La receta china contra el virus
BEIJING.- Él describe como “brutales, fascinantes y excitantes” las sensaciones de aquel furtivo y nocturno paseo. Apenas fueron unos minutos y no se alejó más de una veintena de metros de su casa, pero era la primera vez que pisaba la calle en más de una semana.
El español Javier Telletxea visitaba a la familia de su esposa durante las vacaciones de Año Nuevo cuando quedó atrapado en la mayor cuarentena de la historia: 60 millones de personas de la provincia china de Hubei han sido inmovilizadas para detener la epidemia del coronavirus.
Sobre China cayeron los clichés habituales y el escepticismo que padecen los pioneros. La cuarentena fue desdeñada como contraria a los derechos humanos, ineficaz, en el mejor de los casos, y contraproducente en el peor. La evolución de la epidemia ha cambiado dicho juicio. China concentra aún 90% de los 90 mil casos globales, pero en las dos últimas semanas registra menos contagios que el resto del mundo.
Beijing ha embridado su expansión mientras otros gobiernos afrontan una amenaza creciente. La fórmula china ya no es un anatema para países más respetuosos con las libertades individuales.
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