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Desarrollo de las habilidades socioemocionales y de los valores en Educación Infantil y Primaria
Desarrollo de las habilidades socioemocionales y de los valores en Educación Infantil y Primaria
Desarrollo de las habilidades socioemocionales y de los valores en Educación Infantil y Primaria
Libro electrónico186 páginas2 horas

Desarrollo de las habilidades socioemocionales y de los valores en Educación Infantil y Primaria

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La infancia es el periodo de la vida del niño desde que nace hasta los inicios de la pubertad, es una etapa fundamental para el desarrollo de las capacidades físicas, cognitivas, sociales y emocionales y de la formación de valores. Durante este periodo, el niño empieza a relacionarse con el mundo y comienza a elaborar su propia representación de la realidad, a construir relaciones, a establecer vínculos afectivos y a adquirir valores.

Las habilidades socioemocionales permiten al niño establecer relaciones positivas con los demás y afrontar los conflictos de manera constructiva, identificar, comprender, expresar y regular sus emociones, reconocer las de otras personas y desenvolverse adecuadamente en su entorno.

La educación en valores es esencial, ya que ayuda al niño a crecer como persona, a comportarse correctamente, a aprender a vivir en sociedad y a poner en práctica los valores humanos, tales como: el respeto, la honestidad, la responsabilidad, la cooperación, la tolerancia, la solidaridad o la empatía.

El objetivo de este libro es presentar el desarrollo de las habilidades socioemocionales y de los valores en las etapas de Educación Infantil (0-6 años) y de Educación Primaria (6-12 años).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 may 2022
ISBN9788418819889
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    muy precisa la información además de enunciar diversas referencias bibliográficas.

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Desarrollo de las habilidades socioemocionales y de los valores en Educación Infantil y Primaria - Pedro Gallardo Vázquez

1. El desarrollo socioemocional en Educación Infantil

La infancia y la adolescencia son etapas fundamentales para el desarrollo físico, cognitivo, social, afectivo, emocional y moral de las personas; durante estas etapas se desarrolla gran parte de la identidad personal y «se van construyendo las actitudes y aptitudes básicas que van a incidir en el desarrollo integral de las personas y van a sentar las bases de las posibilidades que vamos a tener como personas a lo largo de nuestra vida» (Gento et al., 2011, p. 63).

Los aspectos del desarrollo social, emocional y moral van muy ligados en su evolución, y asimismo se relacionan con el desarrollo de la personalidad de forma estrecha. Son todos ellos aspectos básicos dentro de la educación integral de la persona, necesarios para aprender a vivir y convivir en sociedad, para desenvolverse en un medio que requiere el aprendizaje de ciertas habilidades y capacidades para adaptarse al entorno en el que vive (Martínez et al., 2012, p. 163).

Los resultados de investigaciones neurocientíficas indican que (Caicedo, 2016, p. 114):

•Las habilidades ejecutivas establecen relación entre los logros escolares, desarrollo social, emocional y moral. No solo son importantes para el éxito académico, sino también facilitadoras importantes de las interacciones interpersonales y de comportamiento social.

•Es importante la creación de ambientes en los que se favorezca la relación con personas adultas, no para establecer relaciones de dependencia, sino para aprender gradualmente con ellas a manejar por sí mismos las nacientes habilidades ejecutivas.

•Las funciones ejecutivas son muy vulnerables a los efectos de ambientes desfavorables y experiencias adversas, como resultado de los efectos del estrés que esas situaciones generan en la estructura cerebral de los niños.

En los apartados de este capítulo se presentan diversos aspectos del niño relacionados con el desarrollo social y emocional y la educación en valores.

1.1. Desarrollo social

El desarrollo social se refiere al desarrollo del capital humano y del capital social en una sociedad. Implica una evolución o cambio positivo en las relaciones de personas, grupos e instituciones en una sociedad, y se vincula al desarrollo económico y humano (Araujo y Brunet, 2012, p. 71).

El desarrollo social se inicia con la socialización, proceso a través del cual las personas aprenden e interiorizan los diversos elementos de la cultura en la que se hallan inmersos (valores, normas, códigos simbólicos y reglas de conducta), integrándolos en su personalidad con el fin de adaptarse a la sociedad en la que viven.

Es un proceso que dura toda la vida, aunque la infancia sea la etapa más apropiada, por la mayor plasticidad del psiquismo del niño (Rabino y Serra, 2018, p. 24). Es un proceso en el que intervienen sucesiva y frecuentemente de forma conjunta y coincidente la familia, la escuela, los grupos de iguales o los medios de comunicación (televisión, Internet, cine, móviles, radio, prensa, entre otros) (Hernández, 2004, p. 50).

Para que exista desarrollo social, el individuo no solo tiene que estar con otros niños, niñas o adultos, sino que también debe interactuar con las personas significativas de forma positiva y construir presencias de calidad (Álvarez y Jurado, 2017, p. 173).

1.1.1. Teorías explicativas del desarrollo social

Entre las diversas teorías que explican el desarrollo social, tres son las teorías más valoradas: la teoría sociocultural de Vygotsky, la teoría psicosocial de Erikson y la teoría ecológica de Bronfenbrenner (Álvarez y Jurado, 2017, p. 176).

1.1.1.1. Teoría sociocultural de Vygotsky

Para Vygotsky, la interacción social es necesaria para que los niños adquieran la forma de pensar y comportarse de la cultura de la sociedad en la que viven (El Sahili y Munguía, 2011, p. 30).

En su teoría sociocultural Vygotsky distingue dos tipos de procesos psicológicos: a) los procesos psicológicos elementales, que resultan de la interacción de factores intrínsecos (maduración) y extrínsecos (aprendizaje); y b) los procesos psicológicos superiores, que tienen un origen histórico y social.

También distingue dos líneas de desarrollo ontogenético: a) una línea natural, que corresponde a los procesos psicológicos elementales, regulados por mecanismos biológicos elementales, tales como la maduración y el crecimiento; y b) una línea de desarrollo cultural, que se caracteriza por procesos de apropiación y dominio de los recursos e instrumentos que la cultura dispone (Mingrone de Camarota, 2007, p. 26).

Los procesos psicológicos superiores siguen una línea de desarrollo cultural basada en la naturaleza sociocultural del ser humano (Ferreyra y Pedrazzi, 2007, p. 62). Estos procesos se dividen en rudimentarios y avanzados. Mientras que los primeros se desarrollan solo por el hecho de participar en una cultura (lenguaje oral), los segundos requieren de la instrucción, lo cual supone un marco institucional particular: la escuela (Rabazo-Méndez et al., 2008, 474).

Vygotsky considera que las funciones psicológicas superiores son construidas por el individuo en un contexto social a partir de actividades que están socialmente mediadas. Este autor coincidía con Piaget en que los niños son personas activas y constructivas, pero veía el desarrollo cognitivo como un proceso mediado socialmente, dependiendo del apoyo que las personas adultas y los iguales proporcionan a los niños cuando intentan realizar nuevas tareas (González, 2011, p. 51).

La sociedad transmite sus conocimientos, valores y saberes a lo largo de la vida de cada persona. El proceso de socialización que actúa como mediador de esta transmisión, sucede en un principio en el marco familiar, luego en el ámbito escolar, para extenderse más tarde a otros espacios. En este contexto cobra especial importancia la denominada ley de doble formación de los procesos psicológicos superiores, que se enuncia así:

Un proceso interpersonal queda transformado en otro intrapersonal. En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológica), y después, en el interior del propio niño (intrapsicológica). Esto puede aplicarse igualmente a la atención voluntaria, a la memoria lógica y a la formación de conceptos. Todas las funciones superiores se originan como relaciones entre seres humanos. (Vygotsky, 2009, pp. 93-94)

Vygotsky explica la ley de doble formación de los procesos psicológicos superiores a partir del lenguaje (Gómez, 2018, p. 215):

•1 a 3 años: el lenguaje tiene una función comunicativa y es interpersonal.

•3 a 5-7 años: se da un habla egocéntrica o privada, y acompaña sus acciones.

•A partir de 5-7 años: se da el proceso de interiorización, sus acciones no van acompañadas por el lenguaje, este aparece interiorizado lo que lo hace intrapersonal.

Vygotsky considera necesario desarrollar el concepto de zona de desarrollo próximo:

No es otra cosa que la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más capaz. (Vygotsky, 2009, p. 133)

Este autor propone dos roles para el educador: el maestro es un experto que guía y mediatiza los saberes socioculturales que debe aprender o internalizar el discente. Enseña en una situación o contexto de interactividad, negociando significados que él posee como agente educativo, para intentar compartirlos con los discentes, quienes no lo poseen, pero que los han de reconstruir; por lo tanto, el docente debe acoplar los saberes socioculturales con los procesos de internalización subyacentes o la adquisición de tales conocimientos por parte del discente.

Para conseguir lo anterior, el maestro debe ir promoviendo zonas de desarrollo próximo, y su rol, en este sentido, es el de transmisor de algún conocimiento, habilidad o proceso, con una posición de carácter directivo para construir el andamiaje por el que deben transitar los discentes. Conforme han avanzado en la adquisición o internalización del conocimiento, la participación del maestro es de un simple espectador empático.

Sin embargo, se requiere un maestro que sea experto en el dominio de la tarea o del conocimiento y sensible a los avances progresivos que el discente va realizando; solo de esta forma puede crear y negociar zonas de desarrollo próximo (Mora, 2007, p. 22).

La mayoría de los modelos evolutivos basados en estadios han postulado implícita o explícitamente la necesidad de que la enseñanza se adecúe al nivel de desarrollo (real) de la persona. Desde la teoría de Vygotsky se plantea una estrategia diferente. Si es el desarrollo el que sigue al aprendizaje y no a la inversa, el rol de la enseñanza debe ser adelantarse al nivel al nivel evolutivo del niño, situándose en el nivel de desarrollo potencial (Díaz-Aguado y Baraja, 1993, pp. 31-32); porque «lo que un niño es capaz de hacer hoy con ayuda de alguien, mañana podrá hacerlo por sí solo» (Vygotsky, 2009, p. 134).

La teoría sociocultural de Vygotsky ofrece nuevas visiones de la enseñanza y el aprendizaje que enfatizan la importancia del contexto social y la colaboración. Hoy en día muchos docentes utilizan sus ideas para trabajar con niños y adolescentes (González, 2011, p. 51).

1.1.1.2. Teoría psicosocial de Erikson

Entre los investigadores que han contribuido al conocimiento del desarrollo en las diferentes etapas evolutivas de la infancia y la niñez se encuentra Erikson. Este autor:

[…] planteó que la identidad (el Yo) de los seres humanos se desarrolla en base a su interacción con su ambiente; pensaba que la «fisiología» del vivir, es decir, la interacción ininterrumpida de todas las partes, está gobernada por una relatividad que hace que cada proceso dependa de los otros». Su hipótesis se fundamenta en que las personas son seres activos buscando adaptarse al ambiente en que viven y en base a este concepto desarrolló su teoría acerca del desarrollo de la personalidad que denominó teoría psicosocial. (Robles, 2008, p. 29)

Erikson describe ocho etapas del desarrollo psicológico que van desde el nacimiento a la muerte. En cada etapa, la persona se enfrenta a lo que Erikson denomina crisis o conflictos, que pondrán a prueba su grado de madurez para enfrentar y superar los problemas propios de cada una de las etapas de su vida (tabla 1).

Tabla 1. Etapas de la vida consideradas por Erikson en su teoría psicosocial del desarrollo humano.

Fuente: Navarro (2015, p. 25).

A continuación, se presentan las etapas del desarrollo según Erikson (Navarro, 2015, pp. 25-27):

I. Confianza vs. desconfianza (0-1 años)

En la primera etapa se establecen las relaciones con la madre, de la que el bebé depende totalmente. De las relaciones del niño con sus progenitores y cuidadores habituales surgen las actitudes de confianza o desconfianza. El bebé debe aprender a confiar en los demás para que satisfagan sus necesidades básicas.

II. Autonomía vs. vergüenza y duda (1-3 años)

En la segunda etapa los niños tienen que aprender a ser autónomos: saber vestirse, alimentarse, lavarse las manos, etc. Si el niño fracasa en esta etapa puede sentir vergüenza o inseguridad. Cuando termina esta etapa el niño puede empezar a sentirse autosuficiente, o dudar de sí mismo y de sus capacidades.

Es una etapa en la que los niños adquieren una cierta autonomía, que se opone a vergüenza y duda. El desarrollo del lenguaje hace que esta autonomía aumente (Gento y Sánchez, 2010, p. 22).

III. Iniciativa vs. culpa (3 a 6 años)

En la tercera etapa los niños quieren hacer muchas actividades y tienden a aceptar responsabilidades que están por encima de sus capacidades. Para resolver esta etapa el niño debe ser capaz de mantener la iniciativa sin entrar en conflicto con su familia.

Es una etapa en la que los

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