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Cronica de mi Vida
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Libro electrónico390 páginas3 horas

Cronica de mi Vida

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Información de este libro electrónico

Cronica de mi vida no es solamente un relato autobiografico, aunque bien pudiera ser en si; la esencia principal de este libro, mas no es la mas importante. Porque, muy por encima del personaje central de esta historia, el contenido de Cronica de mi vida se enriquece con topicos mucho mas importantes que involucran los valores familiares y de la sociedad misma, ambos contextos; como los percibio desde su uso de razon y, como los percibe hoy en dia este servidor... Manuel M. Ambriz.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ago 2022
ISBN9781662492358
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    Cronica de mi Vida - Manuel M. Ambriz

    cover.jpg

    Cronica de mi Vida

    Manuel M. Ambriz

    Derechos de autor © 2022 Manuel M. Ambriz

    Todos los derechos reservados

    Primera Edición

    PAGE PUBLISHING

    Conneaut Lake, PA

    Primera publicación original de Page Publishing 2022

    ISBN 978-1-6624-9237-2 (Versión Impresa)

    ISBN 978-1-6624-9235-8 (Versión electrónica)

    Libro impreso en Los Estados Unidos de América

    Tabla de contenido

    Presentación

    Introducción

    Libro uno

    Capítulo I

    Los tres de la dinastía

    Capítulo II

    Poseedor de una tierra de ensueño

    Capítulo III

    Los hijos de don Dionisio; el surgimiento de una nueva generación de la Dinastía Medrano

    Capítulo IV

    Tercera generación de la Dinastía, rama familiar de la que provengo

    Capítulo V

    Prosperidad y bonanza

    Capítulo VI

    Las grandes enfermedades son como las guerras

    Capítulo VII

    El principio del fin

    Capítulo VIII

    La herencia

    Capítulo IX

    El vuelo sin rumbo

    Capítulo X

    El resquebrajamiento socioeconómico de los Medrano-Elorza

    Capítulo XI

    Secretos de familia; Zenaida

    Capítulo XII

    Sus valores, su dignidad; Rebeca y Raquel

    Capítulo XIII

    Reivindicación; Samuel

    Capítulo XIV

    Reivindicación; Dionisio

    Capítulo XV

    Mi madre

    Capítulo XVI

    Mi padre

    Capítulo XVII

    La tragedia

    Capítulo XVIII

    La orfandad

    Capitulo XIX

    La venganza

    Capítulo XX

    Una semejanza; Las defensas rurales y las autodefensas (Defensas comunitarias)

    Capítulo XXI

    Post la tragedia

    Capítulo XXII

    Juvenal Ney Medrano

    Capítulo XXIII

    Mis abuelos

    Capítulo XXIV

    Mi individualidad; Mi infancia

    Capítulo XXV

    Mi Individualidad; Mi juventud; primera etapa

    Capítulo XXVI

    Mi primera partida

    Capítulo XXVII

    Mi vida militar

    Capítulo XXVIII

    Frases y vocablos

    Capítulo XXIX

    El delito de deserción

    Capítulo XXX

    Persecución de un guerrillero

    Capítulo XXXI

    La rigurosa disciplina

    Capítulo XXXII

    El granito negro del arroz

    Monopolio del poder; la corrupción dentro del cuerpo armado

    Capítulo XXXIII

    La leche de la chata

    Capítulo XXXIV

    El precio de la libertad

    Capítulo XXXV

    Para atrás, ni para agarrar impulso

    Capítulo XXXVI

    Vanas ilusiones

    Capítulo XXXVII

    Un suceso trágico

    Capítulo XXXVIII

    Una luz en mi camino

    Capítulo XXXIX

    Nuevos horizontes

    Capítulo XL

    Se volvió a infringir la ley de la retrospectiva

    Capítulo XLI

    El cambio nos dio una lección; el tiempo me dio la razón

    Capítulo XLII

    Mis actividades clandestinas

    Capítulo XLIII

    Las joyitas

    Capítulo XLIV

    Nuevos retos

    Capítulo XLV

    Los tres conceptos de: Las drogas y el alcohol

    Capítulo XLVI

    Un perfil polifacético de arte y filosofía

    Capítulo XLVII

    Mi segunda partida

    Capítulo XLVIII

    A correr la aventura, 1995

    Capítulo XLIX

    Palos de ciego

    Capítulo L

    El cruce de la frontera

    Capítulo LI

    La Barbie

    Capítulo LII

    La noción del tiempo

    Capítulo LIII

    Un arma de doble filo

    Capítulo LIV

    Mi corazón partido en dos, los Estados Unidos (EE. UU.)

    Mi realización

    Libro dos

    Capítulo uno (LV)

    Don Marcos Medrano

    Capítulo dos (LVI)

    La hacienda de los guajes

    Capítulo Tres (LVII)

    Hermandad eterna

    Capítulo Cuatro (LVIII)

    Su incalculable fortuna

    Capítulo Cinco (LIX)

    El tesoro encantado

    Capítulo Seis (LX)

    La realidad y la fantasía

    Capítulo Siete (LXI)

    Su descendencia

    Capítulo Ocho (LXII)

    Su decadencia

    Capítulo Nueve (LXIII)

    Mi último comentario de esta historia

    Capítulo Diez (LXIV)

    La mancha imborrable en la familia Real

    Capítulo Once (LXV)

    Marcos y Abel

    Libro tres

    Capítulo uno (LXVI)

    El último gran personaje

    Capítulo Dos (LXVII)

    Sus propiedades

    Capítulo tres (LXVIII)

    El corral de piedra

    Capítulo Cuatro (LXIX)

    Su generosidad

    Capítulo Cinco (LXX)

    La afectación a sus propiedades

    Capítulo Seis (LXXI)

    Su pacifismo

    Capítulo Siete (LXXII)

    Las últimas páginas más grises de este libro

    Capítulo Ocho (LXXIII)

    Mis emociones: Una lucha a muerte

    Agregado de último momento

    Epilogo

    Mis canciones

    Remembranza

    Agradecimiento

    Sobre el Autor

    Con todo mi amor a:

    Mi esposa Ofelia.

    A mis hijos:

    Juan Manuel,

    Perla,

    Jorge Armando y

    Nidia Lizeth.

    Presentación

    Cavilando sobre tu existencia, vas encontrando varias interrogativas que se acumulan, conforme avanzas adentrándote en el retrógrado túnel de tu pensamiento.

    Esto mismo, te obliga a sentir una curiosa inquietud, y sin poderlo evadir, también te obliga a hacerte un inexorable examen de conciencia.

    Al examinar tu conciencia, algunas de esas muchas interrogativas, se cristalizan convirtiéndose claramente en preguntas como estas:

    ¿Quién soy yo?

    ¿De dónde y de quién provengo?

    ¿Por qué me comporto de esta o aquella forma?

    El porqué de mis miedos, mis complejidades y pesimismos. O también;

    El porqué de mis convicciones y actos mesurados, objetivamente hablando.

    En el recorrido de tu pensamiento hacia tu interior, sobre tu pasado, puede ser casi inevitable que tu misma conciencia te cuestione en cuanto a la importancia de los valores internos como son; la ética, la honestidad, la dignidad y la espiritualidad. Al menos, ¿qué concepto tienes de esos valores?

    Esa curiosa inquietud me lanzó a la búsqueda de mi auténtica identidad genética, con una necesidad sanguínea tal, que me exigía, me suplicaba que no la dejara perder.

    Dos acontecimientos muy importantes de carácter personal fueron el resultado de esta búsqueda:

    Llegar a la conclusión de que, por lo general, en todos los individuos siempre hay un patrón de comportamiento cuando los procederes perjudiciales se vuelven patológicos. Claro está, ninguna acción de maldad se justifica. Cuando mucho, se puede comprender el origen emocional de quien la comete y,

    La satisfacción y el deseo de que, sin afán de mostrar egocentrismo ni petulancia, esta obra literaria sea, aparte de divertida, un mensaje motivacional para los míos y los que se siguen de ellos...

    Introducción

    Esta es mi autobiografía, en la que trataré de relatar en un lenguaje sencillo y conciso, los pasajes más relevantes de mi existencia.

    Comenzaré por hablar de la cronología familiar, a la cual pertenezco, y hasta donde mi saber alcanza de lo que es mi árbol genealógico.

    Aunque, aclaro y para que no haya más confusión, que es seguro que si la hay, para algunos mi nombre es Manuel Ambriz, para otros soy Manuel Medrano.

    Lo cierto es que mi padre fue el Señor don Juan Medrano Elorza y mi madre fue la Señora doña Amparo Ambriz Nava. Siendo yo el tercero de seis hijos; Diocelina, Berta, (yo) Elías, Elio (Juan) e Irma, procreados por ellos.

    Al señor Juan Medrano Elorza, que se sepa hoy en día, no se le conocieron más hijos con ninguna otra mujer. Y aunque, con mi madre no fueron casados por la iglesia ni por lo civil, nosotros fuimos sus únicos hijos reconocidos.

    Y es que, aquí es donde está el punto final de su descendencia. Quizá por negligencia o porque él haya tenido otras razones u otras ideas, no nos registró en vida. Él falleció repentinamente, y mi madre ya no pudo hacerlo (registrarnos) con el apellido de mi padre.

    A veces las leyes de algunos estados o falta de criterio de un juez del registro civil son la causa determinante de la pérdida de un apellido legítimo, y este es mi caso personal.

    Pero bueno, eso no me corresponde a mí juzgarlo. La única verdad para mí es que me siento su hijo legítimo, igual mis hermanas y hermanos.

    Y aunque no lleve oficialmente su apellido, me considero pertenecer orgullosamente a esa honorable dinastía...

    El autor.

    Libro uno

    Desde el año 1212, registro del apellido Medrano. Medrano era el sinónimo de pureza, generosidad y coraje. Quienes llevan este apellido, son de un linaje noble y justo. ¡Los Medrano inspiran amor universal a todos!

    Capítulo I

    Los tres de la dinastía

    Era el principio del siglo XIX o quizás a fines del siglo XVIII, llegaron al estado de Michoacán tres hombres procedentes del estado de Nuevo León. Ellos eran originarios de una comarca rural cercana a la ciudad de Monterrey.

    Sus nombres: Marcos, Dionisio y Juan de apellido Medrano.

    La familia Medrano era una dinastía familiar bastante adinerada, y se trasladaron al sur de la república huyendo de la revolución, que, en esa época, se discernía por todo el país mexicano, pero más por esa región del norte.

    Ellos se llevaron consigo gran parte de sus riquezas, con las que compraron ranchos y mucho ganado, ya que en ese tiempo era una de las más grandes fuentes de poder económico para multiplicar la fortuna familiar.

    Así pues, estos tres hombres, se establecieron en el sureste del valle de Tierra caliente de ese lindo estado, región bravía por tradición, donde el honor y la palabra del hombre tenía que hacerse valer hasta perder la vida o vencer la muerte ante cualquier ofensa de toda índole.

    Marcos:

    Marcos construyó una enorme hacienda en el rancho de Los guajes de San Cristóbal * donde formó su imperio ganadero. Era una finca de adobe muy bonita, de majestuosos y grandes arcos estructurados con tabique rojo, al estilo e influencia colonial; tenía sus largos y amplios corredores enladrillados, dándole un aspecto fresco y señorial al interior de la gran finca.

    Nexo a un costado de la hacienda, fue construido un vasto corral de piedra, con un toril de gran capacidad donde los caporales concentraban cientos y cientos de cabezas de ganado que tenía en sus muchas propiedades.

    Allí formó su familia real. Y lo digo así, porque don Marcos Medrano tuvo muchos hijos con varias mujeres. Y aunque a todos los reconoció como tales, sus últimos hijos legítimos fueron procreados con la señora doña Fermina Barrera, también ella, descendiente de una familia muy rica.

    Bien vale la pena hacer un comentario aparte, concretamente, de la vida e historia familiar de don Marcos. Y lo haré más adelante.

    Juan:

    Juan también compró extensas propiedades y se estableció en El guayabo, lugar que se ubica al este, entre Cutzían grande y Cutzían chiquito *, donde igualmente él hizo su propio imperio, tanto económico, como familiar. Por cierto, también tuvo bastantes hijos por donde quiera.

    *Todos estos ranchos mencionados pertenecen al municipio del pueblo de Turicato, Michoacán.

    Capítulo II

    Poseedor de una tierra de ensueño

    Dionisio: compró una propiedad al suroeste y circundante de Los guajes de San Cristóbal, un lugar denominado Las Nueces *

    Era una vasta extensión de tierra, lugar el cual, yo definiría como uno de los más bonitos de este planeta. Es un hermoso valle rodeado de altas montañas. Al poniente; se levanta majestuosa la imponente Sierra de San Cristóbal, que es parte de la cordillera montañosa de la Sierra madre occidental.

    Al oriente; se divisan los regios y soberbios picachos que es muy posible, tengan una elevación de unos tres mil quinientos metros sobre el nivel del mar. Y que están flanqueados de norte a sur; del lado derecho, por el famoso cerro del frasco (del cual, en 1998, provocado por unos aguaceros, se le desgajó una gran porción de tierra causando un terrible desastre a la población. La voraz corriente de piedras y lodo bajó llevándose entre sí casas, árboles, personas y animales. Ahí perdieron la vida: Don Merced Chávez, Miguel Arreola, su hija(niña) y su esposa Lucía Banderas), cuyo extremo al occidente, pega con la cadena de montañas adyacentes a la cordillera antes mencionada, dando forma a una altiplanicie de inigualables paisajes de belleza natural como son: La Laguna, El agua zarca, El cerro del mirador, etc.

    Por el lado izquierdo y exactamente hacia el oriente; se ubica la legendaria Mesa de las coyotillas, que es una extensión de unos mil quinientos metros cuadrados de terreno plano muy elevado, casi pegado al filo de la cordillera oriental. Es un llano grande semi redondo cubierto de verdes pastizales de impresionante esplendor, que a lo largo y a lo ancho está rodeado de tupidos montes de encino blanco y tocúz negro. Dando la apariencia de una gigantesca alfombra multicolor en lo alto de la montaña.

    Y hacia el norte; como ya lo dije antes, colinda con las propiedades de la hacienda de Los guajes de San Cristóbal, donde se localizan de onduladas y suaves elevaciones lo que es el puerto chiquito y el puerto grande. Dando así, una bella vista panorámica a toda la pradera desde La mesa de San Juan.

    Estos dos puertos son puntos muy significativos por qué; por el puerto chiquito cruzaba el camino real, y que ahora es carretera rural que comunica a todas las rancherías y poblados de la región. Y por el puerto grande cruza aún un camino local que conduce del rancho de Las Nueces a los campos de cultivo, de aquellos tiempos por supuesto, como son: Las ziranditas, El anono, Las tortugas y El renoval.

    Topográficamente, el rancho de Las Nueces está formado entre dos grandes arroyos, que corren de oriente a poniente por todo el valle, y se juntan justamente, en el centro del caserío principal del vecindario. Vecindario que se compone de cuatro agrupaciones su población: Por el arroyo norte, mismo que baja desde lo alto de Las coyotillas, se establece un grupo de habitantes. Este lugar se hace llamar La calabaza.

    Y por el arroyo sur, el cual se origina precisamente de las faldas del cerro de El frasco, le da vida a otra agrupación que viene siendo el lugar llamado Las parras.

    Así pues, de esta manera están compuestos estos tres grupos; los dos primeros fincados en las márgenes de ambos arroyos. Y el tercero, en el centro, donde los dos arroyos se juntan.

    El cuarto y último grupo, se ubica al poniente, corriente abajo donde ya es un solo arroyo, y se le llama Los chiquihuites.

    Estas vienen siendo las cuatro agrupaciones de habitantes que componen la ranchería de ese bonito lugar.

    Al aludir estas agrupaciones, llegan a mi mente gratos recuerdos, y por esto mismo, describiré con gran nostalgia el atractivo natural e interés que tiene cada uno de los puntos ya mencionados.

    Agrupación 1: El núcleo central del rancho Las Nueces es una encantadora planicie con una pequeña elevación en medio, cuyo al extremo poniente del copo, se levanta un frondoso y gigantesco Capire. (en este descomunal árbol, en las celebraciones de antaño de Semana Santa, se colgaba y se le prendía fuego al Judas mono de gume).

    **, era un muñeco elaborado con cicuas de vástago o mata de plátano y relleno de cuentones. Por lo tanto, al incendiarse Judas, salían volando cuetes para todas direcciones. Y hacia el oriente de esta misma pequeña, pero hermosa elevación, está La lagunita que bien pudo haber sido, en la era prehistórica, eso precisamente, una pequeña laguna. Lugar donde también es seguro, existió un antiguo pueblo indígena, ya que ahí, se han encontrado piezas arqueológicas, y que como siempre sucede en casi todos los sitios sagrados de nuestros antepasados, estas valiosas piezas son malversadas por los saqueadores.

    Tristemente, yo recuerdo, en mis últimas visitas a ese bonito rancho, haber visto en los patios de las casas de algunos vecinos del lugar, ídolos de piedra cubiertos de polvo y basura, ignorados sin la más mínima conciencia, ignorando el incalculable valor material e histórico que estas piezas tienen.

    En La lagunita hay todavía notables vestigios de lajas delgadas ya fragmentadas por el tiempo, pero colocadas estratégicamente entre los ralos montículos de huizache a las orillas de lo que ahora es una preciosa meseta de una longitud aproximada al medio kilómetro por lo mismo de anchura.

    La bonita planicie del núcleo central comienza desde La capilla y El panteón, y termina hasta el plan de Luciano Orozco Barrera y Juana (Cantun) Rodríguez (lo nombraré así, ya que estos dos vecinos tenían sus casas, uno y la otra, en cada extremo del plan).

    Así pues, en este contorno ya descrito, se asentaron, como ya lo dije antes, la capilla que es la iglesia católica, la escuela, (que antes era la casa de Leonardo Medrano, quien anteriormente, era el dueño del lugar), la cancha de baloncesto, que también ya hace muchos años que la quitaron de allí, y la pusieron en el triángulo sombreado donde se juntan los dos arroyos principales.

    También ahí, desde tiempos inmemorables, al menos para mí se hacía la pintoresca plaza formada por improvisados puestecitos de vendimias de; desayunos, comidas, cenadurías, mercarías y muchos artículos más durante las festividades de la Semana Santa organizadas por la Iglesia. Y ahora también por actos y eventos cívicos de la escuela.

    Desde este típico lugar con una maravillosa vista a su alrededor, se contemplan con deleite las doradas faldas de El cerrito de la cruz que semejan un perfil gigante de una cara humana.

    También, desde el cerro de Las pintillas se podía contemplar como un espejo, toda la exuberancia del valle y sus altas cumbres del campirano y hermoso rancho de Las nueces.

    Agrupaciones 2, 3 y 4: Se dice que años antes, las propiedades de don Dionisio Medrano eran de las más fértiles y ricas en recursos naturales.

    Todo el valle y sus montañas eran de un verdor permanente en las cuatro estaciones del año, con un clima templado envidiablemente magnífico.

    Yo me acuerdo en los primeros años de mi niñez, todavía tanto en el arroyo de La calabaza, como en el de Las parras, corría agua en abundancia en ambos arroyos.

    ¡Ah!

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