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Poemas de Sixto
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Libro electrónico188 páginas1 hora

Poemas de Sixto

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Esta narrativa poética abarca situaciones varias. Algunas son vivencias que hablan del hombre y su realidad, otras imaginarias también incluyen motivaciones validas según su encuadramiento, dejando en su trazo volar como mariposas los pensamientos desde lo más recóndito del corazón. Sufrimiento y alegría, paisajes, recuerdos, todos se hacen eco al pasar de un pensar a otro. La familia esta junto a Dios entre las cosas mas amadas y no es para menos, para mi Dios me ha dado todo. Ha dirigido mis pasos, me ha aconsejado, me ha dado el margen de error mas soportable imaginado y librado de la muerte más de una vez. Si he sido vulnerable en algún escrito, mis intenciones tienen algo de inocencia y pureza. Por eso, estos escritos podrían también llamarse poemas del alma. Quisiera llegar a tu mundo, en medio de esta pandemia, aunque solo sea para distraerte un poco de tanta mentira. Se feliz, se bueno, acude al silencio, piensa en el futuro que hay esperanza… volveremos a vernos. Perdona mis errores, este es mi verso.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 feb 2022
ISBN9789878720029
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    Poemas de Sixto - Sixto Rolando Esquivel

    Poemas del alma

    Aunque este relato pueda emparentarlo con alguna experiencia propia, le diré que en principio son recuerdos que a posterior incluyen unas cuantas poesías…

    Tal vez algún nieto diga este era mi abuelo, sí, y no trascien­da. Tal vez opine del sentido de lo escrito; tan solo me confor­maría con que mis palabras sean un bálsamo a su pensamiento y al saber que en esta vida y en cada casa se vive diferente, se vive apegado a una cultura diferente.

    Hallará alguna simple historia; recordará alguna vivencia propia, evaluará principios, cualidades inherentes o no al subsis­tir. Tan solo si lograran mis palabras llegar al corazón, suficiente; son 75 años, desde los brazos de mis padres hasta este momen­to. Ya un poco adolorido recorro calles y algunos polvorientos caminos que se han erigido como soles de un pensar profundo. Nací en Belgrano, poco tiempo después residí en provincia.

    Los años de la adolescencia transcurren, no así como los de la infancia. Siempre al ver un niño vuelven a mí los recuerdos, pasados de años y alegría.

    Si algo no olvido son las higueras, las ciruelas a campo abier­to. La aventura de una siesta comiendo brevas; y una pileta her­mosa o revolcándose en los tréboles del campo donde el color incitaba ya el deleite.

    Mis padres pasaron las penurias de los años 30 viviendo en Entre Ríos, quien de chico ayudaba en un frigorífico y el pago eran monedas más alguna cabeza de ganado que la madre sabiamente faenaba; mi padre hombre de poco hablar.

    A mi abuelo le gustaba el juego de naipes y a veces perdía sus ganancias, tanto que no alcanzaba para los propios hijos que lo ayudaban a comprar un par de alpargatas.

    Al seguir la rutina, recibí un regalo de un tío, una valijita de viaje justo a la medida. ¿Qué resolví? ¡Vender!

    Iba a Once, allí compraba aritos, hilos, moños, medias y algo que me encargaban, así siempre 2 pesos tenía para gastar y si no cuando no tenía era manguear al viejo que rezongón te los daba.

    A los 15 años trabaje en un almacén por unos 2 años, 1 año en la feria, a su vez estudiaba y jugaba al fútbol, mi deporte favorito, sin trascendencia, pero corría rápido.

    Con mucho esfuerzo terminé el secundario y después de una grave enfermedad (meningitis) a los 21 trabajaba como soporte técnico en INTA, de allí pasé por varias empresas a la vez que llevaba otro emprendimiento.

    Me casé a los 25 años y era conocedor por algunos años de principios que marcarían a fuego mi vivir.

    La religión cobró vida en mi existencia y la vida adulta con­llevó nuevas responsabilidades.

    Terminé mis estudios terciarios y paralelamente compartía mis ideas religiosas con un representante de los testigos de Jehová, la decisión más acertada de mi vida.

    Todos no recorremos un mismo camino, es cierto, pero estamos sujetos a decisiones que pueden afectar nuestro futuro.

    Como todo joven de 25 años surge la ansiedad de formar una familia, me casé a esa edad y con cuatro hijas a mi cargo surge una separación inesperada.

    Todos estos desaciertos lo registran las páginas de algún pa­pel que como hojas de otoño se las llevó el viento, otros escritos taladraron la frescura de mi piel.

    Así nacieron mis versos y ellos van a tu encuentro.

    Algunas heridas sangran todavía, pero nunca olvidemos que estamos ante un inminente naufragio y la desesperación y atur­dimiento toman dimensiones inusitadas y no creo ser la excepción, pues a veces el tesón y el esfuerzo por hacer lo bueno es terminar con los brazos cansados, sin que por esto señale que no está bien hacer lo bueno.

    Hay algo maravilloso que podés dar sin costo, contales, inventales, recordales historias y cuentos a tus hijos… no los olvidarán jamás, especialmente los que les dejen una enseñanza.

    Nada ha cambiado, más bien se han acentuado los hechos calamitosos, por lo que hago el intento en estos recordatorios de acariciar un poco el sueño de los muchos sufrimientos del hombre y la desigualdad.

    Verás que mis versos te unirán a Dios, él observa profundo tu corazón, entiende y te da valor; falta que te acerques y él te concederá tus pedidos

    Leamos algunos relatos…

    1. La música del alma

    La música del alma

    Es la esperanza

    Amasada en el sudor

    De aquellos que aman

    Desde el corazón

    Que pueden mirarse

    En el espejo de otros ojos

    Como a sí mismos

    Sentir sus tristezas y alegrías

    Que sin temor ven la pérdida

    Para volver a empezar

    Que dejan caer sus lágrimas

    Sobre las manos del trabajo

    Y que desde la soledad

    Pueden construir un mundo

    Y en el complejo laberinto de la vida

    Saben soñar.

    2. Tiempo pasado

    Hoy que la lluvia ha traído

    La paz de una noche tranquila

    Y que el alma adormece

    El cansancio de los años perdidos

    El espíritu busca

    En los ecos del tiempo

    La respuesta

    No sé a qué pregunta escondida

    El silencio se acerca

    Sin temor distendido

    Invitado eterno, borrador de olvidos

    Amigo de historias y seres queridos

    Corazón de un amante

    Desangrado de heridas

    He dejado en la almohada

    Luminarias de tiempo

    Alegrías y perlas, cristalinas de ausencias

    Invocando al amor ya descansa mi alma

    Abrazado a un paisaje de soles y vientos

    Amanezco en la historia

    Cotidiana de días

    En que siembro ilusiones

    De poeta grotesco

    Sin saber yo le he escrito

    Al amor tantos versos

    Y el amor sin querer

    Ha vivido en mis cuentos.

    3. Yo soy tu padre

    El origen de tu vida

    El que por sentir la alegría de amar

    Inició en el microscópico mundo

    De tu primer existir, el latido de tu ser

    Este héroe que aún no terminas de conocer

    Es feliz por tu existencia

    Trabaja, sueña, ríe, goza y se sacrifica

    Y en sus desvelos pinta un cuadro de tu porvenir

    Pinta tu cuarto, tus cabellos, tu almohada

    La que habrías de dormir

    Tomó su vino y le puso una mortaja a su cansancio

    El que junto a tu madre

    Vio entretejer desde tu infancia

    Los

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