La tumba del marinero

Por Luna Miguel

El presente libro hace que los anteriores poemarios de Luna parezcan un entrenamiento para la maratón. De acuerdo, sonará convencional, pero es lo que tenía que suceder. Y lo que quiero con esto decir es que La tumba del marinero encierra unas pasiones desproporcionalmente crueles, y a fin de cuentas, ¿no es el sentimiento poderoso e implacable lo que prevalece sobre los demás rasgos de la literatura?

Imagino así que la acción de esta “novela política” transcurre en un brumoso barrio marino. Entre su destartalado pabellón hospitalario, el psiquiátrico para corsarios que han perdido el norte por los cantos de la sirena, el vertedero sobre el que gaviotas y ratas voladoras planean en círculos, los pecios naufragados, los vapores del pescado podrido, las tabernas en donde se trapichea con el polvo blanco, los irritantes graznidos de las aves, un montón de adorables rufianes y algunos pocos observadores honestos. Y en su centro, ordenando todo lo demás, una lápida cuyo epitafio reza: «no hay cadáver».

Ciertamente, las aflicciones que azotan La tumba del marinero son más grandes que la vida (el cáncer, cómo no, pero también el lujo del agua caliente y la precariedad material, acompañada siempre de la degradación ética; la destrucción y el amor…). Aunque, pensándolo dos veces, es de justicia aceptar que la Gorgona que declama en ese dantesco barrio marino, apesadumbrada por la decrepitud de todo lo que le rodea, y de ella misma, aún conserva una buena parte de su inocencia, pues todavía puede distinguir entre el bien y el mal. La moral sigue presente en su espíritu, ¡e incluso llega a sorprenderse de la corrosión adulta! Y acepta que aún hay esperanza… ¿Nada más lejos de la realidad?

Lo dicho: no acepten imitaciones. (Antonio J. Rodríguez)

• Idioma: Español
• Editorial: La Bella Varsovia
• Fecha de lanzamiento: 25 ene 2023
• ISBN: 9788433919328

Luna Miguel

Luna Miguel (Alcalá de Henares, 1990) trabaja como periodista y editora en Barcelona. Es autora de los libros de poemas Estar enfermo (2010), Poetry is not dead (2010), Pensamientos estériles (2011), La tumba del marinero (2013), Los estómagos (2013), El arrecife de las sirenas (2017) y Poesía masculina (2021), todos ellos editados por La Bella Varsovia. También ha publicado los ensayos El coloquio de las perras (Capitán Swing, 2019), Caliente (Lumen, 2021) y Leer mata (La Caja Books, 2022); así como la novela El funeral de Lolita (Lumen, 2018) y el monólogo teatral Ternura y derrota (CNTC, 2021). En redes es @lunamonelle.

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Índice

Portada

Uno: costuras

La muerte no puede ser experimentada...

Dos: genética

El velatorio de tu abuelo

Sailor’s grave

Cicatrices

Quimioterapia

Quimioterapia (II)

Tres: independencia

Coma diabético

Mudanza

Jóvenes, que todo lo tenéis

Ya no somos niños

Convivencia

Historias de la vida en común

Ancla plateada

Quiero un gato

Máquina vieja

La persona deprimida

Mensonge

Cuarto: monogamia

Yo...

Cinco: después de la pelea

Me quedaría...

Sin madre...

Dónde...

Las páginas vacías...

Desaprovechar...

Mil quinientas...

Me quedaría desnuda...

De nuevo sin ti...

Como un grito...

Me quedaría desnuda...

Las voces se encuentran...

Interludio clínico: museo de cánceres

Por eso amputarán...

Seis: el malestar de la felicidad

Ante los síntomas los médicos recomiendan no consultar la Wikipedia

Culpar al cielo

Fea

Anatomía

Calefacción

No duele la tierra, duele el animal

Desnatada

Antes de los estómagos

Último

Carta a la madre

Aquí el autor

Siete: pureza

Veneno

La mujer sin rostro

Mal

Cama

Cielo marino

Ocho: mala sangre

*

**

***

****

*****

******

*******

********

Nueve: la destrucción o el amor

Destrucción

Hace tiempo que no eres niña

Incertidumbre

Tentativa de...

No es un cementerio de abrazos

Mudanza segunda

Madrid

Barcelona

Naufragio

A un muchacho muerto

La canción del juglar moderno

Domingo por la mañana (durante mi 21 cumpleaños en Ordino, Andorra)

Amor

Diez: toco esta mano al fin que comparte mi vida

Escritura automática...

Créditos

para Ibrah, Ana y Pedro

UNO: COSTURAS

LA MUERTE NO PUEDE SER EXPERIMENTADA ni por los vivos ni por los muertos, pero sí por los enfermos. Ocurre lo mismo con la piel: cuando estoy ner viosa me la arranco de cuajo, alrededor de los de dos, hasta que sangra; pero aun así, después de tanto dolor, no consigo quitármela entera. A los muertos se les arranca la piel (¿lo hace el fuego?, ¿lo hacen los gusanos?, ¿lo hace el tiempo?). El enfermo se arranca sin dolor, se quema sin fue go, se come los gusanos. En esta misma casa hay un enfermo. Decir enfermedad es decir locura. Vivo con un enfermo que se araña los brazos, que rompe los muebles con las uñas, que me muerde el corazón con su tristeza. Está loco y enfermo, pero solo a veces. Lo amo