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Fulgor de un nombre
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Libro electrónico434 páginas2 horas

Fulgor de un nombre

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Información de este libro electrónico

Homenaje de la editorial Verde Olivo al centenario de Jesús Orta Ruiz; es la más completa compilación de poesía política que se ha realizado del admirado poeta. El libro, a través de héroes, mártires y efemérides, nos propone un viaje poético por la historia de Cuba. Quien dude alguna vez de su condición de cubano, puede reaccionar positivamente acercándose a Fulgor de un nombre; cuyo contenido, de principio a fin, fuera descrito por el propio poeta en febrero de 2005: "[…] La conocida aceptación popular de estos poemas, algunos memorizados y recitados por varias generaciones, es la mejor prueba de que cuando se hable de poesía y tiempo no hay que olvidar el espacio y la ocasión […]. Fue así que surgió esta poesía de fechas y circunstancias, tan sentida por mí como cualquier otra […].
IdiomaEspañol
EditorialRUTH
Fecha de lanzamiento30 jun 2023
ISBN9789592245631
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    Fulgor de un nombre - Jesús Orta Ruiz

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo la sanción establecida en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público. Si precisa obtener licencia de reproducción para algún fragmento en formato digital diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) o entre la web www.conlicencia.com EDHASA C/ Diputació, 262, 2º 1ª, 08007 Barcelona. Tel. 93 494 97 20 España.

    Cuidado de la edición: Tte. cor. Ana Dayamín Montero Díaz

    Edición: Fidel Antonio Orta Pérez

    Creación de cubierta: Javier Gutiérrez

    Realización: José Ramón Lozano Fundora

    Corrección: Aida Julia de Toro González

    Foto de cubierta: Perfecto Romero

    Emplane y conversión a ebook: Idalmis Valdés Herrera

    © Jesús Orta Ruiz, 2022

    © Sobre la presente edición:

    Casa Editorial Verde Olivo, 2023

    ISBN 9789592245631

    Todos los derechos reservados. Esta publicación

    no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte,

    en ningún soporte sin la autorización por escrito

    de la editorial.

    Casa Editorial Verde Olivo

    Avenida de Independencia y San Pedro

    Apartado 6916, CP 10600

    Plaza de la Revolución, La Habana

    volivo@unicom.com.co.cu

    Índice de contenido

    Prólogo

    El Indio Naborí y la vigencia de su poesía política

    El pulso del tiempo

    Hatuey

    Luz de Yara

    Doce vegueros

    Aponte

    Francisco de Agüero

    Joaquín de Agüero

    Carlos Manuel de Céspedes

    Bayamo

    Ignacio Agramonte

    Máximo Gómez

    Maceo es el pueblo

    José Martí

    Gesta y leyenda del general José María Aguirre

    Al mayor general Carlos Roloff

    Verdad de Patria

    Juan Gualberto Gómez

    Hipólito Rojas y Antonio Cedán

    Casañas y Montero

    Poema del 7 de Noviembre

    Robustiano Fernández

    Romance del sembrador

    Mella, su muerte y el camino

    Mella y su regreso

    Romance de Rafel Trejo

    Elegía optimista a Luis Melián

    Retoñan los pulmones

    Antonio Guiteras

    Roja simiente

    Aracelio Iglesias

    En la muerte de Rubén Batista

    Cuando decimos Fidel no estamos diciendo el nombre particular de un hombre, decimos todo el pueblo que se resume en él

    Fulgor de un nombre

    Miró el reloj y era la hora…

    Era la mañana de la Santa Ana

    Artemisa

    Abogado de toga verde olivo

    Elegía del 30 de Noviembre

    A bordo del Granma

    Yara, Bayate, Turquino

    Juan Manuel Márquez

    Roja primavera

    Poema del 13 de Marzo

    Canto a José Antonio Echeverría

    El Corynthia

    5 de Septiembre

    José María Pérez

    Poema del secuestro amable

    El Curita

    Poema del 9 de Abril

    La adversidad pactó con el tirano

    Elegía a René Ramos Latour

    Marcha triunfal de las columnas invasoras Antonio Maceo y Ciro Redondo

    Clodomira

    Tránsito villareño de la columna Ciro Redondo

    Marcha triunfal del Ejército Rebelde

    Al son de la historia

    Algo más que piedra

    Guardiana de la luz

    Canto a las madres de los mártires

    Décimas dobles

    Niceto Pérez

    Oda campesina en dos tiempos

    Un, dos, tres, cuatro…

    Camilo Cienfuegos

    Fidel y su palabra eterna

    Poema del 6 de Agosto

    Canción del caballero proletario

    El corazón de Nueva York

    Comités de Defensa

    De la intemperie al nido

    Fajardo

    Pastoral campesina

    Canto al inder

    Poema pioneril de los relevos

    15 de Abril

    16 de Abril

    17 de Abril

    18 de Abril

    19 de Abril

    Evocación de Homero

    Sin aire no hay bandera

    Andrés González Lines

    Canto a la ANAP

    Firme en la frontera

    Canto a la CTC

    El poeta ante el desfile militar

    Réplica a Rubén Darío

    Voto de confianza del pueblo a Fidel

    Camilo, el viento y el mar

    Carta de una madre cubana a una madre norteamericana

    El héroe del trabajo

    Fidel en Samarcanda

    Poema de la Jornada Internacional de la Infancia

    Elegía del pueblo a Lina Ruz

    Fidel sobre el Cauto en furia

    Es flor mi sacrificio

    Elegía levantada a Nguyen van Troi

    Canto al Escambray

    Cuesta arriba

    Parábola de los ríos o canto al Partido Comunista de Cuba

    El cíclope despierto

    El Che y el aire

    Nuevo credo latinoamericano

    Breves apuntes para la epopeya

    Poema de los siete diamantes

    Ángela Davis, nuestra hermana

    Bienvenida a Salvador Allende

    En su lugar, el presidente

    Lázaro de los pobres

    Federación Sindical Mundial y el mar…

    Mayarí Arriba

    Celia, la de Pilón

    Pido permiso a la muerte

    Siempre habrá constructores y un día no habrá rangers…

    A las cenizas de Indira Gandhi

    Canción de las cenizas

    Breve mensaje a Torricelli

    Elegía marinera

    Breve crónica del 5 de agosto

    Elegía del 8 de agosto

    Restos que son raíces

    Saltan los héroes de mármol

    Hay trincheras de mármol con ideas

    El Santo Padre va por Cuba

    Clamor venezolano

    Cuarenta y cinco años de justicia

    Al maestro

    Raíz heroica de la mujer cubana

    Poema obrero de la resistencia

    Canción para el trabajo voluntario

    Canción del soldado a la paloma blanca

    El soldado revolucionario

    El arte de las masas

    Dolor interno por la deuda externa

    Epístola a Carlos J. Finlay

    El carné del partido

    La marcha del pueblo combatiente

    Tiene que estar la muerte sorprendida

    A Bonifacio Byrne

    Los héroes

    El tiempo no devora redentores

    Del pueblo a Raúl

    Felicidades, mi Revolución

    Río de sangre y llanto

    Recuento poético de la ignominia

    Epígrafe

    La Coubre

    Drama de los tres libros

    Llanto por Pedrito Morejón

    Romance triste de unos ojos lindos

    Última hazaña yanqui

    Elegía de los zapaticos blancos

    Elegía a Rubén López Sabariego

    Eliseo Arias Hernández

    Dos nombres para siempre

    Niños, ¡Ha muerto el monstruo!

    La sangre es fuego

    ¡Cobardes!

    ¡Mira, Martí!

    El clarín de la sangre asesinada

    Elegía de la sangre española en garras yanquis

    Elegía de la muñeca española baleada

    Mártires de Barbados

    La bacteria mayor

    Fabio, a 90 millas del infierno

    Bienvenida a un niño náufrago dos veces

    Tres poemas

    I Entre hijos y madres no hay rejas ni distancias

    II Anatema

    III Última sentencia

    Con un solo pensamiento

    Otros poemas políticos

    Canto a Martí

    Martí en pie

    Martí en tres tiempos

    Alta fecha vengadora

    Ya lo veremos aquí

    Pelayo cuervo

    General del pueblo

    Tonada caminera de las tierras baldías

    Diana del pueblo

    Enero y su alto símbolo

    Anda, coge la pala…

    Diálogo con Rubén Martínez Villena

    ¡En el tren hasta el alba!

    Abraham Lincoln

    General de hombres libres

    Mariana Grajales

    Canto a la madre

    Girón, un volcán de victoria

    El Granma hacia el futuro

    Placa en la puerta del partido

    Elegía a Medgar Evers

    Entre dientes de perros y prejuicios

    El destino de un hombre

    Canción desesperada

    Mujer angolana

    Fábulas

    Canción del constructor

    ¡Aquí, Radio Rebelde!

    De las tierras andinas al mármol cubano

    Del campesino a Fidel

    Sobrevivientes

    Humanizar la belleza

    Despedida-saludo al comandante Ernesto Guevara

    El che y su recetario

    El Che y su graduación

    El Che no muere: salva

    Nueva toponimia

    El Che maestro

    Ñancahuazú

    Mensaje del campesino cubano al campesino latinoamericano

    Don Quijote de la Mancha

    Poemas de homenaje

    Antonio Maceo

    Carlos Marx

    Bancario

    Trabajador de la medicina

    Fotógrafo

    Campesino

    Médico y radiólogo

    Vaquero-cantor

    Dependiente de comercio

    Maestro y poeta

    Portuario

    Cervecero

    Trabajador de tienda

    Constructor y estudiante

    Boxeador

    Contador

    Chofer

    Mecánico

    Dirigente sindical

    Elegía a Rigoberto López Pérez

    Cuzcatlán

    Nazim Hikmet

    Canto a Omar Torrijos

    Juan Marinello

    Soneto a Blas Roca

    Faustino Pérez

    Fabio Grobart

    Elegía sin lágrimas

    Conchita Fernández

    Elegía a Jesús Montané

    Camilo Torres

    Nora y Raquel

    A Humberto Torres en sus 77 años

    12 de enero de 1980

    Con letra viva

    Con armas de pensamiento

    Bosque Martiano

    Oración universal a nuestra Virgen de la Caridad

    Epílogo

    Para que nadie tenga que decir

    Anexo

    Cronología

    Datos del autor

    A Eloína Pérez Collazo

    Prólogo

    El Indio Naborí y la vigencia de su poesía política

    He aquí una compilación de la poesía política del Indio Naborí. Sirvan entonces, para iniciar este prólogo, cuatro líneas de su Soneto I:…El tiempo cae sobre nosotros pero/mientras hay una meta prometida/no se siente el gotear de su caída/ni consulta relojes el viajero…. Ahora bien, ¿y quiénes son los viajeros de hoy? Yo respondería que los jóvenes; y en ellos, solo en ellos, puede perpetuarse la memoria de un poeta cuya poesía es ya un ingrediente indispensable del imaginario nacional. Decir Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí), en cualquier lugar de la Isla, pasa primero por ser sinónimo de identidad y luego termina convirtiéndose en historia, leyenda o fascinación de obligada referencia.

    Nada más parecido a este hombre que su propia poesía, motivo por el cual no tuvo necesidad de escribir sus memorias. Quien de verdad desee conocerlo, por dentro y por fuera, solo tiene que acercarse a su obra, lo mismo a la escrita que a la oral, teniendo como premisa de análisis que entre su alter ego de juglar y su alter ego de letras nunca existió ninguna contradicción, porque ambos eran complementarios.

    Existe un detalle que no debo pasar por alto: lo cubano, digamos que lo más auténticamente cubano, no está en las palabras que el poeta utiliza ni tampoco en los temas que va desarrollando. ¡No! Aquí lo más auténticamente cubano está en la vivencia, en el sentido inmaterial que exhibe su leal pertenencia a Cuba. El Indio Naborí no cantaba por cantar, no escribía por escribir. Todo lo contrario. Sus versos, desde el primero hasta el último, siempre fueron emoción recordada, emoción compartida, algo que estallaba en su voz a partir de una experiencia vivida y vívida.

    A manera de resumen, y esto es un criterio casi unánime, el Indio Naborí renovó la décima cantada y escrita, vigorizó la elegía, le otorgó un inusual rango de perpetuidad a la lírica social, energizó el verso libre, pontificó el soneto, revivió el romance y dejó una huella importantísima en la investigación folclórica, fundiendo y elevando a categoría estética lo culto y lo popular, lo clásico y lo moderno. Pero a esa vocación poética hay que sumarle en todo momento su vocación de Patria, que para él era sinónimo de Revolución.

    Son muchos, yo diría que muchísimos, los poemas que el Indio Naborí le dedicó a la Revolución cubana. Pero existe uno que marca la diferencia: Marcha Triunfal del Ejército Rebelde. Primer poema que se le dedica al triunfo de la gran gesta. Fue escrito bajo el influjo de la victoria revolucionaria y es hoy la obra poética más reproducida en Cuba. Los sesenta y tres años que la Revolución cumplió el pasado Primero de Enero, son los mismos sesenta y tres años que cumplió el poema.

    Estos versos, dactílicos-amétricos (de base trisílaba), fueron tocando el alma del poeta desde que conoció la huida de Fulgencio Batista. El aire de Cuba se llenó de alegres clamores, como si la realidad que rodeaba al Indio Naborí durante la madrugada de aquel primer día de 1959 le estuviese demandando el canto de los antiguos tiempos heroicos. Dicho de otra manera: la estructura poética escogida no fue anacrónica, fue sincrónica, lo que explica de igual forma el tono de vehemencia que el poeta logró impregnarle a cada línea.

    Ya en la tarde de ese mismo primer día de enero, el Indio Naborí tenía lista una primera versión; que es declamada por el actor y locutor Eduardo Egea en el programa De fiesta con los galanes (CMQ Radio a las 7.00 p.m.). Después, en la medida que avanza la caravana de Fidel Castro hacia La Habana, entre los días 2 y 8, el poeta le va incorporando estrofas, que de la misma manera eran declamadas por altoparlantes instalados en las calles. Llegado el momento, el poema como tal, en vivo y en directo, es incorporado a la caravana rebelde, siendo declamado una y otra vez por el actor y locutor Jorge Guerrero; quien el 8 de enero, momentos antes de que Fidel le hablara por primera vez a la población capitalina, recita la versión definitiva en la terraza norte del otrora Palacio Presidencial. Tiempo después la Marcha Triunfal del Ejército Rebelde cae en manos de la actriz Alicia Fernán y ella se convierte en su más excelsa declamadora. Simple y llanamente el poema pasó a ser una suerte de himno patriótico cuyo objetivo de impacto en las grandes masas siempre fue el de convocar a la unidad nacional.

    Si hoy releemos o escuchamos nuevamente ese poema, varias son las frases exclamativas que, con verdadero asombro, pudieran emitirse: ¡qué visión política tenía el Indio Naborí, qué claro estaba, qué puntería tuvo para no equivocarse ni en los nombres que menciona en el poema!

    Algo importante: la cadencia épica de esta Marcha Triunfal recuerda la Marcha Triunfal de Rubén Darío. Con la diferencia de que el Indio Naborí sí está viendo pasar una caravana victoriosa: …Con los invasores, pasa el Che Guevara, alma de los Andes que trepó el Turquino, San Martín quemante sobre Santa Clara, Maceo del Plata, Gómez argentino…. Aquí no hay escudos, no hay arcos y no hay minervas. La Marcha Triunfal del Indio Naborí no es imaginada, es una estampa real, viva, oliente a monte bravo, con ropa sudorosa y pobre. No la sueña, la ve y la palpa en medio del júbilo indescriptible del pueblo. Son jóvenes barbudos, son rebeldes diamantes con trajes de olivo.

    ¿Dónde está la mayor virtud de este poema? Tal vez en que el Indio Naborí logró eternizar el asombro del pueblo ante un hecho que estaba estremeciendo la historia patria. … ¡Sólo importa Cuba! Sólo importa el sueño de cambiar la suerte.... Por eso aquí el verso enfático o imperativo le otorga a la poesía social un alto rango de perpetuidad, tocando de esa forma las entrañas del pueblo y poniendo en su voz la épica de un proceso político trascendente.

    Claro, tampoco vayamos a creernos que este tipo de poesía política era algo nuevo en el Indio Naborí. No, este tipo de poesía él la venía haciendo desde mucho tiempo antes. Quien estudie su obra podrá encontrar poemas del mismo corte que datan de los años 30, 40 y 50. He aquí los títulos de algunos: Elegía optimista a Luis Melián (1936), su primer poema abiertamente político. Tenía entonces 14 años de edad), Luz de Yara, Doce Vegueros, Ignacio Agramonte, Canto a Martí, Antonio Guiteras, Roja simiente, En la muerte de Rubén Batista, Alta fecha vengadora, Pelayo Cuervo, Elegía a René Ramos Latour y Diana del Pueblo (Oda al soldado de la tiranía). Además de las incontables décimas que a diario escribía, circulaba clandestinamente o cantaba por toda Cuba; y que, llegado el momento, también comenzó a cantar en la radio y la televisión. Basten como ejemplos estas dos décimas:

    26 de julio: heridas

    por donde vendrá la aurora.

    Alta fecha vengadora

    de las fechas ofendidas.

    Caliente sangre de vidas

    rotas por el heroísmo,

    porque traición y cinismo

    hoy danzan en un calvario.

    ¡Oh, rocío necesario

    a la flor del patriotismo!

    (1953)

    Martí no murió. Martí

    volvió a vivir en Oriente,

    le relampagueó la frente

    y

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