna sumisión ciega a las órdenes provenientes del trono celestial.

    Muchos ángeles jóvenes e impetuosos, seducidos por el discurso de libertad y autonomía, fueron los primeros en adherir al movimiento rebelde. Ellos pasaron a idolatrar al arrogante querubín como un mesías que los conduciría a una nueva era dorada de emancipación y realizaciones gloriosas, por otro lado, Heliel observaba estupefacto, mientras Luzbel atraía cada vez más seguidores fanáticos para su causa con argumentos engañosos y lisonjeros. Hasta incluso ángeles antaño piadosos y leales, ciegos por la retórica envolvente del querubín, ahora dudaban abiertamente de la bondad y sabiduría del Creador.

    A medida que los rebeldes ganaban fuerza, los ánimos en el paraíso se agriaban peligrosamente. Estallaban acaloradas discusiones a cada momento por detalles mínimos entre los seguidores de Luzbel y los ángeles leales. El clima idílico del reino celestial fue reemplazado por una atmósfera sombría de discordia y desconfianza.

    Profundamente entristecido, pero sin temor, Heliel asumió una postura conciliadora entre los bandos rivales, intentando apaciguar los ánimos y evitar enfrentamientos mayores. Buscaba convencer a ambos lados de

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