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Ellos continúan entre nosotros: Zibia Gasparetto & Lucius
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Libro electrónico321 páginas4 horas

Ellos continúan entre nosotros: Zibia Gasparetto & Lucius

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Información de este libro electrónico

Este libro es el resultado de la pesquisa que realizó la sra. Zibia Gasparetto en su programa en la Radio Mundial. Todos los casos relatados, fueran enviados por oyentes que los vivenciaran y nos permitieran divulgar sus nombres y direcciones.
Es muy bueno poder tener la seguridad de que la vida continúa después de la muerte, que los que partieran de este mundo están viviendo en otras dimensiones del Universo, con los mismos sentimientos que tenían aquí, interesándose en ayudarnos, protegernos y probar que ellos están más vivos que nunca y que ELLOS CONTINÚAN ENTRE NOSOTROS.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 ene 2023
ISBN9798215992470
Ellos continúan entre nosotros: Zibia Gasparetto & Lucius

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    Ellos continúan entre nosotros - Zibia Gasparetto

    Zibia Gasparetto

    Ellos

    continúan entre nosotros

    Volumen I

    Traducción al Español:

    J.Thomas Saldias, MSc.

    Trujillo, Perú, Junio 2019

    © Zibia Gasparetto

    Traducida de la versión portuguesa

    World Spiritist Institute      

    Houston, Texas, USA      

    E–mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    Índice

    VOLÚMEN I

    SU HISTORIA

    Introducción

    ¡Chau Nona!

    La Última Canción

    Aventón Inesperado

    Aviso Oportuno

    Amigos para Siempre

    En la Hora Cierta

    Un Regalo Especial

    ¿Para Dónde Fue la Bola?

    El Accidente

    El Reloj de Pared

    La Perrita Vidente

    El Amiguito Invisible

    La Dama de la Madrugada

    ¡Socorro!

    El Compromiso

    ¡Una Mujer de Valor!

    Una Atención Inesperada

    Un Santo Remedio

    Protección Espiritual

    La Revelación

    Visita Providencial

    El Ángel de la Guarda

    ¡La Sorpresa!

    ¿Dónde Está el Buey?

    El Regreso de Leticia

    El Incendio de Andraus

    Sucedió en el Carnaval

    Un Caso de Obsesión

    Encuentro en el Más Allá

    La Cartera

    El Pie de Papaya

    Ropas Rasgadas

    Por Una Vida Mejor

    Fe Materna

    Consideraciones Finales

    VOLÚMEN II

    Introducción

    Un Alma Buena

    Ave María

    Viaje Establecido

    Bebé Prematuro

    Hijos Unidos

    Lápiz Labial Rojo

    Sabiduría

    Ayuda Espiritual

    Despedida

    El Suéter

    Vestido Amarillo

    La Pianista

    Fafi

    El Circo

    Poesía

    Una Luz al Final del Túnel

    Videncias

    La Señal

    Almas Amigas

    Nunca es tarde para  el Perdón

    Sueño Real

    Misterios

    ¿Premonición o Proyección?

    Un Ángel

    Lazos Eternos

    Una Visita Especial

    ¿Molinera Abierta?

    Una Voz Amiga

    Mentor Espiritual

    Documento Perdido

    Proyección Astral

    Remedio Espiritual

    Las Muletas

    Aprendiendo

    Drogas

    La Voz Misteriosa

    Gravidez

    Despertar

    Ayuda Espiritual

    Con Mucha Fe

    Abuelito

    Consideraciones Finales

    SU HISTORIA

    Aprendí a leer desde los cuatro años de edad y, a los ocho, muchas veces pasaba horas sentada, escribiendo historias. Con la llegada de la adolescencia, dejé ese comportamiento y sólo lo retomé, en la forma de psicografía cuando, años después, mi marido y yo, por una semana, estudiábamos los libros de Allan Kardec. Mi brazo me dolía y la mano se movía contra mi voluntad. Colocados papeles y lápices frente a mí, comencé a escribir rápidamente.

    Nosotros frecuentábamos las sesiones de la Federación Espírita y yo participaba como médium de incorporación, psicografiaba y, algunas veces, utilizaba el don de la xenoglosia (facultad de hablar o escribir en otras lenguas). En esa época recibía cuentos, mensajes de orientación, historias y, así, los romances comenzaran a fluir.

    La sensibilidad se abre y vemos muchas cosas que no entendemos. Vengo estudiando hace muchos años y aún no tengo todas las respuestas. Pero sé que es mejor disciplinar nuestro lado emocional, enfrentar los miedos y tomar posesión de nosotros mismos para que las energías de otros no nos envuelvan.

    Si conseguimos eso y nos ligamos a espíritus evolucionados, la mediumnidad es una fuente de conocimiento, salud y lucidez.

    Estudiar la vida espiritual abre las puertas del futuro, derrotando a la muerte y mostrándonos que somos seres inmortales.

    Zibia Gasparetto

    Del Traductor

    Jesus Thomas Saldias, MSc., nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80's conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrada en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Perú en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, habiendo traducido más de 160 títulos, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    Introducción

    Creer en la vida después de la muerte del cuerpo físico es una cuestión de vivencia. Antes que la vida muestre los hechos que hacen pensar en el asunto pellizcando el comodismo de cada uno, raros son aquellos que buscan ese conocimiento.

    Por preconcepto, recelo de involucrarse con cosas peligrosas o incluso pretendiendo huir de la confrontación inevitable con la muerte, la mayoría sólo resuelve encarar los fenómenos espirituales con seriedad, después de sufrir pérdidas de todo tipo; la muerte de un ser querido, la falta de salud, de empleo, de dinero o de la paz aparece para sacudir su indiferencia.

    Sin encontrar remedio en los medios convencionales, deprimidos, angustiados, incrédulos, cansados e insomnes, buscan recursos en los medios alternativos, apelando para médiums, terapeutas y hasta para la medicina holística, iniciando un proceso de reintegración espiritual, de recuperación de los valores verdaderos del alma, lo que puede demandar varias encarnaciones.

    En mi vivencia con los amigos espirituales, descubrí que existen caminos menos dolorosos y que es posible conquistar el desarrollo de la consciencia sin tantos sufrimientos. Sólo que para eso tendrá que pagar el precio del esfuerzo propio, del coraje a confrontar los valores falsos en los cuales creyó hasta ahora.

    La educación equivocada, verdadero lavado de cerebro al que todos somos sometidos desde que nacemos utilizados también por aquellos que nos aman, en la intención loable de protegernos contra el mal, de enseñarnos a conducirnos en el bien, en vez de la felicidad deseada no ha llevado al desequilibrio, a los altos y bajos emocionales, a la limitación de nuestro potencial, teniendo como consecuencia la depresión, el estrés y la inseguridad.

    Es que, en vez de valorizar nuestro lado bueno, alentar nuestras cualidades, empujar para afuera lo que tenemos de mejor, valorizan el mal, custodian los errores, reprimen actitudes que no encajan en el modelo establecido de normalidad, sin percibir que la vida es versátil y que, aun teniendo valores propios y eternos, crearan personas diferentes, con aptitudes diversas que no pueden ser encuadradas en una regla común.

    Claro que hay leyes de protección que disciplinan las relaciones sociales, organiza y mantiene el orden que nuestro sentido común manda acatar y seguir. Respetar las leyes de tránsito, por ejemplo, favorece nuestra seguridad, así como tantas otras que establecen los derechos de los ciudadanos.

    No es a eso a que me refiero. La organización, la disciplina y el orden, necesitan ser respetadas porque nos ayudan a vivir mejor.

    Estoy hablando de los conceptos de comportamiento, del modelo de normalidad establecido, del juicio sumario y deprimente de todos aquellos que son diferentes de la mayoría.

    Esos modelos varían de acuerdo con el momento. Antiguamente eran más rígidos, pero, aún, tanto en la escuela como en la casa, los adultos, con el pretexto de educar, fuerzan a las criaturas a entrar en los modelos convencionales.

    Hay patrones para todo. Para belleza física, para formación profesional, para la vida en familia, para el relacionamiento afectivo, etc. Son ellos que, colocados como fundamentales desde temprano, establecen creencias, obstruyen la libre manifestación de la vocación profesional, impiden a la persona amar con naturalidad, crean bloqueos y conflictos.

    Para ser aceptados, agradar y hacerse bien vistos, todos entren en el contexto de la mayoría, con miedo a ser discriminados y señalados como excepción. Sucede que no hay dos personas iguales. Entonces, el recurso es reprimir la expansión del propio yo y tratar de adaptarse al convencionalismo.

    Cuando usted hace eso, traiciona su naturaleza, huye a la programación que la vida hizo a su favor, se pierde la identidad, ignora la propia fuerza, se hace inseguro. No siendo honesto consigo mismo, no expresando lo que siente, impidiéndose de ser aquello que es no confía en el propio razonamiento ni en la propia capacidad.

    Como no confía en sí mismo, pasa a valorizar lo que la mayoría dice. Vive consultando a los otros. Se basa en las informaciones de terceros para gestionar la propia vida. Sigue lo que ellos digan. Cuánto más famosos y más importantes fueran, más se orienta por ellos.

    La educación académica favorece ese concepto. Y, cuánto más culto, más intelectual, más se ajusta a ese papel. Cuánto más ajustado en él, más incapaz de controlar las propias emociones, más deprimido, más solo, más incrédulo y amargado queda.

    La soledad, el vacío en el pecho, la angustia y el abandono que siente, revela cuanto está distanciado de su verdadera identidad. Cuánto ignoró y reprimió los valores verdaderos de su espíritu.

    Eso es triste, por cuanto la vida desea mostrarle que usted puede vivir mejor, progresar sin sufrimientos, ir por el sentido común, por la inteligencia. Con todo, resiste presionado por las creencias que aprendió, continuando a no querer ver las cosas como son y con miedo a perder lo que nunca poseyó. Entonces, atrae el dolor, el sufrimiento, la pérdida real, porque sólo ellas pueden romper esa auto–hipnosis y hacer que usted perciba la verdad.

    Cuando todas las puertas se cerraran, cuando todo en cuanto usted creía se derrumbó, cuando no confía en más nadie y siente que sólo puede contar consigo mismo, sólo la fe en la espiritualidad puede renovar su confianza en la vida y hacer con que usted reaccione.

    Sólo la seguridad de que la vida continúa después de la muerte del cuerpo físico, de que usted es eterno, de que todo en el Universo es perfecto y que la vida responde de acuerdo a lo que usted le da, hará con que salga de la inversión de valores a que fue sometido y descubra las verdaderas causas de lo que sucede en el mundo, modificando su modo de ver y de hacer sus elecciones.

    Entonces, estará más lúcido, más perspicaz, usará mejor su fuerza interior, se hará más equilibrado y feliz.

    La vida me colocó en sintonía con esa realidad y a cada día reconozco cuánto esa convicción ha contribuido para que yo enfrente mejor mis desafíos. Cambió completamente mi visión de justicia, de solidaridad. Ha permitido que yo conserve mi paz, aun sintiéndome impotente para modificar y resolver los dolorosos problemas que se propagan por el mundo.

    Yo sé que cuando yo no puedo, Dios puede. Si él no lo resuelve es porque no quiere y si él no quiere es porque así será mejor para todos los involucrados. ¡Dios no se equivoca!

    La fe en la espiritualidad es personal e intransferible. Es una conquista de cada uno.

    Por haber sido beneficiada por la creencia en la espiritualidad es que continúo escribiendo, inspirada por espíritus desencarnados o relatando mis propias experiencias. Esa es una forma de agradecer a la vida todo el bien que ese conocimiento me trajo.

    Creo que cuando un fenómeno es verdadero, se repite en todos los tiempos de la humanidad. Los milagros de los profetas, de los santos, de los iniciados continúan ocurriendo en nuestros días, con la misma fuerza y las mismas características.

    Quien estuviese interesado de verdad y prestase atención descubrirá que los espíritus desencarnados continúan interfiriendo en el mundo físico, provocando acontecimientos que no pueden ser explicados por la lógica materialista.

    Al iniciar mi programa en la radio Mundial, una vez por semana, comencé a investigar esos hechos. Pedí a los oyentes que tuviesen un caso para contar que me escribiesen.

    El resultado ha sido maravilloso. Algunas personas que pasaran por una experiencia que sólo se podría explicar por la intervención de seres de otras dimensiones, tuvieran el coraje de contarme lo que nunca le habían contado a nadie, con recelo de ser ridiculizadas.

    Estos hechos están narrados en este libro, como sucedieran. Algunos, contados por personas que no tienen ninguna experiencia con mediumnidad ni con comunicación con espíritus.

    Son fenómenos naturales que obedecen a las leyes universales. Es necesario estudiarlos debidamente, dejando de lado las creencias sobre lo sobrenatural. Sólo así podremos comprender cómo la vida funciona de hecho, actuar para obtener mejores resultados y ser más felices.

    Los hechos están sucediendo, yo tengo buena voluntad de contar, todo trabaja a su favor, en cuanto al aprovechamiento, queda de su cuenta.

    Un abrazo,

    Zibia Gasparetto.

    ¡Chau Nona!

    Giovane Mastrososa, casado con Rosa, tenía cuatro hijos y residía en Luca, Italia. Él era marinero, ella se encargaba de la familia. Cansado de la miseria en la que vivían, habiendo oído hablar mucho sobre el Brasil, Giovane decidió emigrar con la familia. Vinieran al Brasil.

    Rosa pensaba en volver a Italia cuando la situación del país mejorase, pero eso nunca sucedió. Fueran para Minas Gerais, compraran un pedazo de tierra y construyeran su vida. Poco a poco comenzaran a amar este país, desistieran de regresar. Los hijos fueran creciendo, casando y viviendo todos al lado de los padres.

    Giovane desencarnó, más la nona Rosa, como era cariñosamente llamada por todos, continuó comandando a la familia. Todos se mudaran para São Paulo. Nona Rosa, ya con 86 años, lúcida, usando un delantal, pasaba horas sentada al lado de la chimenea, pitando el cigarro de hoja que ella misma hacía, teniendo al lado una latita, forrada con un pedazo de periódico, en la cual, religiosamente de hora en hora, ella escupía dentro.

    Murió muy anciana, después de todos sus hijos ya haber desencarnado, sólo quedando sus nietos y bisnietos.

    Su nieto Bruno era uno de los herederos y alquiló la casa de la familia por veinte años entrando en arreglo con los demás. Un día resolvió demoler la casa que ya estaba muy vieja y construir una nueva.

    Comenzó con la demolición, y una tarde, Rosana, su hija, fue a visitarlo en las ruinas, llevando su hijita de dos años, que se llamaba Bruna.

    Entraran en las ruinas y Rosana procuró desviarse de los escombros y llegar hasta donde su papá estaba cuando vio a la pequeña Bruna saludar con la mano y decir:

    – ¡Hola, nona!

    Rosana pensó no haber oído bien y continuó procurando hasta que llegó al papá. Conversaran algún tiempo cuando ella llamó a la hija para ir a casa vio que la niña miró para el lugar donde la nona acostumbraba sentarse, al lado de la chimenea, y saludó alegre diciendo:

    – ¡Chau, nona!

    Rosana tuvo escalofríos. Fue para casa y comentó con su madre y las dos decidieran preguntar para Bruna:

    – ¿A quién saludaste allá en la casa del abuelito?

    – Para la nona Rosa. ¡Ella estaba fumando y escupiendo en la latita! ¡Agh!

    * * *

    Las criaturas tienen mucha facilidad para percibir la presencia de seres del mundo astral. En los primeros siete años de vida aún están muy vinculadas al mundo espiritual. Con todo, conforme van creciendo, esa percepción va desapareciendo.

    Son comunes las narrativas infantiles de seres que ellas ven, de amiguitos que nadie más ve que con los cuales juegan con naturalidad. Los adultos dicen que todo no pasa de una fantasía, pero frente al caso de Bruna, ¿quién se atrevería a decir eso?

    Bruna nació después de que la nona había desencarnado. El hecho de que la niña reconocer a la nona Rosa podría haber sido causada por alguna foto que ella haya visto. Son comunes las personas de la familia conservar fotos antiguas en las paredes y mostrar a las criaturas diciendo quién fue.

    Bruna puede haber reconocido a la nona así. Este punto no fue esclarecido por quien relató el caso. Pero si alguien le mostró alguna foto, ella puede haber reconocido a la nona Rosa en el astral, antes de reencarnar. Bruna también podría haber conocido a la nona en otra encarnación.

    Lo más importante es que una criatura de apenas dos años, nunca tendría cómo inventar una historia de esas.

    En cuanto a la nona, después de la muerte del cuerpo físico, puede haber continuado a vivir allí, junto a las personas de la familia, en el lugar al que se habituara por tantos años, haciendo lo que hacía antes.

    Cuando la persona muere es asistida por amigos espirituales que lo invitan a dejar este mundo. Con todo, cuando ella se rehúsa, ellos dejan que las cosas sigan un curso natural.

    Nona Rosa se quedó apegada al pasado durante años, ajena a la realidad. Pero la vida providenció el cambio, inspirando a su nieto Bruno a que demoliese la casa y construyese otra en su lugar.

    Con la construcción de la nueva casa, nona Rosa con seguridad percibió que el pasado no más existía. Que todo estaba diferente y que era hora de seguir otro rumbo.

    Tal vez, entonces, en algún lugar, ella haya finalmente reencontrado a su Giovane, el marinero bonito y audaz que un día no tuvo miedo de mudarse, a partir de su país con la familia para un lugar desconocido, con otro pueblo, otras costumbres, otro idioma, para tratar de mejorar.

    Caso enviado por:

    Fátima Castilho

    Rua Dr. Luiz Carlos, 1.316

    Vila Aricanduva – São Paulo

    La Última Canción

    Sónica Crocco nos cuenta de un gran acontecimiento presenciado por más de cuatro personas muy vinculadas a ella. Erenita, su prima, hija de Helena, sin religión definida; Fátima, amiga de Erenita, espírita; Marivalda, católica, vecina y compañera de fe de Helena, ambas participantes del coro de los Carismáticos de la Iglesia de Nuestra Señora Aparecida, en la Vila Pauliceia, en São Bernardo do Campo y Delmita, su madre, cuñada de Helena, espírita.

    Su tía Helena Crocco Montovani, católica, hermana de su padre, desencarnó el 8 de mayo de 1995.

    Helena era una persona buena, alegre y le gustaba mucho cantar. Cuando todos se reunían, allá estaba ella a bromear con todos. Cuando la familia se encontraba, ella organizaba el coro entre los presentes y la fiesta comenzaba.

    Era muy querida por todos, siempre alegre, con buena voluntad y lista para ayudar a quien necesitase, inclusive colaboró en la crianza de la sobrina Sónia.

    Una fatalidad sucedió y en la misma semana su hija Erenita se iba a casar ella tuvo un problema al corazón. Sónia se quedó en la esperanza de que la tía iría a superarlo; más infelizmente recibió la noticia de su desencarnación.

    Sónia la amaba mucho, pero cuando llegó al velorio, en vez de tristeza, sintió una gran alegría. En su corazón había apenas un gran amor por la tía y un deseo muy grande de agradecer todo lo que ella había hecho. Sentía gran alegría, todo era maravilloso y la tristeza de una breve separación no tenía ningún sentido para ella. Estaba feliz, muy feliz, por el cariño que sentía por Helena.

    Su madre, que tanto estimaba a la cuñada, tampoco estaba llorando. El ambiente era sereno y calmo.

    Eran muchas las personas presentes. Un poco antes del cortejo salir, compañeros de fe religiosa de Helena asistieran para hacerle un homenaje. Entre ellos estaba la amiga Marivalda.

    El coro de los Carismáticos comenzó a cantar. Sónia y la madre estaban sentadas una al lado de la otra. Fátima y Erenita estaban al otro lado. Marivalda y el coro cantaban alrededor del cuerpo. Fue allí que comenzó la mayor emoción. De entre todas las voces del coro, una se destacó, límpida y fuerte. Era la voz de Helena, cantando como siempre lo hiciera con los amigos.

    Al oírla cantar, Sónia lloró de emoción; percibió que su madre también lloraba, pero no dijo nada.

    La canción terminó y el entierro fue realizado. Una vez en casa, pasadas algunas horas, Sónia llamó a su madre para saber cómo ella estaba. Entonces el comentario salió. Ella también había oído la voz de Helena.

    En aquel día, Delmita fue hasta la casa de la fallecida para saber si todos estaban bien. Encontró a Marivalda, Erenita y Fátima conversando. No perdió la oportunidad y preguntó:

    – ¿Quién en el coro tiene la voz parecida a la de Helena?

    – ¿Por qué? – indagó una de ellas.

    – Curiosidad.

    – Nadie tenía la voz igual a la de ella.

    – Es que Sónia y yo oímos perfectamente la voz de Helena cantando en el coro.

    Las tres confesaran que también la habían oído. Todas llegaran a la conclusión de que Helena quería que todos guardasen un recuerdo alegre de ella, así que decidieran que nadie se pondría triste con su partida. Pero en sus oídos guardarían para siempre la reminiscencia de su última canción como a decir que la muerte no es el fin, que la vida continúa más allá, llena de alegría y luz.

    * * *

    Pocas personas saben que ser espiritual y cultivar la alegría. Imaginan que los espíritus superiores sean circunspectos, serios. Eso no es verdad.

    La alegría es el tónico del espíritu. Cantar

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