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Violencia y derechos vulnerados: El discurso en acción
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Libro electrónico322 páginas3 horas

Violencia y derechos vulnerados: El discurso en acción

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Este libro ofrece análisis de subrayada pericia a un conjunto de corpus discursivos para dar cuenta del fenómeno de la violencia generizada, con incontestable alcance "aplicado", si con este término aludimos a las consecuencias sobre la formulación de políticas de acción de los colectivos de la sociedad civil, y también de políticas públicas, si se desea revertir los dominantes órdenes relacionales violentos. Estoy segura de que estos trabajos, de peculiar creatividad, arriban en el momento adecuado pues constituyen una contribución para comprender, en el espectro discursivo, las tramas sociales productoras de indignidad, ya que ponen en jaque a los derechos humanos.
Comprender la índole de estos discursos violentos y discriminatorios resulta imprescindible para obligarnos éticamente a actuar de modo contrapuesto, con capacidad de recuperar los sentidos profundos y gravitantes de la condición humana, necesariamente autónoma, imprescindiblemente diversa, que solo puede obtenerse en sociedades justas y equitativas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento9 sept 2022
ISBN9789878141060
Violencia y derechos vulnerados: El discurso en acción

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    Violencia y derechos vulnerados - María Laura Pardo

    Palabras de inicio

    Dora Barrancos

    Este libro reúne investigaciones de singular fuste referidas al ejercicio de la violencia en nuestro medio, con marcos conceptuales e instrumentos propios del análisis del discurso. Cualquiera que sea la definición sobre la que nos determinemos –hay un repertorio significativo de literatura especialmente citada por les autores–, la violencia centralmente abordada en estos textos es la que se revela de modo ínsito en las relaciones asimétricas, vinculadas tanto a la configuración sociomaterial como a las jerarquías sociosexuales. La promiscua vinculación entre patriarcado y capitalismo ha hecho prolíficas las vertientes violentas y estamos frente a sociedades que han profundizado las estructuras de la desigualdad. La desigualdad es la forma más abyecta de la violencia. La emergencia inesperada de la pandemia de covid-19 permitió visibilizar la magnitud de la exclusión, los contrastes brutales entre poseedores y despojados en escala planetaria, y aunque se esperan reacciones para extinguir tamaña inmoralidad, no pareciera que las transformaciones del sistema económico dominante estén a la vuelta de la esquina.

    Pero, no obstante, asistimos a una época de reivindicaciones de derechos vinculados con la dimensión sexogenerizada de la existencia como tal vez nunca antes haya ocurrido en la historia humana. Los códigos patriarcales, que constituyen la proforma inicial de las opresiones, sobre todo en lo que concierne a sus autorizaciones normalizadas científicas sexobinarias, han sido retados con enorme empeño desde mediados del siglo pasado y no pueden reducirse el significado y los alcances de esa gesta política y epistemológica. La esgrima sostenida por las agencias feministas y por las disidencias ha contribuido a desestabilizar al menos el sistema patriarcal, a disputar su brutal hegemonía, y hay algunos resultados. El caso de la Argentina alienta sobre al menos tres circunstancias diferenciales en el contexto latinoamericano. En efecto, en la última década se ha conquistado el reconocimiento de los vínculos afectivos y eróticos con la Ley de Matrimonio Igualitario, el rescate de la condición formalmente igualitaria de ciudadanía con la Ley de Identidad de Género sin prescripción taxonómica (se trata de la identidad autopercibida) y, hace muy poco tiempo, la legalización del aborto que amplía los plazos para su realización con relación a los países latinoamericanos en que está permitido. Más allá de estos avances incontestables, la violencia contra las mujeres y contra las personas alojadas en el amplio arco de la diversidad parece inmarcesible. La violencia letal resulta estremecedora. No puede asegurarse, en modo alguno, que se haya incrementado, simplemente porque la conceptualización es reciente y el registro estadístico, incipiente. Este libro ofrece análisis de subrayada pericia a un conjunto de corpus discursivos para dar cuenta del fenómeno de la violencia generizada, con incontestable alcance aplicado, si con este término aludimos a las consecuencias sobre la formulación de políticas de acción de los colectivos de la sociedad civil, y también de políticas públicas, si se desea revertir los dominantes órdenes relacionales violentos.

    Otros abordajes presentados en este libro revelan los andamiajes lingüísticos del vituperio, la desconsideración como sujetos y hasta el odio que se manifiestan con relación a diversos segmentos sociales, y que circulan a través de determinados formatos de comunicación o que se expresan en corpus documentales de instituciones públicas. Las manifestaciones de odio hacia las personas indigentes son objeto de un sofisticado análisis que permite discernir sobre los componentes articuladores de las fórmulas exacerbadas de la negación de los otros. Hay contribuciones esclarecedoras de los sentimientos de exclusión/supresión relativos a las expresiones que se refieren a la población carcelaria, a quienes necesitan y demandan vivienda. Un abordaje tiene como foco la alteración antagónica de los sentimientos respecto del personal sanitario, que se expone a tantos riesgos con el virus causante de covid-19: luego de la exaltación de su desempeño, se habilitaron discursos irascibles y estigmatizantes acerca del peligro que entrañaban. La violencia amedrenta, y el miedo a su vez la indexa. Hay cierta determinación por noticiar de modo redundante la violencia, como ejercita uno de los estudios aquí reunidos. Se tiene la sensación de que la inseguridad que produce el mundo es el mayor acicate para las representaciones abyectas, la sustanciación fundamentalista, el fanatismo flamígero.

    Finalmente deseo celebrar la integración de estos vigorosos análisis a la cuenca que, desde 2005, representa la Red Latinoamericana de Análisis Crítico del Discurso de y sobre la Pobreza (Redlad), lo que equivale a decir un estatuto de ciencia comprometida, o de ciencia situada. No escapa la enorme contribución nocional e instrumental que se debe a la organizadora del libro, María Laura Pardo, especialmente a su propuesta de método sincrónico-diacrónico de análisis lingüístico de textos, que como la autora señala es una fragua entre teoría básica y método, y que, por el extendido empleo en la enorme mayoría de las investigaciones ahora presentadas, posee enorme potencialidad para desentrañar con hondura la estructura de las mallas discursivas.

    Estoy segura de que estos trabajos, de peculiar creatividad, arriban en el momento adecuado pues constituyen una contribución para comprender, en el espectro discursivo, las tramas sociales productoras de indignidad, ya que ponen en jaque a los derechos humanos. Comprender la índole de estos discursos violentos y discriminatorios resulta imprescindible para obligarnos éticamente a actuar de modo contrapuesto, con capacidad de recuperar los sentidos profundos y gravitantes de la condición humana, necesariamente autónoma, imprescindiblemente diversa, que solo puede obtenerse en sociedades justas y equitativas.

    Introducción

    Mariana C. Marchese y María Laura Pardo

    En un mundo cruzado por el neoliberalismo y la posmodernidad, no es extraño encontrar violencia. No una, sino diferentes clases de violencia. Cuando la economía importa más que la vida humana, cuando la justicia espía por detrás de su venda, cuando existe una enorme desigualdad entre los que tienen más oportunidades y los que no, cuando el color de la piel, la religión o la normativa que rige la sexualidad en sociedades retrógradas importan más que el amor entre dos seres, cuando una mujer es asesinada y descartada en una bolsa de basura, cuando estar en los medios de comunicación o en las redes sociales es utilizado para fomentar el odio, entonces la violencia es una experiencia cotidiana. Lamentablemente, todo ser humano ha experimentado violencia, al igual que muchos seres no humanos la experimentan de nosotros.

    Es muy difícil cambiar el mundo, y esa es una cuestión que a diario nos preocupa. Cuando se hace análisis crítico del discurso, uno de los objetivos es que poco a poco y desde el discurso el mundo cambie. Es una utopía, sí, probablemente sí, pero necesitamos de ese sueño. De cualquier modo, nuestra forma de investigar no se limita a estar encerrados en nuestras casas, laboratorios, aulas, sino que somos de los que salimos a la calle, a las hospederías y paradores, a los hospitales, a los asentamientos, a los psiquiátricos. Todas y todos nosotros formamos parte de la Red Latinoamericana de Análisis Crítico del Discurso de y sobre la Pobreza (Redlad). Dicha red busca investigar, desde hace quince años, los discursos que crean situaciones de vulneración de derechos, e intenta visibilizarlos y construir la posibilidad de un cambio social. Estamos convencidos de que la ciencia y la investigación están profundamente ligadas al trabajo social y a la militancia por el fin de las desigualdades. Aceptamos que hay otras –muchas– formas de hacer ciencia, pero para nosotros la forma y la manera es esta.

    Esto no nos aparta de nuestro eje –el discurso–, ni de las cuestiones metodológicas. Muy por el contrario, nos dedicamos a ellas. Los capítulos que se encuentran en este libro dan cuenta de nuestro trabajo individual y como equipo en todos esos aspectos. Todos ellos se enmarcan en el área del análisis crítico del discurso y, por ende, utilizan una metodología cualitativa. Además de compartir la temática de la violencia, utilizan corpus de medios, sea en formato impreso o digital, y algunos también analizan los comentarios que realizan las ciudadanas y los ciudadanos a las noticias que se encuentran en ellos. Esos capítulos se enmarcan en el contexto de la pandemia de covid-19 que azota a la humanidad, lo que se ve reflejado en muchos de ellos. Asimismo, cada investigación da cuenta de uno o más tipos de violencia. Los trabajos de Alicia Carrizo y Mariana Pascual analizan la violencia hacia el personal de la salud; el de Mariana Marchese examina la violencia institucional hacia ciudadanas y ciudadanos a partir de políticas públicas relativas a la cuestión habitacional; Matías Soich y Mariana Marchese nos hablan de la violencia a la que son sometidas las personas trans, especialmente la que hace al campo laboral, mostrando una fuerte violencia estructural; Sebastián Sayago, por su parte, inaugura el concepto de violencia noticiable, en el que se muestra cómo se representa la violencia en los medios según su ideología; María Laura Pardo nos introduce en la violencia normativizada que sufren las personas que viven en situación de calle y cómo dicha violencia se hace presente en los discursos de odio de los comentarios digitales; finalmente, María Lucía Molina refiere a la violencia sufrida por las personas en situación de encierro por parte de los medios cuando las representan, fomentando actitudes represivas hacia ellas.

    A continuación, realizamos una breve presentación de cada uno de los capítulos que conforman este libro. Bajo el título Justificación de la violencia: un estudio de la agresión al personal de la salud en contexto de cuarentena, Alicia Carrizo se propone entender la estructura argumentativa de conductas que percibimos como violentas en el contexto del aislamiento social preventivo obligatorio (ASPO) decretado por el gobierno argentino a raíz de la pandemia de covid-19. El contexto sociocultural favoreció la emergencia de actos de violencia contra el personal de la salud, tal como quedó registrado en los casos analizados. Los esquemas argumentativos usados presuponen una identidad relacionada con la práctica médica que los convierte en peligrosos por atribución, no por acción o causa. Por otra parte, los textos expresan un conflicto social en el alcance del significado de cuidar, que tiene que ver con el contexto pragmático situacional de quien recibe el cuidado. Estos argumentos presentes en el discurso público refuerzan la percepción opositiva entre nosotros que nos quedamos en casa versus vos que trabajás en el sector de la salud. Este desplazamiento de la salud a lo ideológico tiene múltiples consecuencias: alimentar el miedo, difundir mensajes violentos, responsabilizar a las personas y, por elevación, culpar a los gobiernos que no logran controlar los contagios. El prejuicio es uno de los modos de la violencia social. Visto de esta manera, la hostilidad no solo se representa, se actúa. Es real en sus consecuencias.

    Por su parte, Mariana Pascual, en De héroes a villanos: la violencia hacia el personal de salud durante la pandemia de covid-19 en ciberprensa de Argentina y Chile, nos presenta un análisis discursivo que se despliega en un recorrido recurrente desde lo individual hacia lo colectivo, con discursos sobre hechos noticiables por su inmediatez e impacto, pero que también invitan a la reflexión y aportan a la consolidación de valores sociales. Las evaluaciones identificadas condenan claramente las agresiones por parte de variados sectores de la sociedad, visibilizando un tipo particular de violencia, la que se ejerce contra el personal de salud. En lo que respecta a las posibles causas de estas acciones, la precariedad socioeconómica no aparece como determinante, sino que se vinculan a altos niveles de impunidad y a una cultura de violencia naturalizada. El análisis da cuenta de que la agresión no es visualizada como una actitud que reviste gravedad social, en cuanto no solo es muy frecuente, sino que no acarrea consecuencias desfavorables. Este artículo pone en el centro de debate el prestigio que históricamente se ha asignado al personal de salud, lo cual lo hace también particularmente vulnerable a la condena social.

    Dejando el campo médico, Mariana Marchese en El ejercicio (in)visibilizado de la violencia institucional: los discursos legales y la construcción de roles en torno a la cuestión habitacional de la Ciudad de Buenos Aires, concluye que los discursos legales sobre la cuestión habitacional en la mencionada ciudad funcionan como una fuente de violencia normalizada que las instituciones ejercen sobre los sujetos destinatarios de las políticas públicas. El trabajo expone la existencia de un patrón discursivo naturalizado que convierte en objetos a las personas en situación de pobreza. Esos datos son evidencias concretas del modo en que opera la violencia desde el plano discursivo. Asimismo, el estudio destaca que examinar los discursos que nos construyen como sociedad, mediante métodos de análisis discursivo, reviste aún mayor importancia en este contexto sociohistórico en el cual las consecuencias de la pandemia de covid-19 exigirán revisiones profundas de las políticas aplicadas hasta el momento respecto de las situaciones de pobreza, dado que el cambio (o el no cambio) discursivo está estrechamente ligado al hecho de alcanzar (o no alcanzar) cambios sociales concretos y efectivos.

    En el capítulo La violencia de existir: análisis crítico de comentarios digitales sobre la exclusión laboral del colectivo transgénero, Matías Soich y Mariana Marchese arriban a la conclusión de que la representación sociodiscursiva elaborada en esos discursos asigna a las personas trans una serie de características negativas a partir de un esquema binario de pensamiento. Las personas trans aparecen como los otros, los anormales que, con su mera existencia, pondrían en riesgo la de la sociedad entera (sede de un nosotros que se identifica con la normalidad). Esta distribución maniquea, que apunta a justificar la exclusión laboral del colectivo trans, invisibiliza un cuadro grave de violencia estructural. La materialidad discursiva que sostiene estas representaciones muestra una categorización del mundo rígida y poco creativa, en la que la reacción prejuiciosa prima sobre la reflexión.

    El trabajo La violencia noticiable: una aproximación discursiva, de Sebastián Sayago, aborda la relación entre el discurso y la ideología en la prensa. Propone el concepto de violencia noticiable para describir y explicar las semejanzas y diferencias en el modo en que tres medios nacionales (La Nación, Página 12 y La Izquierda Diario) representan aspectos de la sociedad argentina, de acuerdo con las matrices de la formación ideológica en la que cada uno participa. El análisis utiliza principalmente las categorías de agenda, encuadre, memoria discursiva, encadenamientos argumentativos y secuencias narrativas. Los resultados apuntan a reconocer una concepción amplia de violencia en el discurso periodístico, que incluye seis clases: violencia política, institucional, económica, ambiental, deportiva y social. También postula la existencia de regularidades discursivas e ideológicas, que, además de ser útiles para describir casos puntuales, permiten predecir elaboraciones noticiosas que construyan y exploten rasgos específicos de violencia.

    María Laura Pardo, en el capítulo Violencia y discursos de odio en las redes hacia los indigentes frente a la pandemia de covid-19, se propone aunar cuatro temáticas cruciales de la actualidad: la violencia, los discursos de odio, la indigencia y la actual pandemia. Sostiene que los discursos de odio se sustentan, las más de las veces, en lo que Philippe Bourgois llama un continuum de violencia, que abarca la violencia estructural, la simbólica y la normativizada. En el contexto de esta pandemia, las personas que viven en situación de calle se ven expuestas a la falta de atención y cuidado por parte del Estado y a un tratamiento escaso por parte de los medios, así como al odio que alimentan los comentarios digitales que muchos ciudadanos realizan cuando aparecen en diferentes noticieros reproducidos en las redes a través de YouTube. Pardo analiza los comentarios digitales realizados por los usuarios de YouTube ante el video de un informe del noticiero Telenoche, por el canal de aire El Trece, sobre covid-19 e indigencia. Con este fin, utiliza el método sincrónico-diacrónico de análisis lingüístico de textos, de su autoría, lo que le permite un análisis minucioso de los diferentes discursos.

    Por último, María Lucía Molina en su capítulo Delincuentes violentos o sujetos de derecho: representaciones discursivas mediáticas en torno a la protesta en la cárcel contra la reforma de la ley 24.660, al comparar los discursos de noticieros televisivos y revistas publicadas en la cárcel, encuentra dos paradigmas opuestos. Por un lado, en los noticieros se argumenta a favor del endurecimiento de las penas: se defiende la reforma de la ley 24.660, se muestra la protesta contra la reforma como ilegítima y se representa a los delincuentes como un otro inherentemente violento que debe ser castigado. Por otro lado, en las revistas se desarrolla un paradigma basado en la defensa de los derechos: se subrayan los problemas de la reforma, se representa la protesta como legítima y a las personas detenidas como sujetos que reclaman por sus derechos. Estas representaciones permiten orientar ciertas prácticas discursivas y sociales. La visión estereotipada de los noticieros puede fomentar prácticas autoritarias y represivas: generar discriminación hacia las personas privadas de su libertad, silenciar sus reclamos, dificultar su inclusión y promover políticas centradas en el castigo. Por el contrario, el discurso de los medios alternativos permite dar lugar a los reclamos de los detenidos en cuanto sujetos de derecho, legitimar su organización colectiva y fundamentar políticas centradas en la reinserción y la inclusión social.

    Esperamos que los lectores de diferentes disciplinas puedan encontrar utilidad en estos textos que han sido elaborados de modo que puedan ser comprendidos por personas que no sean del área del análisis del discurso. Queremos agradecer muy especialmente al Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) por el subsidio que nos fue otorgado y mediante el cual la investigación y este libro pudieron llevarse a cabo. Asimismo, agradecemos al Comité Científico que realizó las evaluaciones a doble ciego de los capítulos que componen este libro: Viviane de Melo Resende, Cristina Arancibia, Adriana Bolívar, Oscar Iván Londoño Zapata, Nuria Lorenzo-Dus, Valentina Noblía y Pedro Santander Molina. Además, queremos expresar nuestra alegría por poder contar con un prólogo realizado por nuestra querida colega Dora Barrancos, y que tan amablemente acompaña este libro con sus palabras siempre atentas a la realidad de nuestro país y de quienes lo habitamos.

    Buenos Aires, 20 de noviembre de 2020

    Justificación de la violencia: un estudio de la agresión al personal de la salud en contexto de cuarentena

    Alicia Eugenia Carrizo

    FFYL-UBA

    Introducción

    El presente trabajo tiene como objetivo dar cuenta del rol del discurso dentro de los conflictos relacionados con la vulneración de derechos humanos y sociales que involucran el bienestar y la salud de las personas, mostrando la importancia que revisten las herramientas lingüístico-metodológicas a la hora de aportar datos lingüísticos concretos de naturaleza cualitativa que colaboren en la discusión sobre alternativas para resolver conflictos.

    El 11 de marzo de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró el brote ocasionado por el nuevo coronavirus SARS-CoV2 (corona virus disease 2019, covid-19) como una pandemia, luego de que el número de personas infectadas a nivel global llegara a 118.554 y el número de muertes a 4.281, afectando hasta ese momento a 110 países de diferentes continentes.

    En la Argentina, a fin de mitigar su propagación y su impacto en el sistema sanitario, se estableció para todas la personas que habitan en el país el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO) en los términos indicados en el decreto 297 desde el 20 de marzo de 2020.¹ El día anterior, los principales medios de prensa gráficos del país salieron publicados con la misma portada en fondo celeste: Al virus lo frenamos entre todos. Viralicemos la responsabilidad #somosresponsables. La medida sigue vigente en todo el país con distinta intensidad. La relación de la sociedad con la pandemia también fue cambiando en sintonía con la extensión en el tiempo de la medida y la constante propagación del virus.

    Desde un principio, la enfermedad, los portadores y el personal de la

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