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Casamiento por apariencias
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Libro electrónico192 páginas2 horas

Casamiento por apariencias

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Amenazada por su exmarido, que utilizaba a su hijo en un intento de reanudar su matrimonio fallido, Amanda decidió optar por una relación basada en las apariencias.

Vivir una farsa no estaba en sus planes; sin embargo, fue llevada a tal situación. La intención de Amanda era mantenerse alejada de su exmarido y regresar a su vida ordinaria con su hijo sin grandes ilusiones ni sufrimientos, pero como el destino lo tenía, su corazón se despertó de nuevo, presentándole un gran dilema: ¡hacer esa relación con Antonio real o ignorar ese nuevo sentimiento hasta el final del acuerdo!

Ahora, ¿quién la protegería de ese nuevo sentimiento? ¿Cómo podría mantenerse alejada de los brazos que acababa de encontrar anhelando?

¿Sería Amanda capaz de mantenerse inmune a ese dios que estaba constantemente poniéndola a prueba con su virilidad?

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento20 sept 2022
ISBN9781667441931
Casamiento por apariencias

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    Casamiento por apariencias - Dill Ferreira

    CASAMIENTO POR APARIENCIAS

    DILL FERREIRA

    Derechos Reservados © 2022 por Dill Ferreira

    Traducción Española:

    Todos los Derechos Reservados.

    Almacenamiento y distribución parcial o total de este trabajo no están permitidos sin el consentimiento previo del autor.

    Todos los personajes son ficticios.

    Cualquier semejanza con personas vivas o muertas es mera coincidencia.

    Capítulo I

    - ¡No puedo aceptar este tipo de ayuda! - Amanda hablando a sí misma.

    ¿Cómo podría explicarle a su pequeño y su familia que ella podría casarse con Antonio solo para destruir las esperanzas de Breno de que volvieran a vivir juntos? El niño de 5 años, a pesar de estar acostumbrado a la ausencia de su padre, nunca podría entender dicha situación.

    ¿Qué debo hacer? Se pregunta. Debo destruir cualquier posibilidad de volver a vivir con Breno. No podría volver a vivir con un hombre en quien no podría confiar. Ella no podría soportarlo ni siquiera por su pequeño hijo. No después de lo que Amanda ha visto.

    Pensamientos insoportables, pero ya superados, vinieron a la mente de Amanda desde ese día que ella y su hijo fueron a donde los suegros a visitarlos. Cuando llegaron ellos no estaban en casa, pero ya que Amanda había visto el carro de su esposo en el garaje de atrás ella creía que él estaba allí. Ellos le buscaron en la planta baja de la casa, pero no lo encontraron.  Curiosa por la desaparición de su esposo Amanda fue arriba donde estaban las habitaciones. Todo estaba en silencio, pero él tenía que estar allí. Seguramente Breno no saldría sin su carro ni siquiera a la esquina.

    Amanda encontró el dormitorio principal de uno de los cuñados solteros. Quizás Breno estaba con uno de sus hermanos, lo cual era inusual; ella sabía de las diferencias entre ellos. Después de confirmar que su esposo no estaba en ninguna de las habitaciones, ella fue a la habitación donde dormía cuando estaba soltero. Cuando ella abrió la Puerta Amanda vio a su esposo en la cama teniendo sexo con otra mujer. La sorpresa fue tal que ella estuvo en shock por unos cuantos segundos absorbiendo esa imagen frente a ella. Amanda no quería creer a sus ojos; fue doloroso ver que el hombre a quien ella se había dedicado y amado estaba traicionándola desvergonzadamente en la casa de sus padres.

    Ella no sabía si lo que sentía en ese momento era dolor, ira o arrepentimiento por los años de dedicación. De lo único que estaba Segura era de que su vida nunca sería la misma después de esa escena. Ver a Breno de pie sin ninguna expresión en su rostro la enfureció aún más por su cinismo. El sinvergüenza se comportó como si nada estuviera sucediendo. Lo que parecía ser natural para él estaba matando a Amanda.  Viéndolo de pie allí con el semblante impasible, Amanda salió de la habitación sin mirar atrás. Se llevó a su hijo que estaba viendo la tele y se fueron.

    Por el camino trató de ser fuerte, pero un dolor agudo se apoderó de ella. Nunca en su vida había estado tan enojada con alguien y estaba enojada con su marido y con ella misma por ser tan tonta de creer en el amor de Breno. Por la forma descarada en que la miraba, era obvio que el hombre siempre había sido así. Ella no podía notar nada de culpa en sus ojos esto la hizo estar aún más abrumada. ¡Qué clase de ser humano destruye todo el sueño de una familia y no se siente culpable?

    ¿Qué había hecho para merecer estar experimentando eso? Angustiada, Amanda trató de centrarse más en el camino. Ella no quería que otra tragedia sucediera en su familia. En casa, llevó a su hijo a ver sus dibujos animados favoritos en la televisión y fua a su habitación tratando de digerir lo que había sucedido.

    - Había habido tantas veces cuando fue a buscarlo. – Dijo amargamente, recordando la humillación que sentían los rechazos de su marido.

    Varias veces Amanda se sentía inferior a él, ya que Breno casi nunca mostraba interés en ella, a menos que esto pudiera traerle algún beneficio, más allá de la satisfacción física. El dolor que sintió cuando supo que la estaban engañando la estaba matando.

    - Hoy no, mi amor, tuve un día completo y estoy muy cansado. – Solía decir cariñosamente para convencerla. - Quiero dormir un poco más. – La esposa comprensiva no lo perturbaba más creyendo verdaderamente que su fatiga era causada por su trabajo.

    Pero ahora Amanda sabia la razón de tal indiferencia por parte de Breno. Prefería divertirse lejos de casa con sus amantes mientras Amanda lo esperaba como una buena chica y siempre estaba dispuesta a estar allí para él cuando la necesitaba. Las reuniones de negocios eran otra forma en que el bribón encontró para tener tiempo libre con otras mujeres.

    - Querida, hoy voy a tener una larga reunión y no tengo ni idea de cuándo voy a llegar a casa. No me esperes para la cena; todos vamos a ir a un restaurante y nos tomaremos el tiempo para comenzar la reunión allí – él lo había dicho varias veces durante los años de matrimonio.

    ¿Qué sería de su hijo y ella? Amanda no quería pensar en eso en este momento. Si se iba, el miedo le impediría tomar la mejor dirección en su vida; dejaría a Breno y ese adúltero nunca la volvería a tocar.  Esa era su única certeza a partir de entonces. Se sentía como si estuviera muriendo, como la esposa amorosa y devota que nunca apreció y cuidó como debía. Mirando el portarretrato en la mesita de noche Amanda sintió tristeza cayendo sobre ella. Su familia se haría más pequeña a partir de ese día y nada sería como era antes. Ni siquiera ella.

    Ahora, algún tiempo después, regresa insistiendo en volver a estar juntos. ¿Cómo podría aceptar tal propuesta después de todo lo que pasó por su locura? No, ella no lo aceptaría, pero ¿Cómo resolver esto de una vez por todas? ¿Cómo deshacerse de su exmarido sin llevarse lejos a su hijo?; aunque le prestaba tan poca atención, era un fruto de él. Estaba el vínculo entre padre e hijo que no podía ser ignorado, pensó

    - No puedo aceptar una propuesta de matrimonio de un amigo solo para librarme de Breno. – Amanda le dijo a Antonio, el amigo que siempre ha estado allí por ella y estaba muy en paz con los problemas, pero ahora no parecía actuar con la misma racionalidad de siempre, después de haber hecho una propuesta tan loca.

    -  No sería un matrimonio real Amanda. -  Dijo tomando las manos de su amiga y tratando de consolarla. – solo estaremos juntos por las apariencias, nada más que eso. Así que puedes deshacerte de él, parecía tan fácil escucharlo hablar con tanta calma.

    -  Antonio, no estamos en una película o en una novela, querido. Esta posibilidad es una locura. Nunca me permitiría fingir, principalmente por un ser insignificante como Breno. No podemos arruinar nuestras vidas por él. – Ella estaba irreductible.

    -  ¿Por qué crees que dañaría nuestras vidas? – Quería saber disfrazando su dolor.

    ¡No sería justo para ti Antonio! -  Exclamó considerando la posibilidad fuera de cuestión. - Imagina si la mujer de tu vida aparece de repente y estás en un matrimonio ficticio. – tu gran oportunidad se irá por el desagüe y nunca me lo perdonaría.  Dijo ella en una mezcla de dolor y preocupación por el buen amigo. Pero él estaba decidido a ayudar a Amanda.

    - ¿Por qué este tonto rechazo? – él se preguntaba acercándose a ella causándole un agradable sentimiento de protección, afecto y respeto que siempre le había transmitido como amigo.

    -  Te mereces una persona a tu lado que te de amor, no algo fingido – ella completó.

    - Déjame decidir lo que es justo o no para mí, ¿entendido? - Antonio dijo mirándola a los ojos. – No quiero verte infeliz como estabas cuando nos conocimos. Me costó mucho ver una sonrisa en tu triste rostro. - Amanda miro a los ojos de Antonio con preocupación. Incapaz de mantener su mirada, apartó sus ojos de los de ella.

    Esa reacción había aumentado aún más la Certeza en Amanda de que no debía aceptar esa propuesta descabellada. Antonio no quería eso. Solo intentaba ayudar sin pensar en las consecuencias que tendría en su vida. Algún tiempo después aún recordaba las palabras de su amiga con cierto pesar, pero también alegría solo de saber que siempre podía confiar en él. 

    De Vuelta a la realidad no podía imaginar otra solución para deshacerse del padre de su hijo para siempre. Breno era pegajoso y la llamaba todos los días, siempre amable, lo que no pasaba mucho cuando estaban casados. Amanda recordaba lo dominante, mandón y posesivo que era. ¿Cómo es que nunca se había dado cuenta, cuando estaban casados, de lo que veía ahora? Amanda sabia la respuesta a eso; lo había puesto en un pedestal donde sus defectos no se mostraban. Había sido cegada por el amor o la ingenuidad y su exmarido se había aprovechado de ello. 

    Para él Amanda era solo una ama de casa, la esposa siempre presente cuando pensaba que era necesaria, solo eso. Ella sabía, después de la separación, que una relación como la de ellos no podía crecer. Eran dos seres separados, no dos en uno, solo para él y nada más. Ahora después de descubrir los muchos asuntos que había durante su matrimonio, ella no tenía más dudas al respecto. 

    Sin embargo, de toda esa sombría experiencia, había nacido su mayor Tesoro, su hijo. Para su hijo, ella no estaría dispuesta a vivir todas esas mentiras hogareñas. Su hijo no merecía vivir en un hogar rodeado de mentiras de nuevo. Nunca lo permitiría. Amanda miró la fotografía de su hijo distraídamente en su mesilla de noche cuando una voz familiar la sacó de sus pensamientos.

    – ¡Buen día! – Angustiada, levantó la cabeza con una leve sonrisa en los labios.

    – Hola Breno – ella respondió fríamente. – ¿Qué te trae aquí? – preguntó Amanda deshaciendo la sonrisa que tenía cuando estaba recordando a su hijo.

    – ¿Te gustaría cenar conmigo mañana? – él la invitó, todo sonrisas.

    - ¿Cuál es la razón de esta insistencia Breno? He dejado claro en estas dos semanas que tengo la intención de no ceder a tu Encanto. Nuestra historia ha terminado y tienes que aceptarlo. - Ella también dijo esto educadamente.

    - Estás siendo demasiado cruel conmigo Amanda, todos somos susceptibles a errores y lo que pido es una oportunidad para demostrar que he cambiado. Quiero hacer algo diferente.

    - Pero por lo que sé, no te equivocaste una sola vez. Tuviste muchas mujeres, querido. Esto ya elimina la posibilidad de que me digas que fuiste débil una vez y te arrepentiste. Uno no se arrepiente después de estar equivocado tantas veces. Esta es la mayor prueba de que nunca has experimentado ese sentimiento perturbador.

    - No todo el mundo puede percibir un error la primera vez que lo hace. – Él respondió y Amanda miró al hombre ante ella. Breno sabía cómo hacer trampa muy bien, lástima que hubiese sido adecuadamente vacunada contra sus trucos.

    - Lo siento Breno – respondió. – Tengo una cita. – Aunque dudaba de que la información lo alejara de la insistencia que había estado demostrando, seguía utilizando este pretexto.

    - Cancélala. - Dijo con la misma sonrisa en su cara.

    - Desafortunadamente no puedo hacer eso. - Amanda estaba empezando a molestarse por la arrogancia del hombre.

    - Solo quiero hablar contigo Amanda. ¿Es mucho pedir a la madre de mi hijo? – dijo gesticulando como si estuviera realizando una tragedia en el escenario.

    - Espera a que Lucas regrese y hablaremos juntos. Él es la parte más interesada aquí y tiene derecho a estar presente. - Dijo ella.

    - ¿Estás tratando de alejarte de mí? – preguntó acercándose a ella y exhalando olor a colonia cara. - ¡Tienes miedo de rendirte y descubrir que aún me quieres! – Amanda lo miraba con su tono autoritario como si tuviera plena seguridad de lo que afirmaba.

    - ¿Por qué haría eso? – preguntó Amanda mirando su cara. Breno era mayor, pero todavía tenía su encanto.

    Las marcas de las noches de insomnio eran evidentes en su rostro. Probablemente había tenido mucho tiempo de fiesta, clubes y mujeres durante el tiempo que estuvo fuera, sin dar noticias de su paradero. Aunque estaba irritada al notar este hecho, Amanda también sabía que no eran celos; no había tenido este sentimiento por él durante mucho tiempo. Su molestia se debía al hecho de que había olvidado sus responsabilidades como padre.

    - No sé con Certeza por qué harías eso, pero debemos superar estas quejas, tenemos un hijo y esto no es bueno para él. Respondió.

    ¿Era Breno hablando de lo que era bueno para su hijo? Ella pensó. Si él no hubiera pronunciado esas palabras, tal vez ella las hubiera creído.

    - Para que nuestro hijo esté bien no necesitamos cenar juntos – criticó. Desde que regresó, Breno la invitó a cenar y siempre usó a su hijo cuando se dio cuenta de que ella se negaría. – Además, Lucas ya se ha acostumbrado a la separación, que no ocurrió ayer, cómo tú lo haces sonar, sino hace mucho tiempo. - Amanda estaba indignada por el hecho de que solo se preocupaba por el bienestar del niño ahora que había regresado y se encontró solo, sin nadie esperándolo.

    - Estás muy amargada Amanda. Deberías ponerte en el lugar de la gente. - Estaba tan sorprendida por ese comentario que hizo una mueca. ¡Muy bien! – No dejaba de meter las manos en el bolsillo de los pantalones. – No insistiré por ahora. Necesitas tomarte tu tiempo. – Concluyó haciendo que Amanda ignorara cada una de sus palabras porque dudaba que pudiera ser tan fácil. - Mantengámonos en contacto y quiero que sepas que mi único deseo es tener a mi familia de vuelta como en los viejos tiempos.

    - Eso nunca volverá a pasar, Breno. No se reconstruye un cristal roto, por mucho que lo deseemos. – Ella lo sabía bien.

    - Nos vemos, querida. – Él dijo, tomando su mano y dándole un ligero beso antes de irse.

    Amanda vio su mano caída preguntándose cómo algunas personas eran capaces de cambiar su conducta y palabras a favor de su propio objetivo. Breno parecía una persona nueva, aunque continuó con la misma vieja arrogancia de la que solo se había dado cuenta después de la separación.

    - ¿Estás bien Amanda? – preguntó su asistente que estaba en la habitación de al lado.

    - ¡Estoy bien Carol, gracias! – Acercándose, continuó. – No sé qué más hacer para deshacerme de los ataques de Breno; esto

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