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Generación invisible: Ni jóvenes ni viejos: cómo y cuándo perdimos el liderazgo
Generación invisible: Ni jóvenes ni viejos: cómo y cuándo perdimos el liderazgo
Generación invisible: Ni jóvenes ni viejos: cómo y cuándo perdimos el liderazgo
Libro electrónico175 páginas3 horas

Generación invisible: Ni jóvenes ni viejos: cómo y cuándo perdimos el liderazgo

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Información de este libro electrónico

Si creciste entre libros de papel, cuadernos, blocs de nota, lapiceras y lápices. Si sabés el prefacio de la Constitución nacional y la lista de las preposiciones de memoria. Si te comunicaste por carta, teléfono de línea, beeper, SMS, chat de Blackberry y mensaje de WhatsApp. Si sabés qué significa revelar una foto. Si enviaste un fax. Si fuiste al videoclub de tu barrio a alquilar el DVD de Matrix. Si recordás como si fuera ayer cuando llegó la primera computadora a tu casa o cuando viste el primer teléfono celular que tomaba fotos. Si grabaste un mensaje personalizado en tu contestador automático. Si recordás al menos diez mundiales. Si creciste creyendo que solo había dos géneros. Si creciste con la orden de no hablar ni aceptar nada de extraños. Si creíste que eras el único gay del mundo. Si te impactó la muerte de Lady Di aunque nunca pisaste Inglaterra y si recordás qué era el jarrón de Cóppola. Si no te da miedo hablar por teléfono y preferís llamar a alguien para resolver rápido alguna cuestión. Si vas a un recital y sacás dos o tres fotos pero luego guardás el teléfono. Si algunas de tus cosas favoritas no son digitales y se pueden tocar.
 
Si algo o todo de esto te identifica, te damos la bienvenida. Sos parte de la Generación Invisible.
 
La Generación Invisible está compuesta por personas que hoy tienen entre 45 y 65 años, un sector de la sociedad que ha sido históricamente silenciado y que vive en la tensión entre dos generaciones de mayor peso específico y poblacional en el planeta, los baby boomers y los millennials. En un contexto en el que se vuelve imperioso reorganizar y repensar nuestras ideas sobre el envejecimiento, este libro busca ser un llamado a la acción para aquellos invisibles que sientan que no son escuchados ni tenidos en cuenta. Los invisibles aún tenemos la chance de escribir nuestro propio futuro… solo hay que ponerse en acción.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 dic 2022
ISBN9789505569182
Generación invisible: Ni jóvenes ni viejos: cómo y cuándo perdimos el liderazgo

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    Generación invisible - Tomás Balmaceda

    Imagen de portada

    GENERACIÓN INVISIBLE

    MIRIAM DE PAOLI x TOMÁS BALMACEDA

    GENERACIÓN INVISIBLE

    NI JÓVENES NI VIEJOS: CÓMO Y CUÁNDO PERDIMOS EL LIDERAZGO

    Índice de contenido

    Portada

    Portadilla

    Legales

    Introducción

    ¿Y vos cuántos años tenés?

    Un cruce de caminos

    Sobre este libro

    Algunas aclaraciones

    Nuestra oportunidad de brillar

    CAPÍTULO I

    El tabú de envejecer

    Ok, boomer

    Edadismo

    Edadismo internalizado

    Juventud y vejez

    Edadismo y discriminación

    Salir del clóset del envejecimiento

    CAPÍTULO II

    La era de los unicornios generacionales

    La guerra en curso

    Las cinco generaciones

    ¿Tiene aún sentido seguir hablando de generaciones?

    Más allá de las generaciones

    Somos unicornios generacionales

    CAPÍTULO III

    La Generación Invisible

    Crecer siendo invisible

    Despejando la X

    La generación sándwich

    ¿Nos robaron nuestro momento de la historia?

    Cómo ser invisible con propósito

    Llegó la hora de visibilizarnos

    CAPÍTULO IV

    Orgullo de ser invisible

    Ser invisible hoy

    La familia elegida y las nuevas formas de amar

    Trabajar y estudiar sin fecha de vencimiento

    La Generación Invisible y el dinero

    Viajar, entretenerse y divertirse

    Invisiblemente digitales

    CAPÍTULO V

    Envejecer en el futuro

    Adiós al anhelo de la vejez exitosa

    Nuestro histórico vínculo con el envejecimiento

    La sociedad que viene

    Envejecer en nuestro hogar

    Las personas del futuro

    ¿Sin enfermedades ni muertes?

    Un mundo con más y más personas

    Repensar el paso del tiempo

    El antídoto contra el edadismo

    Agradecimientos

    Bibliografía consultada

    © 2022, Tomás Balmaceda y Miriam De Paoli

    © 2022, RCP S.A.

    Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna, ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopias, sin permiso previo del editor y/o autor.

    ISBN 978-950-556-918-2

    Primera edición en formato digital: noviembre de 2022

    Versión: 1.0

    Digitalización: Proyecto 451

    Hecho el depósito que marca la ley 11.723

    Diseño de tapa e interior: Pablo Alarcón | Cerúleo

    No debemos inmolarnos en el altar de la nada.

    MARÍA ELENA IGLESIAS

    Si creciste entre libros de papel, cuadernos, blocs de nota, lapiceras y lápices. Si sabés el prefacio de la Constitución Nacional y la lista de las preposiciones de memoria. Si podés hacer una multiplicación o división sin recurrir a la calculadora del celular. Si alguna vez compraste una estampilla. Si recordás el olor a la tinta del diario del domingo. Si te comunicaste por carta, teléfono de línea, beeper, SMS, chat de Blackberry y mensaje de WhatsApp. Si sabés qué significa revelar una foto. Si viajaste a otras partes del mundo primero con la Encarta 95 y luego por avión. Si durante mucho tiempo la única pileta que frecuentaste fue una pelopincho. Si recordás la lista completa de temas de El amor después del amor en el orden correcto y el brillo del papel del libro del interior del cassette o el CD. Si tomaste blue curaçao y tragos llamados Séptimo Regimiento o Destornillador. Si cuando pensás en fumar, primero se te viene a la cabeza el tabaco y después la marihuana. Si recordás los auriculares gigantes con cable y una ficha de plug-in más grande aún. Si tomaste colectivos y los pagaste con dinero en efectivo. Si enviaste un fax. Si fuiste al videoclub de tu barrio a alquilar el DVD de Matrix. Si en tu casa tenés una caja de herramientas y una caja de cables de aparatos que ya no usás pero guardás por las dudas. Si les pusiste stickers de papel a fotos de papel para ponerle onda. Si recordás como si fuera ayer cuando llegó la primera computadora a tu casa o cuando viste el primer teléfono celular que tomaba fotos. Si andabas en bicicleta sin casco. Si grabaste un mensaje personalizado en tu contestador automático. Si recordás al menos diez mundiales. Si tu primera selfie fue siendo adulto. Si recordás lo que se siente desplegar un mapa de papel en una ciudad que no conocés o si viajaste con la Guía-T en la mochila. Si recibiste clases de computación en el colegio. Si ibas caminando, en bici o en colectivo a la escuela sin miedo. Si solo te ponías protector solar en la playa o en un club en verano. Si supiste qué era el SIDA antes incluso de tener tu primera relación sexual. Si en tu infancia trepabas los árboles. Si compraste nervioso preservativos en un kiosko y todavía hoy te sonrojás al ponerlos en el carrito del supermercado. Si cuando escuchás hablar del lado B de algo recordás los lados de un vinilo. Si creciste creyendo que solo había dos géneros. Si creciste con la orden de no hablar ni aceptar nada de extraños. Si esperaste en el auto, con puertas y ventanillas cerradas, que tu mamá termine de hacer un trámite. Si creíste que eras el único gay del mundo. Si te impactó la muerte de Lady Di aunque nunca pisaste Inglaterra y si recordás qué era el jarrón de Cóppola. Si no te da miedo hablar por teléfono y preferís llamar a alguien para resolver rápido alguna cuestión. Si tus padres te perdieron en un supermercado o en la playa. Si vas a un recital y sacás dos o tres fotos pero luego guardás el teléfono. Si algunas de tus cosas favoritas no son digitales y se pueden tocar.

    Si algo o todo de esto te identifica, te damos la bienvenida. Sos parte de la Generación Invisible.

    INTRODUCCIÓN

    El encanto de la historia y su enigmática lección consiste en que, de época en época, nada cambia y, sin embargo,todo es completamente diferente

    ALDOUS HUXLEY

    ¿Y VOS CUÁNTOS AÑOS TENÉS?

    Es un momento que conocemos muy bien: luego de que le revelamos nuestra edad a alguien —ya sea en un encuentro de trabajo, en una cita romántica o incluso en una conversación ocasional de ascensor— esperamos con ansiedad la reacción que eso genera. El menú de opciones es harto conocido, pero va desde un tímido pensé que eras más joven al creí que tenías muchos más años, pasando por el ¡ah! ¡somos de la misma generación!, se nota que tenés buena genética y el ¡pero no parecés de tu edad!. A partir de allí, de acuerdo con la respuesta conocida, se genera una pequeña rutina que puede incluir la falsa modestia (¡No digas tonterías! Me veo fatal), el genuino orgullo (Hago gimnasia dos veces por semana, "Tengo una rutina de skincare buenísima) o las justificaciones insólitas (Me veo diferente con otra ropa, Este corte de pelo no me favorece). Sea como sea, la cantidad de años que tenemos es un tema de conversación frecuente entre amigos, familiares y desconocidos. Es lo primero que preguntamos cuando un amigo nos cuenta que se puso de novio y una idea frecuente cuando estamos en el cine viendo una película con la actriz o el actor del momento. Todas las personas parecen habilitadas a hacer comentarios sobre nuestra edad, la apariencia que tenemos y las expectativas que tienen al respecto (no sabía que alguien tan joven podía estar en este puesto, es raro ver a alguien de tu edad en un sitio así, qué valioso que alguien de tu generación sienta que puede aportar algo"…). Hemos naturalizado de manera tan profunda nuestros preconceptos e ideas acerca de la edad que comenzamos a creer que no solo así son efectivamente las cosas sino que también así deben ser las cosas.

    Sin embargo, la manera en la que pensamos la edad y el envejecimiento es profundamente cultural. Se trata de una construcción que hunde tan hondo sus raíces en la historia que parecía destinada a consolidarse como el único marco posible y que, de tan cercano y familiar, incluso nos parece el natural. En los últimos tiempos, este marco conceptual comenzó a mostrar sus fisuras porque la manera en la que estamos viviendo el paso del tiempo está transformándose radicalmente. Como si fuera una tormenta en medio de un huracán, nuestra relación con la edad está cambiando a la vez que la segunda década del siglo XXI modifica muchos otros espacios, incluyendo las identidades personales, los movimientos políticos, las economías y el mundo del trabajo. Nuestras vidas son ahora mucho más extensas, y eso debería celebrarse como un indicador del progreso de la humanidad, como la oportunidad de poder contar con cada vez más personas adultas educadas, experimentadas y saludables de más edad. No obstante, eso no ocurre: la globalización no solo está excluyendo a estas personas, sino que está contribuyendo activamente a la narrativa de que estamos viviendo un escenario catastrófico de fatídico envejecimiento. Lo cierto es que las instituciones más tradicionales que nos rodean —como el mundo del trabajo, de la educación o el entretenimiento— nacieron cuando las vidas eran más cortas y han quedado, en ocasiones, obsoletas. Pero esto no quiere decir que estamos frente a una tragedia inevitable, sino que es necesario replantear sus bases y tratar de ayudar a que nuestra cultura y espíritu se pongan al día con lo que hoy la ciencia puede lograr. La revolución de la longevidad, veremos, nace de hechos y datos concretos, pero solo puede comprenderse profundamente en la intersección con otras realidades que se modifican a nuestro alrededor. Y por eso se vuelve imperioso reorganizar y repensar nuestras ideas sobre el envejecimiento. Este es el objetivo de nuestro libro.

    Cuando se caigan los velos de cómo pensamos el paso del tiempo, podremos entonces volver a pensar el verdadero significado que tiene haber nacido en tal o cual momento histórico y descubrir que nuestra edad dice muy poco de quiénes somos. Y que las actitudes que hemos adoptado acríticamente sobre los demás y sobre nosotros mismos a partir de la percepción del paso del tiempo no solo limita nuestra capacidad de desarrollarnos y vincularnos, sino que tiene consecuencias tangibles y peligrosas sobre la salud, la economía y la justicia social, echando sombras sobre diferentes ámbitos de la vida.

    Si bien pondremos en duda la utilidad misma del concepto de generación para pensar la nueva longevidad, sí adoptaremos una perspectiva generacional, esto es, una mirada a largo plazo para poder entender desde el presente cómo debemos actuar para asegurarles un futuro más equitativo y justo a las personas que vendrán. Somos testigos de comportamientos que, aunque individuales, nos muestran transformaciones profundas en la manera en la que vemos la sociedad, como la desaparición de la idea de que a los 65 años hay una transformación cualitativa en nuestras vidas con el retiro laboral y la jubilación; nuevos estándares de belleza que rompen la hegemonía de la juventud eterna; nuevas formas de familia más allá de los lazos de sangre y la creciente aparición de identidades que desafían el clásico binarismo hombre-mujer, entre otros.

    Nuestro análisis generacional mostrará los enormes desafíos sociales, económicos y tecnológicos a los que nos enfrentamos, que aparecen a la par de nuevas actitudes, creencias y comportamientos de personas que ya no tienen un modelo de envejecimiento en el que inspirarse.

    UN CRUCE DE CAMINOS

    Este libro es parte de una investigación más amplia y profunda que comenzó cuando Layla Vallias escuchó a su padre, Marcos, decir que se sentía una trema, un signo muy parecido a lo que en español conocemos como diéresis y se representa con dos puntitos sobre una vocal. La trema es una marca diacrítica utilizada para señalar la independencia de esta vocal en relación con una vocal anterior, constituyendo a veces una vocal propia y distinta. El padre de Layla creció en un momento en el que la trema se enseñaba en los colegios y se utilizaba en

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