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Crónicas desde el confinamiento: a dos años del inicio de la pandemia de covid-19
Crónicas desde el confinamiento: a dos años del inicio de la pandemia de covid-19
Crónicas desde el confinamiento: a dos años del inicio de la pandemia de covid-19
Libro electrónico72 páginas1 hora

Crónicas desde el confinamiento: a dos años del inicio de la pandemia de covid-19

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Nunca antes, por lo menos en la era moderna, la humanidad se había enfrentado a una amenaza de proporciones tales como el covid-19.

"Crónicas desde el confinamiento", relata la experiencia del autor durante los primeros dos años de pandemia, viendo la tragedia pasar desde un pequeño departamento en la Ciudad de México.

Al mismo tiempo cita acontecimientos relevantes suscitados durante los momentos más álgidos de la emergencia sanitaria a nivel internacional en sitios como China, Estados Unidos, Italia, Ecuador, India y México. Comenzando por la escalada incontrolable de contagios, las teorías de la conspiración, el surgimiento de nuevas variantes del virus, el drama de la muerte, el hallazgo de la vacuna, entre otros.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento25 may 2022
ISBN9781005410629
Crónicas desde el confinamiento: a dos años del inicio de la pandemia de covid-19

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    Crónicas desde el confinamiento - Diego Figueroa

    Crónicas desde el confinamiento

    A dos años del inicio de la pandemia de covid-19

    Diego Figueroa

    A la memoria de Daniel y Manuel

    Índice

    1. Marzo 2020

    2. Alma

    3. Mi mamá

    4. Crisis

    5. $

    6. Daniel

    7. Vacuna

    8. Manuel

    9. Ómicron y el futuro incierto

    Créditos

    Marzo 2020

    El 31 de diciembre del 2019, las autoridades de salud de la provincia de Wuhan, en China, informaban a la Organización Mundial de la Salud (OMS) que 27 personas presentaban neumonía por razones desconocidas. Días después se sabría que el causante era un coronavirus, sin embargo, para mí, al menos en ese momento, fue una noticia más, no le di importancia y continué haciendo mi vida como siempre. 

    Poco tiempo después un amigo y ex compañero de trabajo, Sergio, estudiante de los últimos semestres de biología en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), puso las cosas en su justa dimensión, enviando un mensaje al grupo de WhatsApp que tenemos con varios amigos, en el que afirmaba que el descubrimiento del nuevo virus no lo debíamos tomar a la ligera, que era más serio de lo que pensábamos, que si podíamos recolectáramos latas de comida porque era muy probable que la escasez se desatara en los siguientes meses. El caso es que ni con esa advertencia mi perspectiva cambió, para mí todo siguió perfectamente igual, ni por asomo llegué a imaginar lo que sucedería los siguientes meses y años.

    Mientras tanto en China los casos iban escalando a gran velocidad con más de 200 infecciones y tres muertes, en consecuencia, el 23 de enero el gobierno ordenó confinar a todos los habitantes de la provincia de Hubei, tratando de contener de esa manera la expansión del virus en el resto del país. Uno de los datos más impactantes fue que en seis días, tiempo récord, construirían en Wuhan un hospital con capacidad para 1,000 camas, previendo que los servicios de salud de una ciudad con una población de 11 millones de personas podían verse rebasados en cualquier momento.

    En la Ciudad de México, sitio en el que habito desde hace más de cuatro décadas y media, enero y gran parte de febrero del 2020 trascurrieron con toda normalidad. Un día después de que la OMS declarara oficialmente como emergencia global al brote de covid, el 31 de enero el gobierno federal anunció la puesta en marcha de un Plan de Preparación y Respuesta.

    ¿Pero qué es el covid-19?  ¿Cómo se transmite? ¿Cuáles son los síntomas? Eran preguntas que por lo menos hasta ese momento no me quitaban el sueño, a pesar de que en la televisión las imágenes de sus efectos destructivos comenzaban a apoderarse casi en su totalidad de los noticieros de México y el mundo. Según información de la OMS, los síntomas del virus en un inicio eran estornudos, dolor de cabeza, tos, fiebre, falla renal y dificultades para respirar.

    Después de China, el covid comenzó a expandirse por Asia, Europa, América y otras regiones del mundo. A finales de enero ya se encontraba en Japón, Corea del Sur, Vietnam, Tailandia, Singapur, Taiwán, Estados Unidos y Nepal.

    Con todo y el drama que gran parte del mundo estaba experimentando, mi circunstancia la percibía muy lejana. Mi tiempo lo dividía entre mi trabajo, en comidas familiares, reuniones con amigos…en fin, en todo aquello que comúnmente solía hacer hasta antes de que mi realidad fuera trastocada.

    Yo no era el único viviendo de forma despreocupada en esos primeros meses del fatídico 2020, tanto amigos, familiares y gran parte de la gente en las calles de la Ciudad de México, asumíamos la emergencia sanitaria sin mayor complicación, confiados en que por lo menos hasta ese momento no se tenía ninguna información de que el virus chino, como lo llamó el entonces presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, se encontrara ya entre nosotros, en suelo mexicano. El coronavirus aún no era motivo de charlas, ni de cruentos debates, mucho menos de emergencia, de preocupación o causa de cuadros de estrés.

    Fue hasta el 28 de febrero de ese mismo año que el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y la Secretaría de Salud federal, informaron que se había registrado el primer caso importado de covid en la Ciudad de México en un hombre de 35 años recién llegado de un viaje por Italia. En los alrededores del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), hospital en el que fue atendido el enfermo, se apostaron numerosas televisoras nacionales e internacionales y un sinfín de reporteros de estaciones de radio y periódicos, dando a conocer los pormenores de la situación, sin embargo, el contagio no fue motivo de alarma entre la población. La vida en la ciudad y en el país siguió su curso de manera normal.

    Para el día 13 de marzo, en México se tenían contabilizados 26 casos, no obstante, hay un hecho relevante que ocurrió entre el 14 y el 16 de marzo, la realización del Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino. Conforme los contagios iban aumentando, las dudas de que el evento se llevara a cabo, también. Algunas personas consideraban que se debía cancelar dado el contexto de emergencia, otros tantos decían que no, incluida la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, quien salió a declarar que el concierto se iba a realizar, puesto que México aún se mantenía en fase uno de infecciones, lo cual quería decir que la transmisión del virus entre la población seguía siendo muy baja. A pesar de lo dicho por las autoridades capitalinas, varias bandas y artistas internacionales como All Them Witches,

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