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Enamorada De Una Estrella
Enamorada De Una Estrella
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Libro electrónico171 páginas2 horas

Enamorada De Una Estrella

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Información de este libro electrónico

Leny tenía sólo dieciséis años cuando se quedó sola después de la partida de su querida prima Emily y su mejor amigo Chris en busca de suerte en el mundo del cine. Han pasado siete años desde entonces y la vida de Leny es ahora una caída al abismo después de que perdiera su trabajo y dejara a su novio, mientras que las dos personas más importantes de su vida se han convertido en dos celebridades de Hollywood. Justo cuando todo parece perdido, los famosos Emily Keys y Chris Hailen regresan a su ciudad natal. ¿Podrán Leny, Emily y Chris superar esos largos años de distancia y volver a encontrarse? ¿Leny logrará confiar en su prima y finalmente declararle sus sentimientos a Chris?
IdiomaEspañol
EditorialTektime
Fecha de lanzamiento16 mar 2020
ISBN9788835403524
Enamorada De Una Estrella

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    Enamorada De Una Estrella - Victory Storm

    ENAMORADA DE UNA ESTRELLA

    Victory Storm

    Texto copyright © 2020 Victory Storm

    Correo electrónico de la autora: victorystorm83@gmail.com

    http://www.victorystorm.com

    Traductor (inglés à español): Arturo Juan Rodríguez Sevilla

    Editorial: Tektime

    Este es un trabajo de ficción. Los nombres, personajes, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginación del autor o se usan ficticios.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte del libro puede ser reproducida o difundida por ningún medio, fotocopias, microfilm u otro, sin el permiso del autor.

    Portada: diseño gráfico Victory Storm - Enlace: https://stock.adobe.com

    Leny tenía solo dieciséis años cuando se quedó sola tras la partida de su querida prima Emily y su mejor amigo Chris en busca de suerte en el mundo del cine.

    Han pasado siete años desde entonces y la vida de Leny es ahora una caída al abismo después de perder su trabajo y dejar a su novio, mientras que las dos personas más importantes de su vida se han convertido en famosos de Hollywood.

    Justo cuando todo parece perdido, los célebres Emily Keys y Chris Hailen regresan a su ciudad natal.

    ¿Podrán Leny, Emily y Chris superar esos largos años de distancia y volver a encontrarse?

    ¿Logrará Leny confiar en su prima y declararle por fin sus sentimientos a Chris?

    PRÓLOGO

    Octubre de 2011

    Los conductores terminaron de cargar el equipaje en los dos coches negros, demasiado lujosos para no atraer las miradas curiosas de todo el pueblo.

    ―Este es el momento de la despedida ―dijo la madre de Emily con los ojos aún hinchados de llorar, después de los últimos días que había pasado discutiendo para acabar rindiéndose tristemente a la decisión de su hija y permitir que se fuera para buscar su destino y hacer realidad sus sueños.

    Emily corrió hacia ella entre lágrimas de exaltación y ansiedad por esa partida inminente y bastante precipitada.

    ―Me encantaría que pudieras venir conmigo ―le susurró al oído mientras la abrazaba con fuerza.

    ―Sí, a mí también, cariño ―suspiró dolorosamente su madre, pensando en las obligaciones que la mantenían anclada a ese pequeño pueblo y sus habitantes. Tenía un trabajo y su jefe se había negado a concederle un permiso de tres meses, amenazando con echarla. No podía dejarlo y quedarse sin dinero. Tenía responsabilidades y ahora estaba sola. Además, si las cosas no le iban bien a su hija, tendría que volver a sostener económicamente a las dos. A eso se sumaba que no podía dejar sola a su hermana, cuyo marido se había esfumado, dejando de contribuir al sustento de la familia.

    ―Ya verás, pronto será Navidad. No habrás tenido tiempo de echarme de menos y ya estaré de vuelta―le aseguró Emily, separándose de su madre con una de esas hermosas sonrisas suyas que podrían contagiar de felicidad incluso a la persona más enfurruñada y triste del mundo.

    ―Por favor, ten cuidado.

    ―Ya tengo dieciséis años. He crecido y la señora Martens va a cuidar de mí todo el tiempo.

    Después de separarse de su madre, que parecía incapaz de soltarla, corrió a abrazar a su prima, que estaba rígida y temblorosa al borde de la calle.

    ―¡Oh, Leny! ¡Te voy a extrañar mucho!

    ―Yo también ―susurró su prima intentando controlar las lágrimas con un esfuerzo casi sobrehumano. Sumergida en el pelo sedoso y rubio de Emily, olía su perfume por última vez, sabiendo que nunca lo olvidaría.

    Emily había sido como una hermana para ella durante todos esos años vividos en la casa conjunta, compartida por las dos familias desde que murió el padre de Emily, cuando ella tenía solo dos años.

    Desafortunadamente, la soledad también había afectado a su tía, abandonada por su traicionero y falso marido, que la dejó sola con una hija pequeña y un mar de deudas.

    Así las cosas, las dos hermanas se armaron de coraje y se fueron a vivir al campo en una casita que dividieron en dos apartamentos.

    Emily vivía con su madre en el piso superior, su tía y Leny vivían abajo.

    Las dos niñas nacieron en el mismo año y tuvieron que compartirlo todo debido a las dificultades económicas de sus madres, por lo que se habían hecho muy cercanas y se querían mucho.

    Pero ahora el destino había decidido separarlas, y aunque a Leny le hubiera gustado gritarle a su prima que no se fuera, no podía hacer eso. Ella sabía lo mucho que esa oportunidad significaba para el futuro de su prima y, en el fondo de su corazón, sentía que esa decisión llevaría a Emily a lo más alto, como ella deseaba: ¡quería convertirse en una estrella de cine!

    Aunque esa inminente separación la hiciera sufrir, nunca jugaría la carta del chantaje emocional. Sabía que tenía que dejarla ir. Por su bien.

    Pensando solo en eso, Leny pudo retener sus lágrimas y mostrar una de sus características sonrisas tímidas.

    ―Prométeme que no me olvidarás ―dijo Emily abriendo sus ojos azules con esa mirada mustia y encantadora que la haría ganar el favor del público.

    ―¡Eso es imposible! Siempre estarás conmigo. En mi corazón ―respondió Leny con su voz tímida y dulce.

    ―Sabes que me será difícil comunicarme contigo, pero te juro que cada noche, antes de acostarme, miraré al cielo y te desearé buenas noches.

    ―¡Oh, Emily! ―susurró su prima, volviendo a abrazarla por última vez antes de que llegara la señora Martens, preocupada por perder el vuelo.

    ―Emily, debemos irnos. Es tarde ―dijo en su habitual tono enérgico.

    Las dos primas se miraron por última vez prometiéndose en silencio que nunca se olvidarían la una de la otra.

    Leny hubiera querido seguir a Emily hasta el coche, pero el dolor por su partida no le permitió mover un músculo y la chica pronto fue escoltada por su madre y su tía para el momento de los últimos consejos.

    Leny tardó un tiempo en poder moverse, y se acercó al otro coche, que estaba esperando todavía aparcado en el estrecho camino de tierra, un poco detrás del otro.

    De repente, el dolor por lo que estaba a punto de pasar se hizo tan agudo que la dejó sin aliento.

    Ese día no solo estaba saliendo de su vida por los próximos meses o años la que era más que una hermana para ella, sino también su mejor amigo.

    Ni siquiera podía imaginar cómo sería ir a la escuela sin Emily y su aura de belleza, que solía llamar la atención de los chicos más lindos y a veces la protegía de las malas compañeras que se burlaban de ella por sus orejas, ligeramente sobresalientes.

    Como si eso no fuera bastante, también se encontraría sin él.

    Chris.

    Su mejor amigo, con quien ella y su prima pasaban todas las tardes, a quien miraba a menudo desde la ventana de su habitación, que se abría directamente frente a la suya.

    Durante toda su infancia tuvo su grupo de amigos, pero debido a su exagerada timidez, solo su prima y Chris se habían ganado su confianza.

    Él era el único que la hacía reír y liberaba la charlatanería que ocultaba a todos los demás.

    Tal vez porque era dos años mayor que ellas, o porque lo habían puesto al cuidado de su abuelo después de haber perdido a sus padres.

    En cualquier caso, Chris era el único que podía vencer su miedo por el mundo exterior y… hacer que su corazón latiera rápido.

    Cuando oyó el ruido metálico y crepitante de la vieja puerta de la casa del abuelo de Chris, el corazón de Leny dio un brinco.

    Se giró y vio al chico acercarse caminando con su único pariente vivo, que le estaba dando el último consejo.

    ―…es importante. Ese mundo es inseguro.

    ―Ya me lo has dicho, abuelo.

    ―Recuerda siempre cuál es la verdadera brújula de la vida.

    ―Lo haré, abuelo.

    ―Tu corazón, muchacho. Tu corazón. Ni dinero ni fama, como intentarán hacerte creer ―sermoneó el viejo mientras se acercaban a la señora Martens para obtener las últimas explicaciones sobre el viaje.

    Chris se detuvo.

    Estaba nervioso y su cara estaba cansada y afectada. Había pasado los últimos días sin dormir tratando de decidir si esta era la elección correcta: dejar a su abuelo, a sus amigos, su casa para ir al extranjero y convertirse en actor.

    Finalmente había tomado la decisión, pero ahora, frente a la mirada temerosa y desconcertada de Leny causada por la alteración y el cambio, sentía una punzada de indecisión en su corazón.

    La vio acercarse a él asustada y temblorosa, ceñida en su chaqueta vaquera.

    ―Emily ya está en el auto ―le avisó en voz baja, tratando de no mirarle a los ojos porque temía no poder contener las lágrimas. Esa sería la última vez que hablaría con él en mucho tiempo.

    ¿Cómo podría dormirse sin la compañía de aquella lámpara encendida hasta altas horas de la noche o salir con el resto del grupo sin su presencia para protegerla y tranquilizarla?

    Pero, sobre todo, ¿cómo podría vivir sin tenerlo cerca cada día de su vida?

    De repente, abrumada por las emociones, se cierra aún más la chaqueta.

    ―¡Estás temblando! Deberías ponerte algo más calentito, si no quieres resfriarte ―se preocupó él inmediatamente, frotando vigorosamente sus brazos y luego su espalda para calentarla.

    Pocos segundos después se sintió sobrecogida por uno de los abrazos más cálidos y dulces de Chris.

    ¿Cómo podría dejarlo ir?

    No podía.

    Presa de sus propias emociones, se encontró llorando silenciosamente contra el pecho del chico.

    Lo abrazó instintivamente con todas sus fuerzas.

    ―Te echaré de menos, Leny ―confesó él besando su pelo castaño claro.

    Ella deseaba poder decirle que también lo extrañaría mucho, pero se quedó callada temiendo no poder controlarse y acabar rogándole que no se fuera.

    ―Pero tengo que hacerlo. ¿Lo entiendes? ―continuó con voz decidida y seria―. Te prometo que me convertiré en un actor rico y famoso, y te compraré una casa para ti y para tu madre. Te haré feliz.

    ¿Pero qué sería la felicidad para ella si él no iba a estar cerca?

    Lentamente se apartó de él y le miró a los ojos, a pesar de que las lágrimas le empañaban la vista.

    Se perdió en esos fantásticos ojos verdes que siempre la miraban con cariño y dulzura.

    Ella sabía cuántas dificultades había tenido que enfrentar en su joven vida, y ahora el destino le estaba dando la oportunidad de cambiar su futuro como a menudo había deseado.

    ―No me importa si te conviertes en un actor rico y famoso. Solo deseo que seas feliz.

    «Incluso aunque sea sin mí».

    Ella lo vio dudar y agarrarse la mandíbula con nerviosismo, sus ojos estaban acuosos por la tristeza.

    A pesar de las lágrimas en su cara, con forma de corazón, ella sonrió tímida y simplemente le rozó la barbilla afeitada con las yemas de los dedos.

    Sorprendido por ese toque inesperado, agarró la mano de ella y la llevó a su corazón.

    Siguieron mirándose fijamente hasta que el peso del momento se hizo insoportable.

    ―¿Me extrañarás, Leny? ―preguntó con voz ronca, rodeando su cara con sus manos.

    La pregunta entró como un tsunami en la ya débil psique de Leny, y ella estalló en un gemido incontrolado que la hizo casi caer.

    Afortunadamente Chris seguía abrazándola fuerte y eso evitó que cayera al suelo.

    Tan pronto como Leny volvió en sí, Chris relajó su abrazo y los dos se encontraron perdidos el uno en los ojos del otro.

    Aunque se conocían desde que ella tenía solo tres años, en los últimos dos las cosas habían cambiado. Leny había empezado a mirarlo de una manera distinta y deseaba un contacto físico más cercano con él.

    Como las otras chicas, ella también había empezado a mirar a los chicos bajo una luz diferente de un tiempo a esta parte, y miraba a Chris por la ventana cuando

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